Bastian vs Farid (4/8): Ninguno se rinde - Las Bolas de Pablo

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11 dic 2019

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Bastian vs Farid (4/8): Ninguno se rinde

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Bastian estaba sentado en su escritorio revisando unas cuentas para la reunión navideƱa, planeaba la visita de todas las ramas de la familia Chacón para fin de aƱo, hasta que notó que Farid no estaba ahĆ­. Inmediatamente cubrió su entrepierna y miró a su alrededor.

   De alguna manera, Ć©l y Farid habĆ­an empezado un juego muy tonto y doloroso que otorgarĆ­a 2 puntos en el proyecto de Bastian al primero que se rindiese.

   Ahora, Farid estaba fuera de vista, e inmediatamente Bastian sospechó que no estaba haciendo nada bueno.
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   DespuĆ©s de un minuto de cubrir su precioso paquete en su jeans, se sintió profundamente estĆŗpido y no pudo evitar reĆ­rse de mĆ­ mismo.

   Sacudió la cabeza y volvió a hojear presupuestos para la cena navideƱa, hojeó nĆŗmeros de cuenta y datos de Internet.

   De repente, escuchó un ruido fuerte. Le tomó un segundo darse cuenta que el extraƱo sonido venĆ­a de algo pesado que chocaba contra algo suave. Le llevó otro segundo darse cuenta que el origen del sonido se encontraba en las inmediaciones. Luego, un dolor punzante, comenzó a acumularse en sus genitales.

   Bajó la vista a su entrepierna y vio que un taco de billar aparecĆ­a debajo del escritorio solo para golpear sus Ʊemas mĆ”s preciadas.

   Bastian gritó y agarró sus testĆ­culos.

   ā€”Ā”Mierda!

   Farid apareció al otro lado del escritorio riendo. —”Sorpresa!

   Bastian gruñó y se dobló, su cabeza descansó sobre el escritorio. —Puta madre —gimió.
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   Farid se echó a reĆ­r y volvió a meter el taco de billar en las pobres y doloridas huevas de Bastian, metiĆ©ndolo entre sus dedos y golpeando la pelota derecha, clavĆ”ndola en su entrepierna.

   Bastian gritó y se alejó del escritorio, tratando de alejar su hombrĆ­a  de Farid.


   Farid se levantó y se paró frente a Bastian, sosteniendo el taco en la mano. Sonrió con saƱa.

   Bastian gimió una vez mĆ”s, —¿CuĆ”nto tiempo te escondiste allĆ­?

   Farid se encogió de hombros. —Unos minutos. Valió la pena.

   Bastian gimió y logró sonreĆ­r dĆ©bilmente. —Felicidades…

   ā€”Gracias —Farid sonrió—. Pero aĆŗn no he terminado.

   Bastian hizo una mueca dolorosa.

   Farid apuntó a la entrepierna, golpeando los dedos de Bastian en su paquete.

   ā€”Ā”Hijo de puta! Ā”Detente!

   Farid puso el taco en el suelo y se arrodilló frente a Bastian. Le agarró las manos y las apartó de su entrepierna.

   ā€”Ā”Para!
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   Farid se rió. —¿Recuerdas el momento en que golpeaste mis bolas en la ducha? —sostuvo las dos muƱecas en su mano derecha, haciĆ©ndole renunciar a la protección de sus preciosas bolas—. ĀæY el momento en que chocaste mis bolas con esa botella de Pepsi? —con su mano izquierda, abrió la bragueta del jeans, moviĆ©ndose sorprendentemente rĆ”pido. Metió la mano en el pantalón y dentro de los calzoncillos sacando el  pene flĆ”cido y las bolas palpitantes. Estrelló su puƱo cerrado contra las vulnerables bolas.

   Bastian gimió de dolor e intentó liberarse, pero el agarre de Farid era demasiado fuerte.

   El hijo de Ć”rabes volvió a golpear su puƱo, lastimando los doloridos testĆ­culos en la entrepierna. El pobre Bastian sintió la cremallera del jeans hundirse en la carne de sus albóndigas desde abajo y gritó.

   Farid hizo una mueca simulando simpatĆ­a. Se rió y agarró el escroto con su mano izquierda, aplastando las bolas carnosas en su puƱo.

  Bastian lloriqueó.

   Farid aplastó los testĆ­culos con fuerza. Luego giró su mano, haciĆ©ndole gritar de dolor.

   El pulgar de Farid se presionó contra la carnosa bola derecha. Torciendo la boca apretó las dos bolas con fuerza, aplastĆ”ndolas sin piedad. Hubo un tirón repentino y duro que hizo llorar a Bastian.

   Las uƱas de Farid se clavaron en las palpitantes bolas. Sonrió y soltó las gónadas por un breve momento, solo para golpearlas con su puƱo. Los ojos de Bastian perdieron el foco.

   Redujo la fuerza de su mano y liberó a Bastian.

   Chacón se dobló, mareado y sollozando. Sus testĆ­culos se sentĆ­an como si un camión de dieciocho ruedas los hubiera atropellado.

   Gimió de dolor.

   Farid se rió.

   Bastian gimió y masajeó su palpitante virilidad.

   Farid se dio la vuelta y caminó hacia la puerta. —Voy a cerrarla para que nadie entre y te vea asĆ­. No quisiera humillarte...

   ā€”Gracias —gruñó Bastian.

   Farid se echó a reĆ­r y se fue.

   Tres dĆ­as despuĆ©s los dos se miraban con recelo. Estaban sentados en aquel mismo escritorio.

   Farid almorzaba.

   ā€”ĀæTodo bien? —preguntó Bastian lentamente.

   ā€”Claro —dijo Farid.

   ā€”Genial —respondió Bastian centrando su atención en la computadora. Para enviar una invitación por correo electrónico a Wilkar Chacón, el padre de Horacio y otros dos hijos mĆ”s.

   Farid suspiró y se levantó.

   Bastian lo miró fijamente.

   ā€”TerminĆ© —sonrió—. Estoy caminando hacia la cocina —desapareció—. Estoy lavando los platos —gritó, burlĆ”ndose.

   Bastian miró la pantalla de nuevo.

   ā€”Ya terminĆ©. Voy a volver contigo otra vez —gritó.

   Bastian puso los ojos en blanco e intentó concentrarse en leer la confirmación de Marcos Chacón por whatsapp web.

   ā€”Estoy caminando hacia el sofĆ” —anunció Farid sentĆ”ndose—. Vaya, lo siento —se puso de pie—. Voy a buscar mi celular. DespuĆ©s volverĆ© a caminar hacia al sofĆ”.

   Bastian trató de mantener la calma, mientras Farid cruzaba la habitación.

   ā€”Ahora —dijo Farid—. Estoy caminando hacia el...

   ā€”ĀæPodrĆ­as por favor detener esto? —lo interrumpió Bastian sonando tenso.

   Farid se encogió de hombros y sonrió. —Claro, cuando quieras.

   Bastian respiró lentamente y dirigió los ojos a la pantalla de la computadora.

   ā€”Ahora voy...

   ā€”Ā”Farid!

   Farid sonrió.

   Bastian se puso de pie y caminó hacia Ć©l.

   ā€”QuĆ©...
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   Bastian pateó sus huevos con fuerza. Su pie chocó con el prominente bulto en sus jeans, dejando a Farid sin aliento.

   El hijo de Ć”rabes parpadeó sin gritar.

   Bastian siguió con otra fuerte patada a sus testĆ­culos ablandados.

   Esta vez Farid gritó y se dobló. Quedó jadeando y agarrando sus bolas.

   ā€”EstĆ”s agarrando tus bolas ahora —sonrió Bastian Chacón.

   Farid contuvo el aliento.

   ā€”Ahora estĆ”s jadeando por aire. Y estĆ”s sintiendo que tus cocos explotaron.

   Farid dejó escapar un gemido miserable.

   Bastian sintió lĆ”stima por Ć©l.
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   ā€”Me duelen mis pelotas —gimió Farid con una voz aguda.

   Bastian se rió.

   De repente, Farid se abalanzó sobre Bastian y le lanzó un rudo gancho en los huevos.

   Bastian gruñó y se dobló. Sintiendo que sus delicadas joyas fueron destrozadas por el golpe rotundo de Farid.

   Farid intentó enderezarse, pero el dolor era demasiado fuerte. Se dobló de nuevo y miró a su amigo con el ceƱo fruncido.

   Bastian tambiĆ©n gimió y se frotó los testĆ­culos.

   Farid lo miró. Su rostro se iluminó y se echó a reĆ­r. Luego hizo una mueca de nuevo.

   Bastian gruñó.

   ā€”ĀæTe rindes?

   Farid negó con la cabeza.

   ā€”ĀæY tĆŗ?
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   ā€”Tampoco —respondió Bastian.

   Ambos se sentaron uno al lado del otro en el sofĆ”, ninguno dijo una palabra durante cinco minutos. Se frotaban las huevas y gemĆ­an ocasionalmente.

   Tiempo despuĆ©s, Bastian se habĆ­a recuperado y Farid seguĆ­a doblado, con las manos pegadas a la ingle.

   Bastian se levantó del sofĆ”. —¿Quieres un poco de cafĆ©?

   Farid gimió. Lo miró. Luego sus ojos se centraron en el paquete de Bastian.

   Bastian negó con la cabeza.

   Farid actuó rĆ”pido y lo agarró de las bolas apretando con fuerza.

   Bastian gritó de dolor con voz aguda.

   Farid apretó mĆ”s fuerte. Le retorció las bolas y lo soltó. Bastian se hundió en el suelo embargado de dolor.

   Farid lo miró y se carcajeó de risa.

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