El esclavista espacial (2/3) - Las Bolas de Pablo

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2 nov 2019

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El esclavista espacial (2/3)

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
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   Telkien despertó, sus pezones y la zona genital le ardĆ­an y picaban debido a picaduras de insectos. Sus testĆ­culos estaban hinchados y le dolĆ­an como si fueran a estallar, sacudió la cabeza pensando Ćŗnicamente que tenĆ­a que encontrar la manera de huir.

   Entornó los ojos y forzó su mente para comprender el horror que lo rodeaba. Las luces parpadeaban reflejando un mar de piel desnudas. Se puso de pie ante una fila de hombres hermosos, cada uno atado a una tabla numerada, con un dispositivo computarizado atado a sus cabezas, y varios tubos y cables conectados a sus fosas nasales, pezones y testĆ­culos. Un zumbido constante de maquinaria monitoreaba innumerables latidos del corazón, presión arterial y otras funciones corporales.

   En algĆŗn lugar en lo profundo de su cerebro, la respuesta comenzó a formarse. Bajó la mirada hacia su propia piel desnuda. TenĆ­a una pinzas clavadas en sus sensibles pezones, y una banda de platino se apretaba fuertemente en sus bolas.

   Era imposible, lo oyó muchas veces en leyendas espaciales urbanas.

   Ā”HabĆ­a sido capturado por un esclavista espacial, que comercializaba con machos humanos! TenĆ­a que hallar la manera de huir.

   Pero estaba en condiciones de salvar a esos prisioneros desafortunados. Aunque primero tenĆ­a que salvarse y luego regresar por ellos.

   Gruñó intentando quitar la pinza que estaba sobre su pezón sin percatarse que detrĆ”s de el habĆ­a un robot de seguridad, que al ver sus movimientos lo pateó en los testĆ­culos.

   ā€”Ā”AAAHHH!

   Telkien se dobló agarrando su entrepierna.

   Incluso en esa condición adolorida, Telkien seguĆ­a siendo el hombre mĆ”s fuerte y rĆ”pido del sistema estelar. Se dio la vuelta apoderĆ”ndose del androide y lanzĆ”ndolo al suelo. Se tumbó hacia Ć©l y apretó su bĆ­ceps izquierdo arqueando sus pectorales alzĆ”ndose hacia arriba para empezar a entregarle una lluvia de golpes, despuĆ©s arrancó la placa frontal de la maquina y con los dedos sangrantes destruyó su cerebro computarizado.

   Telkien cayó exhausto, como un amante agotado, sobre el trozo de metal sin vida. Reposó ​​artĆ­sticamente sobre el pedazo de carcasa robótica.

   Su mirada brilló cuando observó que al final del pasillo estaba su nave espacial.

   Con heroico esfuerzo se levantó y tropezó hacia el pasillo atravesando a los desdichados prisioneros durmientes. Cuando se acercaban empezaron a zumbarle los oĆ­dos con insectos, no era uno ni dos, Ā”una veintena!

   Estaba cerca de la nave, su corazón latĆ­a con esperanzas. Un insecto le buscó la teta izquierda. Y ahĆ­ se posó liberando una descarga elĆ©ctrica en su cuerpo con un golpe fuerte, otro insecto rebotó en su cuello, luego la parte posterior de su rodilla, sus abdominales musculosos y una pequeƱa criatura valiente voló a sus testĆ­culos desprotegidos y los electrocutó. Telkien se hundió en el suelo retorciĆ©ndose.

   Pratt surgió de una esquina oscura para presenciar aquella piltrafa masculina. Sus mĆŗsculos se retorcĆ­an con sudor.

   Telkien parecĆ­a derrotado y fuera de sĆ­.

   Los insectos desaparecieron cuando Pratt se acercó a su cautivo.

   Lo rodeó con sus brazos para recogerlo. Intespectivamente nunca se esperó el traicionero ataque de Telkien cuando lo alzó, al recibir un cabezazo que lo desorientó y soltó. Cuando Pratt inspeccionaba si salĆ­a sangre de su nariz Telkien lo pateó en la entrepierna.

   Pratt saltó en el aire cuando sus testĆ­culos fueron aplastados con fuerza obligĆ”ndolos a perder su forma.

   Gritó y cayó al suelo doblando las cejas, cerrando los ojos y apretando los dientes.

   Telkien echó a correr escapando, apenas deteniĆ©ndose para saltar sobre los restos robots de seguridad que querĆ­an bloquearle el paso. Con fuerza devastadora los pudo destruir a todos.

   A pesar del agonizante dolor en sus bolas, Pratt se quedó mirando a Telkien, aquel era el ser mĆ”s valioso del universo, un oponente digno de sumo respeto.

   Pratt se levantó a duras penas acunando sus palpitantes bolas con una mano mientras con la otra buscaba una pistola. Telkien estaba muy cerca de su nave. Pratt apuntó a Ć©l pero permaneció congelado, encantado por la belleza del exquisito esclavo.

   Finalmente se recuperó de su ensueƱo y disparó un rayo sónico paralizando a Telkien. Quien cayó sin vida al suelo.


   Pratt caminó cojeando hasta el cuerpo inmóvil, sus bolas aĆŗn le dolĆ­an y apretando los dientes soportando el dolor se arrodilló a su lado y apoyó la cabeza en su pectoral. El corazón estaba dĆ©bil pero con sonido constante. Sacó un tranquilizante de su cinturón y lo inyectó en el cuello del semental capturado. No podĆ­a correr riesgos de que muriera.

   La respiración se volvió profunda y regular. La mano del esclavista vagó libremente sobre las curvas de aquel magro cuerpo desnudo, y estudió la cara dormida. Sin rastro de feminidad. Ɓspera y marcada.
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   Pratt, se propuso no codiciar su mercancĆ­a, no serĆ­a suyo por mucho tiempo. Pero cayó bajo el hechizo de su belleza. Pasó las manos por el suave cabello y forzó su lengua entre los tiernos labios entreabiertos. El beso, brutal y gentil, fue mĆ”s elĆ©ctrico que un millar de insectos robóticos.

   Ā”No! Telkien tenĆ­a que ser vendido como virgen. No podĆ­a ceder ante la tentación.

   Sorprendido por su comportamiento, se apartó, maldiciendo, tiró al hombre desnudo sobre sus hombros y volvió a llenarse de lujuria. Los musculos flĆ”cidos de Telkien descansaban firmemente sobre sus hombros como si estuvieran hechos para estar allĆ­. Su polla rĆ­gida presionó fuertemente sobre su clavĆ­cula. La boca de Pratt se secó y se sintió mareado. Su necesidad no podĆ­a ser ignorada.

   Llevó a su presa a la sala de acondicionamiento, y lo arrojó bruscamente, por el culo, sobre un banco, unas bandas automĆ”ticamente se sujetaron sobre las muƱecas y los tobillos.

   Presionó un botón que levantaba el banco para que estuviera a la altura de su pecho.

   Por primera vez miró directamente a los dos pares de glĆŗteos sólidos como roca, vulnerables e indefensos a todos sus caprichos.

   Cerró los ojos rechazando sus deseos pasionales.

   MaƱana, llegarĆ­an a su destino, y despuĆ©s de la subasta, lamentablemente se despedirĆ­a de este tesoro como una leyenda entre los esclavistas y el mĆ”s rico que soñó.

   Esa noche la pasarĆ­an viajando en el espacio.

...

   A la maƱana siguiente Pratt estaba caminando en medio de un concurrido mercado. Voces rancias, oscuras, llenas de gritos incontables lo sacudĆ­an.

   A travĆ©s de la maraƱa de gritos en todos los idiomas imaginables, escuchó su nombre y, con un esfuerzo heroico, se abrió paso entre la multitud hacia la voz chirriante pero familiar.

   Era el viejo Barto que se movĆ­a entre la multitud frenĆ©ticamente.

   Barto era dueƱo de una casa de subastas y Pratt era su mejor proveedor

   ā€”Ā”Pratt! Ā”Pratt, mi viejo amigo! Esta vez te has superado a ti mismo —hizo una pausa para sumergir sus labios en un vial lleno de algo pegajoso y dorado—. Siempre nos traes los especĆ­menes mĆ”s exóticos —se rió entre dientes.

   ā€”PodrĆ­amos retirarnos de esto si quieres ver lo que te traigo.

   ā€”EstĆ” bien, veamos —afirmó Barto iba acompaƱado de su esclavo asistente. El joven guerrero Centurio habĆ­a sido un regalo de Pratt el aƱo pasado. Juntos caminaron a la nave del esclavista.

   ā€”Entonces dime, amigo, ĀæcuĆ”l es esta gran sorpresa que has estado reservando? No es nofmal que ocultes las cosas a tu viejo amigo Barto.

   Pratt sonrió con los labios cerrados.

   ā€”ĀæY robarme el placer de ver tu cara cuando lo veas?

   A Barto se le llenaron los ojos de brillo cuando conoció al capturado Telkien y supo que le iba a traer muchas ganancias a su negocio.

   En menos de una hora planificó una reunión para la subasta del exótico esclavo. Y en menos de una semana su local se llenó con todos los visitantes y criaturas del universo.

   Centurio fue quien habló a los presentes.

   ā€”Estimados coleccionistas, tenemos un regalo raro para ustedes esta noche. AquĆ­ bajo el techo de la Casa de Barto, traĆ­do exclusivamente a ustedes por las habilidades legendarias del maestro cazador; Pratt, aquĆ­ para su placer visual, y abierto para la oferta de un comprador muy afortunado. El peligroso, heroico, el legendario, elusvie belleza. ”””””CAPITAN TELKIEN!!!!!
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   QuizĆ”s por primera vez en su historia de mala muerte, la sala se quedó en completo silencio. Incluso el omnipresente humo pareció detenerse cuando el telón se abrió, para mostrar a Telkien expuesto a mil ojos lujuriosos, con solo su pistolera vacĆ­a, sus botas y las cadenas sobre su desnuda y vulnerable gloria.

   Se puso de pie alto y orgulloso, en una plataforma que giraba lentamente. TenĆ­a las manos atadas dolorosamente en la parte baja de su espalda, para permitir una vista sin obstrucciones de la deliciosa curva de sus nalgas apretadas, y su polla larga y gorda.

   El silencio aparentemente eterno se hizo aƱicos cuando la habitación estalló en un vibrar ensordecedor de gritos, la pelea fue entre los debates de los postores.

   Pratt se encontró sofocado por el abrazo agradecido de Barto.

   ā€””¿Te ​​dije cuĆ”nto te amo mi amigo?! ”¿CƓMO?! ”¿CƓMO HICISTE ESTO?!! Ā”El semental mĆ”s fuerte y elusivo de la Galaxia, capturado por ti!

   Pratt se quedó callado mientras observaba cómo el mazo se apresuraba a devolver algĆŗn tipo de orden en medio de la anarquĆ­a. La licitación comenzó en serio. Una montaƱa de propuestas económicas creció a alturas inauditas.

   Pratt se quedó mirando fijamente a Telkien, le gustaba, lo querĆ­a para Ć©l, cada centĆ­metro de su cuerpo, cada cabello, su abdomen, su culo, sus bolas. Tragó saliva intentando mantener la compostura.

   Solo quedaban dos postores en pie.

   Pratt se acurrucó detrĆ”s de Barto en el momento en que reconoció que uno de los peores mafiosos de la galaxia levantaba su mano. Era un ser de cabellos negros, hermoso pero peligroso. HabĆ­a pasado toda su vida profesional evitando a Andros y sus matones. Todos en la vĆ­a lĆ”ctea le debĆ­an dinero a Andros, y todos temĆ­an el dĆ­a que Ć©l, y su grupo fueran a cobrar.

   Un rĆ­o de saliva brillaba empapando el cigarro mercuriano que fumaba.
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   Andros querĆ­a a Telkien y lo que Andros querĆ­a, Andros lo tenĆ­a.

   El corazón de Pratt subió a su garganta.

   Ofreció una cifra millonaria que rebasó todos los lĆ­mites de los mejores postores.

   Todo terminó. El mazo de Centurio cayó por Ćŗltima vez con un sonido resonante, y Telkien, robusto e indefenso cayó a su suerte. La mayor conquista de Pratt ahora era propiedad exclusiva de una abominación mortal.

   Andros se acercó a Telkien y le inspeccionó el rostro, los ojos de su nuevo esclavo lo miraron de forma rebelde. Andros rĆ­o pesadamente y deslizó la mano por el pecho de Telkien hasta llegar a los genitales. Agarró sus bolas en una mano y apretó fuertemente.

   Telkien contuvo el aliento, sus ojos se llenaron de lĆ”grimas cuando sus testĆ­culos fueron aplastados.

   Gruñó apretando los labios y poniendo sus pies de punta.
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   Andros se rió y lo soltó de las huevas.

   Enseguida Telkien se apoyó en una rodilla mordiĆ©ndose el labio.

   Los esclavos de Andros encerraron a su nueva presa en un tubo de transporte. Sus anchos hombros, sus pectorales y su firme trasero quedaron presionados contra su prisión de crital. Y fue arrastrado fuera de la sala.

   Barto le puso una mano en el hombro a su amigo.

   ā€”Ā”SOMOS RICOS! Apestantes, sucios pero muy ricos.

   Pratt no pudo responder. Puso su mano en la pantalla de identificación y observó cómo la buena cantidad de dinero se transferĆ­a a su cuenta personal.

   ā€”Vamos mi amigo, Ā”abramos una botella de vino de Venus y celebremos!

   Pratt se volvió silenciosamente hacia la puerta.

   ā€”ĀæA dónde vas? Pratt, mĆ­rame ĀæESTƁS FUERA DE Sƍ? SĆ© que es un verdadero desperdicio aquĆ©l pedazo de carne, pero ese monstruo pagó bien por este semental y tiene todos los derechos para hacer lo que quiera con ese buen culo, lo que plazca. Sabes que es mejor que te apegues al negocio. Ā”Ahora puedes permitirte un esclavo diferente para cada noche de tu vida! Pratt... Pratt mĆ­rame, no tienes idea de quĆ© te enfrentas si te atreves a... Pratt... ”””Pratt!!! Ā”ES SOLO UN ESCLAVO!

   Pero ya se habĆ­a ido.

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