La primera vez que tuve el privilegio de verla en persona, me dejó sin palabras, ya había averiguado sobre ella, pero créanme que las fotos no le hacen justicia a este monumento, a su lado Bárbara Gordon parece un trapeador. Ocurrió en un evento de caridad organizado en la mansión Wayne, donde mi plan era dejar caer una bomba de 9 años en la familia.
Al llegar a Gótica, llevé a Damian a mi guarida, ahí tenía oculto un guardadito de tres millones de dólares (mexicanos) para emergencias, no hay que olvidar que mi fortuna personal antes de morir era de más de mil millones, ahora “la perra” Gordon se gasta mi dinero con “el imbécil”. El chico y yo hicimos nuestra labor de investigación con el fin de conocer sobre el estado actual de la familia.
Damian solamente sabía que mi nombre es Jason, ignoraba que me apellido Todd o que fui Robin, su madre nunca se lo dijo, el culero no me conocía realmente, el discurso de la Liga de Asesinos, acerca de dejar tu pasado atrás y renacer, fue muy útil. El niño estaba al tanto de que yo debía resolver algunos asuntos pendientes en Ciudad Gótica, pero desconocía con quien, él creyó que investigábamos a la batifamilia debido a su conexión personal con Bruce Wayne ¡pobre pendejo! a pesar de ser un maldito desgraciado, este morrito es muy ingenuo y eso me alegra.
Me gusta pensar que influí en su vida, la verdad es que en la Liga de Asesinos nadie lo quiere, todos lo odian, apenas y lo toleran. De no haberse cruzado nuestros caminos, él habría crecido aislado en el palacio junto a Talia y Ra’s, eso lo hubiera vuelto amargado, arrogante, petulante e infeliz, seguramente ni siquiera sonreiría. Lo sé, por que yo fui ese niño, crecí en un orfanato donde todos se alejaban de mí, yo no buscaba acercarme a nadie por que siempre me sentí superior a los demás, de hecho lo era. Cuando me convertí en Robin, todos los que me conocieron decían que yo tenía una mirada triste o melancólica, tenían razón. Soy muy independiente, no suelo pedir ayuda, resuelvo todo por mi cuenta por que no confío en las personas, mucho menos después de haber depositado mi confianza en una familia que me traicionó, a la fecha no soy un hombre que ría mucho. Por lo menos Damian creció gastándome bromas pesadas a mí y a todo el escuadrón. Talia lo dotó, no solo de una alta tolerancia al dolor, reflejos y resistencia mejorados, también le dio un gran intelecto que no ha encausado en algo productivo, pero tampoco maligno, toda su inteligencia la enfoca en chingar hasta el hartazgo a la gente que es importante para él. Es solo un niño, su prioridad es divertirse.
Damian y yo nos enteramos de un evento de caridad tipo “Masquerade” que nos vino como anillo al dedo, hackeamos la lista de invitados y encontramos a dos que podrían servirnos, unos hermanos europeos de apellido Karlsson. En esta ocasión dejé a Red en la guarida, pues nada se compara con la experiencia de usar un traje hecho a medida por un sastre, el niño y yo lucíamos mamalones (soberbios) y elegantes. Pero, quien definitivamente se llevó las palmas al mejor vestido de la fiesta fue Tim Drake “el nuevo segundón”.
Mi hermanito se encontraba en la entrada, supervisando la seguridad, recibiendo personalmente a todos los asistentes, vistiendo un traje rojo y tenis. Lo encontré más alto y atractivo, al abrazarlo pude sentir que aunque delgado, su cuerpo está muy ejercitado, mi alma se llenó de alegría al saber que creció bien, yo… no entendía qué carajo pasaba conmigo, les juro que antes de salir rumbo a la mansión mis sentimientos eran de venganza y rencor, pero ahora que estaba aquí y después de ver a Tim, recordé cuanto extrañaba este lugar, irremediablemente la nostalgia me invadió y me puse bien pinche ridículo y sentimental.
