Pareja de Jorge (4/5): El chupa pito - Las Bolas de Pablo

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18 jun 2019

Pareja de Jorge (4/5): El chupa pito

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   —No tenĆ­as por quĆ© actuar asĆ­ con Jorge la otra vez —reclamaba Erick en tono de reproche—. Es mi novio y sĆ³lo querĆ­a ser amigable contigo ya lo que pasĆ³ entre ustedes quedĆ³ atrĆ”s.

   —No me importa —negĆ³ Pablo—, me la tenĆ­a que descobrar de todo este tiempo.

   —No puedes ser tan cabeza dura, Pablo.

   —Cabeza dura, no, Jorge es un imbĆ©cil y se lo tiene merecido —continuaba Pablo hasta que algo con mucha fuerza lo golpeĆ³ tumbĆ”ndolo al suelo.

   Pablo alzĆ³ la vista encontrĆ”ndose a Jorge sobre Ć©l, ¡asĆ­ que todo ese tiempo estuvo oculto en casa de Jorge!

   —AsĆ­ que me lo tengo merecido. Eres un pobre diablo, Pablo, han pasado varios aƱos de eso. Resaltando que te casaste pero demostrando que no has dado vuelta a la pĆ”gina —dijo con una sonrisa, dĆ”ndole la mano en seƱal de buen gesto. Por primera vez Pablo la aceptĆ³ y se levantĆ³ mirando una buena sonrisa de Jorge—. Pero estĆ” bien, la acepto, fui un tonto contigo, sigues resentido y te perdono.

   Pablo nada dijo pero siguiĆ³ manteniendo el contacto visual. Hasta que de repente recibiĆ³ una patada de Erick entre sus piernas, desde atrĆ”s eliminando todo sentido de determinaciĆ³n en Ć©l. Un dolor paralizante le surgiĆ³ y cayĆ³ de rodillas, luchando por respirar. Escuchando la celebraciĆ³n de Jorge y Erick que recibĆ­a un beso de su pareja. No tuvo tiempo de reaccionar sĆ³lo se quedĆ³ allĆ­ procesando el insoportable dolor que surgĆ­a de sus pesadas bolas llenas de esperma, esperando que todo dolor se fuera pronto.

   Pablo intentĆ³ incorporarse y una fuerte rĆ©plica de dolor lo invadiĆ³.

   —OlvidĆ© que tienes bolas grandes y dĆ©biles... SĆ­, Pablo, eres un perdedor, lo olvidĆ©.

   Jorge se riĆ³ sin advertir el puƱetazo que Pablo encestĆ³ entre sus piernas. Se llevĆ³ las manos a la entrepierna tosiendo mientras el dolor lo abrumaba.

   Erick iba a intervenir pero Jorge lo detuvo con un movimiento de manos. A su vez quiso golpear a Pablo y Ć©ste pudo esquivar lo que iba a ser un dislocador golpe.

   Pablo puso distancia entre ellos y Jorge quiso golpearlo otra vez pero fallĆ³ y tropezĆ³ cayendo sobre una pierna, aturdido. Pablo lo mirĆ³ desde la espalda musculosa, mirando despuĆ©s hacia abajo.

   Supo quĆ© hacer.

   Mientras Jorge todavĆ­a estaba de rodillas, Pablo retrocediĆ³ unos pasos. EsperĆ³ a que se levantase... y empezĆ³ a correr hacia Ć©l hasta empujarlo al suelo con la fuerza arrolladora de un camiĆ³n.

   DejĆ”ndolo mĆ”s aturdido contraatacĆ³ con una patada en las bolas, levantĆ”ndolo del suelo.

   Jorge emitiĆ³ un doloroso sonido —. ¡UUUGGGHHH!

   Fue tan rudo el ataque que Pablo sintiĆ³ la bolsa escrotal chocar contra su zapato.

   Erick exhalĆ³ un grito mortificado abriendo la mandĆ­bula sorprendido.

   Jorge quedĆ³ rodando por el suelo, gimiendo de forma lamentable moviĆ©ndose de un lado a otro frotĆ”ndose las pelotas con las manos incrustadas entre sus piernas.

   —¡Eres un imbĆ©cil, Pablo! ¿CĆ³mo puedes atreverte?

   Eran los reclamos de Erick celoso y furioso acercĆ”ndose a Pablo, quien no le dio oportunidad de reclamo por la hombrĆ­a daƱada de su macho y lo callĆ³ de una patada en los huevos.

