BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
—¿De quĆ© se trata este reto? —preguntó Israel, confundido. El guapo rubio se rascó la cabeza. Estaba sentado en el suelo, con las piernas cruzadas, vestido con calzoncillos ajustados de color blanco.
—Es sĆŗper fĆ”cil y mola mucho —sonrió Erick. Se ajustó la entrepierna en sus calzoncillos y se sentó junto a Israel. Su pecho era musculoso con abdominales entrenados, brazos y piernas fuertes. Sus calzoncillos rebosaban de virilidad, sus grandes bolas descansaban claramente visibles debajo de su gorda y flĆ”cida polla que apuntaba a la izquierda.
—Te explico —intervino el velludo LenĆn. Estaba sentado frente a Erick—, hay diferentes preguntas o apuestas en esas cartas sólo debes seleccionar a un contrincante y responder lo que se te exige.
—Comencemos el juego —dijo Gastón Chacón sentĆ”ndose frente a Israel y completando el cĆrculo. Gastón tenĆa 21 aƱos, y era el menor de sus hermanos Horacio y Dereck. Llevaba calcetines y un par de calzoncillos cortos que apenas contenĆan sus grandes bolas y su gruesa polla.
—EstĆ” bien —dijo Israel—. ¿QuiĆ©n quiere comenzar?
Un montón de cartas yacĆan en el medio del cĆrculo.
—TĆŗ —sugirió LenĆn—. DesafĆa a uno de nosotros y roba una carta.
Israel miró a su alrededor. Se encogió de hombros y dijo: —Erick.
Erick asintió y sonrió.
Israel alcanzó el mazo de cartas.
LenĆn se aclaró la garganta y preguntó a Bastian quien sostenĆa un block de notas. —¿Hay un premio para los ganadores?
—Hay un premio para los perdedores.
LenĆn levantó las cejas y se cubrió la entrepierna protectoramente, sonriendo. —Supongo que habrĆ” dolor, ¿eh?
Bastian afirmó con la cabeza.
—Los ganadores podrĆ”n patear las bolas del perdedor tantas veces como hayan ganado puntos.
Israel leyó su carta:
—¿Quien es mĆ”s alto?
Erick puso los ojos en blanco. —Excelente.
—LevĆ”ntense, los dos —LenĆn sonrió.
ColocĆ”ndose uno al lado del otro se demostró que Israel era algunos centĆmetros mĆ”s alto. Erick hizo una mueca.
—Mi turno —dijo LenĆn—. DesafĆo a... —se tomó un momento para mirar a los otros jugadores—. TĆŗ —miró a Gastón y le guiñó un ojo.
Gastón se encogió de hombros y sonrió. —Acepto.
LenĆn alcanzó el mazo de cartas y tomó una. —Tirón de bolas —leyó.
Israel se rió. —Eso suena doloroso...
LenĆn hizo una mueca y se volvió hacia Bastian. —¿Tienes una cuerda?
—AhĆ en el primer cajón a la izquierda.
LenĆn se levantó y caminó hacia la mesa, volviendo con una soga de unos tres metros de largo. La tiró al suelo y se quitó los boxers, revelando su polla semidura y el par de testĆculos colgantes.
—Va a ser divertido —determinó Israel mirando a Gastón quitarse los calzoncillos.
Sonriendo torpemente, Gastón se quitó la ropa interior. Su pene estaba flÔcido y sus grandes bolas colgaban libremente debajo. Su vello púbico estaba cuidadosamente recortado.
—¿Israel? —preguntó LenĆn, sosteniendo un extremo de la cuerda—. PodrĆas...
—Claro —sonrió Israel. Se arrodilló frente a su amigo y ató la cuerda alrededor del escroto de LenĆn.
El velludo bajó la mirada hacia su entrepierna mientras Israel sujetaba la cuerda con fuerza alrededor del cuello de su escroto.
—AhĆ tienes —dijo Israel, tirando con fuerza y haciendo que LenĆn jadeara de dolor—. ¿EstĆ” lo suficientemente apretado?
LenĆn gimió y asintió.
—Genial —Israel se rió entre dientes, dĆ”ndole a la cuerda otro tirón. Se giró hacia Gastón—. ¿Quieres que te ayude tambiĆ©n, primo?
—No, gracias —negó Gastón rĆ”pidamente. Tiró de la cuerda hasta que la ató a sus bolas. Luego levantó la vista e hizo una mueca. —Listo.
