CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Bastian estaba sentado en una silla al lado de Alejandro que a su vez dormitaba en el sofĆ”, era un joven amigo de uno de sus hijos que se encargaba de pulverizar los testĆculos de cualquier hombre.
Bastian apartĆ³ la vista de su tablet donde colocaba nuevas anotaciones de su estudio genĆ©tico familiar cuando detallĆ³ que Farid y Unai se acercaban de puntillas al Ć”rea de la piscina. Les sonriĆ³ teniendo la conclusiĆ³n que Alejandro iba a obtener lo que se merecĆa.
Farid hizo un gesto salvaje, tratando de convencerlo de participar en la acciĆ³n. SĆ³lo sonriĆ³ y sacudiĆ³ la cabeza. SabĆa que si golpeaba los huevos del muchacho Ć©ste iba a retomar venganza y no deseaba poner sus frĆ”giles bolas en juego.
Tanto Farid como Unai parecieron decepcionados. Bastian se encogiĆ³ de hombros y se concentrĆ³ en su estudio mientras se acercaban sigilosamente a Alejandro.
—Tomas sus pies, yo tomo sus brazos —susurrĆ³ Farid—. AsĆ rompemos sus gĆ³nadas.
Unai asintiĆ³ con la cabeza.
Alejandro dejĆ³ escapar un gruƱido adormilado, haciendo que tanto Farid como Unai se detuvieran a mitad de movimiento.
Esperaron ansiosamente un par de segundos.
Cuando Alejandro no se moviĆ³, Farid le sonriĆ³ a Unai y seƱalĆ³ con el pulgar hacia arriba.
De repente, Alejandro se moviĆ³. Se enderezĆ³ tan rĆ”pido como un resorte elĆ”stico y sus brazos se dispararon hacia las entrepiernas de los dos asaltantes. AgarrĆ³ los pantalones abultados con las manos y los apretĆ³ con fuerza.
—¡Los tengo! —gritĆ³ alegremente, sus manos apretaron alrededor de los cojones de sus compaƱeros.
Dos gritos de asombro indicaron que Alejandro los tenĆa a los dos por las bolas. Con una risa triunfante, Alejandro girĆ³ su muƱeca, retorciendo los pares de testĆculos, haciendo que Unai y Farid aullaran de agonĆa.
—Pensaron que podrĆan acercarse sigilosamente, ¿eh? —sonriĆ³ Alejandro, girando sus manos en otra direcciĆ³n, haciendo que Farid dejara escapar un gruƱido de sorpresa mientras los ojos de Unai se cruzaban lentamente—. ¿Y que hablaron? ¿Romper mis gĆ³nadas? —continuĆ³ tirando con fuerza con ambas manos.
Unai parecĆa un personaje de tira cĆ³mica, con los ojos entrecerrados y las piernas cruzadas, mientras Farid hacĆa ruidos salvajes, gruƱĆa y resoplaba como un bĆŗfalo en celo.
Alejandro tirĆ³ hacia arriba para que Farid y Unai se pusieran de puntillas, jadeando de dolor.
Bastian admirĆ³ los mĆŗsculos de Alejandro flexionarse mientras apretaba los dos bultos en sus manos tan fuerte como podĆa. Unai parecĆa que estaba a punto de vomitar y Farid probablemente seguirĆa su ejemplo.
Alejandro aplastĆ³ los delicados huevos de Unai y Farid, como si su vida dependiera de ello.
—Parece que sus planes no fueron lo suficientemente buenos —indicĆ³ Alejandro—. TendrĆ”n que esforzarse un poco mĆ”s para atraparme, muchachos…
TirĆ³ con fuerza por Ćŗltima vez, haciendo que Farid y Unai gritaran a todo pulmĆ³n, antes de soltarlos y dejarlos colapsar en el suelo agarrando sus entrepiernas.
—Hasta luego, chicos —Alejandro se levantĆ³, agarrĆ³ su ropa y saliĆ³ de aquella bonita zona, cantando una canciĆ³n de moda.
Farid y Unai gimieron de dolor, y Bastian volviĆ³ a poner atenciĆ³n a su estudio.
—MaldiciĆ³n —gimiĆ³ Farid—. ¿Por quĆ© no hiciste algo, huevĆ³n?
Bastian se encogiĆ³ de hombros. —¿Y quĆ© deberĆa haber hecho?
—¡PodrĆas haberlo detenido! —gruĆ±Ć³ Farid.
Unai estaba ocupado sobando sus maltratados genitales, repetĆa una y otra vez—. ¡Mis testĆculos, mis testĆculos!
—De ninguna manera, Farid —negĆ³ Bastian—. Me gustan mis bolas y no las voy a poner bajo amenaza por culpa de Ć©se alacrĆ”n.
Farid le lanzĆ³ una mirada enojada. —Si estĆ”s de su parte, estĆ”s contra nosotros.
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