BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Adam observĆ³ a la pareja sentada en el otro extremo de la piscina, estaban envueltos en una armoniosa plĆ”tica. El hombre dejĆ³ de dormitar en la silla de extensiĆ³n donde estaba acostado con las piernas separadas. No pudo evitar notar los bonitos pechos redondos de la muchacha y sus largas y hermosas piernas. Era simplemente hermosa.
Cuando la mujer lo mirĆ³, Adam rĆ”pidamente apartĆ³ los ojos. DedicĆ”ndose a lo azul del cielo. Estaban solo los tres en el centro deportivo.
Adam ajustĆ³ su entrepierna.
NotĆ³ que la muchacha miraba de nuevo.
Esta vez, Adam no apartĆ³ la vista. Su pene se agitĆ³ dentro de su short.
La mujer centrĆ³ la atenciĆ³n en su acompaƱante en una privada conversaciĆ³n que los hizo reĆr.
Cuando ambos callaron, Adam saltĆ³ a la piscina quitĆ”ndose el short y quedĆ”ndose Ćŗnicamente en traje de baƱo.
Necesitaba refrescarse.
Cuando saliĆ³ del agua, la pareja seguĆa allĆ.
SaliĆ³ de la piscina y se pasĆ³ las manos por el cabello mojado. Se moviĆ³ y ajustĆ³ su entrepierna. El spandex interior del traje de baƱo se pegaba a su bulto, incĆ³modamente en la parte inferior de su polla
MirĆ³ a la pareja de nuevo y alzĆ³ una ceja, Israel se habĆa ido dejando sola a la mujer.
Ella lo estaba mirando.
Una sonrisa se extendiĆ³ en el rectangular rostro de Adam.
—Hola —dijo, caminando hacia la chica—. Soy Adam.
—Camila —saludĆ³ la mujer con una linda sonrisa en su rostro.
—Encantado de conocerte, Camila.
Camila mirĆ³ su entrepierna.
—Encantada de conocerte tambiĆ©n, Adam.
La sonrisa de Adam se ensanchĆ³. Se llevĆ³ las manos a la cadera demostrando que no tenĆa nada que ocultar.
El contorno de sus genitales era visible en su speedo hĆŗmedo. TenĆa una buena polla, no muy grande, pero sĆ gruesa y cabezona. Sus bolas eran gordas y grandes, y estaban llenas de semen.
—Nunca te ha visto por el club, ¿eres nueva? ¿Piensas inscribirte?
Camila se echĆ³ a reĆr.
—No, solo vine a acompaƱar a Israel, dijo que esta tarde no habĆa entrenamiento y que podĆamos estar tranquilos los dos.
—Ummmm, Israel, ¿eres su novia?
—SĆ —dijo la muchacha pero despuĆ©s se riĆ³—, bueno, disculpa, todavĆa no lo soy, en cualquier momento lo serĆ©.
Hubo un momento de silencio.
La erecciĆ³n de Adam se contrajo.
—Tu novio —sonĆ³ la vo de Israel—. Con que esa tenemos, vaya, vaya. No me lo esperaba.
Adam se estremeciĆ³.
Camila se riĆ³.
Israel la rodeĆ³ con el brazo para enfatizar su territorio sobre ella.
Adam sonriĆ³ sin ocultar sus rasgos de molestia contra aquel rubio.
Israel era un rubio musculoso destacado en la nataciĆ³n al igual que Adam. TambiĆ©n usaba un traje de baƱo que apenas sostenĆa las proporciones de sus genitales.
Los ojos de Camila estaban pegados a la entrepierna de Adam.
Adam estaba consciente de su mirada, al igual que Israel. TragĆ³ saliva. Su polla se contrajo, para diversiĆ³n de Camila.
—¿Y que nĆŗmero de novia es esta, Israel? —se atreviĆ³ Adam—. Quiero saberlo, ya que semanalmente traes una diferente a la nataciĆ³n. ¿Por quĆ© lo haces para demostrar que eres un macho alfa o llenar ese vacĆo de fracasado atleta frente a mi?
Israel mirĆ³ a Adam creando un breve atisbo de irritaciĆ³n en sus ojos, Adam pensĆ³ por un momento que Israel le lanzarĆa a la piscina de un puƱetazo.
En cambio, Israel se riĆ³.