LenĆn asintió con la cabeza. Los contrincantes se pararon uno frente al otro, retrocediendo tentativamente hasta que la cuerda se apretó y el centro se ubicó sobre el mazo de cartas que serĆa el lĆmite.
Erick los miró y sacudió la cabeza, sonriendo.
Israel se rió. Cogió la cuerda y tiró de ella en dirección a Gastón, haciendo que LenĆn soltara un grito de sorpresa cuando sus bolas fueron retiradas de su cuerpo. Tropezó hacia adelante y frunció el ceƱo hacia Israel.
LenĆn y Gastón comenzaron a inclinarse hacia atrĆ”s, con mucho cuidado al principio, tirando de la cuerda.
Gastón apretó los dientes e inhaló bruscamente cuando el dolor comenzó a explotar desde sus testĆculos.
La boca de LenĆn se abrió y dejó escapar un gemido doloroso.
Los cojones de ambos muchachos fueron apartados de sus cuerpos, la piel fue estirada, sus bolas empujadas al fondo de sus sacos.
—¡Oh! —gimió LenĆn, apoyĆ”ndose contra la cuerda e intentando tirar de Gastón sobre la lĆnea media.
Gastón gruñó, con los ojos cerrados. El sudor comenzó a correr por su cara.
Los dos muchachos lucharon uno contra el otro, ambos tiraban de la cuerda con sus bolas, pero ninguno parecĆa ganar terreno.
DespuĆ©s de un par de minutos de tirar y tirar, gemir y gemir, Gastón decidió cambiar de tĆ”ctica. Sus bolas ya estaban rojas e hinchadas, parecĆan listas para estallar. El joven Chacón dio un paso adelante, haciendo que LenĆn tropezara hacia atrĆ”s. Entonces rĆ”pidamente dio dos pasos hacia atrĆ”s, tirando de LenĆn con Ć©l.
Ambos gritaron desde lo mƔs profundo de sus pulmones.
Erick e Israel observaron con fascinación, divertidos ante el espectÔculo.
—Vamos, primo —sonrió Israel—. Arranca sus bolas...
LenĆn gritaba de dolor. Mientras lĆ”grimas corrĆan por su rostro intentando tirar de Gastón por la lĆnea media sin perder sus bolas.
Gastón volvió a hacer su movimiento de paso adelante, dos pasos atrĆ”s, gritando ante el repentino y agudo dolor que surgĆa de sus bolas.
Los pies de LenĆn estaban a solo centĆmetros de la lĆnea media.
—¡Aaaaaaay! —gritó Gastón—. ¡Joder! —se preparó y dio un par de pequeƱos pasos hacia atrĆ”s, gimiendo de dolor.
LenĆn tropezó hacia adelante, cruzó la lĆnea media y colapsó en el suelo inmediatamente despuĆ©s.
Gastón bajó la mirada hacia su ingle.
Su polla estaba dura como roca, la punta se veĆa hĆŗmeda y brillante.
—Mis bolas —susurró con voz sin tono, agarrando tentativamente las dos ciruelas rojas e hinchadas. Intentó abrir los nudos, pero inhaló bruscamente tan pronto como tocó su saco—. Ay, mis bolas...
LenĆn sollozaba de dolor, sus manos protegĆan sus doloridos testĆculos. TambiĆ©n se habĆan hinchado considerablemente. Y el arder y tirar de sus delicados órganos tambiĆ©n habĆa hecho que su pene se hinchara. Estaba goteando presemen.
Israel se echó a reĆr y se levantó. —Un punto para Gastón —sonrió.
LenĆn y Gastón gimieron de dolor.
Israel regresó con un par de tijeras en la mano, sonrió. —Vamos a quitar esas cuerdas de sus bolas.
Gastón miró a su guapo primo con terror en los ojos.
—No te preocupes. SerĆ© cuidadoso…
Gastón gimió cuando el frĆo metal de las tijeras tocó sus bolas. En cuestión de segundos, Israel cortó la cuerda. Miró a Gastón y se encogió de hombros. GuiƱƔndole un ojo le golpeó las bolas con el extremo del mango de las tijeras, haciendo que el chico gritara y se doblara.
Israel se echó a reĆr y se volvió hacia LenĆn.
Los ojos de LenĆn estaban hĆŗmedos y llorosos.
Israel asintió y agarró suavemente el saco de LenĆn.
LenĆn lo miró con recelo mientras cortaba la cuerda de sus huevos.
—Gracias —susurró cuando Israel lo hizo sin lastimar sus doloridos testĆculos.
