Una mañana del año 68 a.C. - Las Bolas de Pablo

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26 jun 2019

Una mañana del año 68 a.C.

ESCRITO POR ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.

   El siguiente relato expone sucesos de la republica romana, en el año 68 a.C. Centrándose en la vida conyugal de una pareja adinerada.

   Antes una breve biografía de los involucrados:

   Atilia (94 a. C.- 20 a. C.). Era una patricia, hija de Marco Atilio Nigris y de Licinia. 

   Atilia creció en la casa del tribuno Lucio Atilio Druso, un tío paterno, después del escandaloso divorcio de sus padres. Posteriormente se casó con catorce años con Cecilio Metelo Caprico, hijo de un partidario del régimen de Cayo Mario, Lucio Cornelio Cinna y Cneo Papirio Carbón. Un año después, en 79 a. C., Atilia tuvo un hijo, Cecilio Metelo Caprico, pretor en 47 a.C. Tras la muerte de su primer marido (72 a.C.), se casó con Sexto Fabio Máximo, (70 a. C,) el cónsul del año 62 a. C., con quien tuvo una hija, llamada Fabia, casada con el cónsul Publio Servilio Vatia Isáurico.

   Atilia vivió una vida de escándalos por sus múltiples amantes, entre los que destacaron numerosas figuras políticas de la época, como Clodio y su rival Milón, incluso Marco Antonio el triunviro; Despertó la enemistad de Fulvia la adinerada esposa del primero y luego del último.

   En el 42 a.C. Atilia no pudo escapar indemne de las proscripciones del segundo triunvirato, debido a la rivalidad con Fulvia, esposa de Marco Antonio. Tras perder la mitad de su fortuna en las incautaciones, vivió al cuidado de Tito Pomponio Ático, amigo de Cicerón, hasta su muerte, al parecer por causas naturales, sucedida cerca del 20 a. C.

   Sexto Fabio Máximo (105 a. C.- 47 a. C.). fue un político de la Antigua Roma que alcanzó el consulado en año 62 a. C.. 

   Fue el hijo menor del cónsul del año 109 a. C. Quinto Fabio Máximo. Durante su edilidad en 70 a. C. organizó unos magníficos juegos. Fracasó en acceder al consulado para 63 a. C., pero lo logró al año siguiente, cuando fue elegido junto con Lucio Licinio Murena. 

   Propuso la Ley Fabia que establecía que tenían que pasar tres nundinas antes de que el pueblo votara una rogatio y confirmó la Ley Cecilia Didia, Plinio lo señala como procónsul, pero no dice de qué provincia.7​ 

   Fue el segundo esposo de Atilia, la amante de los enemigos Clodio y Milón, de la que se divorció por adulterio. Con ella tuvo una hija, casada con el cónsul Publio Servilio Vatia Isáurico.  

   Se volvería a casar con una Cornelia Escipiona. Fabio Máximo murió tras sufrir una larga enfermedad. 

***
70 a.C.

   De cómo Sexto Fabio Máximo se comprometió con Atilia Nigris.

   Corría el segundo año de viudez de la dama romana Atilia, cuando comenzaron a presentarse diferentes pretendientes, la viuda de Cecilio Metelo Caprico, de 24 años, consideró oportuno recibir las diferentes visitas de los interesados, como correspondía a una buena dama romana. 

   El día 23 de marzo solicita ser recibido el caballero ecuestre, senador y edil Sexto Fabio Máximo, el hombre de 35 años, se dirige a la elegante dama. 

   Señora Atilia, me presento ante usted como un digno miembro de la familia Fabia Máxima, Patricia de renombre y bien conocida en el senado; Me muestro interesado en desposarla, es usted la más bella dama que han visto mis ojos, y me sería grato compartir casa con vos…
… Sepa usted que poseo tierras en el Tusculum, por valor de 350 talentos, las cuales dan ganancia anual de 50 talentos, y un tercio de ellas no las he puesto a producir, además, soy dueño de… 
… 3 silos en la Ostia, y tierras cultivables en Sicilia, las más fértiles posibles, en Roma poseo…
... Espero que mi persona, mi nobleza y mis bienes sean de su agrado para que vuestra decisión me favorezca.

