El próximo 1ro de julio inicia una nueva etapa en el blog a petición de un lector número 1 de mis relatos, agradezco a él por la propuesta y la idea de dar un giro a las historias y series que presentaba. Tengo un poco de duda con lo que está por venir pero vale la pena intentarlo con este nuevo "proyecto". Informo que por primera vez en Las Bolas de Pablo por una semana entera se estará publicando un nuevo relato día tras día desde el 1ro al 7 de julio la invitación es para que entren al blog a leer las publicaciones que estarán disponibles desde las 6am (Hora de España, ya que es el país que más reporta visita). No olvides comentar y votar cada historia
—Somos una familia grande los Chacón —explicaba Marcos a su hijo Pablo—. Y como comprenderás en la época de tu abuelo y tu bisabuelo no había nada más productivo en la vida que follar.
Pablo lanzó una carcajada que hizo que su padre también lo acompañara mientras conducía al punto donde iba a encontrarse con su hermano Bastián que días atrás lo invitó a la hacienda de la familia para presentarle un proyecto.
—Sí, hijo, así era. Y como los Chacón somos hombres tan fértiles imagina aquella época con poca televisión y sin internet. Tu bisabuelo o el abuelo todo un día trabajando en el campo, bajo el sol, produciendo testosterona y llegar por la noche a casa, sin nada que hacer. Pues, ¡tenía que follar! —ambos se volvieron a reír —, tu pobre abuela pasaba media vida embarazada. Tan bella mi madre me regaló tantos hermanos.
—Más los hijos por fuera del matrimonio que tuvo el abuelo, ¡ese galán!
Marcos afirmó ya sin mucha gracia.
—Y todos con las pelotas grandes, como sello Chacón.
Marcos volvió a sonreír y comentó:
—Bebé que nazca sin las pelotas grandes ese no es Chacón. Así le pasó a mi primo Ulises que le quisieron montar un hijo que no era suyo. Mira, allá nos está esperando Bastián, ¡carajo! Todavía se ve tan joven como la última vez que lo vi.
Pablo afirmó eran casi 20 años sin ver al tío Bastián Chacón que estuvo por tanto tiempo fuera del país. Era un sujeto alto muy guapo, con un bronceado perfecto. Su cara era rectangular y de finos labios. Vestía pantalón deportivo y una chaqueta puma que utilizó para ir al supermercado del pueblo y comprar la carne para la barbacoa de aquella noche.
Al hombre le brillaron los preciosos ojos verdes cuando leyó la placa de la camioneta de su hermano.
—¡Bastián! —se bajó de ella Marcos completamente emocionado extendiendo los brazos.
El hermano menor corrió a Marcos y lo estrechó tan fuerte como pudo siendo un encuentro fraternal inolvidable. Pablo también se apeó del vehículo y cuando estrechó a su tío sintió cada fibra muscular que había por debajo de su ropa, no había duda, Bastián seguía inmerso en el mundo deportivo.
—El pueblo ha crecido mucho —comentó cuando subió a la parte trasera del vehículo—. Ya somos hombres citadinos y sólo vemos esto como lugar de descanso.
—Así es —afirmó Marcos volviendo a conducir—. Tienes que visitar la ciudad. También tengo un departamento en la playa. Pero quiero saber, ¿de qué va tu proyecto, hermano?
—¡Oh, callate! —se rió Bastián—. Apenas acabas de llegar. ¿Dónde están tus hijos?
—Simón se tuvo que quedar por su programa de televisión, Israel dijo que iba a estar la temporada de vacaciones con sus dos hijos, ya verás que está divorciado de la madre de ellos y muy poco los ve por la distancia de estado a estado. Y Jenny se quedó laborando, la única arquitecta de la familia, como su padre.
—Y yo abandoné el trabajo —declaró Pablo—. Trabajé en un banco pero resultó agotador. Estoy cesante.
—El hombre que necesito para mi proyecto —rió Bastián y Pablo lo acompañó.
—¿Hermano, y tus hijos? ¿Con quien viniste? ¿Cuantos hijos tienes?
—Son tres, los que conoces, y todos varones, ya sabes —rió Bastián—. Vine con Germán, el menor de todos, fue el único que quiso viajar, ya lo vas a conocer aunque aquí está su foto.
Bastián usó su celular y buscó en la galería la fotografía de un muchacho alto, de tez blanca. Bastante atractivo según Pablo, rondaba los 18 años. Su cabellera era negra y usaba lentes de sol oscuro, levantaba un pulgar en dirección a la cámara. Pablo desvío la mirada y detalló que llenaba muy bien su short. Devolvió el celular a su tío después que su padre la observó.