Israel sonrió con una pizca de simpatĆa. Luego agarró las bolas de LenĆn y les dio un apretón.
Los ojos de LenĆn se abrieron y dejó escapar un grito.
Israel le soltó las pelotas. Seguido se fue hacia su lugar y miró a Gastón. —Tu turno.
El joven miró a sus compaƱeros. Sus ojos se posaron en Erick. —Te desafĆo —dijo y alcanzó el mazo de cartas. —TamaƱo de las bolas. Ćste punto es para mi.
Erick puso los ojos en blanco no se atrevió a hacer la comparación ya que por genética Gastón era el ganador incluyendo que estaban hinchadas y considerablemente mÔs grandes de lo habitual.
—Mi turno —dijo Erick. Volvió a sentarse y alcanzó el mazo de cartas—. DesafĆo a LenĆn —sonrió, haciendo que su amigo hiciera una mueca ante la perspectiva de perder una vez mĆ”s—. Masturbarse —leyó la tarjeta. Levantó la vista y le sonrió a LenĆn.
LenĆn gimió. Se puso de pie y comenzó a sacudir su miembro.
Erick se echó a reĆr y se levantó, mirando a LenĆn hacer una mueca de dolor cada vez su puƱo golpeaba contra sus huevos. Sin embargo, tenĆa una ventaja considerable: su polla ya estaba dura.
Erick se dio cuenta de eso, y comenzó a frotar su polla, dĆ”ndole toda su dureza mientras gemĆa de placer.
LenĆn hacĆa muecas gimiendo, masturbando su pene y gimiendo de dolor.
Erick se concentraba en su miembro carnoso, estaba con la cabeza hacia abajo y los ojos cerrados.
Ambos los tenĆan duros como roca.
Gastón e Israel estaban sentados en el suelo, mirando de un lado a otro entre las entrepiernas de LenĆn y Erick. ParecĆa que estaban siguiendo un partido de tenis.
LenĆn y Erick estaban gimiendo mĆ”s fuerte, el golpeteo de los puƱos contra las bolas resonaban a travĆ©s de las paredes mientras acariciaban sus penes con movimientos frenĆ©ticos.
—¡Estoy cerca! —susurró LenĆn, jadeando—. ¡Ah, ah, ah! ¡Estoy cerca!
Erick lo miró y se distrajo por un momento. Cuando volvió a cerrar los ojos, la polla de LenĆn estalló en caƱonazos de esperma caliente que aterrizó en el suelo a un par de metros de distancia.
LenĆn estaba gimiendo de placer, con la cabeza echada hacia atrĆ”s y la boca abierta, mientras su pene seguĆa brotando lava blanca.
Israel sonrió. —Erick, puedes parar...
Erick gimió ruidosamente, su mano acariciaba su polla dura ya con la cabeza roja. No se habĆa percatado del orgasmo de LenĆn. Estaba encerrado en su propio placer, masturbĆ”ndose con las dos manos.
—¡SĆ! —gimió—. AquĆ, aquĆ estĆ”. Oj.... uh...
Soltó su pene y su cuerpo convulsionó, su polla explotó con galones de jugo blanco, bañando a su oponente y a los dos espectadores mientras sus bolas se vaciaban y rociaban su contenido por todo el lugar.
Cuando terminó, abrió los ojos, sonriendo con felicidad post-orgÔsmica, luciendo exhausto y feliz.
Miró a LenĆn, cuyo cuerpo estaba cubierto de leche.
—Creo que le ganĆ© a este hombre lobo.
LenĆn, Israel y Gastón lo miraron. Luego se echaron a reĆr.
Erick levantó las cejas. —¿QuĆ©?
—Lo siento —dijo LenĆn, sonriendo tĆmidamente—. Te ganĆ©.
Erick se quedó boquiabierto.
—La mitad de ese semen es mĆo —sonrió LenĆn—. Bueno, una cuarta parte, en realidad.
Israel y Gastón se rieron a carcajadas.
Erick gimió.
—Fue una eyaculación impresionante, no obstante —Israel se rió—. Felicidades…
Erick estaba definitivamente triste. Se limpió la mano en sus abdominales, untando su cuerpo musculoso con su semen. Luego se sentó—. Mierda.
—Mi turno —dijo Israel. Miró a LenĆn y Erick. Ambos parecĆan cansados—. Supongo que merecen un descanso —y asintió con la cabeza a Gastón. —Te reto, primo.
Gastón se encogió de hombros. —Bueno.
Israel sacó una carta. —Una carrera —leyó. Miró a Gastón y suspiró—. Supongo que tienes una ligera ventaja, ¿eh? Eres mĆ”s joven.
Gastón meneó la cabeza.
Israel miró alrededor de la habitación. —¿Por quĆ© no corremos escaleras abajo y subimos de nuevo?
Gastón afirmó con la cabeza.
Para estar igual a su primo, Israel se quitó rÔpidamente los bóxers, revelando su polla flÔcida, de buen tamaño, sus bolas colgantes y hermosas.
Gastón se encogió de hombros. —Bien.
Los dos hombres caminaron hacia la puerta.
Israel le sonrió a Gastón y le dio una palmada en el culo. —¡Vamos!
Ambos desaparecieron, la puerta se cerró detrÔs de ellos.
LenĆn y Erick permanecieron sentados, luciendo cansados.
Pasaron uno o dos minutos hasta que la puerta se abrió de nuevo.
Israel entró sin aliento, jadeando y sonriendo. —¡SĆ! —susurró, tratando de recuperar el aire.
Gastón llegó un momento despuĆ©s, haciendo una mueca de dolor, su mano derecha cubrĆa su entrepierna. —¡Infeliz! —gritó—. ¡Hiciste trampa!
Erick y LenĆn se rieron.
Gastón se dobló, agarrĆ”ndose los testĆculos. —¡Jódete!
—¿QuĆ© pasó? —preguntó LenĆn.
Gastón levantó la cabeza, gimiendo de dolor. —¡Me empujó en el camino de regreso y caĆ al suelo! ¡GolpeĆ© mis bolas contra las escaleras!
Israel lo miraba con extraƱeza.
Erick y LenĆn se rieron juntos..
—¡Me empujó! —repitió Gastón, frotĆ”ndose las bolas.
—Fue un accidente —dijo Israel, sonriendo.
Erick se encogió de hombros. —Vamos, Gastón.
Gastón hizo una mueca.
—Ya tienes dos puntos, ¿no? —dijo Erick.
Gastón se encogió de hombros.
—Sigamos —dijo Erick.
—Me empujó —insistió Gastón antes de sentarse y cruzar sus musculosos brazos frente a su pecho.
—Lo siento —repitió Israel—. Fue un accidente.
Gastón gruñó.
LenĆn asintió con la cabeza.
—ElĆgeme —dijo Erick rĆ”pidamente.
LenĆn lo miró.
—¡Estoy perdiendo! —dijo Erick—. TodavĆa no he ganado un solo desafĆo.
Israel miró las cartas. —Solo quedan tres.
—ElĆgeme —dijo Erick, sonriendo a LenĆn—. Por favor.
—¿Quieres que te elija porque crees que perderĆ©?
Erick sonrió. —Por favor.
LenĆn sacudió la cabeza. —Israel. Te reto.
Erick gimió.
LenĆn alcanzó las barajas y cogió una. Al leerlo, se echó a reĆr... Grosor del miembro erecto —se miró la entrepierna y suspiró.
Israel sonrió.
Gastón guardó silencio, con los brazos cruzados mirando al suelo. —Me empujó —murmuró.
—Ay, ya supĆ©ralo —dijo Erick.
LenĆn se miró la entrepierna. Su pene se habĆa encogido despuĆ©s del orgasmo minutos atrĆ”s. —Esto podrĆa tomar un poco de tiempo —aseguró y comenzó a acariciar su pene flĆ”cido.
Israel se rió, frotando su propia verga con toda su dureza.
LenĆn sonrió.
Israel se lamió los labios y se pasó los dedos por el pecho, pellizcÔndose los pezones, gimiendo como una puta barata.
LenĆn se rió, acariciando suavemente su polla.
Israel se encogió de hombros cuando su pene apuntó al techo.
LenĆn miró a Israel y sonrió tĆmidamente. Bajó la mirada hacia su pene que se levantó y endureció de inmediato.
Israel volvió la cabeza y vio la erección de LenĆn. —EstĆ” bien —dijo alegremente—. Comparemos…
LenĆn sonrió.
Los dos se pararon uno al lado del otro, sosteniendo sus penes.
Israel hizo una mueca. Agarró el gordo falo de LenĆn, envolviendo sus dedos alrededor de Ć©l. Lo acarició un par de veces, mirĆ”ndolo con dedicación.
—EstĆ” bien, tĆŗ ganas —dijo, suspirando.
LenĆn sonrió con orgullo. —Un punto para mĆ. Te toca a ti, Gastón.
