El reloj de oro - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

16 nov 2019

El reloj de oro

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HIOMBRE
SEXO HOMOSEXUAL

   Freddy se mirĆ³ en el espejo para asegurarse de que se veĆ­a bien. 

   —No estĆ” mal —sonriĆ³ mientras ajustaba el cuello de la camisa alrededor de su lazo azul. El ejecutivo en ascenso de veintisĆ©is aƱos mirĆ³ el corte a medida de su traje. —Solo lo suficientemente ajustado para que las chicas de la oficina vean que hago ejercicio, pero no tan apretado para mostrar intencionalmente cuĆ”n jodidamente sexy me veo en comparaciĆ³n con los patĆ©ticos otros muchachos de la oficina —se riĆ³ en voz alta mientras abrochaba el botĆ³n. Freddy llenaba muy bien el conjunto oscuro de su ropa al tener cada porciĆ³n de mĆŗsculos en el lugar correcto. Sus ojos azules observaron el perfil notablemente impresionante de su paquete en los pantalones ajustados. DoblĆ³ ligeramente las rodillas para asegurarse de que el material subiera por sus muslos lo suficiente como para abrazar discretamente su piel y mostrar asĆ­ sus dotes masculinas para mejor efecto. —SĆ­, eso servirĆ” —murmurĆ³ mientras se peinaba el corto cabello castaƱo claro y aplicaba gel para darle el aspecto ejecutivo que la compaƱƭa requerĆ­a. —Ese viejo maricĆ³n con el que me encuentro tendrĆ” una buena vista cuando me siente frente a Ć©l. MantendrĆ© la concentraciĆ³n del viejo maricĆ³n distraĆ­da para que pueda pasarme los detalles del contrato antes de que se dĆ© cuenta de lo jodido que estarĆ” despuĆ©s de firmar.

   SonriĆ³ mientras recordaba cĆ³mo habĆ­a jugado con aquel hombre maduro cuyo negocio los jefes de Freddy deseaban adquirir a bajo precio. El propietario habĆ­a construido su pequeƱa tienda de servicios en una valiosa cadena nacional. Freddy habĆ­a asegurado a sus jefes que Ć©l era el hombre que los ayudarĆ­a a conseguir esa compaƱƭa. Durante semanas habĆ­a explorado los antecedentes del hombre y sus negocios. Pronto descubriĆ³ que el maduro empresario tenĆ­a una debilidad por los hombres jĆ³venes bien vestidos y que alguna vez practicaron algĆŗn deporte. El ejecutivo de mĆ”s edad tenĆ­a el hĆ”bito contratar a esos muchachos para que trabajaran para Ć©l. Preparado con el conocimiento de la vulnerabilidad de su presa, Freddy se asegurĆ³ durante sus encuentros iniciales mencionar su experiencia como ex jugador de fĆŗtbol. Con eso invitĆ³ al hombre a varios eventos deportivos en la ciudad. El joven apuesto siempre se aseguraba de vestirse con trajes ajustados que fueran confeccionados a su medida, de una manera que resaltara su redondo trasero junto a su impresionante bulto. Freddy estaba complacido de observar al hombre mayor que siempre intentaba verlo sutilmente y aĆŗn mĆ”s feliz de cĆ³mo el ejecutivo se ponĆ­a nervioso cada vez que Freddy se acercaba a Ć©l. En mĆ”s de una ocasiĆ³n, Freddy se habĆ­a quitado casualmente la chaqueta para que el hombre tuviera una vista agradable y sin obstĆ”culos de sus anchos hombros y de cĆ³mo su torso se estrechaba hasta su cintura.

   Para su Ćŗltima reuniĆ³n de negocios, el hombre mĆ”s joven se vistiĆ³ (sabiendo que se veĆ­a aĆŗn mĆ”s sexy), con ese traje caro reciĆ©n comprado. —Voy a joderte, viejo —, reflexionĆ³ mientras salĆ­a de su departamento en una parte moderna de la ciudad. Mientras tomaba el elevador hacia la limosina de la compaƱƭa que lo esperaba, recordĆ³ cĆ³mo el hombre mayor prĆ”cticamente habĆ­a babeado en su Ćŗltimo encuentro. Freddy habĆ­a rozado repetidamente su musculoso muslo contra el hombre mientras estaban sentados mirando un partido de fĆŗtbol. Claramente, el hombre tendrĆ­a la impresiĆ³n, como Freddy habĆ­a querido, que el semental se le insinuaba. El jefe de la compaƱƭa le sonriĆ³ a Freddy, quien le dirigiĆ³ un guiƱo astuto lo suficientemente seductor como para prometer mĆ”s. 

   —Joder —reflexionĆ³ Freddy alegremente al recordar su Ćŗltima reuniĆ³n—. Ese maricĆ³n casi saltĆ³ de una erecciĆ³n cuando accidentalmente dejĆ© caer algunos papeles y doblarme justo en frente de Ć©l. Juro que despuĆ©s de eso, el maricĆ³n estaba constantemente viendo mi trasero. Apuesto a que corriĆ³ a casa para masturbarse pensando en mi.

   Ayer Freddy habĆ­a llamado al hombre para establecer conversaciones contractuales. Hoy formalizarĆ­a todo. —Una vez que podamos hacer este contrato, JosĆ© Luis —habĆ­a dicho Freddy sugestivamente—. Podemos poner los negocios de lado y pasar el rato en un nivel menos profesional.

   —Eso serĆ­a genial, Freddy —, habĆ­a respondido el hombre—. Siento que tĆŗ y yo tenemos conexiĆ³n. De hecho, pienso en ti de la misma manera que pienso en los otros jĆ³venes que trabajan para mĆ­. QuizĆ”s despuĆ©s de hoy podamos trabajar juntos en un proyecto en conjunto como lo hago con algunos de los muchachos que trabajan para mĆ­.

   Freddy sacudiĆ³ la cabeza con disgusto al escuchar al hombre referirse a Ć©l como un joven. QuerĆ­a decirle a ese estĆŗpido que no era un jovencito cualquiera y que no iba a trabajar para Ć©l, pero se contuvo para no arruinar sus planes. EscuchĆ³ en silencio y permitiĆ³ que el otro hombre continuara divagando sobre su posible conexiĆ³n futura de una manera que indicaba sutilmente que el hombre de negocios esperaba algo mĆ”s Ć­ntimo para ellos en sus futuros encuentros. Eres un patĆ©tico maricĆ³n, pensĆ³ Freddy mientras escuchaba al hombre hablar. El Ćŗnico contacto que recibirĆ”s de mĆ­ es el que me vas a firmar. Finalmente la conversaciĆ³n terminĆ³ con todo listo.

   El presumido joven se dio un Ćŗltimo vistazo al espejo y luego se dirigiĆ³ a su transporte en espera. Cuando subiĆ³ al auto oyĆ³ sonar su celular. —¿Hola? —dijo preguntĆ”ndose quiĆ©n lo llamarĆ­a.

   —Freddy, es JosĆ© Luis otra vez. Mira, antes de que nos encontremos me gustarĆ­a... bueno... hay un relojero que hace prendas muy especiales para mĆ­ y... bueno, me gusta regalar a los hombres jĆ³venes que pudieran trabajar para mi. Mi amigo diseĆ±Ć³ un reloj de bolsillo de oro macizo con su propia cadena de oro que pensĆ© que te gustarĆ­a usar cuando estĆ©s vestido con un traje elegante —dijo el hombre tosiendo antes de continuar—. QuerĆ­a comprarlo para agradecerte por tu amistad y consolidar nuestra conexiĆ³n. QuerĆ­a que lo vieras primero asĆ­ que... —la voz del hombre se desvaneciĆ³.

   Freddy sonriĆ³ para sĆ­ mismo y pensĆ³ cuĆ”n estĆŗpidamente maricĆ³n era al comprarle un regalo. Entonces, pensĆ³, ¿por quĆ© no aceptarlo? DespuĆ©s de todo, la cadena de oro de un reloj de bolsillo se verĆ­a elegante colgada de su chaleco. AdemĆ”s, merecĆ­a una compensaciĆ³n ademĆ”s de la recompensa de su compaƱƭa anticipada al ascenso y bonificaciĆ³n como un regalo adicional por simplemente pasar el rato con el viejo maricĆ³n. —Enviame la direcciĆ³n, JosĆ© Luis —dijo divertido por el evidente hambre que detectĆ³ en la voz del seƱor. 


   Cuando recibiĆ³ la ubicaciĆ³n precisa, Freddy se recostĆ³ con aire de suficiencia en el asiento de la limosina e imaginĆ³ la expresiĆ³n de la cara del hombre cuando, una vez que obtuviera su firma en los contratos, le dijera cuĆ”nto odiaba a los maricones. Le dio al conductor las instrucciones. Unos minutos mĆ”s tarde llegĆ³ a la tienda. 

   —Puedes seguir sin mi, amigo —informĆ³ Freddy al conductor—. Voy a dar un paseo con el magnate con quien estoy haciendo negocios —entrĆ³ en la tienda. Para su sorpresa, parecĆ­a vacĆ­a de clientes, excepto JosĆ© Luis. Estaba parado frente a un largo mostrador de vidrio detrĆ”s del cual se encontraba un anciano sonriente y arrugado que parecĆ­a tener cientos de aƱo.

   —AquĆ­ estĆ”, Marcial —dijo JosĆ© Luis alegremente—. MuĆ©strale al muchacho el reloj.

   Freddy se encogiĆ³ ante el uso del tĆ©rmino muchacho, pero reprimiĆ³ su disgusto y se consolĆ³ al pensar en lo pronto que este muchacho arruinarĆ­a a ese maricĆ³n. Se acercĆ³ al mostrador y se enfrentĆ³ al viejo.

   —SĆ­, muĆ©strame el reloj —le dijo al dueƱo de la tienda.

   El viejo abriĆ³ la parte de atrĆ”s del mostrador y sacĆ³ un reloj de bolsillo con su larga cadena de oro. —Esta es una pieza inusual, joven —dijo mientras lo colgaba frente a los ojos de Freddy. —Mira los intrincados diseƱos del artĆ­culo.

   Freddy mirĆ³ el reloj. —Puedo verlo, claro —respondiĆ³ mientras su visiĆ³n captaba los extraƱos diseƱos grabados en la carcasa exterior del reloj. El inusual diseƱo del objeto lo intrigĆ³.

   Marcial dejĆ³ que el reloj se balanceara directamente en la lĆ­nea de visiĆ³n de Freddy. —Ves las figuras grabadas en este reloj realmente parecen moverse si concentras tu vista en ellas lo suficiente. De hecho —continuĆ³ diciendo mientras Freddy se enfocaba para ver los movimientos sobre el objeto.

   —Interesante —respondiĆ³ mientras miraba el objeto oscilante. El reloj parecĆ­a tener algo que lo fascinaba. Se inclinĆ³ mĆ”s para verlo mejor. Mientras miraba el reloj, las figuras parecĆ­an moverse. DespuĆ©s de unos minutos, una vaga desorientaciĆ³n se apoderĆ³ de Ć©l, —Creo que los veo pero m.. —murmurĆ³ cuando su mente comenzĆ³ a girar. ParpadeĆ³ y luego se frotĆ³ los ojos por un segundo—. Sin embargo, me siento un poco mareado —dijo lentamente mientras volvĆ­a a mirar el reloj.

   —MantĆ©n tu enfoque en eso —dijo Marcial con insistencia mientras aumentaba los movimientos oscilantes del reloj.

   Freddy mirĆ³. Sus pupilas siguieron todos sus movimientos. —Mierda —suspirĆ³.

   —Eres un buen muchacho, realmente mira el reloj —Marcial instruyĆ³ alentadoramente.

   —Mira el reloj —respondiĆ³ Freddy sin siquiera pensar en cĆ³mo Marcial acababa de usar la palabra 'muchacho' en Ć©l. En el reloj de bolsillo oscilante era todo en lo que se estaba concentrando. DespuĆ©s de un rato, experimentĆ³ un cansancio de su conciencia. —Mira el reloj —repitiĆ³ en lo que una mirada opaca apareciĆ³ en sus ojos, y sus pupilas se dilataron ligeramente. Marcial vio esto y asintiĆ³ a JosĆ© Luis.

   —El reloj se ve muy bonito, cierto —susurrĆ³ Marcial—. Es tan lindo que no puedes dejar de mirarlo —dijo una y otra vez mientras Freddy fijaba su visiĆ³n Ćŗnicamente en el objeto—. No puedes mirar hacia otro lado. ¡No quieres mirar a otro lado!