   Durante su exposición Sexto Fabio no dejaba de notar lo voluptuoso del cuerpo de la viuda, Atilia ocultaba un busto de agradable tamaño, y en un momento al caminar, notó lo ancho de sus caderas, el romano sintió como su pene despertaba, tragó saliva y se dedicó a continuar con su dictado de bienes, intentando desviar la mirada y así bajar la excitación.

   Pero los movimientos repentinos en la entrepierna del Edil, llamaron la atención de la dama, a pesar de la amplia toga, detalló la erección, y era de buen tamaño; Atilia consideró algo positivo aquello, probaba ampliamente la virilidad de aquel pretendiente… para una mujer tan bella y deseosa, era algo vital en un futuro marido.

   Terminada la exposición del invitado, la señora Atilia procede a responder la oferta:

   Mi querido señor, os agradezco el interés en desposarme, me siento halagada por ser escogida como esposa, es usted un romano digno de familia, y bienes que superan a los de mi anterior marido…
…le informo que estaré encantada de ser vuestra esposa, sírvase usted hacer los arreglos para que a la brevedad forme parte de vuestro hogar.

   La respuesta de la dama alegra en sobremanera al senador, quien se va a despedir besando la mano de la mujer, pero en ese momento siente que le tocan el miembro viril. Atilia, sin pudor alguno, extendía su mano y palpaba la punta de un pene aun erecto… la sorpresa del pretendiente es total.

   Excelentísimo patricio Sexto Fabio, os gustaría una prueba de las condiciones de mi persona como esposa?, no seáis reservado y expresad vuestros gustos varoniles.

   Mi señora no es necesario, además no es una actitud acorde la que mostráis.

   La viuda retiró su mano, dejando a un Sexto Fabio jadeante, con gusto hubiera poseído a la mujer justo ahí, pero quería aparenta madurez y contención, lo que la dama no parecía compartir… Aunque después de todo ya llevaba en viudez dos años.

   Durante su marcha a casa, Sexto Fabio no deja de pensar en la belleza y actitud de la viuda; Se preguntó si estaba haciendo lo correcto, sin duda Atilia es una mujer un tanto… libertina, y los rumores de amoríos  durante su primer matrimonio parecían ahora más creíbles… aun así desposaría a aquella dama…el deseo por ella es demasiado intenso.


   Una semana después la pareja se unía en confarreatio (Matrimonio entre Patricios).

***

   Luego de 2 años de matrimonio y tras haber dado a luz a una hija, la vida sexual de la pareja esta en plenitud, la noche anterior Sexto Fabio disfrutó del cuerpo de su amada, quedando como siempre exhausto, mientras ella le consentía los genitales hasta hacerle dormir.

   Al despertar la mañana siguiente se da la siguiente escena:

   Sexto Fabio abrió los ojos, la noche anterior había gozado como siempre de su magnífica mujer, pero al buscarla no la encontró, eran cerca de las 5 de la mañana, raro era que su esposa se levantase tan temprano.

   De pronto recordó, Atilia le había comentado que hoy visitaría a su hermana menor, la mujer de Lúculo; Por ello debía salir temprano, para que al regresar no le diera la noche.

   Tras colocarse el subligar , Sexto salió en busca de su amada.

   La encontró en el cuarto de vestir, Atilia estaba junto a Barcina y Tericia, sus esclavas personales, estaba sentada, completamente desnuda y recibiendo de las esclavas un ungüento para toda la piel.

   Sexto se mordió los labios al ver a su bella esposa disfrutar del masaje, Tericia le aplicaba la fina y perfumada sustancia en el busto, la esclava con movimiento lento masajeaba el pecho de la señora.