—Hermano, he convocado a muchos de nuestros hermanos y sobrinos para este encuentro y sin embargo faltarán más.
—Lucas no podrá asistir, al igual que sus hermanos, Gaspar Chacón ha sido muy irresponsable con su paternidad regando hijos al mundo. Douglas tampoco vendrá, si supieras es actor porno sí que supo sacarle provecho a su herramienta.
Todos rieron.
Bastián se rascó la entrepierna. Y entonces preguntó:
—¿Cual ha sido su peor golpe en las bolas?
Pablo y Marcos volvieron a reír.
—He recibido tantos que ya no recuerdo —confesó Pablo—, ya quizás y sea estéril ja, ja, ja.
Marcos gimió y dijo:
—Uf, uno que me dejó arrastrando del dolor a mis pobres gümaros fue un terrible palazo que me dieron. Me llevaron los huevos a la garganta y me quedé en el piso.
—Caray, se oye doloroso.
—No tanto como esto, hijo.
Enseguida Marcos Chacón se estiró y clavó un puñetazo entre las piernas de Pablo, el cual dio un brinco y se encorvó adolorido quejándose y acariciando sus pelotas.
Marcos y Bastián se rieron a carcajadas mientras se aproximaban a la finca de los Chacón.
—Hey, pero si ahí está Román —dijo Bastián—. Y parece que se le averió el trasto.
—Que pesar, al menos fue entrando a la finca y no en plena carretera —comunicó Marcos bajando la velocidad para detener el vehículo delante del jeep de su sobrino que tenía el capó levantado. Junto a su hermano se bajó a saludar al hombre mientras Pablo se quedó acariciando sus adoloridas pelotas.
Román era el único hijo de uno de los hermanos mayores de Marcos, fue criado completamente en el campo por lo que podía definirse como el primo ranchero y aunque logró cursar estudios universitarios en la capital su sitio de confort siempre fue el monte rodeado de vacas y ganado. Tenía los rasgos finos de un gran Chacón, hermosura de físico y dos buenos testículos que chorreaban semen en exceso. Vestía con una camisa sin mangas y un ceñido jeans, su sombrero vaquero descansaba a un lado del fornido muslo. Estaba estacionado esperando una ayuda de transporte desde o hacia la finca de su familia y saludo a su tío Marcos que no lo veía desde la navidad de unos años atrás.
Cuando Pablo se bajó del vehículo todavía sentía ese horrible malestar en las pelotas por lo que Romás esbozó una sonrisa al verlo caminar.
—¿Ya comenzaste tu proyecto, Bastián? ¿Lo hiciste con Pablo?
—Aún no. Fue mi padre quien me fauleó.
—Joder, ya tu sabes de qué va la idea de Bastián y yo no —se quejó Marcos.
—Así es, papá.
—Eso no puede ser, Bastián. Quiero saber de qué va.
Bastián rió.
—Todo a su tiempo, hermano. Estoy haciendo mis estudios, pobre Pablo. ¿Y tú, Román? ¿Cuál ha sido tu peor golpe en las gónadas?
Román dibujó una sonrisa pícara en su escultural rostro.
—Bueno —dijo pensativo—. Ha sido por culpa de la vecina.
—¿La vecina? —preguntó Marcos.
—Sí, la de la finca de al lado.
—A kilometro de aquí querrás decir.
—Sí, tío, la que antes permanecía a los Terranova, esa gente le vendió las tierras a una potra más bella que pensarlo dos veces, una hermosa mujer quiero decir. He tenido unos conflictos con esa huraña y la mula tiene su caracter, es bravucona esa potra, en un mal momento que le fuí a reclamar por unas reses que se me desaparecieron y estaban en sus límites, la muy güarra me agarró de las huevas y me las apretó tan duro que no resistí y acabó con mi reclamó amenazándome que me las iba a dar de comer si la seguía molestando.
Todos los ahí presentes se echaron a reír. Y al final Román sorprendió con su confesión:
—Después de todo creo que la chúcara esa me gusta. Lo malo es el cáracter que tiene, por eso ha de estar sola ningún hombre se le acerca.
—Sólo tienes que hacer que pruebe la carne Chacón que tenemos entre las piernas —agregó Marcos como comentario machista. Todos volvieron a reírse.
Desde lejos se vislumbraba una camioneta que desde la finca iba a auxiliar a Román y mientras se acercaba Bastián realizó una videollamada.
Ante la cámara del celular apareció la imagen de Braulio un gimnasta guapo y fuerte. Fanático de las competiciones. Su genética Chacón lo bendecía con un cuerpo muy grande y poderoso, una polla carnosa y un par de ciruelas bonitas y gordas, estaba de pie ante una parada de autobuses.
—¡Sobrino! ¿Por dónde vienes?
—¡Carajo, tío, tengo más de media hora esperando a esos cretinos que no llegan!
Bastián se rió mientras Marcos daba gestos de saludos al celular.
—Sigo en la terminal de autobuses. Juro que si en treina minutos esos idiotas no llegan cojeré el bus y me iré solo.
Bastián se echó a reír.
—Hey, tío, voy acompañado de un amigo, espero que no te moleste. Eh, bueno, no te va a molestar. Le hablé de tu proyecto y está muy interesado. Conócelo él es Doménico —Braulio enfocó hacia arriba, subiendo las escaleras y apoyado contra unas barandijas estaba el hombre citado, Braulio era moreno con el torso muy ancho, saludó de manera tímida a la cámara. Se sentía apenado de asistir a esa reunión sin embargo estaba interesado en el proyecto.
—Así que quieres participar en mi idea, ¿eh, Doménico? —saludó Bastiań—. Me emociona mucho tu iniciativa. Pero sal de ahí y acercate a la videollamada.
Doménico afirmó y salió de escena mientras Braulia aparecía en la videollamada.
—Él es mi amigo de gimnasio le comenté tu proyecto y quiso participar —explicó el sobrino.
Cuando los dos amigos se encontraron Bastián hizo su típica pregunta.
—Hey, Braulio, ¿cúal ha sido tu peor golpe en los cocos?
Braulio se rió y tras dudarlo dijo sinceramente.
—Fue una apuesta que perdí y recibí 50 patadas en las bolas con una bota de punta de acero... ¡oh Dios, pensé que me las ivan a reventar!
Bastián rió:
—¿Y tú, Doménico? Confiesate.
—¿Yo? Bueno, señor, no soy muy de dejarme golpear, yo disfruto más golpeando y yo fuí el artífice de esa apuesta que su sobrino perdió. Me divierto mucho fauleando a mis amigos.
—Algún dìa tendrás tu karma, Doménico, algún día lo tendrás. Ja, ja, ja.
Cuando la videollamada culminó ya empezaban a atender el vehículo del primo ranchero por lo que Marcos y su familia decidieron terminar su camino a la finca. Una vez más Marcos le preguntó a su hermano de qué se trataba el mentado proyecto y Bastián se hizo de oidos sordos cambiando de tema.
—Quería que todos los primos y sobrinos estuvieran aquí pero fue díficil contactarlos a todos. Pablo, ¿has sabido algo de Carlos Ferrer Chacón?
—No, mucho, lo último que supe es que estaba administrando un bar. Pero no lo he vuelto a ver.
—Sería genial tenerlo en nuestro álbum.
—¿Ha llegado a la finca alguien más?
—Sí, Pablo, hace tres días llegó Horacio Chacón... el pobre está siempre con el celular en la mano.
—¿Por qué? —quiso saber Marcos estacionándose en el garage.
—Comunicándose con su esposa.
—¡Oh, no! No me digas que está domado por su mujer.
—No lo sé, los he oído y ambos se oyen muy enamorados, él está muy preocupado porque la dejó sola para venirse acá. Ambos están emprendiendo un proyecto juntos, la verdad, hermano, creo que ellos están faltos de dinero pero Horacio salió a su padre es muy reservado con su vida.
—Ambos tienen una escuela o algo así oí un día. Es raro que aún no tengan hijos, ¿será estéril nuestro muchacho?
—Todavía no he conocido al primer Chacón estéril, hermano. Quizás sea la mujer.
Pablo recordó a su primo Horacio, en aquella época de niños era aventurero, con muchas ideas buenas cruzándose en su cabeza. Cuando se desarrolló en la adolescencia tenía un cuerpo musculoso y atlético. Nunca temió poner sus pelotas en juego.
—Día y noche llamando por celular a su mujer —comentó Bastián como si fuera un reproche mientras salía del automóvil.
—¿Hay alguién más? —preguntó Pablo.
—Sí, Jaime, mira, allí viene.
Jaime Lizárraga Chacón era alegre y despreocupado miró a Pablo y se cruzó de brazos, seguidamente hizo una sonrisa angélical y se acercó a sus familiares. Los saludó con mucho afecto y los ayudó a bajar el equipaje, entró con ellos a la gran casa campestre y se quedó un rato hablando con ellos. Se las ingenió para ir más tarde a la habitación de Pablo cuando éste dejaba sus cosas.
—Así que volvemos a vernos, Pablo... hace mucho tiempo —le dijo—. Y han pasado tantas cosas... hasta te me has casado.
Pablo sonrió sin poder decir nada, la verdad se había puesto nervioso hizo una pregunta tonta que Jaime desmeritó.