Previamente acordé con el culero de Damian, que durante el evento él podría hacer lo que le diera la gana, si no lo atrapaban nos veríamos en la guarida y buscaríamos otro acercamiento, pero si era capturado, tendría que quedarse en la mansión indefinidamente y platicar con lujo de detalle a Bruce Wayne lo que había sido su vida, especialmente debía decirle a cuantas personas había asesinado. Yo quería que él sufriera al enterarse de quien es su jodido hijo. Damian permanecería ahí mientras yo me encargaba de mis pendientes, no intentaría huir, mucho menos buscarme, esas fueron las órdenes que le di como su capitán, cabe aclarar que después de asesinar a más de trescientos, me gané su respeto absoluto. Ese era mi plan para el niño, nada muy ambicioso por el momento, simplemente necesitaba ejecutar mi broma y deshacerme de él.
Recién entrando a la mansión, Damian se separó de mí, fue entonces cuando vi descender por la escalera del vestíbulo principal a la Diosa Kate Kane, llevaba un ceñido vestido dorado con brillos, ligeramente transparente en las piernas, al llegar abajo, extendió su mano hacia mí, yo la tomé como un caballero y ella bajo el último escalón. Se adelantó a mí y pude admirar su sensual espalda descubierta, su andar era el de un ángel, sus caderas y trasero se movían delicadamente, parecía flotar al caminar. Con tristeza recordé que según mi investigación le gustan solamente las mujeres, eso significa que mi nepe y yo no teníamos oportunidad de gozar con este bombón.
–¿No vienes? –me preguntó, mirándome de reojo.
¡Rayos! ¡su voz es tan sensual! la seguí al salón, durante varios minutos conversamos y bailamos un poco con la música clásica que sonaba. Yo aproveché para sujetarla de la cintura y aproximar “accidentalmente” su pelvis a la mía, quería que ella sintiera mi gigantesca verga en reposo, así quizá, nos daría una oportunidad, una sola, a mi nepe y a mí, al parecer tuve éxito perras.
Ella me tomó de la mano y me llevó a una habitación en el segundo piso, era un pequeño cuarto de lectura con libros en las paredes y una sala en el centro. Al entrar cerró la puerta con llave. Comenzó a hablarme en un idioma extraño que creo era sueco, yo no entendía ni madres de lo que decía, solo asentía torpemente.
–¿Quién eres tú realmente? –me dijo rasgando su vestido para tener mayor movilidad en las piernas– Yo conozco a Acke Karlsson en persona, soy conocida de su padre.
¡Mierda! esta mujer no decepciona, después de todo, ella no es una segundona, es la maldita Batwoman.
–Soy lo mejor que te ha pasado bebe –le respondí coquetamente.
–Con que quieres hacerte pendejo –dijo rodeando la sala para acercarse a mí, yo comencé a moverme hacia el lado opuesto, me quité el saco y arremangué mi camisa.
–Lo que quiero es hacerte el sin respeto mi reina.
Continuamos dando vueltas sigilosamente alrededor de los muebles por un minuto. Ella se quitó los zapatos altos y se trepó a uno de los sillones, mientas me miraba fijamente. Repentinamente me lanzó los tacones a la cara para distraerme, con un veloz mortal hacia el frente cayó delante mío, yo logré alejarme un par de pasos y me puse en guardia. La mujer me lanzó una serie de patadas altas y golpes que esquivé o bloqueé. Sin embargo, era muy rápida, durante nuestra pelea logró sujetarme de los testículos, comenzó a apretar con fuerza, en ese momento dejé de atacarla, permití que me colocara contra la pared y me golpeara en el rostro, tenía años que una mujer no me sometía sujetándome de los huevos, ya extrañaba ese sentimiento.
–Si no quieres que te los arranque ahora mismo cabrón, me vas a decir quién eres y qué es lo que buscas aquí –me dijo de forma imperativa.
Definitivamente esta mujer era protectora y territorial, protegía su hogar y estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias. Yo la sujeté del cuello con ambas manos y comencé a besarla apasionadamente, bajé mis palmas hasta sus nalgas y las estrujé, mi verga se levantó, ella lo sintió. Removió su mano de mis bolas y me dio una fuerte cachetada cerca del oído que me aturdió, esta mujer si que sabe golpear.
Definitivamente esta mujer era protectora y territorial, protegía su hogar y estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias. Yo la sujeté del cuello con ambas manos y comencé a besarla apasionadamente, bajé mis palmas hasta sus nalgas y las estrujé, mi verga se levantó, ella lo sintió. Removió su mano de mis bolas y me dio una fuerte cachetada cerca del oído que me aturdió, esta mujer si que sabe golpear.
