Erick se une al proyecto (2/2) - Las Bolas de Pablo

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14 nov 2019

Erick se une al proyecto (2/2)

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Bastian estaba acomodando unos libros en su oficina cuando tocaron la puerta.

   —Adelante.

   Cuando la puerta fue abierta sus ojos se encontraron con Erick el guapo mejor amigo de Pablo Chacón y quien estaba interesado en formar parte del Proyecto de Bastian.

   —Buenos dĆ­as, Bastian —saludó cerrando trĆ”s Ć©l—. He llegado para quedarme. He traido mis pertenencias, tĆŗ me dirĆ”s dónde debo dejarlas

   Bastian confirmó con la cabeza y caminó hacia Erick.

   —Primeramente dejame decirte que bienvenido al Proyecto Bastian, mi amigo —colocó su mano en el fuerte hombro de Erick—. Estoy muy feliz de que estĆ©s aquĆ­ —lo miró a los ojos, sonrió y levantó la rodilla contra sus huevos. Sintiendo aquellos dos órganos estrellarse sobre su rótula.

   Erick tosió. La rodilla le habĆ­a atrapado sus dos bolas.

   —Bueno, parece que te dolió —dijo Bastian felizmente.

   Erick tosió de nuevo, agarró su entrepierna y se hundió en el suelo.

   Sus manos agarraban su entrepierna donde el dolor irradiaba desde sus huevos, un dolor palpitante y candente que subĆ­a a su abdomen y recorrĆ­a desde los pulmones hasta la cabeza. Estaba jadeando fuertemente y acurrucado en forma fetal.

   Bastian agarró sus propias bolas de manera sobreactuada. —Ooooh, mis huevos. Pobre, Erick, le lastimĆ© las pelotas.

   Erick gruñó.

   Bastian se rió.

   —Lo siento, Erick —sonrió—. Te ves patĆ©tico.

   El muchacho lo miró y frunció el ceƱo.

   —Bastian...

   —Sshhhh —Bastian puso su dedo Ć­ndice delante de sus labios.

   Erick gruñó e intentó levantarse, una mano agarraba sus bolas doloridas, la otra buscaba el apoyabrazos del sofĆ” para ponerse de pie. Soltó sus bolas y puso la mano en el suelo, levantĆ”ndose.

   Bastian sonrió con saƱa y dio un paso hacia Erick. Su pie se estrelló contra su entrepierna, batiĆ©ndole los huevos y renovando el dolor.

   Erick gritó y cayó de nuevo. Agarró sus pobres bolas y lloriqueó suavemente.

   Bastian sonrió y se inclinó. —DĆ©jame ver…

   Erick gimió pero Bastian en ese momento tenĆ­a mĆ”s fuerza. Separó las manos de la entrepierna y abrió Ć”gilmente la cremallera del jeans.

   —¡No! —gruñó Erick.

   —Shhhh...

   Bastian metió la mano en la mosca y sacó los testĆ­culos. No tenĆ­a ropa interior, asĆ­ que no tuvo problemas para agarrar los palpitantes testĆ­culos y sacarlos a la luz.

   Erick bajó la vista a su entrepierna.

   Con un movimiento rĆ”pido, Bastian cerró la cremallera y reinó un gritó de dolor. Sus desventuradas bolas estaban atrapadas en la torturosa mosca.

   Erick lloriqueó. —Por favor, Bastian...

   Bastian se rió y colocó el pie contra los cojones con una fuerte patada. Erick gritó y sus ojos perdieron el foco.

   El pie de Bastian descansaba sobre los testĆ­culos del pobre fortachón. El hombre apoyó todo su peso corporal, aplastĆ”ndole las bolas entre el piso de madera y la suela de su zapato.

   —¡Bastian!

   Bastian se rió y afincó mĆ”s peso.

   Erick sintió que sus testĆ­culos estaban a punto de explotar.

   Con una mueca cruel, Bastian se apartó, y Erick se acurrucó, maldiciendo y gimiendo.

   —¡SonrĆ­e! —dijo Bastian de repente—. Eres parte del Proyecto Bastian.

   Erick lo miró con las manos agarrando sus bolas desnudas, sudando por todas partes y respirando con dificultad. Sólo gruñó.

   —Te vas a divertir mucho aquĆ­ —le aseguró, se giró para regresar a su silla tras el escritorio.

   Erick se quedó en el suelo durante bastante tiempo, masajeando sus bolas y maldiciendo a Bastian.

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