—Estaremos juntos un buen tiempo, ¿eh? Eso me gusta y muy lejos de tu esposo. Espero que no decida venir. Esta noche pediré la palabra y brindaré por los viejos tiempos. En secreto tú y yo sabremos que esos viejos tiempos somos tú y yo.
—Shhhhh —pidió Pablo.
—¿Silencio? ja, ja, ja. Eso no.
Se acercó a Pablo y besó sus labios, el rubio también se dejó llevar, en los viejos encuentros familiares ellos se escondían de noche y se masturbaban juntos, se exploraban y acariciaban, descubrieron su sexualidad juntos... ¿Que pedir? Jaime aún era atractivo.
Sin embargo Pablo no se dejó llevar y cuando terminó el beso incrustó al rótula contra la entrepierna de su primo. El pobre hombre se encorvó y comenzó a toser desesperado sintiendo como el punzante dolor abandonaba sus bolas y explotaba a ambos lados de su cadera y en el estómago. ¡Terrible dolor de cojones después de ese conquistador beso!
—¡Me pegaste justo en los dos! ¡NO! ¡PUTA, QUE DOLOR! Pocas veces me pegan en ambos.
Pablo abandonó la estancia y buscó al primo Horacio.
En el living de la casa Bastián ejecutaba una videollamada, esta vez el celular mostraba el interior de un auto que era conducido por un rubio, éste iba acompañado de Braulio y Doménico.
—¿Por dónde vienes? —preguntaba Bastián.
—Más cerca de lo que crees —respondió Jean Chacón—. En diez segundos estaré allá.
—Oh, callate y maneja con precaución. Te necesito vivo para mi proyecto.
—Está bien, tío, lo haré...
—Los quiero vivos a todos. Ya los espero, antes de colgar, Jean, ¿cuál ha sido tu golpe más fuerte en la ingle?
—¡Oh! Los que me da mi novia, está loca. Una noche me tenía con la verga tiesa como el hierro, la desquiciada me agarró y empezó a golpear mis tananillos... ¡está loca! Me vació por completo a golpes... Pertenece a una sociedad en contra de los hombres, o no sé qué cosa. Pero a mi me ama, espero que nunca se la lleven detenida.
—¿Es una feminazi?
La respuesta a Bastián nunca fue contestada por la mala cobertura en la carretera de Jean, rindiéndose el hombre guardó su móvil en el bolsillo.
—Me hubiese encantado poder invitar a todos los Chacón, la familia es muy grande. Sería genial tener a Simón e Israel... que pena que no pudieron venir. Mañana llegarán los hijos de Carmina —los dos se rieron—. Nuestra adorada hermana que se casó con ese anciano. ¿Crees que las mujeres de la familia heredan el tamaño de los huevos a nuestros sobrinos?
—Habría que preguntar a Jaime. Pero yo creo que sí. Recuerda el tamaño de sus testes cuando era un niñito.
Los dos se rieron. Y Marcos Chacón lo miró a los ojos.
—Todo el mundo sabe cúal es tu proyecto, incluso Pablo y no me quiso decir. ¿De qué va?
—Estoy realizando un proyecto muy divertido sobre resistencia testícular, ya sabes como son nuestros cocos: ¡todo un misterio! La idea principal era contactar a toda la familia, ha sido imposible pero estoy satisfecho con mi progreso, también en los próximos días vendrán otros muchachos que quieren participar en esto, son varios pero aquí estarán los mejores. Formaremos una sociedad agradable, amigable y traviesa ja, ja, ja. Una hermandad, la hermandad de los huevones ja, ja, ja. Será genial, resistencia y dolor de bolas nuestro lema. Esto tiene un componente científico y también de entretenimiento y estudio.
—¿Qué se necesita para estar aquí?
—Pues lo publiqué en algunas redes sociales. Y tuve muchas respuestas, en los próximos días vendrán los candidatos. Los requisitos son soportar los golpes en los genitales, estar dispuesto a faulear otra bolas, divertirse siendo un quiebra huevos, deseo saber que tipo de cojón es el mejor, el Chacón versus el de cualquier humano hijo de vecino je, je je. Quiero que disfruten reventándose unos a otros. A patir del primero de julio en este espacio día a día van a circurlar los candidatos, será genial y algo nunca antes visto, un formato agradable y un nuevo comienzo, nuevo formato me atrevería a decir. No olvides, primero de julio todos los días durante una semana.
Marcos dobló los labios y su hermano dijo:
—Pero tú, Marcos, estás muy viejo para el chiste.
Con eso lo pateó en la entrepierna, por lo que Marcos lanzó un grito desgarrador y se fue directo al suelo con ambas manos enterradas en su entrepierna, gritaba y se quejaba moviendose como lombriz en el suelo.
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