Gastón estaba haciendo pucheros.
—ElĆgeme —dijo Erick, sonriendo a su amigo.
Gastón lo miró fijamente. —¡Jódete! Israel hizo trampa. Me empujó por las escaleras. ¡Y lo defendiste! —se volvió hacia Israel—. Te escojo a tĆ. Y esta vez, ganarĆ©.
Israel hizo una mueca. —Bien bien. CĆ”lmate.
Gastón tomó una tarjeta y leyó: —Dureza de los testĆculos por puƱetazos.
Israel sonrió nerviosamente.
Gastón apretó los labios. —Intercambiaremos golpes. Las bolas mĆ”s duras ganan —se puso de pie y miró sus gónadas. Se veĆan gravemente magulladas e hinchadas—. Bueno. Esto es factible. Empiezo.
Israel estaba parado frente a Ʃl.
Gastón se arrodilló.
Israel parpadeó, mirando a su primo quien apretó el puño y lo condujo de lleno a sus gónadas colgantes debajo de su polla dura como roca.
Gastón entregó un poderoso uppercut. Israel abrió los ojos al igual que su boca. Sus cejas se alzaron. Un sonido largo, miserable y chirriante escapó de sus carnosos labios y se fue haciendo cada vez mÔs fuerte, convirtiéndose en un chillido agudo.
Gastón dio un paso atrÔs, admirando su trabajo, sonriendo con orgullo y crujiendo sus nudillos.
Israel permaneció de pie durante casi un minuto, paralizado, gimiendo de dolor, su polla dura temblaba y sus brazos estaban estirados.
LenĆn y Erick observaron a Israel.
Finalmente, dejó de gritar. Su boca formó una O silenciosa y sus ojos giraron hacia atrĆ”s en su cabeza. Cayó de rodillas y despuĆ©s al suelo de bruces, cayendo directamente sobre su rĆgida polla. Gimiendo mientras se retorcĆa en el suelo, agarrĆ”ndose los testĆculos.
—Creo que ganĆ© —sonrió Gastón.
LenĆn y Erick miraron a Israel.
Luego se miraron el uno al otro.
Erick se encogió de hombros. —Supongo que tiene razón.
LenĆn se arrastró hacia Israel y le dio un codazo en el hombro. —¿Israel?
Israel no reaccionó. Estaba rodando de un lado a otro, sus manos sostenĆan sus agonizadas gónadas, gimiendo de dolor.
—¿Israel? —repitió LenĆn.
No hubo reacción.
LenĆn se volvió hacia Gastón y se encogió de hombros. —Bueno. Otro punto para ti.
Gastón sonrió. —Tengo tres puntos.
Erick suspiró. —Lo sĆ© —se volvió hacia LenĆn—. ¿Cuantos tienes tĆŗ?
—Uno —dijo LenĆn.
—¿Israel?
LenĆn pensó por un momento. —Tres, creo.
Israel gimió.
—Puta —dijo Erick, suspirando de nuevo—. Eso significa que lo mejor que puedo hacer es retarte, ¿verdad?
LenĆn se encogió de hombros. —Supongo.
Erick alcanzó la Ćŗltima carta. La recogió y miró—. ¡Mierda!
—¿QuĆ© dice? —preguntó LenĆn, sonriendo.
Erick cerró los ojos. —Longitud del dedo medio —dijo lentamente—. ¿QuĆ© tipo de reto es ese, Bastian? ¿Longitud del dedo medio?
LenĆn sonrió y se miró las manos. —¿Mano izquierda o mano derecha? —preguntó alegremente.
Erick gimió—. ¿Hay alguna diferencia?
LenĆn se encogió de hombros. —No lo creo... —su cuerpo era delgado y larguirucho. Miró sus largos y delgados dedos y le dio a Erick el dedo sonriendo.
Erick suspiró, se levantó y copió el gesto obsceno. Lo sostuvo contra el de LenĆn asĆ que el dedo medio del larguirucho era claramente mĆ”s largo.
—Joder —Erick suspiró una vez mĆ”s—. Soy el perdedor.
—Genial —sonrió Gastón, frotĆ”ndose las manos—. Veamos —se volvió hacia su amigo y seƱaló su entrepierna—. Abre las piernas, Erick.
Erick gimió e hizo lo que le dijeron.
—Date la vuelta —dijo Gastón.
Erick puso los ojos en blanco y obedeció.
—InclĆnate —sonrió Gastón, obviamente disfrutando de la situación.
Erick se agachó y puso las manos sobre las rodillas.
Gastón sonrió y acarició las grandes y jugosas bolas de Erick y se luego se echó a reĆr—. Voy a revolver tus huevos. Arquea la espalda.
—Gastón —gimió Erick—¿Por quĆ© no pateas de una vez por to...
Fue interrumpido por la primera patada de Gastón. El empeine chocó con sus testĆculos de gran tamaƱo, golpeĆ”ndolos en su pelvis con un ruido sordo aplastĆ”ndolos como tortillas.
Erick gritó a todo pulmón. Sus rodillas se encontraron y se dobló.
Israel levantó la cabeza y observó a Erick con expresión aturdida en su rostro.
Gastón sonrió. Estaba de pie detrÔs de su amigo mirÔndolo retorcerse de dolor. Bajó la mirada hacia su trasero y vio la gran hueva izquierda clavada entre sus muslos.
Gastón no dudó ni un segundo. Echó su pie hacia atrĆ”s y lo envió contra el expuesto testĆculo de Erick.
La boca del cabelludo muchacho se abrió y jadeó por aire cuando el pie de Gastón aplastó su bola atrapada con la punta del pie. Tropezó hacia adelante y cayó de rodillas, sobando su entrepierna, tratando de proteger su polla asĆ como sus toronjas. Pero una de sus bolas o su pene se resbalaba del agarre, lo que hizo que Gastón y LenĆn se rieran mientras Erick intentaba desesperadamente consolar su dolorosa hombrĆa.
Israel se enderezó, su mano agarraba sus bolas.
—Una patada mĆ”s —sonrió Gastón. —Vamos, Erick.
Erick gimió.
Gastón esperó pacientemente hasta que Erick volviera a estar de pie, con las piernas separadas y los testĆculos colgando entre los muslos.
Llevó su pie contra las gónadas, golpeando a los dos grandes testĆculos de Erick con una patada perfecta haciendo que gritara a toda fuerza. .
Gastón sonrió cuando el cuerpo de Erick cayó al suelo. Se giró hacia Israel. —Tu turno —sonrió.
Israel asintió y se levantó, agarrÔndose las bolas y gimiendo.
—EstĆ” bien —dijo suavemente, mirando a Erick retorcerse de dolor.
Se arrodilló junto a Erick y lo hizo rodar sobre su espalda.
Erick gimió. Su cara estaba retorcida de dolor.
Israel agarró suavemente la abultada virilidad de Erick. Su polla estaba semidura.
Israel sonrió y envolvió sus manos alrededor del saco de Erick.
Erick miró a Israel con una expresión triste. —Por favor, no...
Israel suspiró y comenzó a apretar. Sus dedos se clavaron en la hombrĆa de Erick, aplastando los delicados cocos, llevando el dolor de Erick a un nivel completamente nuevo.
Erick gritó.
Israel sonrió con simpatĆa mientras exprimĆa la vida de las pelotas de Erick, aplastando la hueva izquierda entre el pulgar y el Ćndice mientras giraba la pelota derecha con la otra mano.
LenĆn dijo lentamente. —Tienes tres puntos. AsĆ que tienes permitido tres patadas. ¿QuĆ© significa si eliges apretar?
Israel se encogió de hombros. Agarró la gónada derecha de Erick con una mano, la izquierda con la otra mano y miró a LenĆn. GuiƱando un ojo, contó —Uno —torció las bolas de Erick en direcciones opuestas.
Los ojos de Erick se volvieron adentro mientras dejaba escapar un grito penetrante.
—Dos —sonrió Israel, mirando a LenĆn, mientras sus manos giraban en otra dirección, retorciendo las bolas de Erick una vez mĆ”s.
Erick tosió. ParecĆa que estaba a punto de vomitar.
—Tres —Israel sonrió, tirando las bolas de Erick hacia abajo y girĆ”ndolas al mismo tiempo.
Erick comenzó a tener arcadas. Sus ojos se llenaron de lÔgrimas.
Israel soltó las pelotas de Erick y permitió que recuperara el aliento.
—Mis bolas —gimió con voz sin aliento—. Mis pobres bolas...
LenĆn se rió entre dientes.
Erick gimió, acostado sobre su espalda, sus manos cubrĆan su entrepierna.
Bastian intervino:
—AsĆ que los dos Chacón son quienes mĆ”s han acumulado puntos hoy. Por lo tanto en la tabla van a recibir una puntuación mĆ”s.
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