–Sabes algo preciosa, todos me dicen “eres un enfermo”, pero nadie me dice, “oye, te curo la calentura” –le guiñé un ojo sonriendo mientras me sobaba la cara.
–¿Crees que eres un galán? ¿cuándo fue la última vez que ligaste? ¿hace diez años?
“Ouch”, ese comentario si me dolió, porque casi es verdad.
–Creo que nos hace falta relajarnos preciosa –le respondí mandándole un imaginario beso.
Ella se quitó la tanga que traía puesta y la aventó a mi cara, yo la sostuve frente a mi nariz y aspiré su aroma. Se levantó el vestido y se sentó con las piernas abiertas en el filo del sillón.
–¿Qué esperas? –me dijo– ¿no se supone que esto es lo que quieres? ¡chúpamela!
–No voy a caer en un truco tan barato –le respondí. Ella mojó sus dedos con saliva mirándome seductoramente, después comenzó a tocarse y a gemir.
Sabía que era una jodida trampa, aún así, la oferta era demasiado tentadora para rechazarla. Maldita calentura ¡me odio! me arrodillé entre sus piernas y hundí mi lengua en su vagina. Seguramente su plan original era asfixiarme apenas comenzara a chupársela, pero lo hice tan bien, que me permitió seguir. Ella continuó gimiendo, soy un experto, comenzó a arañar el sillón, recargó su cabeza cerrando los ojos y torciendo los labios, lo que más me gusta es que no es muy escandalosa, como dije antes, es una dama, la continué estimulando por varios minutos hasta que se vino abundantemente sobre mi rostro, inmediatamente cerró sus piernas y presionó mi cuello hasta hacerme perder la consciencia. Esta mujer podía haberme asesinado en ese momento, ¿saben algo? morir entre esos muslos hubiera sido una buena forma de dejar este mundo.
Al recuperar la consciencia me encontré amarrado en una silla, desconozco si removió mi máscara cuando perdí el conocimiento, pero al despertar aún la tenía puesta. De pronto escuchamos que una ventana se rompió, seguramente Damian ya estaba haciendo de las suyas. Yo sonreí.
–¿Qué significa todo esto? –ella me preguntó poniendo su pie sobre mis bolas y pisándolas agresivamente con su pie descalzo.
–¡Ahhh! ¡verga! ¡tranquila! ¡ah! no vengo buscando problemas preciosa –le respondí jadeando– tú de verdad eres un bombón y lo sabes, me excitas y me gustas mucho.
–Te di lo que querías, así que ahora dime quién eres tú y qué chingados haces aquí –recargó todo su peso sobre su pie aplastando todavía más mis bolas.
Ella tenía razón, aunque no pude jalármela mientras se la chupaba y no llegué a eyacular, esta mujer me permitió estimularla, con ese recuerdo me iba a manosear durante varios días, tal vez semanas, incluso meses.
–Quien soy yo no es importante ahora, vine a entregar a un niño. Él necesita estar aquí con su familia –le dije– ¡Ah! ¡pisas fuerte!
–¿Un niño? –preguntó ella desconcertada– ¿aquí?
–Tiene nueve años, está mal de la cabeza, ha sufrido mucho, afortunadamente él aún no lo sabe, necesito le tengan mucha paciencia y le den amor –sorprendentemente las palabras que salían de mi boca eran honestas ¡puaj! ¡qué asco!– no importa lo que él haga o como se comporte, jamás le den la espalda, por favor no lo abandonen.
–No entiendo nada de lo que dices.
De pronto ella se llevó la mano al oído, se puso seria y me dijo “Quédate aquí, ya vuelvo” y salió a toda prisa de la habitación. Por supuesto no le hice caso, me desamarré y dejé la silla vacía, escapé. Al parecer tuve éxito, el niño ya estaba con su familia, es cierto, que me deleitaba con la idea del corazón de Bruce haciéndose pedazos al conocer la historia de su retoño, pero también me reconfortaba, que ese diablillo estuviera con ellos, sabía que lo iban a tratar bien y que eso era lo mejor para él. Si podía herir a Batman, al mismo tiempo que ayudaba a Damian, eso era un ganar/ganar, por donde se mirara.
Eso es todo zorras, es lo que puedo contarles sobre mis aventuras con la Diosa Batwoman, desconozco mucho de ella, no la he tratado más allá de este deliciosísimo encuentro, por el momento mi carnal “el segundón” tendrá que seguir con la historia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario