Gilberto, el entrenador (2/3): Puntualidad - Las Bolas de Pablo

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2 mar 2020

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Gilberto, el entrenador (2/3): Puntualidad


   Pablo se desabrochó la camisa y se la quitó. Su pene estaba duro como roca. Lo acarició un par de veces, viendo a David desnudarse.
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   Su esposo sonrió. El hombre de estatura baja tenĆ­a un cuerpo moreno y grueso, con una erección furiosa apuntando hacia Pablo, y un buen dĆŗo de bolas colgantes. Su vello pĆŗbico estaba cuidadosamente recortado, y aparentemente se habĆ­a afeitado el escroto.



   Pablo miró a David y los dos se besaron apasionadamente.



   De repente, David se alzó de rodillas, dĆ”ndole a Pablo un duro golpe en sus bolas desprotegidas.



   Pablo gimió.



   ā€”Oh —sonrió David—. Lo siento…



   Pablo tosió.



   RĆ”pidamente, David le dio la vuelta y lo inclinó sobre un escritorio. —Espera —murmuró. Alineó su pene con el agujero de Pablo, y lo enterró hasta lo mĆ”s profundo en un movimiento rĆ”pido.



   Pablo gritó.



   ā€”Te gusta, Āæno? —gimió David.



   Pablo gimió.



   David comenzó a follarlo con fuerza en movimientos fluidos, enterrando su polla dentro de Pablo, sacĆ”ndola por completo y empujĆ”ndola nuevamente hasta que sus bolas golpearon el trasero del esposo.



   Pablo tenĆ­a los ojos cerrados. —SĆ­ —gimió, sonriendo y jadeando.



   Continuaron follando hasta que David eyaculó dentro de Pablo, seguidamente Pablo penetró a su esposo y por Ćŗltimo tomaron una ducha. Cuando se vistieron Ćŗnicamente con ajustados calzoncillos David le pidió:



   ā€”No vayas a llegar tarde.



   ā€”Descuida, sólo llamarĆ© a Simón para preguntar quĆ© sucedió con Vicente.



   David afirmó con la cabeza y salió de la habitación pensando en aquel diabólico sobrino de Pablo quiĆ©n lanzó a un compaƱerito de la escuela por las escaleras sólo porque lo molestaba.



   Veinte minutos despuĆ©s Pablo llegó al Ć”rea de la piscina encontrĆ”ndose con Jean, Erick, Gastón, LenĆ­n, su esposo ademĆ”s de otro reconocido youtuber llamado Gilberto a quien ya conocĆ­amos como el entrenador de bolas.


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   ā€”Hola, muchachos.



   Todos los jóvenes estaban desnudos a excepción de sus calzoncillos.



   La polla de Erick era casi tan grande como la de Jean. Su miembro estaba duro y apuntaba al techo guardado en la tela de su ropa.



   Gastón miró la polla de Erick y sonrió. Su propio güevo era tan grande como el de Erick.



   ā€””¿QUƉ SON ESTAS HORAS DE LLEGAR?! —le gritó Gilberto a Pablo—. ĀæQuĆ© te has creĆ­do, holgazĆ”n?



   Pablo se burló en su cara dibujando una sonrisa arrogante. De repente, Gilberto plantó una dura patada entre las piernas de Pablo.



   Le tomó un par de segundos para que el dolor se registrara en el cuerpo del rubio. Pablo gritó a todo pulmón, justo cuando el pie de Gilberto se clavó en sus testĆ­culos una vez mĆ”s.



   ā€”Ā”Hijo de puta! —gritó Pablo.


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   Gilberto pateó de nuevo, aplastando las bolas de Pablo en su cuerpo.



   Pablo chilló. Dejó escapar un sonido de arcadas y tropezó hacia atrĆ”s.



   ā€”Hey —intervino David con tono autoritario—. ĀæPor quĆ© la violencia? Deja lo desubicado.



   ā€”Nadie ha pedido tĆŗ opinión. ĀæO tambiĆ©n quieres llevar? Conmigo nos vamos a olvidar que Ć©ste mequetrefe y tĆŗ estĆ”n casados como marido y mujer.



   David apretó los puƱos.



   ā€”David, es mejor que te calmes —alegó Jean—. No hemos hecho nada que no haya pasado antes.


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   Gilberto agarró los hombros de David y levantó la rodilla golpeando brutalmente los testĆ­culos del fortachón.



   Las cejas de David se levantaron y sus ojos se cruzaron cuando gimió de dolor y se desplomó en el suelo.



   ā€”Regla nĆŗmero 1 —anunció Gilberto—. Llegar temprano y seguir mis clases y órdenes que para eso Bastian me paga.



   Pablo estaba inclinado, gimiendo de dolor, una mano agarraba sus bolas doloridas.



   El resto de los hombres miraban a David que se retorcĆ­a en el suelo.



   ā€”EstĆ” bien —dijo Gilberto lentamente, calmĆ”ndose—. Regla 2 los lazos sentimentales quedan encerrados en sus habitaciones a mi no me importa si son amigos, amantes, hermanos o primos. Y para empezar vamos a darle a estos dos una gran lección —miró a LenĆ­n—. Ā”Ven acĆ”!


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   LenĆ­n miró con miedo.



   ā€”Ā”Ven aquĆ­! —ladró Gilberto.



   LenĆ­n se mordió el labio inferior y dio un paso hacia Gilberto.



   ā€”Follate a Ć©ste —dijo Gilberto con naturalidad, seƱalando a Pablo.



   LenĆ­n lo miró fijamente. —Pero Ć©l... ellos...



   ā€”Ā”Que te lo cojas! —repitió Gilberto.



   LenĆ­n hizo una mueca y se arrodilló.


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   Pablo gimió de dolor. Estaba tumbado boca abajo en el suelo.



   LenĆ­n agarró sus nalgas y las separó, revelando su agujero. Su pene se crispó y se arrodilló entre las piernas de Pablo e insertó su polla.



   ā€”No lo querĆ­a hacer —dijo en voz baja, susurrando al oĆ­do de Pablo.



   Pablo gimió.



   LenĆ­n empujó su pene hasta el fondo pero su rostro se iluminó de placer.



   ā€”ContinĆŗa —dijo Gilberto. Metió la mano entre las piernas de LenĆ­n desde atrĆ”s y agarró sus bolas.



   LenĆ­n inhaló bruscamente.



   Gilberto sonrió. Jugó con los testĆ­culos de LenĆ­n un par de segundos en lo que el velludo comenzó a follar el culo de Pablo a ritmo constante.



   David, observó a los dos efĆ­meros amantes, sintiendo una profunda rabia.



   ā€”TĆŗ —le dijo Gilberto.



   David lo miró con furia asesina.



   Gilberto sonrió. —Es tu oportunidad de tomar venganza... incrusta tu pene en la boca de Ć©se abusador.

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   David caminó hacia LenĆ­n y se sentó a horcajadas sobre el cuerpo de Pablo.



   Su polla apuntaba directamente a la boca de LenĆ­n.



   LenĆ­n miró a David y abrió la boca.



   David inhaló profundamente y empujó su pene en la lengua de LenĆ­n.



   Gilberto sonrió.



   La boca de LenĆ­n se cerró alrededor de la carnosa polla de David y comenzó a chuparla.



   La mano derecha de Gilberto acariciaba las gónadas de LenĆ­n. Su mano izquierda subió por la pierna de David y agarró tambiĆ©n sus bolas.



   Apretó ambas manos, haciendo que LenĆ­n y David inhalĆ”ran bruscamente.



   ā€”No se detengan —ordenó.



   David, LenĆ­n y Pablo gimieron.



   Erick y Gastón miraban con fascinación.



   Gilberto se lamió los labios, amasando las ciruelas de LenĆ­n y David en su mano. La forma de su propia erección era claramente visible dentro de su ajustado pantalón. Sonrió y apretó con fuerza, hundiendo las yemas de los dedos en las bolas regordetas de LenĆ­n y David.



   Los dos hombres gimieron junto con Pablo.



   Gilberto se rió. Torció su mano derecha, doblando las huevas de LenĆ­n. Observó la cara del velludo retorcerse de dolor y sonrió mientras los dientes de LenĆ­n tenĆ­an un encuentro brutal con la verga de David, haciendo que el dueƱo de gimnasio gritara desesperadamente.



   Continuó girando y aplastando las gónadas de LenĆ­n con su mano derecha, asegurĆ”ndose de que los dientes se clavaran en la dura polla de David, Gilberto movió su mano derecha, trayendo dolor adicional a las joyas de David. Estaba encantado con el efecto que tuvieron sus manipulaciones. Tiró de ambos pares de bolas, haciendo que LenĆ­n y David gritaran de dolor.