   El marido devoraba ese busto cada noche, quería en este momento agarrarle las tetas, su miembro viril se levantó un poco.

   Que ves Sexto Fabio?- Expresó Atilia al notar a su esposo con la mirada fija en ella.

   Que veo?, veo las tetas de mi bella esposa.

   Oh, no hables así… y que se supone que haces en subligar por toda la casa, no está bien andar por ahí semidesnudo.

   Ando en mi casa como yo quiera, si es mi deseo que me vean las bolas, que así sea.

   Sexto Fabio sonreía, quería mostrarse bromista con su mujer.

   Pero solo la esposa debería ser quien viera las bolas a su marido.

   Quieres verlas ahora mismo mi amor?

   No digas eso, no tardan en llegar tu clientelar , ve a vestirte mi amor.

   Atilia hizo una señal y las esclavas fueron en busca de las ropas a usar, además de los adornos y joyas que se colocaría.

   La dama se voltea un instante y ve en el suelo su brazalete favorito de oro, se inclina a recogerlo, Sexto Fabio se abre de ojos al ver en todo su esplendor la vulva depilada de su mujer, su pene se erecta y avanza hacia ella, siente ganas de hacerle el amor una vez más… si fuera por él, le haría el amor todo el día, todos los días!

   A medida que la mujer se incorpora, Sexto Fabio observa sus firmes y juveniles nalgas, siente una necesidad incontrolable. Cuando Atilia vuelve a estar erguida, recibe una dura nalgada.

   ¡¡¡PAAFFFFFFF!!!, el sonido se oye en toda la habitación.

   AAaahhh!!!, Sexto Fabio, que haces?

   Nalguear a mi esposa… es irresistible!... tu sabes que no puedo contenerme…

   Sexto Fabio se colocó tras ella, sosteniéndola, mientras la mujer le miraba hacia atrás.

   Dos años de casados y siempre me sorprendes por detrás.

   Se ha vuelto un hábito.

   Pero porque siempre me nalgueas?

   Cómo no hacerlo, mi amor.

   Sabe el señor de la casa, que es de cobardes atacar por sorpresa y por la retaguardia… cualquier militar romano sabe eso.

   En la guerra y el amor a veces se vale todo, y como no atacar la retaguardia más deseada de toda Roma.

   Oh, no digas esas cosas!

   Es la verdad!, y que orgulloso me siento de ser vuestro marido.

   Las esclavas quedaron a distancia mientras los amos charlaban.

   El marido apoyó su erecta entrepierna, contra las posaderas de su esposa, Atilia sentía el engrosado miembro de Sexto entre sus glúteos.

   Basta querido, no es el momento, sabes que voy a salir, además no tarda en llegar la clientela.

   No sabes lo loco que me tienes Atilia Nigris.

   Ya, ya, querido... porque mejor no le avisas a Gálica lo que quiero de desayunar, vamos, ve a la cocina a decirle.

   Y que quiere desayunar la señora de Sexto Fabio Máximo?- Expresó el hombre, empujando más su ingle contra aquellas nalgas.

   Bueno, quisiera…

   No me diga que quiere huevos y carne, porque aquí mismo yo puedo darle eso a la señora de la casa.

   Apuesto a que puedes, pero ya será en la noche que me des eso, y en privado… Pero vamos mi vida, sé un buen marido y avisa a Gálica que deseo fruta y queso…ve…ve mientras me visto.

   Atilia se alejó un poco de él, y tras darle el frente, le palpó los testículos sobre el Subligar, el miembro erecto era muy evidenciable, y también recibió alguna caricia de la desnuda esposa.

   Sexto siempre tendía a obedecer a una esposa que le hacía ver el cielo cada noche, la relación de pareja estaba dominada por la mujer, donde con sus estímulos y premios sexuales volvían al marido un juguete de ella. 

