El esclavista espacial (3/3) - Las Bolas de Pablo

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11 nov 2019

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El esclavista espacial (3/3)

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   Pratt tuvo que aminorar el ruido de sus pasos en aquel camino furtivo.

   El olor a muerte obstruyó sus poros y cubrió su lengua con una pelĆ­cula seca de polvo. El esclavista era un maestro en encontrar camino hacia pasajes secretos, un regalo que habĆ­a utilizado para lograr la caĆ­da de muchos futuros esclavos desprevenidos, pero lo que estaba haciendo habĆ­a tomado mucho mĆ”s tiempo de lo habitual. Finalmente, una corriente fĆ©tida lo alertó de un conducto. Tomó aire para recuperarse y se metió en silencio. Era bueno para deslizarse silenciosamente en los lugares mĆ”s peligrosos.

   Era un largo y oscuro camino hacia abajo, a travĆ©s de polvo, se percató que en el camino aparecieron restos de huesos secos, un recordatorio valioso que no habĆ­a lugar en el sitio que no contuviera los restos de las vĆ­ctimas de Andros. Comenzó a sudar mientras se acercaba al interior del palacio. Sintió un ensanchamiento por delante.

   Una reja le impidió su acceso y maldijo en silencio, para abrirla sin hacer el mayor ruido. Le demorarĆ­a su tiempo. Tiempo que sabĆ­a que no tenĆ­a, sin otra opción.

   Comenzo a abrir paso a paso, segundo tras segundo. De pronto se quedó congelado cuando escuchó mĆ”s adelante la voz de Andros. Eso le dio potencia para cumplir su misión.

   Al lograr abrir un espacio por donde pudiese continuar, Pratt ingresó. Era bueno en caminar en la oscuridad como un ser invisible.

   Llegó al centro de la habitación y se agazapó en oscuridad.

   AhĆ­ encadenado y desnudo estaba Telkien, su fuerte torso, piernas y la hermosa polla hicieron erectar el propio miembro de Pratt. Y muy cerca de Ć©l estaba el desagradable Andros devorĆ”ndolo con la mirada.

   Ć‰ste se acercó a la forma desnuda encadenada y en peligro de Telkien. Andros se inclinó dejando su boca peligrosamente cerca de la deliciosa polla del esclavo, la olfateó. AllĆ­ Andros subió la mano por el muslo del esclavo y la envolvió en las huevas donde enseguida apretó, en medio de un gruƱido doloroso de Telkien la pequeƱa boca de Andros envolvió al falo con cautela. Cuando el apriete desapareció dando paso a la felación, el hermoso esclavo gimió sin darse cuenta del peligro que se abrĆ­a a su alrededor.

   Andros se levantó a toda su altura y examinó a su esclavo. Olfateó el aire y su cuerpo. La belleza de Telkien lo habĆ­a dominado y lo emocionó cuando se enteró de su venta, por ello habĆ­a viajado en persona para reclamarlo. Ahora el potente aroma masculino llenaba sus fosas nasales. No podĆ­a esperar mĆ”s. Se volvió hacia el cautivo y avanzó lentamente.

   Iba a saborear cada momento.

   Pratt no podĆ­a creer que fuera testigo de lo que iba a pasar. Iban a violar su tesoro.

   Una vez mĆ”s, la garra envolvió los testĆ­culos del semental y apretó con fuerza. El amo inhaló la esencia de su vĆ­ctima, y su otra mano palpó cada ondulación y curva del paisaje de carne muscular que se presentaba ante Ć©l.

   Bajo la influencia de un controlador mental, el heroico forajido gimió.

   Pratt quiso deslizarse. Pero permaneció arraigado a la oscuridad.

   A diferencia de las criaturas que cazaba, el esclavista no era valiente. Su audacia para capturar jóvenes mĆ”s fuertes y poderosos de la galaxia no nació del coraje, sino simplemente porque sabĆ­a exactamente cómo explotar sus debilidades; vanidad, arrogancia, creencia en la invencibilidad. Era fĆ”cil para Ć©l. Pero cuando se trataba del momento de la verdad, Pratt era esencialmente un cobarde. Esta era su Ćŗnica oportunidad. Andros estaba distraĆ­do y tenĆ­a el elemento sorpresa para atacarlo, pero el terror lo mantenĆ­a aĆŗn bajo control.

   Andros retiró el controlador mental, pero Telkien continuó retorciendo sus mĆŗsculos seductores y fascinantes hipnotizando al hombre que continuó acariciando suavemente a su cautivo.

   De repente, Telkien golpeó, con un rodillazo la entrepierna de Andros que de un doloroso alarido se separó de Ć©l sujetĆ”ndose las gónadas.

   Pratt tuvo el raro gusto de ver a Telkien en acción, algo casi tan emocionante como verlo desnudo, atado y en peligro.

   HabĆ­a una razón por la que era considerado el mejor. Incluso desarmado y desnudo, su fĆ­sico le resultaba impresionantemente atractivo.

   Andros estaba de rodillas apretĆ”ndose los dientes y sobĆ”ndose la ingle. Con un fuerte esfuerzo se levanto acumulando fuerza y buscando en los bolsillos de su ropa una jeringuilla que inyectó en el cuello de su adversario.

   Telkien se congeló, tratando desesperadamente de moverse o hablar. Andros lo liberó de sus cadenas y lo trasladó hasta una superficie plana, levantó sus piernas y colocó su monstruoso miembro contra el indefenso agujero del esclavo. Telkien gimió en protesta.

   Pratt finalmente venció su cobardĆ­a. No podĆ­a perder a Telkien, y estaba dispuesto a arriesgar su vida de salvarlo para sĆ­ mismo.

   Estaba a punto de entrar en acción cuando fue cegado por un explosivo destello de luz que sacudió la sala.

   El hedor a carne quemada impregnó la habitación. Cuando el humo se disipó, Pratt quedó atónito al ver el cadĆ”ver tembloroso de Andros con un agujero humeante a travĆ©s de su tórax.

   Kamvrit, un reconocido estafador espacial estaba parado al otro extremo del lugar con un desintegrador entre sus manos.

   ā€”Saca tus asquerosas manos de mi propiedad, tramposa cucaracha.

   Ć‰l habĆ­a perdido la subasta ante Andros para comprar a Telkien.

   El despiadado visitante pasó por encima del cuerpo aĆŗn tembloroso en el suelo y se paró sobre el esclavo paralizado que gemĆ­a. Agarró su robusta mandĆ­bula con la mano adornada con joyas y se inclinó cerca como si le estuviese dando un beso.

   Telkien solo pudo gruƱir en respuesta.

   ā€”Toda mi vida te he deseado para mĆ­. Y hoy se cumple mi sueƱo.

   Las caricias se convirtieron en toques lascivos. Las manos exploraron hambrientamente el mĆŗsculoso cuerpo del esclavo, tocando con avidez los pectorales, amasando dolorosamente el abdomen y apretando aquellas bolas redondas maduras. El esclavo drogado gritó de dolor.

   Kamvrit chilló de alegrĆ­a.

   ā€”Voy a recuperar cada centavo que me hiciste perder. Voy a alquilar tu trasero a cada tripulante espacial, desde Bramplen hasta el sol de Antares.

   Pero antes de que lo sueƱos se hiciesen realidad hubo un movimiento violento y Kamvrit echó la cabeza hacia atrĆ”s y chilló como animal herido.

   Una pinza sobresalĆ­a de su pecho. En un Ćŗltimo acto de ira, Andros lo habĆ­a atravesado.

   Sangre brotó de su boca, se volvió lentamente con su Ćŗltima onza de fuerza, golpeó al moribundo ser que lo atacaba y luego cayó.

   La guerra asĆ­ terminó.

   Los adversarios yacĆ­an en el suelo dando los ultimos respiros de vida.

   Pratt emergió temblando, tomando camino entre los dos cadĆ”veres.

   La cabeza de Telkien rodó febrilmente de un lado a otro, su forma nerviosa se retorció y luchó, tratando de liberarse. ParecĆ­a estar tratando de formar palabras:

   ā€”Yo... tĆŗ... mal... n... bastardo.

   Pratt acarició suavemente sus mĆŗsculos.

—Shhh... estĆ” bien ahora, ahorra fuerzas.

   ā€”Si tĆŗ... alguna vez... me ves libre.

   Pratt dio unas palmaditas como si tratara de calmar a un niƱo que lloraba.

   ā€”Yo... yo... te verĆ©... muerto... tĆŗ... hijo de... pu ...

   Pratt acarició la cara vengativa.

   ā€”Shhhh... todo ha terminado ahora, eres mĆ­o.

   Cerró la boca en protesta de Telkien con un beso profundo y anhelante, explorando el paisaje de su boca con una lengua curiosa.

   Hizo la conquista aĆŗn mĆ”s dulce. Juguetonamente le pellizcó un pezón, y se tumbó a lo largo de su premio saboreando cada centĆ­metro de piel, presionando su ingle contra el cuerpo del esclavo. Mordisqueó, lamió y succionó su carne.

   Telkien gruñó pero no quedaba nada que pudiera salvarlo.

   Pratt se acomodó sobre su trasero presionĆ”ndole su fiera erección. QuerĆ­a que le doliera, pero no demasiado, sintió el ritmo de los mĆŗsculos dominados y hĆ”bilmente se abrió paso. Telkien arqueó la espalda en estado de shock, pero su aullido no fue del todo doloroso. Sus brazos araƱaron y agitaron desesperadamente la piedra donde reposaba.

   Solo pudo susurrar un ronco:

   ā€”No...

   Pratt comenzó a empujar con mĆ”s fuerza en el dulce conducto anal que se estrechaba alrededor de su polla necesitada.

Por el bien de su belleza robusta e inconcebible, Telkien habĆ­a sido drogado, atado y subastado pero hasta esa fecha, nunca lo habĆ­an penetrado.

   Pratt lo poseĆ­a, y ambos lo disfrutaban. Telkien, vencido, se dejó llevar al mĆ”s bajo instinto pasional. Pratt eyaculó dentro de Ć©l y se quedó quieto sintiendo los mĆŗsculos tensos abrazar su miembro antes de retirarlo.

   Pratt buscó en el bolsillo de su pantalón una pulsera que sujetó al tobillo de su hombre cautivo, era un controlador mental.

   ā€”Dócil como perro —susurró ante el quieto esclavo—. Quiero que me sigas.

   Telkien salió de ahĆ­ acompaƱando a Pratt, no sólo estarĆ­a para siempre con Ć©l sino que serĆ­a su esclavo sexual.

   RecorrerĆ­an la galaxia juntos, buscando nuevos tesoros. La vida para Pratt serĆ­a buena junto a su esclavo.

FIN

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