   Freddy descubriĆ³ que no podĆ­a apartar los ojos del reluciente reloj. —Bonito. Bonito —murmurĆ³ mientras el objeto brillante se movĆ­a seductoramente ante Ć©l. Su respiraciĆ³n se profundizĆ³ y despuĆ©s de unos momentos dio un profundo suspiro de satisfacciĆ³n. Una sonrisa tonta apareciĆ³ en su hermoso rostro mientras miraba el reloj en constante movimiento. Todo lo demĆ”s perdiĆ³ el foco.

   —Freddy, ¿puedes oĆ­rme? —el viejo dueƱo de la tienda le susurrĆ³ al aturdido ejecutivo. Freddy asintiĆ³ con la cabeza—. El reloj quiere que me escuches y hagas lo que te indique —declarĆ³ Marcial con firmeza mientras dejaba que el objeto hiciera su trabajo visual.

   —SĆ­ —respondiĆ³ Freddy con voz ronca, sin apartar nunca la vista del brillante marcador que ahora lo paralizaba tanto. PermaneciĆ³ rĆ­gido en el mostrador, su poderoso pecho subĆ­a y bajaba en respiraciĆ³n rĆ­tmica mientras se rendĆ­a ante el hermoso resplandor del reloj—. Escucha y haz lo que se te ordena —repitiĆ³.

   —Ya estĆ” listo —dijo el relojero a JosĆ© Luis, quien asintiĆ³ con la cabeza—. EstĆ”s listo, muchacho —el viejo relojero se riĆ³ entre dientes mientras agitaba una mano frente al guapo ejecutivo, disfrutando de lo atĆ³nito que se habĆ­a vuelto el joven despuĆ©s de ser arrogante—. Creo que serĆ”s un toro joven y dĆ³cil, ¿verdad muchacho? —dijo el dueƱo de la tienda mientras veĆ­a a JosĆ© Luis acercarse a la parte trasera de Freddy.

   —DĆ³cil —respondiĆ³ Freddy, embelesado por los movimientos del reloj de bolsillo que se movĆ­a en su lĆ­nea de visiĆ³n. El hombre mĆ”s joven sintiĆ³ la firmeza del torso del ejecutivo mĆ”s viejo presionĆ”ndolo hacia adelante contra el mostrador de vidrio que aplastaba su polla y sus bolas apretadas a lo largo de la superficie dura haciĆ©ndole daƱo. —Mierda —gruĆ±Ć³ cuando el Ć”rea de su entrepierna comenzĆ³ a chocar una y otra vez contra la superficie dura.

   —Realmente quieres rendirte al poder de este hombre —siseĆ³ Marcial—. Los placeres que te da cuando te toma especialmente asĆ­. Siente ese calor, Freddy. Experimenta la emociĆ³n de este seƱor golpeando tu polla y tus bolas en mi mostrador.

   Cuando Freddy sintiĆ³ que su virilidad se exprimĆ­a repetidamente, un destello de total satisfacciĆ³n sensual surgiĆ³ en Ć©l. —Oh, ay —gruĆ±Ć³ al descubrir que habĆ­a comenzado a ponerse empalmado en los estrechos lĆ­mites de su ropa interior en el pantalĆ³n ajustado. Su respiraciĆ³n se hizo profunda. El chaleco que llevaba se estiraba a su alrededor como una banda reconfortante. La sensaciĆ³n continua de tener su escroto full de semen siendo aplastado se volviĆ³ altamente erĆ³tico.

   —SĆ­ —el relojero gimiĆ³ a su oĆ­do—. Te gusta, muchacho. Ese duro mostrador machaca tu polla y tus huevos. Ve, muchacho, ve con eso. Es como si la superficie de cristal te estuviera sacudiendo. ¡SiĆ©ntelo y desĆ©alo! —murmurĆ³ con fuerza mientras el cerebro del joven bebĆ­a las palabras en su conciencia—. Te estĆ” masturbando usando el mostrador. Es tan deseable. Ɖste maduro toma el control de tu virilidad sin siquiera tocarte.

