CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Bastian estaba sentado en su escritorio revisando unas cuentas para la reuniĆ³n navideƱa, planeaba la visita de todas las ramas de la familia ChacĆ³n para fin de aƱo, hasta que notĆ³ que Farid no estaba ahĆ. Inmediatamente cubriĆ³ su entrepierna y mirĆ³ a su alrededor.
De alguna manera, Ć©l y Farid habĆan empezado un juego muy tonto y doloroso que otorgarĆa 2 puntos en el proyecto de Bastian al primero que se rindiese.
Ahora, Farid estaba fuera de vista, e inmediatamente Bastian sospechĆ³ que no estaba haciendo nada bueno.
DespuĆ©s de un minuto de cubrir su precioso paquete en su jeans, se sintiĆ³ profundamente estĆŗpido y no pudo evitar reĆrse de mĆ mismo.
SacudiĆ³ la cabeza y volviĆ³ a hojear presupuestos para la cena navideƱa, hojeĆ³ nĆŗmeros de cuenta y datos de Internet.
De repente, escuchĆ³ un ruido fuerte. Le tomĆ³ un segundo darse cuenta que el extraƱo sonido venĆa de algo pesado que chocaba contra algo suave. Le llevĆ³ otro segundo darse cuenta que el origen del sonido se encontraba en las inmediaciones. Luego, un dolor punzante, comenzĆ³ a acumularse en sus genitales.
BajĆ³ la vista a su entrepierna y vio que un taco de billar aparecĆa debajo del escritorio solo para golpear sus Ʊemas mĆ”s preciadas.
Bastian gritĆ³ y agarrĆ³ sus testĆculos.
—¡Mierda!
Farid apareciĆ³ al otro lado del escritorio riendo. —¡Sorpresa!
Bastian gruĆ±Ć³ y se doblĆ³, su cabeza descansĆ³ sobre el escritorio. —Puta madre —gimiĆ³.
Farid se echĆ³ a reĆr y volviĆ³ a meter el taco de billar en las pobres y doloridas huevas de Bastian, metiĆ©ndolo entre sus dedos y golpeando la pelota derecha, clavĆ”ndola en su entrepierna.
Bastian gritĆ³ y se alejĆ³ del escritorio, tratando de alejar su hombrĆa de Farid.
Farid se levantĆ³ y se parĆ³ frente a Bastian, sosteniendo el taco en la mano. SonriĆ³ con saƱa.
Bastian gimiĆ³ una vez mĆ”s, —¿CuĆ”nto tiempo te escondiste allĆ?
Farid se encogiĆ³ de hombros. —Unos minutos. ValiĆ³ la pena.
Bastian gimiĆ³ y logrĆ³ sonreĆr dĆ©bilmente. —Felicidades…
—Gracias —Farid sonriĆ³—. Pero aĆŗn no he terminado.
Bastian hizo una mueca dolorosa.
Farid apuntĆ³ a la entrepierna, golpeando los dedos de Bastian en su paquete.
—¡Hijo de puta! ¡Detente!
Farid puso el taco en el suelo y se arrodillĆ³ frente a Bastian. Le agarrĆ³ las manos y las apartĆ³ de su entrepierna.
—¡Para!
Farid se riĆ³. —¿Recuerdas el momento en que golpeaste mis bolas en la ducha? —sostuvo las dos muƱecas en su mano derecha, haciĆ©ndole renunciar a la protecciĆ³n de sus preciosas bolas—. ¿Y el momento en que chocaste mis bolas con esa botella de Pepsi? —con su mano izquierda, abriĆ³ la bragueta del jeans, moviĆ©ndose sorprendentemente rĆ”pido. MetiĆ³ la mano en el pantalĆ³n y dentro de los calzoncillos sacando el pene flĆ”cido y las bolas palpitantes. EstrellĆ³ su puƱo cerrado contra las vulnerables bolas.
Bastian gimiĆ³ de dolor e intentĆ³ liberarse, pero el agarre de Farid era demasiado fuerte.
El hijo de Ć”rabes volviĆ³ a golpear su puƱo, lastimando los doloridos testĆculos en la entrepierna. El pobre Bastian sintiĆ³ la cremallera del jeans hundirse en la carne de sus albĆ³ndigas desde abajo y gritĆ³.
Farid hizo una mueca simulando simpatĆa. Se riĆ³ y agarrĆ³ el escroto con su mano izquierda, aplastando las bolas carnosas en su puƱo.
Bastian lloriqueĆ³.
Farid aplastĆ³ los testĆculos con fuerza. Luego girĆ³ su mano, haciĆ©ndole gritar de dolor.
El pulgar de Farid se presionĆ³ contra la carnosa bola derecha. Torciendo la boca apretĆ³ las dos bolas con fuerza, aplastĆ”ndolas sin piedad. Hubo un tirĆ³n repentino y duro que hizo llorar a Bastian.
Las uƱas de Farid se clavaron en las palpitantes bolas. SonriĆ³ y soltĆ³ las gĆ³nadas por un breve momento, solo para golpearlas con su puƱo. Los ojos de Bastian perdieron el foco.
Redujo la fuerza de su mano y liberĆ³ a Bastian.
ChacĆ³n se doblĆ³, mareado y sollozando. Sus testĆculos se sentĆan como si un camiĆ³n de dieciocho ruedas los hubiera atropellado.