—Veo que estĆ”s muy pendiente de mi vida privada, me doy perfecta cuenta del vacĆo que hay en la tuya. En cuanto a lo mal atleta puedo demostrarte que soy el mejor. ¿Quieres demostrarlo? Hagamos una competencia y te dejarĆ© tragando cloro.
Adam se encogiĆ³ de hombros.
—¿Una competencia? ¿Tragando cloro? ¿Cloro como siempre te dejo en los vestuarios o cloro como en la ocasiĆ³n de Jade y su amiga?
Camila apartĆ³ los ojos del bulto de Adam y mirĆ³ a Israel. ¿QuĆ© clase de cosas ocurrĆan entre ellos dos?
—¿Quieres que te patee el culo en la piscina?
—Veamos quien le patea el culo a quien —dijo Israel sin romper el contacto visual con Ć©l—. Veamos.
—Israel —susurrĆ³ Camila sin alzar la voz—, no es necesario que hagas eso es mejor que...
—Que sea un duelo —dijo Adam.
—¡Lo acepto! Camila, espera aquĆ. Vuelvo en un momento.
Camila dejĆ³ escapar un suspiro de molestia y se quedĆ³ en el banco mientras los hombres iban al borde de la piscina.
—Ocho carriles —indicĆ³ Israel.
Adam asintiĆ³.
—Los que quieras, huevos de tonto.
—¡Callate, estĆŗpida princesa!
Saltaron al agua y comenzaron a nadar como si estuvieran en una competencia de alto nivel.
Fue una carrera cerrada hasta el segundo carril cuando Adam tomĆ³ la delantera. Israel le pisaba los talones, pero al final del cuarto carril, Adam logrĆ³ sacudirse, aumentando la distancia y terminando la carrera por delante de Israel.
Se detuvieron, recuperando el aliento.
Adam dejĆ³ escapar una risa cargada de arrogancia.
—¿No que eres el mejor? JAJAJA. ¡QUE IDIOTA!
Salieron del agua.
Camila se habĆa ido, no estaba ahĆ e Israel tampoco pareciĆ³ darse cuenta al final iba a ser una mĆ”s que atravesara con su miembro genital.
Adam continuaba con el cuerpo empapado de agua.
—No olvides que estĆ”s en deuda conmigo, bolas tristes, debes hacer todo lo que yo ordene. Perdiste esta y todas las apuestas contra mi. Eres una mierda, una vergĆ¼enza.
Israel lo mirĆ³ sintiĆ©ndose completamente infeliz y ofendido.
Adam se riĆ³ presintiendo la molestia de su rival y querĆa mĆ”s al punto de provocarlo y luchar con Ć©l, deseaba hacerlo. No sabĆa por quĆ©, pero su corazĆ³n latĆa con fuerza y estaba ansioso por rodear el cuerpo de Israel con sus manos, sentir sus mĆŗsculos, agarrarlo y derrotarlo. AsĆ que continuĆ³ con su rĆ”faga de insultos denigrantes.
E Israel mordiĆ³ el anzuelo, ya siendo incapaz de soportar humillaciones a su persona se lanzĆ³ hacia Adam.
Lo atacĆ³, estaba tan cargado de bronca que logrĆ³ inmovilizar a Adam con su puƱos y algunas llaves, sus cuerpos musculosos se frotaban entre sĆ.
Adam sintiĆ³ que la dura polla de Israel se clavaba en su muslo y sintiĆ³ su propia contracciĆ³n dentro de su traje de baƱo.
Tanto Adam como Israel jadeaban pesadamente. Sus cuerpos musculosos estaban pegados entre sĆ en medio de sudor.
Adam agitĆ³ el brazo. De repente, sus dedos golpearon la dura polla de Israel. Sin tomar una decisiĆ³n consciente, fue a por las bolas de Israel. Sus dedos se engancharon en la abertura de la pierna y agarrĆ³ las gĆ³nadas regordetas, sacĆ”ndolas y apretĆ”ndolas tan fuerte como pudo.
SintiĆ³ el pulso de los testĆculos entre sus dedos, y escuchĆ³ a Israel gritar de sorpresa y dolor. ApretĆ³ mĆ”s fuerte, haciendo que la voz de ChacĆ³n subiera de tono mientras temblaba en agonĆa y le aplastaba sus vulnerables huevos con su mano desnuda.
El agarre de Israel sobre Adam se aflojĆ³, y Adam aprovechĆ³ la oportunidad para alejar a Israel de Ć©l, haciĆ©ndolo caer de espalda.
Luego se quedĆ³ a horcajadas sobre Israel, frente a sus pies, con el peso de su cuerpo apoyado en su pecho.
Estaban en una posiciĆ³n de 69, y Adam se no desperdiciĆ³ su oportunidad. AgarrĆ³ las huevas de Israel con ambas manos, separando cada una entre sus dedos Ćndice y medio, apretando cada gĆ³nada con toda la fuerza que pudo reunir.
Israel soltĆ³ un gemido de angustia con el rostro contraĆdo por el dolor.
Adam continuĆ³ aplastando las bolas de Israel sin piedad con ambas manos—. ¿Para quĆ© quieres tus cojones si no eres un hombre? —se mofĆ³ y aplicĆ³ aĆŗn mĆ”s fuerza, aplanando las bolas de Israel como tortillas.
Al mirar las bolas atrapadas de Israel entre sus dedos hizo que el pene le hiciera cosquillas y se moviera.
Los ojos de Israel se cruzaron y dejĆ³ escapar un triste lamento cuando sus bolas quedaron cautivas en la implacable garra de Adam—. ¡Suelta mis bolas! —suplicĆ³ frenĆ©ticamente.
—Lo siento —Adam se riĆ³, retorciendo las bolas de Israel y haciĆ©ndolo gemir de dolor—. Dile adiĆ³s a tus bolitas.
Israel dejĆ³ escapar un grito angustiado. De repente, vio algo. ¡Su salvavidas estaba justo frente a sus ojos! BajĆ³ el traje de baƱo de Adam, exponiendo sus nalgas, y metiĆ³ la mano entre sus muslos, agarrando las grandes y regordetas pelotas de Adam. Encajando perfectamente en su mano.
Siguiendo su ejemplo, Israel agarrĆ³ los testĆculos de Adam con ambas manos, atrapando cada una de sus bolas individualmente entre su dedo Ćndice y medio y presionando sus pulgares contra la carnosa esencia masculina de su contrincante.
—¡Mierda! —gruĆ±Ć³ Adam.
—¡Suelta mis bolas! —gimiĆ³ Israel.
—¡De ninguna puta manera! —gimiĆ³ Adam, doblando y apretando los testĆculos de Israel sin piedad.
—¡ConvertirĆ© tus bolas en una puta pasta! —gimiĆ³ Israel, aplastando las bolas de Adam tan fuerte como pudo.
—¡Ya puedo sentir cĆ³mo tu huevo se estĆ” reventando! —el pulgar de Adam estaba presionando la tierna carne del gordo testĆculo izquierdo de Israel como si estuviera tratando de explotarlo.
La voz de Israel alcanzĆ³ niveles completamente nuevos. Sus ojos se cruzaron, su boca se abriĆ³, dejĆ³ escapar un chillido desgarrador.
AplastĆ³ las bolas de Adam, sus nudillos se blanquearon cuando hincĆ³ los dedos, aplastando brutalmente aquellas bolas duras.
Adam se uniĆ³ a Israel en un dĆŗo de gritos. Sus bolas se hinchaban rĆ”pidamente dentro de las manos fuertes e implacables de cada uno, pero ninguno de ellos estaba dispuesto a rendirse.
Israel, cambiando su tĆ©cnica. AgarrĆ³ el escroto de Adam por el cuello, formando un pequeƱo anillo con el pulgar y el Ćndice, y tirĆ³ con fuerza hacia abajo.
Adam gritĆ³ con mucha potencia.
Seguido golpeĆ³ las bolas hinchadas con la palma de la mano, provocando un gemido agudo.
Adam consiguiĆ³ fuerzas para su rĆ©plica, cerrando ambas manos alrededor del saco de Israel moliendo los tiernos huevos entre ellos.
Israel gimiĆ³ envuelto en agonĆa.
A pesar de que sus pelotas estaban magulladas e hinchadas, las pollas de los dos machos estaban duras como el fierro en sus trajes de baƱo.
Adam estrujĆ³ el par de huevos que estaban en sus manos.
Israel gritĆ³ con varias lĆ”grimas formĆ”ndose en sus ojos y obligando, por el punzante dolor, a soltar las pelotas de Adam que continuĆ³ maltratĆ”ndolo sin piedad.
Israel se viĆ³ forzado y humillado al rendirse.
—¡Por favor, ya, Adam, basta. Me rindo, no puedo mĆ”s. Detente!
Adam se riĆ³.
—Lo harĆ© pero quiero mi premio.
—¿QuĆ© quieres decir? —murmurĆ³ Israel, completamente exhausto y sin energĆa.
—Bueno, te ganĆ© en la piscina —sonriĆ³ Adam—. Ahora es el momento de recoger el premio.
Israel no entendĆa, sĆ³lo deseaba que lo soltarĆ”n de las pelotas.
Adam se riĆ³ y se inclinĆ³ y estudiando el rostro de Israel. Su verga estaba dura por lo que al sentirla se lamiĆ³ los labios.
Adam sonriĆ³ y abofeteĆ³ la cara de Israel.
Los ojos del dentista se abrieron de par en par y dejĆ³ escapar un grito de sorpresa.
Adam se riĆ³—. LevĆ”ntate.
Israel mirĆ³ a Adam, sentĆ”ndose.
—Adam, quĆ© demonios es lo que tĆŗ quieres conmi...
Adam agarrĆ³ la cabeza de Israel con ambas manos y la presionĆ³ en su entrepierna—. A ver —dijo con una sonrisa malvada en lo que el rostro de Israel fue enterrado en su virilidad—. ¿QuĆ© quiero?
Israel dejĆ³ escapar un gruƱido de protesta.
—Quiero que me chupes las pelotas —anunciĆ³ Adam, tirando de Israel por el pelo antes de meter sus pelotas en su boca.
Israel gruĆ±Ć³ y gimiĆ³, las bolas hinchadas de Adam llenaban su boca, su dura polla descansaba sobre su cara. La punta del pene estaba obstruyendo su vista, cubriendo su ojo derecho de presemen.
Adam lo mirĆ³ y sonriĆ³. AgarrĆ³ su verga y golpeĆ³ la cara de Israel un par de veces.
—Chupa esas grandes huevas.
Israel gimiĆ³, parpadeando nerviosamente.
—¡Oooooohhhh! —gimiĆ³ Adam mientras la lengua de Israel se movĆa sobre sus llenos testĆculos—. Se siente genial, perra.
Israel dejĆ³ escapar un gruƱido sordo, su boca seguĆa violada de la virilidad de Adam.
—Oooohhhh —repitiĆ³ Adam, sacando las bolas de la boca de Israel justo a tiempo para evitar una rĆ”pida eyaculaciĆ³n.
Israel tosiĆ³.
Adam golpeĆ³ su cara con la palma de su mano.
—LevĆ”ntate —dijo—, y abre las piernas. Voy a patear tus cojones. AcabarĆ© contigo.
Israel gimiĆ³, obedeciendo a regaƱadientes. Estaba acostumbrado a estar al mando, y era difĆcil someterse a otro hombre. Y mĆ”s si era su peor enemigo.
Se moviĆ³ incĆ³modamente mientras abrĆa sus piernas.
Sus bolas colgaban vulnerables entre sus muslos. Estaban magulladas e hinchadas.
Y sin embargo, su polla mostraba signos de vida con su endurecimiento.
El pie descalzo de Adam impactĆ³ con los hinchados testĆculos de Israel.
—¡AAAAAAAAHHHHHHHH!
Ćl gritĆ³ a todo pulmĆ³n, doblĆ”ndose y agarrando su entrepierna.
AprovechĆ”ndose de su posiciĆ³n, Adam lo agarrĆ³ por las orejas y le metiĆ³ la polla en la boca, enterrĆ”ndola hasta la empuƱadura y presionando los labios de Israel en sus pubis.
Israel dejĆ³ escapar un gracioso sonido con tintes de sorpresa, dolor y pĆ”nico al asfixiarse con la vara dura de Adam.
Adam comenzĆ³ a follar la boca de Israel, sosteniendo su cabeza mientras metĆa su pene dentro y fuera.
—Oh, sĆ —gimiĆ³—. Tus habilidades de mamar necesitan mejorar, perrita.
Israel se ahogaba con el miembro dentro de su boca por lo que Adam sacĆ³ el pene, permitiĆ©ndole recuperar el aliento, y escupir todo rastro de baba.
—Abre las piernas —dijo Adam con una sonrisa—. No he terminado contigo, todavĆa.
Israel gimiĆ³ e hizo lo que le dijeron.
—Tus bolas se ven muy mal. Esperemos que sobrevivan a esto.
Con eso, pateĆ³ los testĆculos con fuerza, golpeĆ”ndolos contra su cuerpo.