   La boca de Erick se abriĆ³ con forma de O mientras sus rodillas se volvieron gelatina y se doblaba.

   —Par de imbĆ©ciles ustedes dos —murmurĆ³ Pablo.

   Con desprecio detallĆ³ como Jorge se acercĆ³ a Erick y lo rodeĆ³ con sus brazos para besarlo y murmurarle cosas al oĆ­do. Pablo siguiĆ³ mirĆ”ndolos despreocupado hasta que Jorge se enderezĆ³ y ayudĆ³ a su novio a levantar.

   —¿Listo?

   —Seguro que sĆ­ —afirmĆ³ Erick.

   Ambos tenĆ­an la vista fija sobre Pablo que acobardĆ”ndose retrocediĆ³ hasta quedar arrinconado contra la pared.

   —¡No me quieran joder! —pidiĆ³ en alerta queriendo proteger su entrepierna.

   Jorge apretĆ³ sus puƱos cargados de fuerza y estrellĆ³ uno en el fuerte abdomen de Pablo. Que sin aliento se fue de rodillas.

   Desde ahĆ­ Pablo mirĆ³ a Jorge que se veĆ­a tan dominante, tan masculino.

   —Chupa mi pene —dijo Jorge abriĆ©ndose el pantalĆ³n y quitĆ”ndose la ropa interior mostrando su equipo genital. Una polla no muy grande pero si derecha y bonita.

   —PĆŗdrete, cabrĆ³n —se resistiĆ³ Pablo apretando los dientes.

   Jorge lo agarrĆ³ de la cabeza y metiĆ³ a la fuerza su miembro en la boca de Pablo. Erick se quedĆ³ impresionado.

   —Si intentas algo serĆ” peor para ti, ChacĆ³n —amenazĆ³ Jorge.

   Pablo empezĆ³ a chupar utilizando la lengua y cubriendo la superficie de su polla con ella. Puso la verga tan atrĆ”s de su boca como pudo, y tragĆ³. Jorge gimiĆ³ disfrutando lo que le daban mientras Erick acariciaba su propia erecciĆ³n.

   —Siempre supe que eras una puta barata, Pablo —se riĆ³ Jorge.

   El rubio se dedicĆ³ a chupar sĆ³lo la cabeza del miembro sin escucharlo, pero lo que deseaba era arrancarle a mordiscos la polla pero tenĆ­a miedo de su amenaza principal.

   —¡Ooohhhhhh... Que cabrĆ³n! —gimiĆ³ Jorge lleno de lujuria. A momentos se pavoneaba tocando su abdomen.

   Sus testĆ­culos subieron y una rĆ”faga de leche saliĆ³ de su miembro por lo que Pablo al sentirlo apartĆ³ la cara mientras el resto de su esperma caĆ­a al suelo. OptĆ³ por escupir aquel delicioso fluido caliente y salado.

   En ese preciso instante Erick agarrĆ³ a Jorge de las pelotas.

   —¡Yo soy tu novio! ¡Yo te la debo mamar no Ć©l!

   Una O se formĆ³ en la boca de Jorge, y sus piernas comenzaron a temblar. Mientras le deformaban las gĆ³nadas y su pene aĆŗn escupĆ­a como grifo.

   Con un movimiento rĆ”pido, el celoso y furioso Erick retorciĆ³ los cojones de su novio haciendolo.

   —¡YO SOY TU NOVIO, YO DEBO CHUPARTE LA POLLA!

   Erick le diĆ³ un Ćŗltimo pero fulminante apretĆ³n de huevos a Jorge hasta soltarlo  y dejar que cayera al piso enfermo de dolor colocandose en posiciĆ³n fetal y apretando los dientes.

   Erick y Pablo se miraron ya no importaba Jorge que continuaba agarrando sus pelotas en vano.

   —¿Amigo? —Pablo le tendiĆ³ una mano esperando un apretĆ³n de palmas.

   —¡Idiota! —gritĆ³ Erick lanzando una atronadora patada en las bolas que las crispĆ³ con fuerza.

   —¡AAAAAAAYYYYYYYYY!

   Pablo se quedĆ³ quejĆ”ndose, retorciĆ©ndose y pataleando en el piso con el insoportable dolor en sus palpitantes testĆ­culos que se hinchaban rĆ”pidamente.

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