   —Mierda —respondiĆ³ Freddy entre dientes mientras la sensualidad reciĆ©n instruida de este tipo de masturbaciĆ³n llenaba su cerebro. Su polla se elevĆ³ a su altura mĆ”xima cuando JosĆ© Luis aumentĆ³ sus movimientos moliendo sus genitales cada vez mĆ”s fuerte sobre la superficie plana del mostrador—. LlevĆ”ndome —gimiĆ³ mientras se recostaba sobre JosĆ© Luis sumisamente. De repente, sin previo aviso, JosĆ© Luis agarrĆ³ el cabello de Freddy para empujar su torso sudado hacia adelante, enviando su cuerpo musculoso y duro sobre la superficie del mostrador—. Carajo —gruĆ±Ć³ Freddy cuando su hermoso rostro golpeĆ³ la encimera de vidrio. Sin previo aviso, experimentĆ³ la abrumadora sensaciĆ³n de la forma masculina de JosĆ© Luis sobre Ć©l. Una oleada de rendiciĆ³n abrumadora lo llenĆ³ tanto en su mente como en su grueso pene que luchaba por romper el pantalĆ³n.

   —Todo bien vestido, eh muchacho —dijo JosĆ© Luis bruscamente mientras aplastaba la entrepierna de Freddy—. Vestido tan sexy en tu traje ajustado, pero ahora retorciĆ©ndote debajo de mĆ­ como una perra, ¿eh? —se riĆ³.

   Freddy levantĆ³ la cabeza para decir algo en seƱal de protesta, pero al hacerlo, una vez mĆ”s vio el reloj que todavĆ­a tenĆ­a un movimiento crĆ­tico delante de sus ojos.

   —Necesitas escuchar a JosĆ© Luis, muchacho —dijo el dueƱo de la joyerĆ­a—. Anhelas obedecerlo —continuĆ³ diciendo en voz baja pero firme mientras Freddy lo absorbĆ­a todo en su psique—. Dile a JosĆ© Luis lo mucho que quieres obedecerlo. CĆ³mo ser follado por Ć©l de alguna manera te pone tan duro, muchacho.

   Cuando el hombre pronunciĆ³ esas palabras, JosĆ© Luis aumentĆ³ sus movimientos, haciendo que Freddy subiera sobre el mostrador y asĆ­ aumentara la placentera presiĆ³n que la superficie plana contra su furiosa erecciĆ³n—. Oh, oh, oh —se quejĆ³ mientras su cerebro asimilaba las Ć³rdenes—. JosĆ© Luis... oh hombre, mi pene estĆ” tan duro... por favor... fĆ³llame —repitiĆ³ mientras su mente agitada procesaba todo y lo encerraba en su nĆŗcleo mental—. Oh, Dios mĆ­o, mis huevos me estĆ”n doliendo —jadeĆ³ mientras su masculinidad fuertemente luchaba sin Ć©xito para engrosarse aĆŗn mĆ”s en el apretado pantalĆ³n de traje. ComenzĆ³ a empujar su estrecha espalda para darle a su erecciĆ³n mĆ”s espacio dentro de sus calzoncillos solo para experimentar un creciente calor sensual cuando la cadera de JosĆ© Luis lo empujĆ³ hacia el mostrador con mĆ”s fuerza—Ay, JosĆ© Luis... penĆ©trame —se quejĆ³. Las palabras hicieron sonreĆ­r a los otros dos hombres. ¡Freddy era de ellos!

   —Es hora de reventar este trasero, muchacho —gruĆ±Ć³ JosĆ© Luis cuando lo sostuvo para tomar un pequeƱo cuchillo que el relojero le entregĆ³.

   —Huh —gruĆ±Ć³ el hombre mĆ”s joven, apenas consciente de la sensaciĆ³n de ser penetrado mientras su cuerpo estaba encerrado en el traje firmemente ajustado que llevaba puesto. Su poderoso pecho tensĆ³ los botones de su chaleco mientras que el confinamiento de su entrepierna parecĆ­a hacer que su excitaciĆ³n fuera aĆŗn mayor. A esas alturas, las acciones de JosĆ© Luis lo estaban volviendo loco de calor erĆ³tico. Apenas lo percibiĆ³ cuando el hombre  cortĆ³ hĆ”bilmente la entrepierna del pantalĆ³n de Freddy y el algodĆ³n de su Calvin para abrir un pequeƱo agujero en el Ć”rea de la abertura de su trasero.

