El conteo de Eladio y Lucas (1/2) - Las Bolas de Pablo

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12 dic 2019

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El conteo de Eladio y Lucas (1/2)

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   —¿Por quĆ© no se quitan la ropa? —dijo Bastian sonriendo a los seis hombres que estaban parados frente a Ć©l—. Lucas y Eladio deben estar aquĆ­ en cualquier momento.
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   Walter se echó a reĆ­r. El guapo moreno se pasó la mano por el cabello y le guiñó un ojo—. No puedes esperar para vernos desnudos, Āæeh?

   Bastian sonrió. —Bueno, ya sabes, te he visto desnudo en varias ocasiones y siempre es un placer.

   Walter se rió y comenzó a desabotonarse el jeans. Metió la mano dentro de su ropa interior y sacó su gordo miembro y sus grandes huevos. Se acarició la polla y guiñó un ojo otra vez.

   Bastian simplemente sonrió.

   El serio MoisĆ©s se quitó la camisa.

   Los hermanos Palacios tenĆ­an cuerpos musculosos y genitales muy grandes. Sin embargo, los otros jóvenes no tenĆ­an ninguna razón para estar celosos de los cuerpos de los hermanos.
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   Erick, el gran amigo de Pablo, estaba muy bien dotado, con una polla larga que en ese momento estaba semidura y dos testĆ­culos grandes que colgaban en su escroto.
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Gastón

   Tres nuevos miembros de la dotada familia Chacón se incorporaron al proyecto Bastian por cuenta propia y Ć©l los invitó a esa primera prueba. El primero era Dereck Chacón, hermano de Horacio. Aquel semental miró el equipo genital de Erick, luego el suyo, luego el de Erick nuevamente. Su pene era gordo y cabezón y sus bolas grandes y hermosas como la de todos sus familiares. Miró hacia un lado y miró la entrepierna de su hermano menor, Gastón.

   El vello pĆŗbico de su otro hermano estaba cuidadosamente recortado. Su polla estaba flĆ”cida y sus bolas colgaban entre sus piernas. Gastón era dueƱo de una pija de gran tamaƱo y huevos similares a la de sus hermanos Horacio y Dereck.
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   Jean Chacón tambiĆ©n se incorporó. Ɖl ya lo conocĆ­amos desde la introducción del proyecto. Era primo de Pablo. Era un  rubio deportista que aĆŗn no estaba completamente desnudo. Calzaba calzoncillos boxer negros.

   Dereck lo miró.

   Jean juguetonamente apretó su paquete y sonrió. —¿Celoso?

   Dereck sonrió y se encogió de hombros.

   Lentamente, Jean se quitó los calzoncillos. Su polla estaba dura como roca y golpeó sus abdominales con un golpe hĆŗmedo.

   Erick se mordió el labio.

   La verga de Jean era impresionante. TenĆ­a una polla larga y gruesa con una cabeza bulbosa que brillaba con pre-semen. Sus grandes huevos colgaban mientras se quitaba los calzoncillos y miraba a sus cinco compaƱeros, aparentemente esperando que lo felicitaran por su equipo. DespuĆ©s de unos segundos, derrotado se encogió de hombros.

   Walter se rió y sacudió la cabeza.

   ā€”Ā”Hey! —Lucas estaba parado en la puerta. —”Cuanta carne junta!

   Era otro de los primos Chacón. Miembro de la liga nacional de fĆŗtbol. Su cabello era negro. TenĆ­a como ropa su uniforme deportivo.

   Su mano descansaba sobre el hombro de otro jugador de fĆŗtbol profesional. Eladio, la gloria nacional del fĆŗtbol. TambiĆ©n iba vestido con su uniforme.

   Los dos jugadores sonrieron, mirando a los seis hombres desnudos y expuestos.

   Lucas sonrió y se frotó las manos. —Estaba esperando este…
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   Eladio se rió y le dio unas palmaditas en el hombro. —Te voy a vencer, amigo, eso es seguro...

   Lucas sonrió y caminó hacia sus primos desnudos. Se presentó y les estrechó la mano.

   ā€”EstĆ” bien —los calmó Bastian—. Estas son las reglas: Eladio y Lucas, eligen a tres de ustedes para formar un equipo. Ustedes van a recibir sus patadas y calificarlas. Tres rondas, una para cada uno. Tres patadas por ronda.

   Lucas y Eladio se miraron y sonrieron.

   ā€”Buena suerte —dijo Lucas y estrechó la mano de Eladio.

   ā€”Sin trampas. La escala de calificación es de 1 a 10. Y el perdedor recibirĆ” una sorpresa especial del equipo ganador. Y como estĆ” participando a la cabeza un miembro Chacón y un hombre comĆŗn el ganador regala un punto al tablero.

   Lucas y Eladio devolvieron miradas a Bastian.

   ā€”ĀæQuĆ© quieres decir? —murmuró Eladio lentamente.