   El esposo mordió su labio inferior de la pasión reprimida  y se comenzó a alejar; Atilia pedía a las esclavas acercarse.

   A punto de salir de la habitación, Sexto observó cómo Barcina le entregaba a Atilia un pequeño recipiente que enseguida reconoció, se trataba del costoso perfume egipcio que él mismo le había regalado… era muy fino y su aroma delicioso…
…Logró ver cómo Atilia, con finura se aplicaba un poco entre las tetas, el verla hacer eso le hizo doler el alma.

   Sexto Fabio sospechaba desde hace tiempo, que su mujer le era infiel con algún amante, no lo había probado, pero ahora tenía otro fuerte motivo de sospecha…
…Atilia sólo usaba aquel exclusivo perfume cuando tenía algún momento importante e íntimo con su esposo, quien al besar su pecho, percibía aquel delicioso aroma; El verla ahora le decía que su salida no era una simple visita a su hermana… sin duda se vería con algún amante, un hombre al que esperaba sorprender con el rico olor, cuando devorase sus tetas en la intimidad.

   Salgan de inmediato!- Expresó con un tono fuerte el marido…
…en su rostro se reflejaba un enojo, las esclavas ante la fuerte orden obedecieron sin demora, el hombre cerró la puerta tras ella.

   Atilia observó a su marido venir con la mirada enrojecida.

   Qué te pasa?

   A dónde vas en realidad?

   Pero que dices?, sabes a donde voy.

   No me mientas!- Sexto agarró los brazos de su esposa y apretó.

   Contéstame!!

   Sexto Fabio déjame ir, otra vez con esos celos!, ya me tienes cansada!

   Cansada?, y soy yo el burlado!- La cólera en el rostro de Sexto no disminuía. 

   No te he traicionado!- Atilia se mostraba insultada con tales reclamos, de nuevo los celos de su esposo, hasta cuando tendría que soportarlos. Cuando Sexto Fabio Máximo le exponía sus dudas y enojos, el resto del día lo pasaban disgustados.

   Te vi poniéndote el perfume en las tetas, no me engañes!, solo usas ese aroma cuando sales conmigo, y a una fiesta importante, siempre has dicho que es una fragancia para momentos especiales, tu misma lo has dicho!

   Es mi perfume, y me lo aplico en las tetas cuando quiera, no me vas a decir cuando o cuando no usarlo...

   Mira con que altanería defiendes lo que no tiene defensa, con quien te has de ver!- El apretón al brazo ya lastimaba a la dama.

   Deja ya tus celos y suéltame!

   Ya en Roma hay rumores de tu comportamiento libertino, y con tu primer marido también los hubo, no permitiré que se burlen de mi!

   Si hay comentarios calumniosos me tienen sin cuidado, y vos si haces caso de ellos, sois un inseguro...

   Inseguro!, te atreves a burlarte de mí?

   Me atrevo a lo que quiera, y si no te consideras capaz de retener a tu esposa en tu lecho, entonces eres digno de burlas.

   Como te atreves a decir eso, respétame!

   Eres entonces una burla… eres menos que un liberto, Que no te llamen siquiera Romano por ultrajarme de esta forma!

   Mujer desleal me la pagarás!!.

   Los comentarios de Atilia golpearon el orgullo del marido, ser menospreciado y burlado, le llevaron a enloquecer… sus manos liberaron los brazos, y de inmediato se dirigieron al delicado y fino cuello de su esposa.

   La mujer abrió los ojos de miedo al sentir las manazas ajustadas en su garganta, con una presión que rápidamente crecía.

   El efecto fue inmediato y Atilia sintió la falta de oxígeno, trató de pedir ayuda, pero ningún sonido salía de su boca… desesperada, estaba segura que Sexto Fabio la iba a matar.

   Pero no estaba dispuesta a morir sin luchar, y actuó con lo único que la salvaría de aquel bárbaro.

