BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Bastian estaba acomodando unos libros en su oficina cuando tocaron la puerta.
—Adelante.
Cuando la puerta fue abierta sus ojos se encontraron con Erick el guapo mejor amigo de Pablo ChacĆ³n y quien estaba interesado en formar parte del Proyecto de Bastian.
—Buenos dĆas, Bastian —saludĆ³ cerrando trĆ”s Ć©l—. He llegado para quedarme. He traido mis pertenencias, tĆŗ me dirĆ”s dĆ³nde debo dejarlas
Bastian confirmĆ³ con la cabeza y caminĆ³ hacia Erick.
—Primeramente dejame decirte que bienvenido al Proyecto Bastian, mi amigo —colocĆ³ su mano en el fuerte hombro de Erick—. Estoy muy feliz de que estĆ©s aquĆ —lo mirĆ³ a los ojos, sonriĆ³ y levantĆ³ la rodilla contra sus huevos. Sintiendo aquellos dos Ć³rganos estrellarse sobre su rĆ³tula.
Erick tosiĆ³. La rodilla le habĆa atrapado sus dos bolas.
—Bueno, parece que te doliĆ³ —dijo Bastian felizmente.
Erick tosiĆ³ de nuevo, agarrĆ³ su entrepierna y se hundiĆ³ en el suelo.
Sus manos agarraban su entrepierna donde el dolor irradiaba desde sus huevos, un dolor palpitante y candente que subĆa a su abdomen y recorrĆa desde los pulmones hasta la cabeza. Estaba jadeando fuertemente y acurrucado en forma fetal.
Bastian agarrĆ³ sus propias bolas de manera sobreactuada. —Ooooh, mis huevos. Pobre, Erick, le lastimĆ© las pelotas.
Erick gruĆ±Ć³.
—Lo siento, Erick —sonriĆ³—. Te ves patĆ©tico.
El muchacho lo mirĆ³ y frunciĆ³ el ceƱo.
—Bastian...
—Sshhhh —Bastian puso su dedo Ćndice delante de sus labios.
Erick gruĆ±Ć³ e intentĆ³ levantarse, una mano agarraba sus bolas doloridas, la otra buscaba el apoyabrazos del sofĆ” para ponerse de pie. SoltĆ³ sus bolas y puso la mano en el suelo, levantĆ”ndose.
Bastian sonriĆ³ con saƱa y dio un paso hacia Erick. Su pie se estrellĆ³ contra su entrepierna, batiĆ©ndole los huevos y renovando el dolor.
Erick gritĆ³ y cayĆ³ de nuevo. AgarrĆ³ sus pobres bolas y lloriqueĆ³ suavemente.
Bastian sonriĆ³ y se inclinĆ³. —DĆ©jame ver…
Erick gimiĆ³ pero Bastian en ese momento tenĆa mĆ”s fuerza. SeparĆ³ las manos de la entrepierna y abriĆ³ Ć”gilmente la cremallera del jeans.
—¡No! —gruĆ±Ć³ Erick.
—Shhhh...
Bastian metiĆ³ la mano en la mosca y sacĆ³ los testĆculos. No tenĆa ropa interior, asĆ que no tuvo problemas para agarrar los palpitantes testĆculos y sacarlos a la luz.
Erick bajĆ³ la vista a su entrepierna.
Con un movimiento rĆ”pido, Bastian cerrĆ³ la cremallera y reinĆ³ un gritĆ³ de dolor. Sus desventuradas bolas estaban atrapadas en la torturosa mosca.
Erick lloriqueĆ³. —Por favor, Bastian...
Bastian se riĆ³ y colocĆ³ el pie contra los cojones con una fuerte patada. Erick gritĆ³ y sus ojos perdieron el foco.
El pie de Bastian descansaba sobre los testĆculos del pobre fortachĆ³n. El hombre apoyĆ³ todo su peso corporal, aplastĆ”ndole las bolas entre el piso de madera y la suela de su zapato.
—¡Bastian!
Bastian se riĆ³ y afincĆ³ mĆ”s peso.
Erick sintiĆ³ que sus testĆculos estaban a punto de explotar.
Con una mueca cruel, Bastian se apartĆ³, y Erick se acurrucĆ³, maldiciendo y gimiendo.
—¡SonrĆe! —dijo Bastian de repente—. Eres parte del Proyecto Bastian.
Erick lo mirĆ³ con las manos agarrando sus bolas desnudas, sudando por todas partes y respirando con dificultad. SĆ³lo gruĆ±Ć³.
—Te vas a divertir mucho aquĆ —le asegurĆ³, se girĆ³ para regresar a su silla tras el escritorio.
Erick se quedĆ³ en el suelo durante bastante tiempo, masajeando sus bolas y maldiciendo a Bastian.
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