BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
El rey Boris Van Aldin, seƱor de Trabis miraba su imponente reflejo en el espejo mientras terminaba de vestirse. Finalmente el dĆa habĆa llegado despuĆ©s del decreto que habĆa emitido. El mayor de sus tres hijos iba a tomar posesión de la nación de Christie y fundar su propio reino. Dos aƱos tuvieron que transcurrir para ese grandioso dĆa.
Boris era un excelente rey, un atractivo hombre que a sus 45 aƱos era dueƱo de extensos dominios. Su cabello era castaƱo y su guapo rostro estaba decorado con una bonita barba.
Se apartó del espejo, se colocó el saco, tomó una empuƱadura que guardó en el bolsillo del pantalón y salió del dormitorio que compartĆa con su esposa. Bajó las escalinatas del palacio de Trabis y se encontró con el mayor de sus hijos quien lo aguardaba en la magnĆfica sala de estar leyendo un libro de tratados internacionales.
āAsĆ que llegó tu gran momento, hijo mĆo.
El joven cerró el libro y se levantó del asiento, sonrió a su padre y le dio un fuerte abrazo.
āMe siento muy, muy nervioso.
Boris miró a la cara de su guapo hijo. De sus tres descendientess era el mÔs parecido a él. Desde lo astuto hasta lo valiente. Lo tomó de los hombros y le aconsejó:
āEres un hombre inteligente y fuerte. SĆ© que con mucha responsabilidad vas a saber gobernar tu reino. AdemĆ”s papĆ” siempre estarĆ” aquĆ para ayudarte y ser tu apoyo internacional. En las buenas y en las malas estarĆ© ahĆ. Cuando consolidemos otro territorio estarĆ”s bajo la tutela del emperador de Trabis.
Rufus Van Aldin afirmó con la cabeza teniendo una mirada vivaracha. Boris sonrió con orgullo sus ojos azules brillaban. El hombre extrajo de un cajón el mango de una espada, era de plata y con varias piedras esmeraldas en la empuñadura. El rey de Trabis pulsó un botón y de la ella emergió una larga y filosa hoja.
A Rufus se le entornaron los ojos. Se puso erguido como si estuviera desde ya en su acto solemne.
āEra de tu abuelo ādeclaró Borisā. Me la otorgó aquel dĆa que el congreso me asignó rey de Trabis. Hoy te la regalo a ti. Quiero que continues el linaje y que en un futuro no muy lejano puedas tener tu propio imperio, aliado al de Trabis.
āAsĆ serĆ” mi rey āprometió Rufus.
Como acto protocolar privado Boris rozó la punta de la espada a cada lado del hombro de su arrodillado hijo mayor. Finalmente la posó en su cabeza donde el padre susurró:
āPara Rufus Van Aldin, seƱor de Christie.
Pulsó el interruptor y la hoja cortante desapareció en la empuñadura. Rufus recibió el arma, la guardó en su bolsillo y volvió a abrazar con fuerza a su padre.
āVamos, es hora de partir a Christie. No demoremos mĆ”s.
Salieron del palacio y en cada tramo de la escalera que conducĆa de la puerta principal al jardĆn estaba los soldados del reino portando sus trajes verdes. Ellos hicieron un puente con sus espadas en alto por donde pasaron padre e hijo. Rey y prĆncipe subieron a un vehĆculo que los conducirĆa a todo nivel a las afueras del reino.
Rufus movió los dedos de sus manos, se sentĆa nervioso. En cuestión de horas serĆa el nuevo rey de Christie.
Christie era una ciudad que por siglos habĆa pertenecido al dominio de Trabis, cuando Boris asumió su gobierno como rey y demostró un gran temple ante el parlamento decidió otorgar aquella ciudad al mayor de sus hijos. En aquel momento Rufus se sentĆa con miedo, tenĆa que formar un buen gobierno como su padre, mantener una solida fuerza militar, el apoyo de una nación y por sobretodo el respaldo del congreso.
En su lugar, Trabis era uno de los territorios mĆ”s desarrollados en el continente, con todas las carreteras pavimentadas en su totalidad, aptas para toda clase de vehĆculos. Sus infraestructura arquitectónica era de las mĆ”s grandes en el mundo. HabĆan pasado cuarenta y cinco minutos y ya los altos edificios de Trabis habĆan quedado atras. El reino de Trabis era famoso por su zona comercial y los grandes logros en materia educativa. Tierra de personas cultas e ilustres para la humanidad.
Una comitiva de cinco vehĆculos cruzaban la montaƱosa carretera cuando una explosión hizo sacudir el vehĆculo donde iban el rey y su hijo haciendo perder la maniobra del chófer saliendo del camino.
āĀæQuĆ© demonios fue eso? āgruñó Boris apretando los dientesā.ĀæEstĆ”s bien?
āĀ”Mierda! āexclamó Rufus abriendo los ojos al mirar por la ventanillaā. Un atentado.
āĀæQUĆ?
Boris desvĆo la mirada, fuera del vehĆculo habĆa un centenar de hombres, todos vestĆan uniformes negros y portaban espadas, comenzaban a rodear la zona de los vehĆculos. Pero tambiĆ©n la defensa del rey iniciaba su accionar de protección.
āEsto estaba planificado. Ā”Maldita sea!
Rufus extrajo del bolsillo de su pantalón su empuñadura.
āLlegó la hora ds estrenar a esta bebĆ© ādijo pulsando el interruptor y haciendo aparecer la filosa hoja.
Aún siendo muy joven y aparentando inseguridad por su nombramiento como rey, era un muchacho valiente y hÔbil en el manejo de la espada y tÔcticas de guerra.
āAguarda, aguarda ālo detuvo su padreā. Sabemos que esto es un atentado. Alguien nos quieren muertos āfuera del vehĆculo iniciaba una batalla entre la defensa del rey y los misteriosos terroristas que los doblaban en nĆŗmerosā. Notifica al mundo lo que estĆ” pasando.
Rufus afirmó con la cabeza y extrajo del pantalón un pequeƱo dispositivo que consistĆa en una pantalla tĆ”ctil donde a travĆ©s de internet comunicó lo que estaba transmitiendo. ServĆa para enviar un mensaje pero no para establecer una interacción con los internautas.
En el camino de la carretera apareció un vehĆculo blindado de guerra conmunmente denominados en aquel mundo acorazados. TenĆa las siglas de un reino, una nación poderosa, experta en el arte militar, la guerra, invasiones territoriales y todo lo que tuviera que ver con lo bĆ©lico.
āMIERDA, ESTAMOS PERDIDOS ārugió Boris golpeĆ”ndose una pierna con el puƱo producto de su frustraciónā. Esto es obra de Badia. ĀæEn quĆ© demonios falló Vladimire con nuestra seguridad? Ā”Lo matarĆ©!
āSi antes no nos matan a nosotros ārespondió Rufus su mirada estaba fija en el nuevo vehĆculo.
El acorazado de la linea enemiga empezó a disparar como una ametralladora a los hombres del rey y atacantes por igual, asesinando a sangre fria a propios mercenarios de la emboscada y a la seguridad del rey trabiense.
Uno a uno los hombres fueron cayendo sin vida en el pavimento, siendo presenciado por el rey y su hijo que miraban en el interior de su vehĆculo. Cuando no quedó nadie por la defensa el acorazado hizo frente al vehĆculo de Boris.
Una voz por alto parlante desde la tanqueta resonó.
<Boris Van Aldin a partir de Ć©ste momento estĆ”s bajo la orden del reino de Badia. Se te ordena que salgas del vehĆculo>.
A Boris se le crisparon los puƱos al tenerlos tan apretados por la rabia que sentĆa.
āNos atraparon ādijo Rufus.
Boris lo miró directamente a los ojos.
āEstoy dispuesto a morir antes de ser un esclavo.
Rufus sostuvo su mirada.
āYo tambiĆ©n. MorirĆ© contigo pero no serĆ© un juguete del aberrado de Asdrubal Cruise.
<Ćltima llamada, Boris Van Aldin. Desde Ć©ste momento perteneces al reino de Badia y se te ordena bajar del vehĆculo>.
Boris bajó la ventanilla del carro.
āĀ”TENDRĆS QUE VENIR Y SACARME, PEDAZO DE MIERDA!
Subió de nuevo la ventanilla y se encerró en la camioneta con su espada en mano.
El acorazado comenzó a disparar como una ametralladora. Causando algunos impactos en la camioneta sin hacer daño en la vitalidad de quienes iban dentro de ella.
Tras ello el acorazado se movió en dirección a la camioneta. Chocó contra ella por uno de sus lados laterales, no conforme el carro de guerra siguió empujando el negro vehĆculo de transporte del rey de Trabis.
Empujó, empujó y empujó.
Hasta que de repente el vehĆculo de Trabis comenzó a ceder y levantarse sobre sus cauchos opuestos al empuje del tanque acorazado.
El blindado del reino de Badia continuó en su objetivo, y el carro del rey de Trabis se suspendió en el aire de forma inclinada hasta que cedió dando la vuelta y cayendo sobre su techo provocado un estrepitoso ruido.
ā¦
Vladimire era el jefe del ejĆ©rcito de Trabis y no sólo bastaba eso sino que era uno de los hijos de Boris Van Aldin, el segundo en su linea se descendientes. En aquel momento del dĆa miraba su reflejo en el espejo. Era un tipo de estatura alta y tez blanca, se parecĆa mucho a su madre con los cabellos negros y su carne casi pĆ”lida y sin embargo habĆa heredado la fuerza guerrera de su padre, en grado superior a sus otros hermanos.