Los ojos de Israel se cruzaron y dejĆ³ escapar un chillido de cerdo que hizo que Adam se riera a carcajadas.
—En realidad deseo de que no sobrevivan.
SiguiĆ³ con otra fuerte patada al maltratado Israel, aplastando sus huevos contra su cuerpo y haciĆ©ndole sufrir infinitamente.
Adam ahogĆ³ el grito de Israel al empujar su pene en su boca de nuevo, chocando su garganta sin piedad y haciĆ©ndole gorgotear cuando la punta de su pene le hacĆa cosquillas en las amĆgdalas.
Justo antes de que Adam llegara al clĆmax, sacĆ³ su miembro de la boca de Israel y lo chocĆ³ contra su cara, dibujĆ”ndole gotas de presemen.
—Voy a terminar con tus bolas.
—No, por favor —gimiĆ³ Israel jadeando pesadamente, su cuerpo musculoso estaba empapado de sudor y su cabello desordenado.
Adam llevĆ³ su pierna hacia atrĆ”s y pateĆ³ las albĆ³ndigas de Israel con toda la fuerza que reuniĆ³.
El sonido del pie impactando contra las bolas de Israel hizo un eco terrible.
Los ojos de Israel se cruzaron y su mandĆbula cayĆ³. Por un momento, parecĆa a punto de vomitar. En cambio, su pene soltĆ³ un enorme chorro de esperma que salpicĆ³ contra el pecho de Adam.
El hermoso cuerpo del hijo de Marcos ChacĆ³n temblaba con el rostro congelado del dolor.
Adam no esperĆ³ hasta que el orgasmo de Israel se hubiera calmado. Le dio una patada en la ingle una vez mĆ”s, sacĆ”ndolo de su trance y provocando un grito de niƱa.
Israel cayĆ³ de rodillas, con la boca abierta.
Adam dejĆ³ escapar un suave gemido de placer. Su polla estaba cubierta por el semen de Israel, y Adam lo metiĆ³ asĆ en su boca, haciĆ©ndole probar su propia leche.
La sensaciĆ³n de la cĆ”lida y hĆŗmeda boca de Israel sobre la polla de Adam lo llevĆ³ al lĆmite, y su pene estallĆ³, disparando un chorro de semen gigante y generoso en la garganta de Israel, convirtiendo su grito en un triste gorgoteo.
Para evitar que Israel se asfixiara con su esperma, Adam rĆ”pidamente sacĆ³ su polla de la boca y lo agarrĆ³ por el pelo, halando su cabeza hacia atrĆ”s y cubriĆ©ndole el rostro con esperma.
Gimiendo y jadeando, Adam soltĆ³ su leche baƱando a Israel, cubriendo su rostro y su musculoso cuerpo con una capa pegajosa mientras los chorros finales de la lefa de Israel expulsada con fuerza goteaban al suelo.
—Oh, Dios mĆo —gimiĆ³ Adam, golpeando la cara de Israel con su polla.
Israel dejĆ³ escapar un gemido lamentable y se desplomĆ³ en el suelo.
Adam se hundiĆ³ a su lado, respirando pesadamente.
YacĆeron en el suelo, de lado a lado, durante mĆ”s de una hora sin decir una palabra.
Sus cuerpos se tocaban, pegados con semen. Sus respiraciones estaban sincronizadas, sus ojos cerrados. Se sentĆan conectados y cĆ”lidos, yacĆan desnudos en el suelo, vulnerables y agotados, compartiendo un momento extraƱo que ninguno de los dos sabĆa cĆ³mo terminar.
Finalmente, Israel se volviĆ³ hacia Adam.
—Eres un hijo de puta.
Adam se riĆ³.
—Lo que soy es un ganador, y mejor que tĆŗ.
Sin una replica se separaron y despuƩs de ponerse la ropa, salieron de la piscina.
Adam no pudo evitar notar la clara cojera en el paso de Israel, y la forma en que su rostro se arrugaba al caminar.
—No hay duda de que soy el mejor —sonriĆ³ Adam—. Tenemos que repetirlo, si quieres convertirte en un mejor mamĆ³n, definitivamente necesitarĆ”s otra lecciĆ³n.
—Vete a la mierda, Adam.
Adam se quedĆ³ callado detallando como Israel se iba a paso lento, derrotado y humillado a lavar su boca en algĆŗn lugar seguramente, cuando estaba mĆ”s lejos Adam gritĆ³ para que lo pudiera escuchar:
—¡SOY EL MEJOR!
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