   —Crees que fui un estĆŗpido —se riĆ³ JosĆ© Luis mientras se desabrochaba el pantalĆ³n y sacaba su pija erecta—. SabĆ­a que estabas intentando joderme, pero decidĆ­ seguirte el juego. Estabas tan seguro de mi estupidez. TenĆ­as una actitud tan petulante que hiciste que esto se volviera mĆ”s agradable —entonces deslizĆ³ su erecciĆ³n en el  agujero en la ropa de Freddy y luego bajĆ³ con fuerza sobre las nalgas redondas y musculosas del joven ejecutivo. Pronto su polla llegĆ³ a la entrada anal de Freddy. JosĆ© Luis tensĆ³ las piernas y embistiĆ³ hacia adelante. GruĆ±Ć³ mientras follaba el ano que, hasta ese momento, habĆ­a sido inviolable—. ¡EstĆ”s vestido como me gusta que estĆ©n mis muchachos cuando los follo! —se riĆ³ al sentir que su virilidad se movĆ­a mĆ”s allĆ” de las defensas del joven.

   Freddy estaba tan ocupado deleitĆ”ndose con las sensaciones que experimentaba al tener su polla clavada en la superficie del mostrador que al principio no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que su agujero anal sintiĆ³ la extraƱa invasiĆ³n. 

   —Ah, oh, joder —dijo en protesta cuando JosĆ© Luis comenzĆ³ a sumergirse mĆ”s profundamente en su trasero virginal—. ¡Mi culo! —llorĆ³ al sentir que su agujero se abrĆ­a bruscamente. TratĆ³ de retorcerse, pero el mostrador lo mantuvo bajo control. ChillĆ³ en vano al darse cuenta que estaba siendo penetrado. LuchĆ³ por sacar a JosĆ© Luis de Ć©l, pero luego, cuando levantĆ³ la cabeza; Vio el reloj en movimiento y oyĆ³ la voz de JosĆ© Luis.

   —Lo quieres tanto —le gruĆ±Ć³ mientras comenzaba a mover su erecciĆ³n dentro y fuera del trasero de Freddy mientras molĆ­a con fuerza al hombre sobre el mostrador aumentando vigorosamente el masaje erĆ³tico en su masculinidad atrapada. Sus Ć³rdenes pronto enviaron ondas de excitaciĆ³n desde la entrepierna del hombre mĆ”s joven hasta su cerebro—. Empieza obedeciĆ©ndome. Vestirte con un lindo traje y luego ser follado por un hombre es lo Ćŗnico que ahora realmente te excita —susurrĆ³ JosĆ© Luis insistentemente mientras follaba a Freddy sabiendo que dominar su cerebro era tan importante como follarlo.

   Freddy tragĆ³ saliva mientras su mente asimilaba todo lo que le decĆ­an. Sus ojos se dirigieron al reloj. El reloj parecĆ­a asegurarle en silencio que todo lo que escuchaba era verdad. RespirĆ³ profundamente mientras su incomodidad y pĆ”nico se desvanecĆ­an. —Vestirme de traje y ser follado es lo que quiero —murmurĆ³ finalmente cuando los efectos del reloj combinados con las instrucciones de JosĆ© Luis hicieron su objetivo. Su cavidad anal se aflojĆ³.

   JosĆ© Luis mirĆ³ a Marcial y sonriĆ³. —Otro tonto domado, eh amigo —le dijo mientras bombeaba dentro de Freddy—. Pero este es un verdadero premio. Oye, pareces interesado —sonriĆ³ al notar la erecciĆ³n del relojero—. Freddy abre la boca y dale las gracias al seƱor —le ordenĆ³ al chico penetrado que se meneaba debajo de Ć©l y chillaba en calor erĆ³tico cuando su prĆ³stata tuvo el primer sabor de una polla follĆ”ndola.

   —Ooooooh —siseĆ³ Freddy cuando el inesperado placer anal lo inundĆ³. Y, sin protestar, abriĆ³ los labios carnosos. SintiĆ³ que el palo duro del relojero se deslizaba por su garganta y pronto probĆ³ aquella primera polla rĆ­gida.

   —Chupa la polla de Marcial.

   Freddy ya estaba demasiado excitado para resistir las Ć³rdenes. DejĆ³ que su lengua recorriera el falo y relajĆ³ la garganta para que el pedazo de carne pudiera penetrar profundamente. Pronto, con los estĆ­mulos verbales e instrucciones de JosĆ© Luis, el joven lamiĆ³ y babeĆ³ sobre la polla como un verdadero profesional. Parte de su mente se dio cuenta de que estaba chupando polla, pero cualquier duda que pudiera haber experimentado se perdiĆ³ en las palabras reconfortantes que JosĆ© Luis le estaba dirigiendo continuamente.

   —Quieres obedecerme. Te encanta que te folle asĆ­ cuando estĆ”s vestido con tu traje caro. Te encanta ser follado por hombres. ¡Usar un traje es una gran excitaciĆ³n para ti, muchacho!

   Freddy escuchĆ³ alegremente. Estaba completamente excitado. El apretado traje se convirtiĆ³ instantĆ”neamente en algo reconfortante y muy sensual para Ć©l. SintiĆ³ que la erecciĆ³n de JosĆ© Luis golpeaba con fuerza dentro de sus entraƱas que, hasta ese dĆ­a, solo habĆ­a sido tocada por la polla de JosĆ© Luis.

   Con el siseĆ³ de Freddy, su cuerpo poderosamente joven temblaba bajo un nuevo asalto sensual. Los gemidos se hicieron mĆ”s fuertes incluso cuando su torso temblĆ³ de felicidad erĆ³tica. Su cuerpo musculoso comenzĆ³ a responder aĆŗn mĆ”s a las acciones de los dos hombres.

   JosĆ© Luis y el dueƱo de la tienda asimilaron las ansiosas reacciones del joven y aumentaron el ritmo de sus embestidas hasta que, sin previo aviso, eyacularon mutuamente en las cavidades del muchacho. Ambos bramaron de satisfacciĆ³n mientras chorreaban leche.

   Freddy sintiĆ³ las oleadas gemelas de los lĆ­quidos calientes correr hacia Ć©l desde cualquier extremo. SintiĆ³ cuando las dos ondas separadas semen hicieron contacto en algĆŗn lugar dentro de Ć©l.

   Todo parecĆ­a desenfocarse. Se dio cuenta de que eyacularĆ­a cuando la pegajosidad hĆŗmeda y caliente de su esperma inundĆ³ el Ć”rea confinada de su entrepierna, suspirĆ³ mientras ambos hombres se retiraban con sus huevas vacĆ­as.

   Cuando JosĆ© Luis se apartĆ³ de Ć©l, Freddy gimiĆ³ y se deslizĆ³ del mostrador para arrodillarse. Jadeaba como un perro con la cabeza hundida en el pecho. Mientras tomaba aire, contemplĆ³ la enorme mancha hĆŗmeda que ahora ensuciaba su atuendo a medida. LevantĆ³ la vista sonrojĆ”ndose hacia los dos hombres que simplemente sonrieron en seƱal de aprobaciĆ³n.

   —Ahora eres mi chico, entiĆ©ndelo —dijo JosĆ© Luis mientras colocaba el reloj en un bolsillo del chaleco de Freddy y luego pasaba su cadena atada por su pecho para colocar el otro extremo en el otro bolsillo del chaleco. —Quiero que como todos los demĆ”s uses una bonita cadena que indique sutilmente que eres de mi propiedad personal —se riĆ³ mientras miraba su juguete sexual reciĆ©n adquirido—. Vas a llamar a tu trabajo y dirĆ”s que estĆ”s trabajando para mĆ­, ahora. Ah, y diles que el trato estĆ” obviamente cerrado. Pero antes de hacer todo esto, ¿quĆ© tal si me muestras un poco de respeto? —preguntĆ³ mientras seƱalaba sus zapatos de vestir de cuero italiano.

   Freddy mirĆ³ la cadena de oro brillante que corrĆ­a por su chaleco y luego a su dueƱo.

   —SĆ­ seƱor —respondiĆ³ sumisamente.

   Se inclinĆ³ instintivamente para besar los pies de su nuevo Amo.

FIN

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