Cinturón de honor (8/9) - Las Bolas de Pablo

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21 jul 2020

Cinturón de honor (8/9)

   Cuando la última pelea de la noche arrancó, Salvador del club Zafiro agarró a Esteban, miembro del club Ámbar, en un cerrado abrazo de oso. 

   —Hagamos una propuesta —dijo Salvador—. ¡Rindete y te vas con el trasero limpio para tu casa! 

   Esteban simplemente gruñó, —¡El que se va a cagar eres tú!

   Salvador levantó a Esteban en lo alto.

   ¡Él trató de escapar, pero falló!

   —¡¡ENTONCES DE AQUÍ TE VAS DIRECTO A URGENCIAS!! —rugió Salvador con voz resonante. 

   ¡Con un movimiento brusco, Salvador arrojó a Esteban sobre su rodilla, ejecutando un devastador golpe de espalda en el apuesto joven!

   Los gruñidos masculinos de Salvador llenaron el estudio y se mezclaron con los gritos de angustia de su enemigo.

   El miembro del club ámbar yacía sobre la rodilla de su rival como un sacrificio para un altar sagrado. No se molestó en moverse, pensando que no podría hacerlo de ninguna manera y que estaba con la espalda quebrada. Simplemente se quedó quieto cuando Salvador pasó su mano áspera y rugosa sobre sus abdominales delgados.

   Esteban gimió en voz baja cuando Salvador se apoderó de sus testículos.

   El pulgar de Salvador se arremolinaba vigorosamente alrededor de los ovalados órganos fabricadores de bebés de Esteban. Sus dedos carnosos apretaron suavemente aquel par de huevos pero logrando provocar un daño terrible en su entrepierna.

   —Eras un digno oponente, Esteban... Pero esto ha terminado. 

   —N... no... —gimió Esteban dolorido e incrédulo. La mano del hombre ahora apretaba con furia. Luchó valientemente para liberarse.

   —Es hora de terminar con esto —dijo Salvador, finalmente dejando de causar daño a los genitales. Perdió poco tiempo levantando a Esteban, presionando su cuerpo duro y musculoso contra el suyo. ¡Pudo sentir el cuerpo de su rival temblar de miedo cuando lo apretó en un abrazo de oso!

   ¡Era la última oportunidad del club Zafiro apretó sus brazos alrededor de la espalda de Esteban! ¡El hombre agitó los brazos y gritó de angustia!

   —¡¡RINDETE!! —le exigió Salvador, sosteniendo su cuerpo con un agarre de hierro. 

   No importaba cómo Esteban intentara luchar, ¡el abrazo de Salvador era como la boca de un gran león cuyas mandíbulas lentamente exprimieron la vida de su cuerpo!

   La fuerza de Esteban estaba disminuyendo rápidamente, ¡pero de alguna manera aguantó todo el tiempo que pudo!

   —¡Nnnngghhh! ¡No puedo... rendirme!

   ¡Salvador gruñó con los dientes apretados y aplicó más presión!

   ¡Este rival pronto iba a perder!

   ¡Esteban de repente sintió el poder de cien hombres inundar sus músculos! Con una adrenalina que crecía como cuando un vehículo aceleraba. ¡Apretó los puños y los levantó!

   —¡¡VAS A MORIR!! —le rugió a un sorprendido Salvador. 

   —¡¡IMPOSIBLE!! —negó el luchador. 

   ¡Sus ojos se abrieron de miedo por la milagrosa recuperación de Esteban! Con sus brazos firmemente alrededor de la espalda de su enemigo, ¡Salvador no tenía forma de defenderse del ataque que se aproximaba!

   ¡Los puños de Esteban golpearon la cabeza de Salvador con tanta fuerza que el experimentado luchador perdió el equilibrio y tropezó hacia atrás y cayó al suelo!

   Salvador bramó de dolor. Con Esteban sobre su cuerpo, ¡no tuvo tiempo de preguntarse cómo su oponente había acumulado una fuerza tan imponente!

   Esteban se zafó de sus brazos y ejecutó una llave inmovilizadra sobre Salvador, el referí rápidamente se arrojó cerca de ellos y agitó la mano en su mortal conteo.

   —1… 2… 3.

   El sonido de la campana otorgó los 3 puntos ganadores del club Ámbar. Esteban se puso histérico y gritó como loco muy emocionado, saludando al público desde las cuerdas, después bajó del ring y abrazó a sus compañeros de equipo.

   Era la primera vez después de muchas temporadas que el club Ámbar estaba invicto en la competencia y acumulaba todos los puntos. El club amarillo estaba en el primer lugar de la competencia. 

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