GimiĆ³ de dolor.
Farid se riĆ³.
Bastian gimiĆ³ y masajeĆ³ su palpitante virilidad.
Farid se dio la vuelta y caminĆ³ hacia la puerta. —Voy a cerrarla para que nadie entre y te vea asĆ. No quisiera humillarte...
—Gracias —gruĆ±Ć³ Bastian.
Farid se echĆ³ a reĆr y se fue.
Tres dĆas despuĆ©s los dos se miraban con recelo. Estaban sentados en aquel mismo escritorio.
Farid almorzaba.
—¿Todo bien? —preguntĆ³ Bastian lentamente.
—Claro —dijo Farid.
—Genial —respondiĆ³ Bastian centrando su atenciĆ³n en la computadora. Para enviar una invitaciĆ³n por correo electrĆ³nico a Wilkar ChacĆ³n, el padre de Horacio y otros dos hijos mĆ”s.
Farid suspirĆ³ y se levantĆ³.
Bastian lo mirĆ³ fijamente.
—TerminĆ© —sonriĆ³—. Estoy caminando hacia la cocina —desapareciĆ³—. Estoy lavando los platos —gritĆ³, burlĆ”ndose.
Bastian mirĆ³ la pantalla de nuevo.
—Ya terminĆ©. Voy a volver contigo otra vez —gritĆ³.
Bastian puso los ojos en blanco e intentĆ³ concentrarse en leer la confirmaciĆ³n de Marcos ChacĆ³n por whatsapp web.
—Estoy caminando hacia el sofĆ” —anunciĆ³ Farid sentĆ”ndose—. Vaya, lo siento —se puso de pie—. Voy a buscar mi celular. DespuĆ©s volverĆ© a caminar hacia al sofĆ”.
Bastian tratĆ³ de mantener la calma, mientras Farid cruzaba la habitaciĆ³n.
—Ahora —dijo Farid—. Estoy caminando hacia el...
—¿PodrĆas por favor detener esto? —lo interrumpiĆ³ Bastian sonando tenso.
Farid se encogiĆ³ de hombros y sonriĆ³. —Claro, cuando quieras.
Bastian respirĆ³ lentamente y dirigiĆ³ los ojos a la pantalla de la computadora.
—Ahora voy...
—¡Farid!
Farid sonriĆ³.
Bastian se puso de pie y caminĆ³ hacia Ć©l.
—QuĆ©...
Bastian pateĆ³ sus huevos con fuerza. Su pie chocĆ³ con el prominente bulto en sus jeans, dejando a Farid sin aliento.
El hijo de Ć”rabes parpadeĆ³ sin gritar.
Bastian siguiĆ³ con otra fuerte patada a sus testĆculos ablandados.
Esta vez Farid gritĆ³ y se doblĆ³. QuedĆ³ jadeando y agarrando sus bolas.
—EstĆ”s agarrando tus bolas ahora —sonriĆ³ Bastian ChacĆ³n.
Farid contuvo el aliento.
—Ahora estĆ”s jadeando por aire. Y estĆ”s sintiendo que tus cocos explotaron.
Farid dejĆ³ escapar un gemido miserable.
Bastian sintiĆ³ lĆ”stima por Ć©l.
—Me duelen mis pelotas —gimiĆ³ Farid con una voz aguda.
Bastian se riĆ³.
De repente, Farid se abalanzĆ³ sobre Bastian y le lanzĆ³ un rudo gancho en los huevos.
Bastian gruĆ±Ć³ y se doblĆ³. Sintiendo que sus delicadas joyas fueron destrozadas por el golpe rotundo de Farid.
Farid intentĆ³ enderezarse, pero el dolor era demasiado fuerte. Se doblĆ³ de nuevo y mirĆ³ a su amigo con el ceƱo fruncido.
Bastian tambiĆ©n gimiĆ³ y se frotĆ³ los testĆculos.
Farid lo mirĆ³. Su rostro se iluminĆ³ y se echĆ³ a reĆr. Luego hizo una mueca de nuevo.
Bastian gruĆ±Ć³.
—¿Te rindes?
Farid negĆ³ con la cabeza.
—¿Y tĆŗ?
—Tampoco —respondiĆ³ Bastian.
Ambos se sentaron uno al lado del otro en el sofĆ”, ninguno dijo una palabra durante cinco minutos. Se frotaban las huevas y gemĆan ocasionalmente.
Tiempo despuĆ©s, Bastian se habĆa recuperado y Farid seguĆa doblado, con las manos pegadas a la ingle.
Bastian se levantĆ³ del sofĆ”. —¿Quieres un poco de cafĆ©?
Farid gimiĆ³. Lo mirĆ³. Luego sus ojos se centraron en el paquete de Bastian.
Bastian negĆ³ con la cabeza.
Farid actuĆ³ rĆ”pido y lo agarrĆ³ de las bolas apretando con fuerza.
Bastian gritĆ³ de dolor con voz aguda.
Farid apretĆ³ mĆ”s fuerte. Le retorciĆ³ las bolas y lo soltĆ³. Bastian se hundiĆ³ en el suelo embargado de dolor.
Farid lo mirĆ³ y se carcajeĆ³ de risa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario