CONTIENE:
BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Saurom era una región poderosa, comenzó a ganar territorio a costa de otros reinos. En la fecha actual se caracterizaba por ser una potencia en muchas ramas: tecnología, intelectual, arte, militar y arquitectónica. En nombre del progreso despojó muchos territorios de otros reinos. Su diferencia ante el imperio de Badia era la ampliación de la economía en todos los rubros para potenciar su territorio.
Era gobernado por la reina Htur, una hermosa mujer que recibió con mucha diplomacia al grupo de gobernantes y políticos que se trasladaron a una reunión en su país solicitando ayuda.
El grupo de hombres eran reyes que por la ubicación geográfica de sus territorios se creían en amenaza ante el inminente crecimiento del bélico vecino Imperio de Badia. Que día a día ganaba más terreno en distintos lugares del mundo.
Saurom a quién también se le atribuía fama de querer dominar el planeta bajo el emblema del progreso y tratados mercantiles le convenía una reunión de gobernantes para poner fin a la creciente amenaza.
Boris, era uno de los muchos ex reyes que estaban en aquel encuentro con el afán de recuperar a su amada Badia. Era tratado como el más importante ya que el suceso en su país era el más reciente.
Habían hecho varios concilios entre los gobernantes planteando sus quejas e historias mientras la reina Htur asentía y escuchaba.
La consideraban una mujer bonita, inteligente, con destacados niveles de arrogancia y que no daba un paso sin antes meditarlo para tomar decisiones, tenía temple y carácter fuerte. Y a pesar de ser mujer no se consideraba débil ya que podía ser letal guerrera.
Escogió cierta noche para una reunión privada lejos del bonito palacio de gobierno. Era en una de sus tantas casas. El motivo de la conversación eran asuntos de política en Trabis y su conflicto con Badia. Los protagonistas de la reunión llegaron en vehículos diferentes sin llamar la atención.
Se encontraron ante una sala que daba vista a la nocturna calle silenciosa.
—Así como le explique —decía la mujer—. Nuestro propósito será generar una nueva presión internacional. Sabemos que esta técnica en un principio parecerá nula porque la comunidad internacional no existe. Los gobiernos hacen de sus anchas sin importar la crítica. Formaremos una Organización de Reinos por la Libertad y nos ayudaremos unos a otros. La misión principal es eliminar a Badia que por años le ha hecho daño al mundo sin que nadie voltee a ver.
—Me gusta que se tome esta decisión —aprobó Boris—. Y que tras más de 20 años del tirano Asdrubal Cruise se tome represalias, espero que esto no sea porque la extensión de la bélica potencia ahora sea más grande que la de Saurom y por eso ahora se le considere amenaza mundial —esbozó una sonrisa sardónica.
Htur alzó una ceja como si mirase algo insignificante.
—Señor Boris, parece que no mide sus palabras. Creo entender su diálogo como una ofensa para la política mundial de Saurom y todas las regiones. Es usted atrevido.
Boris se echó a reír.
—No olvide que ha venido a solicitar mi ayuda. No me temblaría el pulso para tomar la decisión de echarlo del país como persona no grata.
—Entonces se quedaría sin rey de Trabis.
Htur fue quién sonrió demostrando una inteligente estocada.
—Hay muchos ciudadanos inteligentes en Trabis, cualquiera puede ser rey y si es apoyado por el reino de Saurom y una organización de muchos reyes su popularidad crecería como la espuma. Usted solo sería un simple recuerdo en los libros de historia.
Boris torció la boca soportando un trago amargo.
—Ahora, ¿entendemos quién lleva la espada por el mango? —sonrió la reina Htur.
—Por siempre a sus servicios, mi reina —contestó un herido Boris.
—Se rinde fácil, usted.
—¡Nunca!
Ella se echó a reír.
—Como veo que usted no mide sus palabras, yo no mediré las mías —continuó Htur—. Estamos atacando al imperio de Badia desde adentro y muy pronto desde afuera.
—¿Sí? —Boris se interesó en el tema empujando su cuerpo hacía adelante.
—Así es —confirmó su majestad Htur—. Pronto vendrán las elecciones a jefe del parlamento en Badia Central, en más de 20 años el partido de oposición al rey ha visto una popularidad como la que está viviendo por estos días. Me he encargado de financiar la campaña de un hombre que representa el cambio.
—Es usted soberbia —afirmó Boris con mirada de orgullo.
Htur lo miró con inteligencia desbordada.
—Con el parlamento de Badia a favor del partido de oposición muchos factores jugarán a nuestra suerte. El parlamento en cualquier nación juzga al rey. El parlamento es la máxima fuerza para quitar y poner reyes. Usted muy bien lo sabe. Usted fue tirano en su tierra.
—¡Nunca fui un dictador! ¡Y mucho menos un torturador!
—¿Así lo afirmas, Boris Van Aldin? Sin embargo moviste tus máximas influencias para que el parlamento aprobase la designación de tu hijo como rey de una de tus provincias.
—Es mi deber designar reyes en mis territorios.
Htur levantó los hombros restando importancia.
—No me quiero alejar del tema Boris Van Aldin, señor de Trabis, el reino de los ciudadanos inteligentes.
Boris sonrió con orgullo. Htur suspiró a profundidad y confesó:
—Necesito un hombre.
—¿Qué? —Boris necesitaba oír esas últimas palabras. Incluso la polla dentro de su pantalón se fue poniendo tiesa.
Htur sonrió con altanería y corrigió:
—Necesito un hombre que comande la Organización de Reinos por la Libertad. Me pregunto si usted es el más indicado.
Boris tragó saliva y afirmó sin emitir palabras pero sus ojos se veían vivarachos.
—El solo nombre de Boris Van Aldin hace pensar al mundo en su participación en muchas guerras salvando la dignidad de su pueblo. Su nombre todavía está en la palestra pública como el último rey despojado de su reino por la fuerza opresora de Badia. Quiero su imagen como el máximo representante de la Organización de Reinos por la Libertad.
—Me siento muy honrado de que deposite su confianza en mí —indicó Boris—. Estoy orgulloso que sin ser el primer rey en convocar este encuentro usted confíe en mí, por encima de otros hombres, reyes actuales en situación de amenaza y hombres despojados de sus tierras también. Estoy orgulloso y agradecido.
—Shhhh —Htur se llevó el dedo índice a los labios—, usted y yo sabemos que en política no se confía en nadie. La pregunta es, ¿usted es el más indicado para comandar la Organización de reinos?
En ese instante Boris le hubiera gritado que era el más grande y poderoso para sacar adelante el plan y aniquilar a Badia. Pero actuó con mesura.
No obstante el hombre se sobresaltó, en aquel momento la mujer se quitó la sandalia y subía su pie desnudo por debajo de la mesa. Los dos se miraron a los ojos y, en silencio la mujer recorrió con la punta de sus dedos la abultada hombría del ex rey de Trabis.
La punta de los dedos palparon el tieso pene, duro como la roca y tocó aquellas grandes y sensibles bolas del ex rey.
Htur apartó su pie mordiéndose el labio interior. Se levantó de la mesa.
—Venga, sígame, señor Boris Van Aldin.
Ella caminó descalza y Boris abandonó el asiento. Con el pantalón a punto de reventar a causa de su masiva erección.
Fue conducido a una habitación que estaba vacía a excepción de unas cadenas en la pared, con espacio para muñecas y tobillos.
—¿Qué es eso? —interrogó Boris.
—Llegó tu momento de indicarme que eres el más indicado.
Boris miró a la cadena, tragó saliva y afirmó con la cabeza.
El ex rey caminó hacia la pared y se colocó de espalda a ella, la mujer cerró sus muñecas y tobillos con las esposas. Se acercó al rostro del hombre, lo agarró con fuerza por la barbilla y se inclinó hacia él. —Demuestra que eres el más indicado.
Boris asintió obedientemente con la cabeza.
Una sonrisa juguetona se formó en el rostro de Htur, que trasladó una mano alrededor de los gruesos muslos de Boris.
—Serás un representante muy digno —argumentó la reina de Saurom mientras frotaba la mano por los pectorales del ex rey—. Un hombre fuerte y a la vez inteligente, que lucha por recuperar su trono y presionará al bruto de Asdrubal Cruise. Pero… ¿eres el indicado para asumir la responsabilidad? Si gritas es porque no lo eres.
La dama llevó una mano hacia la entrepierna del trabiense y enseguida le apretó los huevos. El macho tensó la cara y rugió fuertemente mientras cerraba los ojos. Su respiración se interrumpió, pero no gritó.
La reina de Saurom retrocedió por un momento observando el cuerpo de Boris. Era un macho espectacular. Le quitó la camisa y desnudó su pecho musculoso.
Apretando los labios, la reina Htur comenzó a torcer los pezones de Boris. Inició dándole pellizcos suaves, pero cuando se fastidió le dio un giro con torceduras rudas y dolorosas.
El hombre gruñó apretando los labios para no gritar. Su mirada estaba desafiante pero llena de lágrimas.
La mujer se hartó y después empezó a estimular con su mano la polla del hombre, frotándola por encima del pantalón.
Después de varios minutos entre jadeos y la mano de Htur frotando su grueso pene, Boris no pudo aguantar más y empapó su pantalón con semen. Su placer y constantes jadeos finalmente se convirtieron en gemidos lentos producto de su rico orgasmo.
Aún con el pantalón empapado de su crema, Htur miró con lujuria a Boris. Frotó sus manos sobre los abdominales mientras besaba sus bíceps y pectorales.
La mujer lo besó en los labios, durante el beso, mordió el labio de Boris, provocando que el hombre gimiera. Momentos después, le dio un rodillazo en las bolas.
La rodilla de la mujer se estrelló con fuerza contra el saco de pelotas del ex rey, haciéndolo gruñir de forma gutural.
La reina de la nación más poderosa del mundo sonrió maliciosamente y repitió el procedimiento.
Boris miró al techo, apretando los dientes mientras gruñía de dolor.
—Bienvenido a la Organización de Reinos por la Libertad. El imperio de Saurom, tiene la honorable responsabilidad de designarte como máximo representante de la causa.
Tras la aprobación de la mujer, procedió a liberar a Boris, que cayó al suelo, agarrándose los huevos y gimiendo de dolor.
—Delicioso —dijo Htur y sin embargo pateó los testículos de Boris.
El hombre chilló y se volvió boca abajo, gimiendo en el suelo y pateando sus piernas mientras sostenía su entrepierna.
—Felicidades, Boris —aprobó Htur—, estoy segura que sabrás llevar adelante nuestro objetivo. Volverás a reinar sobre Trabis y en un futuro nos reuniremos para tratados internacionales.
La reina le dio un beso en la mejilla y salió de la habitación.
Rato después Boris cojeó hacia la puerta de salida, sujetándose los huevos mientras su rostro todavía reflejaba dolor.
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