En la mesa de la habitación del hotel donde se hospedaba reposaba un dispositivo tĆ”ctil donde minutos antes habĆa tenido una fĆ©rrea discusión con el jefe del parlamento de Trabis. Aquel sabio hombre querĆa dirigirse al mundo para expresar el secuestro de Boris por el terrible gobierno de Badia, era lo que dictaban las leyes del parlamento. Pero fue Vladimire quiĆ©n se empeñó en comunicarse con las naciones como capitĆ”n de seguridad de Trabis pero por sobre todas las cosas como hijo del rey Van Aldin.
Vladimire se acomodaba el saco sin apartar su mirada acusadora en el espejo. Se supone que Ć©se dĆa todo debĆa transcurrir bien, el surgimiento de un nuevo territorio Christie con el amparo y aprobación de Trabis como primer fundador pacifista, y ahora era Badia quiĆ©n habĆa tomado el control del condado de Christie.
<TodavĆa Trabis sigue siendo un pueblo soberano> pensaba Vladimire terminando de arreglarse antes de acudir a las cĆ”maras de la televisión mundialā. <Christie ahora quedó bajo el dominio de Badia, la tomaron por la fuerza, nos hicieron retroceder, tuvimos que huir antes del acto ceremonial de su fundación con un nuevo rey>.
La puerta de la habitación se abrió de golpe dando paso a Vadin, el menor de los hermanos Van Aldin. TenĆa mucho de parecido a Vladimire, su tez, cabellos, fisonomĆa. Pero habĆa entrado en actitud hostil.
āYa estĆ” pasando todo lo que tĆŗ querĆas, eh, desgraciado ālo acusó.
āNo sĆ© a quĆ© diablos te refieres ānegó Vladimire dando la vuelta y haciĆ©ndole frente.
āNo seas hipócrita. A leguas se ve que todo esto estĆ” orquestado por ti.
āCuida tu boca, sabandija. Creeme que nunca te verĆ”s bien con una lengua cortada.
Vadin apretó los puños.
āNo me extraƱarĆa que hayas pactado con el traidor de Asdrubal Cruise el secuestro de papĆ” y de Rufus. TĆŗ estabas a cargo de su seguridad, de la seguridad en la ciudad de Christie. ĀæY quĆ©? Todo se fue a la porra. Da mucha casualidad que el gobierno de Badia invada Christie y no Trabis. Da mucha casualidad que te quieras dirigir al pueblo trabiense. ĀæQuĆ© vas a hacer? ĀæTe vas presentar como heredero al trono? Esto estĆ” orquestado por ti. Y el parlamento jamĆ”s lo va a permitir.
āĀ”CIERRA LA PUTA BOCA!
Vladimire preso de la furia que lo dominó empujó una fuerte patada a la entrepierna de su hermano menor, lanzando sus testĆculos con fuerza contra el hueso pĆ©lvico logrando con ello que el impacto sonase como castaƱuelas crujiendo.
Vadin reaccionó con un potente grito que hiela la sangre. Se agarró la ingle con ambas manos y se fue al piso cayendo de rodillas acariciando su dolorida entrepierna y haciendo gestos de dolor con su rostro.
Vladimire extrajo la empuñadura del bolsillo del pantalón y apuntó el filo de la espada contra la garganta de su moribundo hermano.
āNo vuelvas a decir nada de esa sucia boca sin pruebas. Yo nunca le harĆa daƱo a nuestro honorable padre. Lo amo.
Vadin hizo un gran esfuerzo en hablar aĆŗn asĆ tenĆa lĆ”grimas en los ojos.
āEstĆ” bien, a papĆ” no. Pero todos sabemos que la ciudad de Christie la querĆas para ti. AƱorabas ser su rey. Nunca te conformaste como capitĆ”n de la seguridad nacional.
Vladimire apretó el puño y lo estampó en el rostro de su hermano menor quien cayó de lleno al suelo y se acurrucó con ambas manos acunando su dolorida entrepierna.
Vladimire desactivó la espada y la guardó en su bolsillo, cogió el saco de su ropa y salió de la habitación. A paso lento caminó al ascensor, en la planta baja lo esperaban los camarografos para su transmisión en la televisión mundial.
Memoró su discurso letra a letra. TenĆa que transmitir un mensaje claro para el mundo, que brindara confianza, protección, fuerza y valentĆa.
Iba a ser presentado como el capitÔn de seguridad de Trabis pero a medida que su diÔlogo se desarrollase iba a autoproclamarse nuevo rey de la nación en ausencia de Boris.
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