El Protex 3000 (4/5): prueba de calidad - Las Bolas de Pablo

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24 jun 2019

El Protex 3000 (4/5): prueba de calidad

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   —¡BastiĆ”n, que buena sorpresa! —exclamĆ³ Marcos ChacĆ³n a travĆ©s del telĆ©fono cuando recibiĆ³ la llamada de su hermano menor—. ¿Hombre, cuĆ”nto tiempo? —el seƱor semental de 58 aƱos caminaba con una grata sonrisa por el pasillo de su casa, vestĆ­a una franela azul y un saco oscuro, llevaba jeans que marcaban lo que todavĆ­a era un virtuoso paquete. Se pasĆ³ la mano por el cabello castaƱo y estirĆ³ las extremidades—. SĆ­, me emociona mucho recibir tu llamada, que bueno que hayas vuelto al paĆ­s.

   —Por supuesto que sĆ­, hermano —decĆ­a la voz del otro miembro de la familia ChacĆ³n por la linea—. ¿CĆ³mo estĆ” la vida, Marcos, me han dicho que te jubilaste?

   —Oh, sĆ­. DejĆ© la constructora con tantos aƱos de servicio. A veces la extraƱo, por el momento me dediquĆ© a abrir un local de artĆ­culos deportivos y ha resultado un Ć©xito.

   —Todo un empresario, ¿eh? —se riĆ³ su hermano—. Pero ya antes habĆ­as montado otra tienda, ¿de ropa, no?

   —SĆ­. Pero esa es de Yenny, Ć©ste lo administro yo —aclarĆ³ Marcos sentĆ”ndose en el sofĆ” dejando que sus bolas caĆ­das se marcarĆ”n en el pantalĆ³n.

   —Te felicito hermano, todo un emprendedor, y de hecho por algo parecido te estaba llamando. Tengo en mente un sĆŗper proyecto y quien mĆ”s que tĆŗ para ayudarme. Lo quiero hablar contigo.

   —¿Y quĆ© serĆ”?

   —No, Marcos, tĆŗ y yo debemos sentarnos y discutirlo. Estoy ejecutando un encuentro familiar: hermanos, sobrinos, quiero tenerlos a todos aquĆ­ en la granja de la familia.

   Marcos se rascĆ³ la cabeza.

   —Y en ese encuentro nos reunimos y hablamos.

   —EstĆ” bien, hermano —aceptĆ³ Marcos.

   —Y conozco a ese otro hijo que tenĆ­as por fuera, ¡sinvergĆ¼enza!

   —Oh —Marcos se riĆ³—, Israel.

   En ese momento ingresaba al salĆ³n SimĆ³n que llegaba fuera de casa. Usaba lentes y una camiseta oscura, el pantalĆ³n marrĆ³n indicaba como siempre un agrandado relieve en el Ć”rea genital.

   Marcos ChacĆ³n le tendiĆ³ el celular para que saludara al tĆ­o Bastian mientras saliĆ³ de la sala dejando solo a su hijo.

   Cuando SimĆ³n culminĆ³ la llamada telefĆ³nica y su padre supo que no hubo mĆ”s conexiĆ³n hablĆ³ desde su habitaciĆ³n.

   —Ya pensaba que no ibas a venir, hijo.

   Y recibiĆ³ a SimĆ³n vistiendo Ćŗnicamente un ajustado calzoncillo azul. Para estar al borde de los 60 aƱos el seƱor ChacĆ³n lucĆ­a un cuerpo perfecto dedicado al deporte por las maƱanas.

   —Estoy preparado para demostrarte que el Protex3000 funciona.

   —¿EstĆ”s seguro, padre? —preguntĆ³ SimĆ³n lleno de duda.

   —SĆ­ —aclarĆ³ su padre ajustando la taza testicular en su entrepierna—. Estoy a punto.

   —EstĆ” bien.

   LevantĆ³ la pierna hacia atrĆ”s y lanzĆ³ una dura y muy certera patada a las bolas colgantes de su padre, metiendo sus testĆ­culos en su cuerpo y aplastando la desgraciada taza.

   Un chillido cĆ³mico escapĆ³ de la boca de Marcos.

   —¿QuĆ© ocurre, papĆ”, te doliĆ³?

   Marcos levantĆ³ la vista, su rostro se contorsionĆ³ de dolor.

   —Creo que el Protex no estaba bien colocado.

   SimĆ³n se echĆ³ a reĆ­r.

   —¿De verĆ”s? Me parece que esa respuesta yo la dije antes.

   SimĆ³n dibujĆ³ una sonrisa triunfante.

   —¡Que no! Deja que la acomode —Macos reajustĆ³ el protector en sus bolas.

   La siguiente patada de SimĆ³n dio justo en el blanco. Su zapato chocĆ³ con fuerza contra los balones de su padre. Por lo que Marcos dio un grito agudo. Doblando su guapo rostro por el dolor, sus ojos se cerraron y su boca se abriĆ³ de par en par.

   Se desplomĆ³ en el suelo, retorciĆ©ndose y gimiendo de dolor.

   —¿Ya te das cuenta de la estafa que te hicieron con ese inĆŗtil protector?

   Marcos se balanceaba de un lado a otro, apretando sus jodidas huevas por debajo de la concha, dejando escapar pequeƱos gemidos.

   —Eso duele, puta madre.

   SimĆ³n se riĆ³ y ayudĆ³ a levantar a su padre que enseguida se quitĆ³ la ropa interior y con ella la taza protectora que arrojĆ³ lleno de furia al suelo, de esa manera podĆ­a acariciar de mejor forma sus dos grandes toronjas.

   Estaban rojas y ligeramente hinchadas, colgando vulnerables entre sus muslos, su polla estaba a media asta.

   —Siempre seremos dĆ©biles para los golpes en los huevos, padre.

Con la sonrisa de su padre SimĆ³n nunca se esperĆ³ el puƱetazo que Ć©ste estrellĆ³ contra su ingle, aplastando sus jugosas pelotas en su pelvis.

   Los ojos de SimĆ³n se abrieron llenos de lĆ”grimas.

   —¿Por quĆ©? —susurrĆ³.

   Marcos riĆ³ todavĆ­a sujetando sus bolas.

   —Un pequeƱo regalo de tu progenitor. Para que no vuelvas a decir que somos dĆ©biles de las pelotas.

   SimĆ³n echĆ³ un gemido sibilante, doblĆ”ndose, con las cejas levantadas y su boca formando una pequeƱa y linda O.

   Hubo un momento de completo silencio padre e hijo se acariciaban sus gĆ¼maros fauleados que empezaban a hincharse.

   —¿Te invitĆ³ BastiĆ”n al encuentro familiar que quiere organizar? Tiene un proyecto en mente con la familia.

   SimĆ³n afirmĆ³ con la cabeza todavĆ­a formando una expresiĆ³n dolorosa dn su rostro.

   —Pero no puedo ir. Tengo compromisos en el canal esta temporada.

   —Que mal —dijo Marcos—. TendrĆ© que preguntar a Israel, Jenny y Pablo para saber cĆ³mo estarĆ”n.

   —Pablo estarĆ” de vacaciones en poco tiempo.

   Mientras SimĆ³n se recuperaba Marcos se colocĆ³ un calzoncillo sujetĆ³ el Protex3000 en sus manos y determinĆ³ que el dispositivo era una estafa y que no rendĆ­a en su propĆ³sito.

   —Entonces rechazarĆ© el pedido —dijo Marcos ChacĆ³n mientras SimĆ³n se levantaba y se acercaba a Ć©l con la vista fija en el protector.

   —¿Ahora si lo vas a desperdiciar, padre? DespuĆ©s que decĆ­as que yo era un bolas dĆ©biles.

   SimĆ³n agarrĆ³ las bolas de Marcos y rodĆ³ sus testĆ­culos entre sus dedos, palpando sus Ć³rganos.

   Un chillido agudo de Marcos indicĆ³ cuĆ”nto le dolĆ­a.

   —Pero al final me alegra que te dieras cuenta de la mala calidad del protector y de las huevas que nos has heredado —dijo SimĆ³n alegremente apretando las delicadas cuerdas espermĆ”ticas con sus fuertes dedos mientras su padre gritaba de dolor.

   TorciĆ³ las huevas con toda la fuerza que pudo reunir, logrando un giro de 180 grados que hizo que la voz de su Marcos se quebrara como nunca antes.

   SimĆ³n lo soltĆ³ y se echĆ³ a reĆ­r y Marcos buscĆ³ un sillĆ³n para sentarse y pasar su malestar. Le dolĆ­an todas las fibras de su cuerpo, sus entraƱas, sus bolas, su polla que se ponĆ­a dura como roca.

   —¿Quieres agua, papĆ”?

   Ante una respuesta afirmativa SimĆ³n saliĆ³ de la sala.

   Marcos se acurrucĆ³ agarrando sus gĆ³nadas, sĆ­ que le dolĆ­an. Su hijo no tardĆ³ en llegar con un vaso de agua que bebiĆ³ temblĆ”ndole la mano.

   DespuĆ©s de un instante ambos se echaron a reĆ­r.

   —¡Joder, eso fue divertido! —SimĆ³n se riĆ³ mientras le daba un abrazo a su padre.

   Marcos dejĆ³ escapar un lamentable gemido.

   —A pesar de los golpes y maltratos estoy feliz de mis cojones, papĆ”, no sabes las millones de veces que me han hecho disfrutar.

   Ambos se rieron con absoluta gracia dĆ”ndose un fuerte abrazo.

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