Eran las 4:06 am cuando Simón Chacón salió silenciosamente de la cama, allí dormía su esposa Claudia y al centro de ellos su hija. Él iba a tomar una ducha para ir a trabajar en la estación de radio donde hacia un exitoso programa matutino. El hombre tenía el pecho desnudo y un pantalón corto que abultaba su gruesa erección mañanera.
Pero no nos vamos a centrar directamente en él sino en Claudia, que mientras dormía su mente jugaba con ella, quizás con una sutil pesadilla sino un tentador sueño erótico:
Su esposo Simón jugaba haciendo muro de escalada en cualquier lugar mientras ella desde el suelo lo admiraba.
—Llegaré hasta la cima, querida —le dijo el hombre volteando a verla.
—Llega hasta donde quieras, amor.
Él se rió. Y siguió escalando.
Era un espectáculo verlo desde el suelo. Los ojos de Claudia estaban fijos en el perfecto trasero de su marido que se marcaba con deleite en el pantalón pero también su inmensa huevera se dibujaba a través de las cuerdas que se sujetaban por su cadera.
—Seguiré subiendo, mi amor.
—¡Hasta el fin del mundo!
Simón continuó flexionando sus fuertes brazos a los agarraderos.
Desafortunadamente hubo un error y Simón perdió el equilibrio, se tambaleó y cayó.
Claudia contuvo el aliento y Simón gritó.
La cuerda también se rompió y Simón bajó en dirección al suelo.
A medida que caía su ropa misteriosamente se iba desvaneciendo. Su camiseta se desintegró exponiendo los fuertes músculos, el pantalón se volvió nada dejando a la vista sus inmensas bolas jugar con el aire y su polla balancearse, hasta que…
¡KABUM!
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAARGH!!! —fue el espeluznante grito del marido.
Claudia se llevó las manos a la boca.
Simón había caído de piernas abiertas contra una fría baranda, sus bolas se estrellaron contra el fuerte metal siendo pisadas también su cuerpo, aplanándose y perdiendo su majestuosa forma de huevos de gallina.
Simón Chacón se quedó con los ojos abiertos y congelado mientras el dolor explotaba de sus bolas a todo el cuerpo.
Dejó escapar un gritito mientras se derrumbaba agarrando sus bolas quizás convertidas en puré de leche y restos de cáscaras.
Claudia se despertó aterrada y dio gracias de que aquello solo fue un estúpido sueño. Sin embargo se sentía mojada y muy excitada, ¿por qué? Escuchó el ruido de la ducha y supo que era Simón, tenía muchos deseos de follar con él, ¿por qué? ¿Sería por ese estúpido sueño? ¿O quizás por la niña que dormía a su lado? Probablemente. Anoche la pareja se disponía a hacer el amor cuando la pequeña llegó a la habitación queriendo dormir con ellos.
Claudia salió de la cama y fue a la ducha con su marido. Él se sorprendió de verla y no se rehusó a tener sexo con ella bajo el agua.
Claudia contuvo el aliento cuando Simón la penetró con su grueso miembro.
Después de varios minutos bombeándola Simón eyaculó dentro de su mujer. Cómo siempre la inundó con una gran cantidad de semen cremoso.
Después de enterrar un par de chorros de leche en lo profundo del coño de Claudia, sacó su polla, esparciendo el resto del semen en el suelo mezclándose con el agua hacia el drenaje. Claudia satisfecha le lavó el miembro con el agua mientras le entregaba besos.
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