   ā€”El equipo ganador puede pensar en algo que le harĆ” al perdedor.

   Eladio tragó saliva.

   ā€”Nos veremos la próxima semana para eso...

   ā€”EstĆ” bien —dijo Eladio.

   ā€”Comencemos. Eres el primero en hacer tu elección, Eladio.

   Eladio se rascó la cabeza y miró a los seis tipos desnudos que estaban parados en fila. —Supongo que deberĆ­a elegir a los tipos con las huevas mĆ”s duras, Āæeh? —caminó de un lado a otro frente a ellos antes de detenerse frente a Walter. —TĆŗ te vi en la CBS.

   Walter le sonrió a Lucas, y caminó detrĆ”s de Eladio.

   ā€”EstĆ” bien—, dijo Lucas—. Me llevo al hermano, MoisĆ©s.

   El citado asintió y se acercó al futbolista.

   Walter susurró algo al oĆ­do de Eladio. Ɖste lo escuchó y asintió. —Erick.

   El guapo fortachón sonrió y se unió al equipo de Eladio.
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Dereck

   ā€”Le apuesto a la familia, Dereck, ven aquĆ­ —el guapo hermano de Horacio se acercó a Ć©l.

   Eladio miró a Gastón y Jean.

   Los dos primos Chacón sonrieron.

   ā€”Tomo al menor de los Chacón Ferri —dijo Eladio.

   Gastón el hermano menor de Horacio hizo una mueca. —Mi hombre es Gastón —murmuró.

   ā€”EstĆ” bien —Lucas suspiró—. Venga conmigo, primo.

   Jean parpadeó. Su polla dura apuntaba al techo y sus enormes cojones colgaban como campanas.

   Lucas levantó las cejas. —Excelente.

   ā€”Bien —anunció Bastian—. Walter, Erick y Gastón estĆ”n en el equipo de Eladio. MoisĆ©s, Dereck y Jean estĆ”n con Lucas. Comencemos con los Palacios.

   MoisĆ©s y Walter se miraron.

   ā€”ĀæQuieres ir primero? —Lucas sonrió a Eladio.

   Eladio se encogió de hombros. —EstĆ” bien —se volvió hacia Walter. —Abre las piernas.

   ā€”No —negó Bastian—. Lucas va a patear a tus muchachos y tĆŗ vas a patear a los suyos.

   Eladio pensó por un momento. 

   ā€”EstĆ” bien, es lo justo —le sonrió a MoisĆ©s.

   El moreno acarició sus pelotas. —Con calma.

   Eladio sonrió. —De ninguna manera. Voy a ganar esta cosa.

   MoisĆ©s hizo una mueca.

   Eladio miró su entrepierna. Se chasqueó los nudillos.

   MoisĆ©s suspiró y abrió las piernas. Eladio estaba de pie detrĆ”s de Ć©l, enfocĆ”ndose en el objetivo que colgaba entre sus muslos.

   ā€”ĀæListo? —preguntó Eladio.

   ā€”Erm —dijo MoisĆ©s, riendo nerviosamente—. Realmente no.

   Eladio se encogió de hombros y lanzó el pie.


   MoisĆ©s parpadeó.

   La patada de Eladio se estrelló contra sus huevos por detrĆ”s. Las puntas de su zapato de fĆŗtbol golpearon las bolas carnosas del negro con un golpe contundente.

   Eladio sonrió con satisfacción.

   Los ojos de MoisĆ©s quedaron saltones, su boca estaba cerrada. Lentamente, tomó su entrepierna y agarró sus doloridos huevos. Soltó un gemido agonizante.

   ā€”Eso estuvo bien, Āæno? —preguntó Eladio sonriendo.

   ā€”SĆ­ —susurró MoisĆ©s, sus manos masajeaban su ingle.

   Eladio lo rodeó. —¿QuĆ© dices?

   ā€”Siete —susurró MoisĆ©s.

   Eladio levantó las cejas.

   MoisĆ©s cerró los ojos e inhaló profundamente. —Siete —aseguró.

   Eladio se encogió de hombros y miró a Lucas.

   Lucas sonrió. —EstĆ” bien, Walter.

   Walter miraba a su hermano doblarse con evidente deleite en los ojos. —¿Si?

   ā€”Ɓbrete, Walter —Lucas le sonrió. Se volvió hacia Dereck y Jean—. Podemos hacerlo mejor que un siete, Āæno?

   Walter lo miró.

   ā€”Ā”SĆ­, podemos! —gritó Jean.

   Dereck lo miró con expresión divertida. Luego intervino. —”SĆ­, podemos! Ā”Si podemos!
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   Walter separó las piernas y dejó que sus manos descansaran sobre sus rodillas.

   Su escroto repleto de semen se balanceaba libremente entre sus piernas.

   Lucas estaba parado detrĆ”s de Ć©l, saltando arriba y abajo, estirando las piernas.

   Walter miró a un lado.

   MoisĆ©s lo miraba directamente, haciendo mueca de dolor, sus manos agarraban sus doloridas gónadas.

   ā€”Buena suerte, Walter —articuló.

   Antes de que Walter pudiera responder, el pie de Lucas chocó contra sus gónadas.

   El hermoso moreno fue levantado del suelo por la poderosa patada.

   Sus delicadas pelotas se estrellaron contra su pelvis soltando un grito agudo.

   Las rodillas de Walter se unieron y gimió de agonĆ­a. Se agarró la entrepierna y se dobló, jadeando fuertemente.

   ā€”Ocho —gimió.

   Jean y Dereck vitorearon palmoteando el hombro de Lucas.

   ā€”EstĆ” bien —dijo Eladio, frotĆ”ndose las manos—. Este va a ser un diez.

   MoisĆ©s gimió. Se estaba frotando los testĆ­culos. Su larga polla estaba semidura.

   ā€”Vamos, Eladio —dijo Gastón—. Ā”Que sea un diez!
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   MoisĆ©s tenĆ­a mirada determinada en su rostro. Gruñó, luego extendió las piernas y dejó que su escroto se balanceara de un lado a otro.

   Eladio esperó hasta que se quedó quieto.

   Luego lanzó la poderosa patada a la entrepierna de MoisĆ©s. Su empeine aterrizó justo en el blanco, golpeando las carnosas pelotas de MoisĆ©s en su pelvis.

   MoisĆ©s tosió. Cerró los ojos y se mordió el labio inferior.

   Se agarró los testĆ­culos, cerró las piernas y gimió miserablemente.

   ā€”ĀæY? —quiso saber Eladio.

   ā€”Nueve —gimió MoisĆ©s.

   Lucas dio un paso atrĆ”s y dejó que su pie derecho se balanceara adelante y atrĆ”s, ganando impulso. Luego, con un impacto atronador, levantó el pie entre los muslos de Walter. Sin embargo, su empeine chocó contra el perineo, y sus dedos apenas tocaron la bola izquierda de Walter.

   El joven soltó un grito de dolor, y se frotó el punto blando entre su trasero y su bolsa escrotal.

   Se recuperó rĆ”pidamente y le sonrió a Lucas. —Uno —dijo alegremente—. Ā”Y habrĆ­a sido un cero si tu dedo no hubiera hecho cosquillas en mi escroto!
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   Lucas frunció el ceƱo. —Mierda.

   ā€”Uno —repitió Walter, haciendo que sus compaƱeros de equipo Gastón y Erick aplaudieran.

   Eladio sonrió y se preparó para su Ćŗltima patada en la ronda.
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   ā€”16 puntos para Eladio, 9 puntos para Lucas —anunció Bastian.

   MoisĆ©s se aclaró la garganta y miró a Eladio.

   Eladio sonrió. —SĆ© lo que quieres decir. No tengo que patearte demasiado fuerte. Un cuatro serĆ­a suficiente para ganar esta ronda.

   MoisĆ©s sonrió y asintió.

   ā€”Bueno, voy por el diez, de todos modos —dijo Eladio.

   MoisĆ©s parpadeó.

   Con un arranque rĆ”pido, Eladio levantó la pierna entre los muslos de MoisĆ©s, pulverizando perfectamente las dos joyas de la familia. El empeine de Eladio se estrelló contra ellas, golpeĆ”ndolas en su pelvis y haciendo que saltara hacia adelante.

   MoisĆ©s dejó escapar un grito estremecedor y se desplomó en el suelo, agarrando sus testĆ­culos y gritando a todo pulmón.

   Walter sonrió. —Apuesto a que fue un diez.

   MoisĆ©s gritaba roncamente mientras los demĆ”s lo miraban, haciendo muecas de simpatĆ­a.

   ā€”ĀæDiez? —sonrió Eladio.

   ā€”Ā”SĆ­! —gritó MoisĆ©s. Estaba babeando—. Es un diez.

   ā€”Gracias —sonrió Eladio sonrió mirando a Lucas—. Un diez.

   ā€”Felicidades —murmuró Lucas mirando a Walter.

   ā€”Lucas —sonrió Walter—. No puedes ganar esta ronda.

   ā€”Lo sĆ© —dijo Lucas.

   ā€”Entonces, Āæpor quĆ© no nos detenemos?

   ā€”Te gustarĆ­a eso, Āæno? —Lucas lo interrumpió.

   Walter sonrió y se encogió de hombros. —Seguro.

   ā€”De ninguna manera —negó Lucas bruscamente—. Abre tus piernas.

   Walter se mordió el labio inferior y obedeció. —Supongo que irĆ”s por el diez, Āæeh?

   ā€”Lo harĆ©.

   ā€”Bueno, deberĆ­a haberlo sabido —murmuró Walter.

