CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
āNo soy muy bueno tirando āadmitió Braulio sonrojado.
āEso no es nuestro problema āGuido era experto en balonmano y sabĆa que DomĆ©nico era un lanzador bastante talentoso. ParecĆa que finalmente encontraron la ronda donde podrĆan poner a Braulio de rodillas.
āĀæCuĆ”l es el castigo? ācontinuó Braulio.
āAl principio pensĆ© que podrĆamos golpearte las bolas, lo siento, al perdedor, quiero decir āle guiñó un ojo a Guidoā. Pero me doy cuenta que tienes unas buenas bolas, Āæverdad?
āEmn... sĆ... āBraulio tragó saliva.
āAsĆ que el perdedor tendrĆ” que acostarse y dejar caer una pelota sobre las bolas con tanta frecuencia como el ganador quiera.
āOh, eso suena brutal āsonrió Guido.
āChicos... es demasiado brutal. Quiero decir, Āæsabes cuĆ”n pesadas son las pelotas de balonmano?
āSĆ, lo sabemos ādijeron Guido y DomĆ©nico al unĆsono.
āVamos, no seas aguafiestas ābromeó Guidoā. SerĆ”n 10 anotaciones y el que haga la menor cantidad pierde.
āEstĆ” bien āasintió Braulio, suspirandoā. EstĆ” bien.
Sacaron algunas de pelotas del armario y finalmente se pusieron de pie al lado de la ventana de la habitación donde se veĆa la lluvia caer.
āĀæQuiĆ©n quiere comenzar? āpreguntó DomĆ©nico.
āYo ādijo Guido.
Sin mĆ”s preĆ”mbulos, agarró la primera pelota, era suave y elĆ”stica; quizĆ”s tenĆa el diĆ”metro de su antebrazo. La pesó brevemente en la mano y trató de medir su trayectoria. La papelera se encontraba a 2 metros de distancia.
Levantó la pelota sobre su cabeza, apuntó y lanzó.
Observó cómo la pelota golpeaba el suelo a un metro de la canasta.
āMala suerte, Guido.
āA la siguiente encesto.
Agarró la siguiente bola, que tenĆa la misma forma que la primera, apuntó, y la arrojó nuevamente.
āTodavĆa tienes ocho intentos.
āEstoy practicando para el siguiente āprometió.
Y entonces agarró otra pelota, apuntó, y encestó. āĀ”SĆ! ātriunfó, levantando los brazos con confianza.
āBuena esa ācomentó DomĆ©nico. Braulio sólo tragó nerviosamente.
Los siguientes intentos fueron excelentes para Guido.
āEres bueno ādijo Braulio con pesar.
āSĆ. De diez rondas logre siete. No estuvo mal.
āDĆ©jame intentarlo āinstó DomĆ©nico. Se levantó concentrado, apuntó a la canasta, entrecerró los ojos y hundió la primera pelota.
āMuy bien āelogió Guido.
āSiempre he sido bueno ārespondió DomĆ©nico, agarrando la siguiente pelota.
Logró golpe tras golpe; solo en el octavo apuntó a un lado pero todos los demÔs entraron a la papelera.
āNueve de diez. Impresionante āaplaudió Guido.
āRealmente... muy ...bien āse rió Braulio.
āTienes que marcar ocho goles, Braulio. O al menos siete para empatar āsonrió DomĆ©nicoā. Uno de ustedes recibirĆ” una pelota en sus huevos nueve veces.
Con dedos temblorosos, Braulio tomó la primera bola y se levantó. Adoptó la mejor actitud, pero Doménico ni Guido se tomaron la molestia en elogiarlo. Miró la canasta y luego extendió la mano para arrojar el balón.
La pelota golpeó la pared detrÔs de la canasta a dos metros de distancia.
āPrimer intento āse rió DomĆ©nicoā. No puedes ser mejor que yo.
āJoder āmurmuró Braulio y con enojo agarró la siguiente pelota.
El segundo, tercero y cuarto intento no llegó a la canasta. Aliviado, Guido dejó escapar un suspiro al ver lo mal que Braulio estaba lanzando. Pasaron dos tiros mÔs, pero cerca de la canasta, y ninguno la penetró.
La séptima camada aterrizó sorprendentemente en la meta.
āY finalmente encesta el objetivo āse rió Guidoā. ContinĆŗa, hermano.
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Braulio |
Resignado, Braulio Chacón agarró la siguiente pelota. Encestó el gol, no siendo suficiente.
āDos de diez āsonrió Guido.
āMuy bien, gente. MuĆ©strenme lo que tienen.
āFinalmente lo logramos āsonrió Guido acercĆ”ndose. ĀæCuĆ”nto tiempo habĆa estado esperando que Braulio perdiera? Dejó que su mirada recorriera su cuerpo, su torso y luego su pantalón.
āĀæEstĆ”s seguro que no quieres desnudarte? āsonrió Guido.
āSĆ.
Se quedó allà con las piernas abiertas, quedÔndose Guido un poco decepcionado.
DomĆ©nico caminando desnudo se acercó a ellos. āTodavĆa me duelen las bolas por los pesos ārebelóā. Toma un poco de tu propia medicina, Braulio.
Con eso, dejó que su rodilla llegara contra su entrepierna, retorciendo el suspiro prolongado de Braulio.
āMuy bien, DomĆ©nico.
Sin esperar, empujó la otra rodilla hacia adelante y la estrelló contra los huevos de Braulio, hasta que cayó jadeando.
Braulio gimió, sosteniendo su estómago mientras se retorcĆa en el suelo.
āEso fue solo el comienzo. Nueve balonazos te esperan.
āOh, mierda āse lamentó Braulio, mirĆ”ndolos con miedo..
āAcuĆ©state, cariƱo āle dijo Guidoā. Sobre tu espalda... sĆ. Patas separadas para que tus huevos no puedan escapar a ningĆŗn lado. SĆ, maravilloso.
āPodemos tomar turnos āsugirió DomĆ©nicoā. Nueve en total.
Sin decir palabra, Doménico soltó la pelota, que cayó torpemente y golpeó a Braulio con sonido poco saludable. El hombre saltó salvajemente y gritó en voz alta.
āOh, oh āse lamentóā. Mierda...
āEs divertido ācomentó DomĆ©nico, recogiendo una pelota y entregĆ”ndosela a Guido, quien estaba interesado en pesarla en sus manos.
āVamos, debilucho. Ā”Ponte de nuevo abierto!
Gimiendo, pero obedientemente, Braulio se colocó sobre su espalda y miró a Guido, que sostenĆa el balón a la altura de la cabeza. Lo dejó caer alegremente y observó cómo la pelota aceleraba e invadĆa violentamente la entrepierna de Braulio.
āĀ”Ah! Ā”Oh! Mierda...
Los ojos de Braulio se entrecerraron; Se le habĆa formado una ligera capa de sudor en la frente y se le habĆan tensado los mĆŗsculos del brazo y pecho. Pero se quedó de espalda, por lo que DomĆ©nico aprovechó la oportunidad para recoger la pelota y dejarla caer sin previo aviso.
Braulio, que tenĆa los ojos cerrados, golpeó la pelota sin estar preparado. Gritó en voz alta y rodó.
āOh, joder. Mis huevos, mis huevos, mis huevos ...
āSe sienten bien, Āæno? āse rió DomĆ©nico, intercambiando una mirada divertida con Guido.
āSĆ. A estas alturas casi tienen la consistencia de una gelatina.
Braulio no dijo nada, solo mantuvo los labios apretados, mirandolos fijamente. Mientras tanto, Guido recogió una pelota.
āĀæListo?
āNo āmurmuró Braulio suavemente.
El grito espeluznante de Braulio, indicó el golpe certero de la pelota.
āJe, je, maldición, hoy vamos a tener huevos revueltos para la cena āse rió DomĆ©nico, agarrando sus genitales mientras Braulio gimoteaba suavemente y cruzaba los brazos sobre su entrepiernaā. Vamos, cinco disparos mĆ”s. No seas debilucho.
āTodo es karma ācoincidió Guido, riendoā. TenĆas que darte cuenta de que tambiĆ©n recibes tu parte.
āAleja la mano de los huevos āexigió DomĆ©nico, con tono estricto. Sostuvo la pelota en sus manos nuevamente, Braulio solo lo miró con tristeza y con dificultad retiró las manos. Se estremeció cuando la pelota comenzó a caer, gracias a su suerte no le pisó los testĆculos sino que golpeó a un lado de su cadera.
āOh, DomĆ©nico, me estĆ”s decepcionando āse quejó Guido y tomó la pelotaā. Casi anotas todos los golpes y ahora pierdes esta oportunidad.
āAcabo de usar toda mi fuerza āse defendió DomĆ©nico. Sus mejillas se sonrojaron y tomaron el mismo color que sus huevos.
āClaro ācon esas palabras, Guido dejó caer su balón sobre la entrepierna de Braulio. Dando en el blanco. Braulio rodó, gritando, tensando los mĆŗsculos de todo su torso.
āMis bolas van a estallar āgimió, mirĆ”ndolos con cara ansiosa y de miedo. Apretó sus manos temblorosas alrededor de la pelota para evitar que la dejaran caer nuevamente, pero DomĆ©nico se inclinó rĆ”pidamente y se la quitó de mano. Se la entregó a Domenico que no dudó en arrojarla contra el desdichado Braulio.
Pero en esa oportunidad la punterĆa volvió a fallar aterrizando en su vientre. Braulio gimió ruidosamente y rodó, con las manos entrelazadas.
āTienes que darle con toda tu fuerza āGuido frunció el ceƱo y rĆ”pidamente agarró la pelota. Luego pateó la rodilla de Braulio hasta que, despuĆ©s de unos segundos, gruñó y gimió sobre su espaldaā. Ok, penĆŗltima caĆda. La diversión ya terminó, Braulio.
Levantó la pelota hasta su cabeza y la dejó caer. Mientras tanto, sus ojos fueron atraĆdos por DomĆ©nico, quien habĆa levantado su polla y acarició sus bolas con su otra mano. DistraĆdo por la vista de su amigo, no prestó mucha atención al lugar donde dejó caer la pelota, por lo que esta vez aterrizó sobre el estómago de Braulio con un sonido torpe.
āOoh ājadeó, sosteniendo su estómago donde la pelota dejó una marca.
āĀæQuiĆ©n puede apuntar tan terriblemente, Guido? āsonrió DomĆ©nico, dejando caer sus testĆculos nuevamente. Guido simplemente se encogió de hombros disculpĆ”ndose.
āTambiĆ©n usĆ© mi fuerza ādijo.
āĀ”Me miraste la polla, admĆtelo! āDomĆ©nico se rió y agarró la pelota de nuevo.
āBueno... tal vez un poco. QuerĆa ver si queda algo de vida en ella.
āUn poco, sĆ āasintió DomĆ©nico. Volvió la mirada hacia Braulio, que no dijo nada, pero escuchó en silencio la conversación y esperaba el Ćŗltimo golpe mientras intentaba suprimir el dolor en sus partes.
Doménico levantó la pelota por encima de su cabeza y luego la estrelló en la entrepierna de Braulio.
Esta vez dio en el blanco, y el sonido del impacto fue mÔs fuerte que cualquier otro. Doménico y Guido se rieron a carcajadas cuando Braulio gimió y jadeó, retorciéndose en el suelo con los ojos cerrados.
āĀ”Buen trabajo! āsonrió Guido.
āCreo que nuestro colega necesita reponerse de sus testes.
āEn todo caso. TambiĆ©n se ha dado cuenta de que es el mĆ”s dĆ©bil de todos nosotros ārespondió DomĆ©nico.
āSĆ, no puede hacer nada. Grandes huevos y resistencia miserable ācoincidió Guido.
āOoh āsuspiró Braulioā. No, quiero seguir jugando. Me quedarĆ© sin papas.
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Domenico |
Hicieron un descanso durante unos minutos, bebieron un par de vasos de agua y luego se tumbaron en las sillas, DomĆ©nico quedó sentado con las piernas cruzadas, ocasionalmente mirando sus huevos. Guido se sentó frente a Ć©l. Braulio se recostó en la silla, sobando sus huevas varias veces mientras hacĆa una mueca con su rostro, ocasionalmente evocando una sonrisa en el rostro de Guido y DomĆ©nico.
āĀæPuedo ofrecerle a alguien algo de comer? āpreguntó Braulio levantĆ”ndose de la silla con dificultad.
āĀæUnos huevos fritos, tal vez? āse rió DomĆ©nico, lo que hizo que Guido sonriera.
āDespuĆ©s de todo, los huevos encajan bien en los platos deportivos āagregó DomĆ©nicoā. Contiene un alto contenido de proteĆnas. Perfecto para desarrollar mĆŗsculo.
āGracias por la información ārespondió Braulio con una sonrisa dĆ©bil. Enterró las manos en sus bolsillosā. Creo que hoy perdĆ el apetito por los huevos.
Desapareció de la sala, dejando atrÔs a sus dos amigos. Bostezando, Doménico estiró su torso desnudo antes de regresar su mano a la entrepierna.
āUn par de suplementos para el desarrollo muscular despuĆ©s del entrenamiento no nos harĆ” daƱo āsuspiró Guido, levantĆ”ndose tambiĆ©n y estirando las piernasā. Hicimos un buen trabajo hoy.
āYa sĆ© que maƱana tendrĆ© dolor en los mĆŗsculos y en las bolas.
Un momento despuĆ©s, la puerta se abrió de nuevo y Braulio entró. Caminaba erguido y valientemente por el vacĆo gimnasio, apenas reconocĆa el dolor. Se sentó junto a sus amigos a descansar. Afuera la lluvia estaba aminorando.
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