Generacion Chacon (2/3): El experimento de Sebastian - Las Bolas de Pablo

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16 jun 2019

Generacion Chacon (2/3): El experimento de Sebastian

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Vicente y Sebastian ChacĆ³n eran los hijos de SimĆ³n, el primero era el hermano mayor mientras que el segundo era mellizo con una hermosa muchacha. Los dos hermanos eran guapos y grandes sementales con cuerpos entrenados y mĆŗsculos bien definidos.

   Vicente era delgado y musculoso, con cabello castaƱo y una sonrisa encantadora. Desde chiquillo fue travieso sin llegar al vandalismo, su actitud era desfachatada. No usaba franela asĆ­ que dejaba a la vista su pecho, vestĆ­a pantalones ajustados. Su gran polla y sus bolas grandes y colgantes estaban delineadas en la costura.

   Sebastian siempre fue lo contrario a Ć©l, era calmado, atento y muy estudioso. Usaba una barba que hacĆ­a recodar la mejor Ć©poca de su padre en la TV. Su cabello era castaƱo y su pantalĆ³n marcaba un equipo genital tan impresionante como el de su adorado hermano. Sus bolas eran grandes y regordetas, y su larga y delgada polla creaba un montĆ­culo muy llamativo.

   AcompaƱƔndolos estaba su primo Rafael, el mayor de los hijos de Israel, un macho muy guapo, rubio, con un cuerpo perfecto y atlĆ©tico. Aficionado al bĆ©isbol desde la infancia estaba acompaƱado de su novia Julia.

   —De veras muchas gracias por querer ayudarme, muchachos —decĆ­a Sebastian sosteniendo un libro de notas entre sus manos—. Necesito aprobar este experimento universitario.

   —No creo que sea la mejor idea —declarĆ³ Rafael con una expresiĆ³n de horror en su lindo rostro.

   —Ternura, todo va a estar bien —dijo Julia dĆ”ndole un beso en la mejilla.

   —SĆ© que parece de lo mĆ”s raro —dijo Sebastian—. Pero como eres la persona mĆ”s cercana y familiar que tengo para la investigaciĆ³n asignada y con novia sĆ© que me ayudarĆ­as a cabalidad.

   A lo que Vicente se riĆ³ locamente.

   —¿Ya son novios? PensĆ© que eran amigos folladores.

   —¡Idiota! —soltĆ³ Julia.

   Rafael reaccionĆ³ dando un manotazo a la entrepierna de su primo por lo que Vicente chillĆ³ como un animal malherido alejĆ”ndose y sosteniendo sus pelotas.

   —¿Podemos ya salir de esto, primo?

   —SĆ­ —afirmĆ³ Sebastian con mucha seriedad.

   La investigaciĆ³n asignada para el joven consistĆ­a en cuanto demoraba un hombre en eyacular utilizando dos tĆ©cnicas: la primera era bajo los efectos de una guapa mujer y la segunda era con golpes contra sus genitales.

   Sebastian ChacĆ³n explicĆ³:

   —Vamos a desnudarte y atarte a aquel aparato —eran unos tubos de hierro colocados en posiciĆ³n vertical—. AhĆ­ experimentarĆ”s los dos efectos, el de Julia y luego serĆ” el turno de Vicente. ¿EstĆ”s seguro que seguiste mi consejo al pie de la letra? —Vicente no entendiĆ³ y Sebastian se aclarĆ³ la garganta—. Haber tenido sexo o eyaculado.

   —La verdad me has tenido sufriendo mucho. No he eyaculado desde hace seis dĆ­as. Julia y yo hemos sufrido.

   —Excelente —dijo Sebastian con una sonrisa, marcando una casilla en su libro de notas.

   Rafael tragĆ³ saliva. Se quitĆ³ la ropa, revelando un bonito cuerpo y un impresionante par de testĆ­culos jugosos que colgaban en su suave saco.

   Con la ayuda de Julia y Vicente, SebastiĆ”n atĆ³ a Rafael al soporte, con los brazos detrĆ”s de la espalda, las piernas abiertas y las huevas colgando entre sus muslos.

   Julia y Vicente lo miraron y se rieron.

   Ella sonriĆ³ y agarrĆ³ la entrepierna de Rafael con una mano, haciendo rodar sus bolas rellenas de semen entre sus dedos.

   —Que hermosas pelotas, mi amor.

   —Gracias, es una herencia y secreto familiar —murmurĆ³ Rafael, completamente inmovilizado, excepto por la cabeza. Estaba mirando su entrepierna, observando a Julia que le apretĆ³ sus bolas. Ɖl dejĆ³ escapar un suave gemido.

   —Hermoso. Esos cojones se sienten repletos —dijo la mujer, retrocediendo un paso luciendo muy emocionada.

   —EstĆ” bien —anunciĆ³ SebastiĆ”n consultando un cronometro—. Podemos empezar ya.


   Julia iniciĆ³ recorriendo la mano arriba y abajo los abdominales cincelados de Rafael antes de besarlos suavemente, haciendo que su novio jadeara. Vicente soltĆ³ una carcajada.

   Sebastian hizo una nota y dio un paso adelante, levantando la polla de Rafael con su bolĆ­grafo.

   La pesada cabeza con forma de hongo se moviĆ³ hacia abajo, golpeando sus bolas y haciĆ©ndolas oscilar adelante y atrĆ”s como pĆ©ndulos.

   Julia se acercĆ³ a su novio y lo besĆ³ en el cuello haciĆ©ndole sentir a Rafael un momento placentero y rico.

   JadeĆ³ apetecido.

   BajĆ³ hasta su abdominales mientras que con una mano pellizcaba sus tetillas.

   Rafael gimiĆ³, luchando contra sus restricciones.

   Julia continuĆ³ acariciando y besando a su adorado novio de tal manera que el pene de Rafael se alzaba hermoso y majestuoso entre sus piernas.

   Y no parĆ³ de besar, acariciar y revolver el cabello de su macho ChacĆ³n, escuchĆ”ndolo gemir profundamente.

   Julia echĆ³ un vistazo a la erecciĆ³n de Rafael y se echĆ³ a reĆ­r de ver como Ć©sta tenĆ­a fugas de presemen en su borde.

   —Esto no puede seguir asĆ­ —dijo Rafael en un susurro—. Chupamela, por favor.

   —No puedo. JurĆ© que te sacarĆ­a la leche sin algĆŗn tipo de contacto con mi boca en tu verga.

   Una y otra vez, Julia besĆ³ a su novio. De un momento a otro ella comenzĆ³ a gemir como si alguien la estuviese penetrando. Para Rafael ChacĆ³n aquel momento era mĆ”gico, su cuerpo estaba cubierto de sudor y respiraba pesadamente, su polla temblaba y goteaba el lĆ­quido preseminal por todo su tronco.

   —Nos estamos acercando —dijo SebastiĆ”n triunfalmente, mirando a la palpitante polla de Rafael que recibĆ­a la mano acariciadora de Julia.

   Rafael gimiĆ³ cuando su polla entrĆ³ en erupciĆ³n con un gran chorro de semen que salpicĆ³ contra el esbelto cuerpo de Julia.

   SebastiĆ”n se riĆ³ mientras un chorro cremoso de esperma salĆ­a de la polla de Rafael, cubriendo el pecho de la novia con una gruesa capa.

   El rostro de Rafael se mostraba complacido y feliz, ya que su cuerpo fue sacudido por un orgasmo poderoso e involuntario.

   Julia se echĆ³ a reĆ­r, seƱalando los deliciosos jugos de Rafael impregnados en su ropa.

   —9 minutos y 58 segundos demorĆ³ en eyacular nuestro primo —escribiĆ³ SebastiĆ”n—. Bastante bueno. Ahora es tu turno, Vicente.

   Vicente se riĆ³ entre dientes y agarrĆ³ la polla llena de semen de Rafael—. No creo que pueda hacer escupir la lefa a este cabrĆ³n, ya eyaculĆ³ —dijo, sacudiendo el pene un par de veces—. Quiero decir, acaba de vaciar sus bolas. ¿QuiĆ©n sabe si hay otra carga dentro?

   SebastiĆ”n sonriĆ³:

   —ConfĆ­a en mĆ­, recuerda lo que dice el tĆ­o Pablo, los ChacĆ³n estamos llenos de semen.

   Rafael dejĆ³ escapar un gemido.

   Vicente apretĆ³ los puƱos y mirĆ³ a su primo.

   Rafael gimiĆ³, su cara se contrajo de dolor, y el sudor corrĆ­a por su cuerpo musculoso baƱƔndolo y dejĆ”ndolo brillante.

   SebastiĆ”n comenzĆ³ con el cronĆ³metro. Vicente no perdiĆ³ ningĆŗn tiempo, entregĆ³ un uppercut duro a las bolas de Rafael. Sus nudillos chocaron con sus delicadas albĆ³ndigas aplastĆ”ndolas contra su cuerpo y haciendo que rugiera de dolor.

   Vicente se riĆ³ y golpeĆ³ las gĆ³nadas de Rafael una vez mĆ”s, provocĆ”ndole un aullido agudo.

   Fue golpe tras golpe que chocaba con las posesiones mĆ”s preciadas de Rafael, haciendo que su pene oscilara salvajemente mientras gritaba en agonĆ­a.

   Con la polla de Rafael dura y apuntando al techo, Vicente fue capaz de tratar sus pelotas como un saco de boxeo, rompiĆ©ndolas con ganchos, izquierda y derecha, haciendo que el escroto colgante se moviera como campanas a medida que se hinchaba rĆ”pidamente.

   Rafael gemĆ­a y gritaba de dolor, con el sudoroso rostro doblado, mientras el color de su enorme y hermosa huevera cambiaba de un rosa sano a un rojo poco saludable con tonos esporĆ”dicos de azul.

   El sonido de los nudillos de Vicente chocando con las hinchadas bolas de Rafael se hizo eco en la habitaciĆ³n, mezclado con los gritos angustiados del primo. Su polla seguĆ­a dura como roca y se contraĆ­a mostrando presemen en la punta, fluĆ­do que resbalaba por su tronco y cubrĆ­a su saco escrotal de una capa pegajosa de precioso lĆ­quido pareciendo el barniz de una costosa obra de arte.

   Rafael seguĆ­a gimiendo mientras sus huevos eran continuamente golpeados.

   —Vamos, primo —invitaba Vicente con su caracterĆ­stica sonrisa traviesa—, saca esa pulpa dulce y sabrosa que tienes ahĆ­ guardada.

   SebastiĆ”n rugiĆ³ de risa ante la broma de su hermano.

   La cara de Rafael se doblaba de dolor. Sus ojos estaban cerrados y su boca estaba abierta, resbalĆ”ndole un poco de baba. Julia lucĆ­a preocupada de quedarse sin su juguete favorito en el cuerpo de su macho.

   Vicente golpeĆ³ su puƱo contra las bolas hinchadas y magulladas de Rafael, haciĆ©ndolas retroceder y golpearle las nalgas.

   La voz de Rafael se elevĆ³ soltando un grito cĆ³micamente agudo.

   Los nudillos de Vicente se estamparon contra las bolas maltratadas de Rafael una y otra vez, haciĆ©ndolo gritar y aullar en completa agonĆ­a.

   Su polla se contraĆ­a y palpitaba violentamente, apuntando hacia el techo, con la punta mojada.

   —¡AAAAAAAYYYYYYYYYY, MIS BOLAS!

   Un gran chorro de semen escupiĆ³ el hermoso miembro, chocando en la cara de Vicente.

   Julia se echĆ³ a reĆ­r cuando su amigo fue baƱado en esperma.

   Rafael quedĆ³ jadeando y gimiendo, su cara se contraĆ­a de dolor.

   Vicente lanzĆ³ un Ćŗltimo golpe a las bolas de Rafael, haciendo que soltara un aullido de angustia.

   —10 minutos, 12 segundos —dijo SebastiĆ”n con naturalidad, mirando su portapapeles—. Parece que Rafael tiene nĆ­veles mĆ”s altos de excitaciĆ³n con su novia que contigo.

   Rafael abriĆ³ los ojos y dejĆ³ escapar un gemido.

   —Ay...... Mis pobres bolas.

   Los tres se rieron de la desgracia de Rafael y cada uno tomĆ³ diferentes acciones: SebastĆ­an con el rostro muy serio se dedicĆ³ a elaborar conclusiones de su proyecto en el portapapeles, Julia se acercĆ³ a su novio para consentirlo y Vicente despuĆ©s de lavarse el rostro se fue de la habitaciĆ³n para irse a un sitio privado, tenĆ­a el miembro tieso como un palo y le pedĆ­a a gritos liberar la tensiĆ³n sexual.

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