   Lucas cerró los ojos e inhaló lentamente. Los abrió de nuevo y metió el pie entre las joyas colgantes de Walter con una patada precisa y poderosa, rompiendo sus huevos y haciĆ©ndole soltar un gemido de ultratumba.

   ā€”Diez —gimió Walter con voz aguda, cayendo al suelo y agarrando sus doloridas bolas—. Ā”Diez! Ā”Diez! Ā”Diez!

   Los dos hermanos Palacios yacĆ­an uno al lado del otro, ambos acurrucados, con las manos acariciando sus bolas, jadeando y gimiendo de dolor.

   ā€”La primera ronda va para Eladio —decretó Bastian—. Con 26 a 19 puntos.

   Gastón y Erick vitorearon y aplaudieron.

   ā€”EstĆ” bien, muchachos, bolas nuevas, por favor —sonrió Eladio. SeƱaló a Dereck y le guiñó un ojo.

   El lindo hombre de cabellos negros sonrió dĆ©bilmente y se paró frente a Eladio.

   Eladio miró su entrepierna y sonrió. —Bonito avistamiento.

   ā€”Gracias —sonrió Dereck.

   ā€”Voy a volverlo nada —agregó con naturalidad.

   Dereck se crispó. —Oh.

   Erick y Gastón oyeron intercambio de palabras entre Eladio y Dereck, riĆ©ndose a carcajadas.

   ā€”Ā”TĆŗ! —Lucas seƱaló a Erick.

   Erick dejó de reĆ­r y gimió dolorosamente.

   ā€”Buena suerte —le susurró Gastón.

   Erick gimió.

   El hermoso fortachón ofreció sus dos huevos gordos y colgantes.

   ā€”ĀæVas a desmayarte? —Dereck sonrió.

   Erick parpadeó.

   ā€”Parece que sĆ­ —dijo Dereck, acariciando su pene frotando la punta de su erecta polla con el dedo Ć­ndice. —Creo que te vas a desmayar.

   Erick abrió la boca, luego la volvió a cerrar y miró al frente.
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   ā€”Vamos, Erick —sonrió Dereck—. Sabes que tus huevos son dĆ©biles. Ā”Vas a llamarte Ericka cuanto esto termine! —imitó ser golpeado en los huevos con una mueca exagerada. Su polla rebotó arriba y abajo—. Ā”Ericka! —agarró sus bolas, con los ojos bien abiertos y una mueca burlona. Luego gimió con voz aguda. —”Oh, mis cocos! Ā”Mis preciosos huevos! Ā”Mis pobres, amados y preciosos huevos! —saltó arriba y abajo, agarrando sus bolas y haciendo muecas, burlĆ”ndose de Erick. Su polla golpeaba sus abdominales en cada salto.

   Erick apretaba los dientes, enojado.

   ā€”EstĆ” bien —dijo Lucas—. Basta de teatro.

   Dereck sonrió a Erick.

   Erick miró al frente.

   Dereck se inclinó y le susurró al oĆ­do: —Oh, mi nombre serĆ” Ericka.

   Lucas caminó frente a Erick.

   Erick lo miró.

   ā€”Saca tu pene del camino.

   Erick apretó los labios y obedeció, sosteniendo su pene con ambas manos contra sus abdominales, dejando que sus testĆ­culos llenos de hirviente lefa colgaran de manera vulnerable.

   Lucas sonrió.

   Erick asintió se quedó con las piernas abiertas.

   ā€”Genial —sonrió Lucas mirando las bonitas ciruelas de Erick.

   El jugador de fĆŗtbol estaba parado frente a Ć©l, con las manos apoyadas en la cadera. Le guiñó un ojo a Erick y subió la fuerte pierna. Luego, su pie chocó con los testĆ­culos. El empeine embistió los tiernos globos en su entrepierna, aplastĆ”ndolos y haciendo que los ojos y boca se abrieran.

   Con una fracción de segundo de retraso, Erick dejó escapar un gemido miserable y se dobló.

   Lucas sonrió.

   Erick tosió e hizo una mueca, sus manos se envolvieron alrededor de los doloridos testĆ­culos.

   ā€”Erick, Āæpodemos tener tu voto, por favor? —preguntó Lucas alegremente, bastante seguro de que habĆ­a conseguido ser el ganador.
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   ā€”Ay —gimió Erick.

   Lucas lo miró expectante.

   Erick hizo una mueca.

   ā€”Siete.

   Lucas levantó las cejas. —¿Eso fue un siete?

   Erick asintió con la cabeza.

   Lucas frunció el ceƱo. —Voy por un diez en la próxima patada.

   Erick gimió. —Tal vez me equivoquĆ© y era un diez —dijo rĆ”pidamente.

   ā€”Ā”Hey! —protestó Eladio—. Dijiste que era un siete. Ā”No puedes cambiar de opinión asĆ­ como asĆ­! —se volvió hacia Erick—. Ā”Recuerda en quĆ© equipo estĆ”s!

   Erick gimió. —Siete. Era siete, Āæde acuerdo?

   Lucas se encogió de hombros.

   Eladio se volvió hacia Dereck. —Mi turno.

   Dereck lo miró con sonrisa incómoda. —Bueno.
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   Eladio miró la entrepierna de Dereck, y Ć©ste abrió los muslos.

   Con un movimiento rĆ”pido, Eladio pateó sus bolas.

   Dereck gimió de dolor.

   Eladio le sonrió a Lucas, quien se encogió de hombros.

   Dereck se quedó sosteniendo sus huevos, tratando de no doblarse—. Cinco—dijo con voz ronca.

   Eladio puso los ojos en blanco.

—Bien —dijo Lucas rĆ”pidamente. —Entonces es mi turno de nuevo, Āæno?

   Erick parecĆ­a miserable. Tuvo problemas para mantener las manos lejos de sus bolas.

   ā€”Ustedes dos —Lucas miró a Gastón y Jean que estaban viendo la escena con sentimientos encontrados—. Mantengan sus manos detrĆ”s de la espalda.

   Erick hizo una mueca.

   Jean sonrió y agarró la muƱeca derecha de Erick.

   Gastón vaciló. Luego se unió a Jean y sostuvo la muƱeca izquierda de Erick.

   Los dos jóvenes desnudos separaron los brazos de Erick.

   El pobre fortachón de gran cabellera parecĆ­a que estaba a punto de ser crucificado.

   ā€”Bien —dijo Lucas. Con un pequeƱo comienzo de carrera, levantó el pie en su entrepierna, aplastando sus delicadas bolas, metiĆ©ndolas en su pelvis.

   Erick gritó a todo volumen y luchó contra el agarre de Gastón y Jean.

   ā€”Dejenlo —dijo Lucas con naturalidad.

   Gastón y Jean cumplieron, y Erick se derrumbó en el suelo, acurrucado y agarrando sus huevos.

   ā€”ĀæEs un diez, amigo? —preguntó Lucas.

   Erick asintió, sollozando de dolor.

   ā€”Dilo en voz alta —exigió Eladio.

   ā€”Es un diez —gimió Erick.

   Dereck se rió. —¿Ya te sientes Ericka?

   Erick lo ignoró.

   Eladio miró a Dereck y sonrió. —”Tu turno!

   Dereck apretó los dientes, abrió las piernas y extendió los brazos, imitando la posición de Erick. —No tengo nada que...

   Eladio lo interrumpió con una potente patada que se estrelló contra su ingle con un ruido atronador.

   Dereck fue levantado del suelo y cayó de rodillas cuando volvió a bajar. Gritó de dolor, agarrando sus bolas y gritando: —”HIJO DE PUTA MIS BOLAS, MIS BOLAS, MIS BOLAS!

   Eladio sonrió. —¿Diez perfecto?

   ā€”Ā”De ninguna manera! —gritó Dereck—. PĆŗdrete.

   ā€”Oh, solo dinos quĆ© es —dijo Lucas, sonando aburrido.

   Dereck se retorcĆ­a en el suelo, tratando de aliviar el dolor que se expandĆ­a por su cuerpo—. Nueve —dijo despuĆ©s de un rato.

   ā€”Gracias —sonrió Eladio—. Eso es lo suficientemente bueno para mĆ­.

   ā€”Tenemos 14 puntos para Eladio y 17 para Lucas —anunció Bastian.

   ā€”EstĆ” bien —dijo Lucas, frotĆ”ndose las manos—. Vamos a terminar las cosas.

   Erick todavĆ­a estaba acurrucado en el suelo, agarrando sus gónadas.

   Lucas miró a Gastón y Jean.

   Los dos muchachos sonrieron dĆ©bilmente y agarraron a Erick, sosteniendo su cuerpo en alto.

   Los ojos de Erick estaban llenos de lĆ”grimas. —No —susurró.

   ā€”Lo siento —dijo Lucas, sin algĆŗn tipo de remordimiento—, Ć©ste es el Ćŗltimo.

   Erick gimió.

   Lucas chasqueó los nudillos y retrocedió un par de pasos. Luego fue corriendo hacia Erick.

   Los ojos de Erick se abrieron.

   El pie de Lucas se estrelló contra la ingle de Erick, golpeando las dos gónadas llenas de leche en su pelvis, aplastĆ”ndolas como tortillas.

   Lentamente, la boca de Erick se abrió. Jadeando por aire.

   Sus ojos volvieron a su cabeza y se dejó caer al suelo.

   ā€”Ouch —comentó Gastón, haciendo una mueca de simpatĆ­a.

   La polla de Jean se crispó al ver el rostro torturado de Erick.

   ā€”EstĆ” fuera de combate —dijo Lucas alegremente—. Supongo que eso es un diez automĆ”tico, Āæeh?

   Bastian echó un vistazo a Erick.

   El pobre era abofeteado en la cara por Jean que intentaba despertarlo.

   En la tercera bofetada, Erick abrió los ojos y gimió miserablemente.

   Cogió sus huevos y se acurrucó lo mĆ”s que pudo, gimiendo.

   ā€”Supongo que sĆ­ —concluyó Bastian—. Eso hace 27 puntos para ti. Eladio tiene 14. ĀæQuieres ir por los huevos de Dereck una vez mĆ”s?

   Eladio miró a Dereck que lo estaba mirando.

   ā€”Bueno, es la segunda ronda todavĆ­a aunque no tiene sentido patear esas bolas patĆ©ticas de nuevo, Āæeh, Dereck?

   Dereck lo fulminó con la mirada. —¿QuĆ©?

   Eladio sonrió. —Erick lo tomó como un hombre, y tĆŗ gritaste como chica. Supongo que pasarĆ© de ti. No podrĆ­as soportar otra patada, de todos modos...

   Dereck se levantó lentamente, sobando sus gónadas desnudas. —¿QuĆ©?

   Eladio puso los ojos en blanco. —Debes superarlo. Esta ronda ha terminado.

   ā€”Ā”Puedo soportar un diez! —murmuró Dereck.

   ā€”Lo dudo —respondió Eladio, pareciendo aburrido.

   ā€”Ā”Erick se desmayó! —Dereck seƱaló a su amigo que se retorcĆ­a en el suelo—. Ā”Se desmayó! —se paró frente a Eladio y seƱaló sus testĆ­culos colgantes—. Vamos, dame un diez.

   Eladio sonrió. —Viste lo que le pasó a MoisĆ©s...
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   Dereck miró al morenazo que estaba haciendo muecas de dolor, agarrĆ”ndose los heridos genitales. Luego se volvió hacia Eladio.

   ā€”Puedo doportar un diez.

   Eladio se encogió de hombros. —No va a importa de todos modos.

   ā€”Ā”Me importa a mi! —dijo Dereck bruscamente—. No me voy a desmayar como Erick. Ā”Dame un diez!

   Eladio se encogió de hombros otra vez. —Bien.

   Se paró frente a Dereck.

   El hernano menor de Horacio apretó los dientes. Su polla estaba semidura apuntando a Eladio.

   Gastón, Jean y Lucas lo miraban con diversión. Erick y los Palacios estaban demasiado ocupados lidiando con el dolor en sus huevos para fijarse.

   ā€”Adelante —murmuró Dereck.

   Eladio se rió entre dientes. Luego se puso serio. —Lo querĆ­as —dijo. Luego, con un movimiento rĆ”pido y poderoso, pateó las bolas de Dereck. Su empeine chocó con los dos tiernos orbes y los aplastó contra su pelvis.
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   Dereck sintió el dolor de inmediato. —”JODER! —gritó y se desplomó en el suelo otra vez—. CABRƓN, DESGRACIADO, PUTO, MARICOTAS, MIS BOLAS, MIS BOLAS, AY MIS BOLAS.

   Eladio parecĆ­a divertido. —Tu lo quisiste. ĀæFue lo suficientemente duro quieres que te de otro?

   Dereck gritaba obscenidades mientras Eladio se reĆ­a de Ć©l.

   ā€”Dime, Āæfue lo suficientemente duro? —repitió Eladio.

   ā€”CoƱo, sĆ­ —gimió Dereck—. Era un diez. Ā”Y lo tomĆ© como un hombre!

   Eladio puso los ojos en blanco y sonrió. —SĆ­. Como un hombre. Tirado en el suelo, llorando por tus bolas. Felicidades.

   Dereck lo miró fijamente, acariciando sus doloridos huevos.

   ā€”EstĆ” bien, muchachos —dijo Bastian—. La segunda ronda va para Lucas con 27 puntos. Eladio tiene 24. Última ronda, caballeros.

   ā€”Somos nosotros —le dijo Gastón a Jean.
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   Jean asintió con la cabeza.

   ā€”Buena suerte —dijo Gastón.

   Jean asintió nuevamente.

   ā€”ĀæQuieres comenzar con un diez? —Eladio sonrió a Jean, cuya polla estaba tan dura como roca y hermosamente erecta.

   Jean se miró los pies.

   Eladio se rió y agarró la cabeza de la enorme polla de Jean.

   ā€”Es un monstruo esta porquerĆ­a —sonrió Eladio dejando que la polla de Jean golpeara sus abdominales.

   Jean hizo una mueca, pero sonrió con orgullo.

   ā€”Y esos testĆ­culos —sonrió Eladio agarrando el escroto de Jean, apretando juguetonamente los dos cojones extra grandes—. Muy impresionantes.

   Jean se rio entre dientes. —Es lo que demuestra que por mis venas corre sangre Chacón.

   ā€”Bonito —dijo Eladio y dio un paso atrĆ”s—. Vamos a romper tus huevos.

   La sonrisa de Jean desapareció y miró a Lucas, luego a Eladio nuevamente.

   El futbolista se tomó su tiempo, torturando su psique.

   Las ciruelas de Jean colgaban libremente entre sus piernas.

   ā€”Oh, odio tener que destruir tu virilidad —suspiró Eladio.

   Jean se aclaró la garganta. —Bueno, no tienes necesidad de hacer...

   Fue interrumpido por una fuerte patada en sus colgantes joyas familiares que lo hizo gemir de dolor y doblarse

   ā€”Creo que estuvo fuera del objetivo, Āæno? —comentó Eladio, rascĆ”ndose la cabeza.

   Jean gimió de dolor y asintió. —Sólo golpeaste el teste izquierdo —dijo con voz llorosa—. Que bueno que ya soy padre porque creo que lo mataste.

   ā€”Mmh —Eladio se encogió de hombros—. Los huevos Chacón son difĆ­ciles de aniquilar.

   Jean gimió.

   ā€”Entonces, ĀæquĆ© fue? —dijo Lucas con impaciencia, mirando a Jean.

   Jean se mordió los labios, acariciando su escroto. —Un cuatro.

   ā€”ĀæUn cuatro? —exclamó Eladio, mirando a Jean con incredulidad.

   Jean se encogió de hombros, haciendo muecas de dolor.

   ā€”Mejor suerte la próxima vez —sonrió Lucas volviĆ©ndose hacia Gastón.

   El hermano menor de Horacio lo miró fijamente. —Hola —dijo de manera tĆ­mida.

   ā€”Hola —Lucas se rió.

   La polla de Gastón estaba flĆ”cida y Lucas decidió caminar alrededor de Ć©l. —Voy a patearte por detrĆ”s —anunció.

   ā€”Oh —dijo Gastón, sin moverse.

   ā€”Erm, abres las piernas, Āæpor favor?

   Gastón hizo una mueca e hizo lo que le dijeron.

   Lucas no perdió el tiempo. Tan pronto como Gastón asumió su posición, pateó sus huevos. Su zapato se estrelló contra la virilidad con un golpe contundente.

   Gastón gimió y se dobló, agarrĆ”ndose los huevos y haciendo una mueca de dolor.

   ā€”Seis —dijo con voz ronca.

   Lucas sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda.

   Eladio se rió. Miró los testĆ­culos de gran tamaƱo de Jean.

   ā€”Agarra tus bolas —le dijo.

   Jean lo miró con expresión en blanco.

   ā€”Agarra tus bolas —repitió Eladio.

   Jean lo hizo.

   ā€”AgĆ”rralos para que pueda patearlos correctamente.

   ā€”ĀæHuh? —Jean lo miró fijamente.

   ā€”Mantenlos apretados —dijo Eladio pacientemente.

Jean hizo una mueca y apretó su saco de bolas para que sus inmensas gónadas se mantuvieran en la parte inferior. Miró a Eladio y se mordió el labio.

   Eladio sonrió y lanzó una potente patada al paquete de Jean.

   Las puntas de su zapato chocó contra las dos delicadas ciruelas.

   Los ojos de Jean se hincharon y dejó escapar un gemido miserable.

   ā€”Perfecto —sonrió Eladio.

   Jean se dobló y cuidó su maltratada virilidad.

   ā€”ĀæNo estĆ”s de acuerdo, Jean?

   Jean gimió. —Ocho.

   ā€”Ā”Gracias! Ā”Eso es lo que querĆ­a escuchar!

   Lucas habĆ­a observado a Eladio de cerca. —Muy bien, Gastón, agarra tus bolas —dijo, de pie detrĆ”s de Ć©l.

   Gastón gimió.

   ā€”Aprieta hacia atrĆ”s para que pueda verlos.

   Gastón obedeció. Sus gordos huevos se mantenĆ­an firmemente en su lugar entre sus nalgas. Formamdo un blanco perfecto.

   Lucas sonrió. Luego dio un paso atrĆ”s y pateó las campanas de Gastón. Ɖste dejó escapar un gemido penetrante y apretó las rodillas con los huevos atrapados entre los muslos.

   Lucas asintió con la cabeza.

   ā€”Nueve —gimió Gastón, con lĆ”grimas en los ojos.

   ā€”EstĆ” bien —comentó Bastian—. Son 15 puntos para Lucas y 12 para Eladio. Ā”Una patada mĆ”s cada uno!

   ā€”Mierda —murmuró Eladio, dĆ”ndose cuenta de que podrĆ­a perder esa ronda.

   Jean sonrió, leyendo la mente de Eladio. —EstĆ”s perdiendo, hombre.

   Eladio levantó las cejas. —Agarra tus gümaros —dijo bruscamente.

   La sonrisa se borró de la cara de Jean. Tragó saliva y agarró su saco de pelotas.

   ā€”MuĆ©strame los dos —exigió Eladio.

   Jean sonrió dĆ©bilmente y presionó sus dos testĆ­culos contra el fondo de su escroto.

   ā€”Muy bien —murmuró Eladio, concentrĆ”ndose en las bolas de Jean—. Bien…

   Dio un paso atrĆ”s, y con el objetivo perfecto y toda la fuerza que pudo reunir, pateó las pelotas de Jean, golpeĆ”ndolas de frente.

   Jean tropezó y su boca se abrió.

   Su polla que estaba dura como roca, rebotó contra sus abdominales. Tras eso, estalló con poderosos chorros de esperma que salpicaron contra su barbilla, aterrizando sobre su pecho y bajando por sus abdominales.

   SeguĆ­a sosteniendo sus huevos, incapaz de moverse, con los ojos bien abiertos, escupiendo saliva tambiĆ©n.

   Un pequeƱo sonido sibilante escapó de sus labios cuando sus cejas se levantaron y su nariz se torció ligeramente.

   Su polla seguĆ­a disparando lefa blanca y caliente por todo el lugar, cubriendo su cuerpo y el piso con una gruesa capa de cremoso y pegajoso esperma.

   ā€”Asco —dijo Eladio, sacudiendo la cabeza. Dio un paso atrĆ”s y observó la polla de Jean eyacular desde una distancia segura.
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   ā€”Diez —calificó Jean con voz sin tono, aferrĆ”ndose a sus bolas. Luego se desplomó en el suelo, uniĆ©ndose a los Palacios, Erick y Dereck.

   Gastón tragó saliva y miró por encima del hombro a Lucas.

   Su primo se rió y le dio unas palmaditas en el hombro. —No te preocupes, no espero eso de ti...

   Gastón soltó una risa forzada.

   ā€”Aunque... —Lucas sonrió—. ĀæPor quĆ© no te pajeas, eh?

   ā€”ĀæQuĆ©? —Gastón parpadeó.

   Lucas se encogió de hombros.

   Gastón lentamente comenzó a sacudir su gordo pene hasta que quedó completamente duro.

   ā€”Bien —sonrió Lucas—. Cuando estĆ©s a punto de eyacular me dices y te pateo la leche.

   Gastón respiró con dificultad.

   Eladio lo miró.
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   Pronto, Gastón estaba llegando al clĆ­max. Acariciaba febrilmente su enorme miembro, su mano subĆ­a y bajaba por el falo. Presemen rezumaba de su punta. Su cara estaba roja mientras jadeaba. —ESTOY CASI... AAAH, AAAAH...

   ā€”Eso es lo que querĆ­a escuchar —dijo Lucas suavemente.

   Tan pronto como el primer chorro de semen salió disparado de la polla de Gastón, Lucas pateó sus repletos testĆ­culos con todas sus fuerzas.

   Su zapato se estrelló contra las tiernas joyas y las quebró con un golpe resonante.

   Gastón chilló de dolor.

   Montones de lefas salĆ­an de la punta de su pene mientras sentĆ­a que sus bolas habĆ­an explotado.

   Cayó de rodillas, sus manos agarraban sus huevos mientras su pene estallaba con su lava caliente.

   Gastón gimió y se acurrucó, revolcĆ”ndose en su propio charco de esperma.

   ā€”Lo siento —Lucas sonrió—. TenĆ­a que asegurarme de ganar esta ronda.

   ā€”Jódete —se quejó Gastón. Luego aƱadió con un gemido miserable. —Eso fue un diez...

   ā€”Ā”SĆ­! —celebró Lucas.

   ā€”Lucas gana la tercera ronda con 25 puntos. Eladio tiene 22. Lucas es el ganador definitivo.

   Eladio hizo una mueca y estrechó la mano de los muchachos de su grupo.

   ā€”Muy bien —dijo Bastian caminando hacia los dos, mirando a los seis hombres desnudos en el suelo.

   Los Palacios gemĆ­an suavemente, Erick y Dereck todavĆ­a se retorcĆ­an, Gastón y Jean emitĆ­an gemidos fuertes y miserables.
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   ā€”Felicidades —sonrió Bastian estrechando la mano de Lucas—. Otorgas un reconocimiento a tu grupo familiar. 

   ā€”Erm —Eladio se aclaró la garganta—. Supongo que debo prepararme para el castigo, Āæeh?

   ā€”Supongo que sĆ­, campeón.
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   ā€”ĀæQuĆ© pasarĆ”? —preguntó Eladio en voz baja.

   Bastian dijo:

   ā€”TendrĆ”s que esperar y ver.

   Eladio tragó saliva.

   ā€”La proxima semana…

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