La prisión (4/5): Acción ejecutada - Las Bolas de Pablo

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21 jun 2019

La prisión (4/5): Acción ejecutada

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   Era la primera noche que George compartía con Alí en su celda después de estar una semana sin él, no sabía en qué había fallado el policía pero podía decirse que el reo de cuello blanco cayó en la trampa del prisionero más peligroso. Alí tenía a George tendido en la cama mirando sus bolas eran gordas, dos albóndigas pesadas y jugosas, completamente llenas e hirviendo con esperma caliente.

   Alí tragó saliva, su corazón latía con fuerza dentro de su pecho, mientras sacaba su gorda erección y las bolas colgantes de su ropa interior.

   —No me hagas daño. Haré lo que me pidas.

   —Callate, maricón —ordenó Alí—. A caso no sabes que me di cuenta que estás de cómplice con el policía para joderme. Pero las cosas ya no jugarán a tu favor. Hoy gano yo.

   Con ello dio un puñetazo al bello rostro de George, hinchando su mejilla. Alí jadeaba pesadamente. Su polla estaba apuntando al techo.

   George se quedó sin aliento cuando Alí lo sujetó de los cojones.

   La polla del terrible asesino se contrajo.

   Presionó y George cerró los ojos cuando sintió que el dolor explotó de su ingle cuando le aplanaron sus testículos.

   —Ooooohhhhhh —susurró.

   El presemen se acumuló en la verga de Alí, cubriéndola del jugo pegajoso.

   El prisionero presionó más fuerte, y George emitió un suave gemido cuando sus bolas llenas de semen se aplastaron fuertemente.

   Alí añadió más presión.

   —¡Oh mierda! —gruñó George. Le dolían las bolas.

   Alí apretó más y más fuerte, aplastando el semen en las bolas.

   Más y más presión.

   Más y más.

   El pene de Alí se movía violentamente.

   —¡Mierda! ¡Oh mierda! —rugió George. Mientras Alí se quedaba presionando las pelotas con toda la fuerza que podía reunir—. ¡AAAAAH!

   Los ojos de George se cerraron con fuerza, su rostro se contrajo de dolor y placer. Así experimentó el orgasmo más intenso que jamás había sentido. Su pene escupió lo que debía ser un galón de semen, vaciando sus bolas sobre las sábanas sucias de la prisión y dejando su mano manchada de esperma pegajosa.

   George siguió rugiendo del severo apretón de testículos mientras Alí se aseguraba de que cada gota de semen fuera escurrida del par de huevos.

   George inhaló profundamente a tiempo que la presión disminuyó.

   La cama quedó empapada en leche.

   George sollozó agarrándose las bolas con las manos parecían un poco más planos que antes. Y menos redondos.

Se sentían un poco adormecidos.

   —Tranquilo —dijo Alí—, que esta noche sólo hay disfrute. Para ti y para mi —con una mano empujó la cabeza de George a su entrepierna—. Abre la boca —manso como un cordero abrió los labios, George se sujetó a las piernas con las manos, y empezó a chupar y tragar aquel largo miembro.

   Deteniendo su momento de placer, Alí le quitó la ropa interior y se empezó a aprovechar. Le acariciaba el culo y llevó un dedo al ano metiéndolo poco a poco.

   —¡Uffffff! —resopló George al notar cómo le entraba el dedo, gimiendo a la vez que se estremecía.

   —Hoy vas a ser mi perrita —susurró Alí girándolo para que le diera la espalda.

   Con una mano lo hizo inclinar un poco, le subió la camisa hasta los hombros. Lo sujetó por las caderas, arrimó la polla a su culo, colocó la cabeza del miembro en la entrada y fue empujando poco a poco para que fuera cediendo el esfínter y entrara el glande. De repente dio un empujón a su pelvis, dejándole enterrada toda la verga en el culo.

   —¡Aaaah!

   George estaba con las manos apoyadas de la pared, por poco estaba aterrado de que se encendieran las luces del pasillo y los vieran. ¿Alguno de los presos vecinos sabrían lo que estaba ocurriendo en esa celda?

   De una estocada Alí ya le había metido toda la polla en el culo. Se arrimó un poco moviendo sus piernas, a la vez que le sujetaba con sus manos la cadera, y su pelvis se pegaba cada vez a su trasero, ¡eran tantos meses sin un contacto sexual! 

   Lo tenía completamente ensartado en su polla, y lo seguía empujando. George sentía la verga dentro de su culo, y cómo llegaba a lo más profundo de sus entrañas,

   —¡Oooooooh! —exclamó gozándolo, sintiendo por primera vez el culo lleno. Se estremecía al notar los pelos púbicos y huevos pegados al trasero.

   —Ya sabía que eras un putito —se burló Alí.

   Con conocimiento que lo tenía bien empalado de su polla, después de dar unas estocadas que hicieron poner de puntillas a George. Haló de él llevándolo hacia atrás, se giró poniendo su espalda en la pared, y en cuanto estuvo allí apoyado, empezó a mover sus caderas, haciendo entrar y salir su polla. Al principio, iba despacio para luego ir incrementando el ritmo.

   George no tardó en jadear y gemir de gusto. —¡Ooooh, oooooooh, oooooooh!

   ¿Alguien más los estaba escuchando? ¡Que vergüenza!

   Estaba aterrado de que se percatasen. No había lugar a dudas, estaba siendo follado. Una polla entraba y salía de su culo.

   Los movimientos de Alí se hicieron más frenéticos a tiempo que hacía ruidos con su boca.

   —¡AAh! Me corro, me corro, ¡aaaaaaaah! —dio unas cuantas embestidas más fuertes, y empezó a soltar toda su leche caliente en el fondo de George—. ¡Oooooooh!

   Cuando terminó de descargar todo su semen, sacó la polla y se fue al retrete, allí limpió con papel la cabeza y se abrochó el pantalón.

   En silencio Alí se metió en la cama, muy satisfecho, no había nada que comunicar. George se sintió mientras desprotegido, se quedó callado y solo con el culo muy abierto y lleno de semen.

2 comentarios:

  1. excelente historia, buscando historias antiguas me encontré con esta, pero no encuentro la parte 5, saludos

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    1. Tienes bastante razón, ya la he buscado y no se encuentra. Desconozco qué ocurrió :(

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