   La rodilla derecha de la desnuda mujer se elevó con fuerza, estrellándose y hundiéndose en el subligar de su esposo, los testículos de Sexto Fabio se achataron ante la dura rotula, haciendo que el varón abriera la boca y exclamara con fuerza:

   AAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!!

   El castigo testicular fue muy sentido en el varón, que abría la boca en busca de aire, pero la ira en su cabeza se mantenía y reforzaría, ante el golpe bajo dado por su mujer.

   Dolido de las bolas, Sexto perdió fuerzas, pero si bien la presión bajó, no cesaría en el cuello de la dama, los ojos del macho se enrojecieron mucho más, y sudor corrió por su frente.

   MALDITAAA!!!!!

   Atilia no dudo y repitió el desesperado movimiento. 

   Déjame canalla!!!- Por fin pudo articular la mujer.

   Un vez más las bolas de Sexto se vieron aplastadas por la rodilla femenina, haciéndole estallar en agonía,

   AAARGGGGGggg!!!!

   Por fin el esposo soltó cuello de la mujer, se ladeó y cubrió sus bolas, ahora se mostraba débil y buscando proteger sus lastimadas áreas viriles. Atilia desesperada le empujó haciéndole caer al suelo de medio lado, enseguida la dama se sobó el cuello. Las marcas de dedos permanecerían unos minutos, pero el color rosado regresó pronto al rostro femenino.

   Barcina, Tericia, Ayuda!!!

   El llamado era inútil, pues Sexto había cerrado la puerta por dentro, las esclavas se limitaron a golpear la puerta, haciendo saber que allí estaban.

   Ahora más calmada, la mujer se llenó de enfado, miro a Sexto con odio, mientras el marido mantenía la cara arrugada y se quejaba del dolor.

   Poco hombre!, no me vuelvas a poner una mano encima!

   OOoohhh, Mu… jerzuelaaa….-Sexto ahora era quien casi no podía hablar por la falta de aire.

   Hijo de puta!, No se te dio el querer quitarme la vida… Espero que te duela y mucho la hombría!, cobarde!

   El hombre no podía contestar nada, las lastimadas bolas le provocaron un fuerte ardor en toda la baja pelvis, el área se vio afectada con pequeños espasmos, incluso el ano amenazaba con soltar gases.

   Me voy con mis hijos a casa de mi hermana, no quiero verte en la vida, miserable!

   Atilia tomó rumbo a la puerta, la abrió y con un vestido en la mano dejó el cuarto; Las esclavas le ayudaron a tomar a sus hijos y algo más de ropa… Diez minutos después no había en el hogar rastro de la esposa, los niños y las dos esclavas.

   Sexto Fabio pudo levantarse tras media hora, una esclava le masajeó los testículos hasta que el romano dejó de vociferar palabras obscenas… Con la ira apagándose, pensó con más claridad, admitiendo la locura que casi comete… los celos le habían llevado a lo peor; Agradeció que Atilia aun viviese, la deseaba tanto, no se hubiera perdonado el haberle quitado la vida.  

   Pero ahora debía superar la perdida, vivir sin esa bella mujer, debía iniciar de nuevo, y se tomó un buen tiempo para regresar a la vida conyugal.

   Tras el divorcio, Atilia decidió no desposarse de nuevo, seguiría su vida de escándalos, pues aun desde el primer marido ya frecuentaba a varios hombres, muchos de ellos casados… Con Sexto Fabio la situación no cambió, así que el celoso esposo si tuvo razón en sus sospechas… Atilia fue insaciable en la cama, visitando el lecho de políticos, gladiadores y hasta esclavos.

***
FIN.

NOTA: Este relato tendrá una secuela llamada -UNA MADRUGADA DEL AÑO 42 a.C.- 

1 comentario:

  1. Es algo conplicado de entender, pero un pulgar arriba.

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