   De repente, LenĆ­n se atragantó cuando su boca se llenó del jugo cremoso de David.



   Los ojos de David se volvieron hacia su cabeza mientras estaba dividido entre el Ć©xtasis de su orgasmo y el dolor que salĆ­a de sus bolas.



   Gilberto clavó las uƱas en el testĆ­culo izquierdo de David.



   David gritó.



   LenĆ­n tosĆ­a con arcadas, tragaba el semen salado de David y follaba el trasero de Pablo al mismo tiempo.



   Finalmente, el orgasmo de David disminuyó. Gilberto cambió de orbe y apretó la bola derecha con fuerza.



   David gimió y tropezó hacia atrĆ”s, su pene mojado se escapó de la boca de LenĆ­n.



   LenĆ­n jadeó por aire, baba y semen salĆ­a de sus labios.



   David se derrumbó en el suelo, justo al lado de Pablo.



   La cara de Pablo estaba roja. TenĆ­a los ojos cerrados con fuerza, el cabello hĆŗmedo y sudoroso, mientras su culo recibĆ­a el miembro de LenĆ­n.



   ā€”EstĆ” bien —dijo Gilberto lentamente, levantĆ”ndose y caminando detrĆ”s de LenĆ­n. —”Han aprendido la lección!



   LenĆ­n giró la cabeza y lo miró.



   ā€”SerĆ” mejor que te corras en diez segundos o te patearĆ© las bolas con tanta fuerza que nunca querrĆ”s volver a follar... Los huevos se te van a salir por la boca



   LenĆ­n parpadeó. —Pero...



   ā€”Diez —dijo Gilberto—. Y abre las piernas...



   LenĆ­n gimió. Hizo lo que le dijeron y aumentó la frecuencia de sus embestidas.



   ā€”Nueve —dijo Gilberto, sonriendo. Su pie empujó las dos grandes pelotas que golpeaban el trasero de Pablo—. Ocho.


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   Gastón y Erick los miraban, acariciando distraĆ­damente sus propias erectas pollas.



   ā€”Siete.



   LenĆ­n jadeaba, el sudor le corrĆ­a por la espalda.



   ā€”Seis.



   Pablo gimió cuando la polla de LenĆ­n llenó su culo.



   ā€”Cinco.



    LenĆ­n gimió e hizo una mueca mientras empujaba su pene contra Pablo una y otra vez.



   ā€”Cuatro.



   Gilberto se lamió los labios y observó cómo se movĆ­an las gónadas de LenĆ­n.



   ā€”Tres.



   Levantó su pie hacia atrĆ”s.



   ā€”Dos.



   La polla de LenĆ­n salió del culo de Pablo.



   ā€”Uno.



   Comenzó a temblar.



   ā€”Cero.



   El pie de Gilberto se estrelló contra los gordos y calientes testĆ­culos de LenĆ­n justo cuando el primer chorro de semen brotó de la punta de su pene.



   LenĆ­n gritó de dolor.



   Su polla comenzó a disparar chorro tras chorro de esperma blanca y cremosa, cubriendo la espalda de Pablo, sus nalgas y su agujero, bajando entre sus piernas y sobre sus testĆ­culos.



   LenĆ­n agarró sus bolas y gimió, rodando hacia un lado y acurrucado en un posición fetal.



   Gilberto respiraba pesadamente, pasando los dedos por su duro pene dentro de sus pantalones.



   Se dio la vuelta y miró a Gastón.



   ā€”Ā”TĆŗ!


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   Gastón palideció.



   ā€”ĀæQuĆ©, eh, seƱor?



   ā€”Lame como un cachorro —dijo Gilberto.



   Gastón hizo una mueca.



   ā€”Pero no soy gay...



   ā€”Lame —repitió Gilberto.



   Gastón gimió y se arrodilló junto a Pablo, que estaba acostado boca abajo, con la espalda cubierta del esperma de LenĆ­n.


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   Haciendo una mueca, extendió la lengua y la movió a medias por la espalda de Pablo.



   Gilberto abrió la cremallera de su pantalón y sacó su propio pene duro, no era muy grande en realidad. —Hola —dijo, comenzando a acariciar su grueso falo—. Se supone que debes comer su semen, Āæsabes?

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   Gastón cerró los ojos y tragó un poco del espeso esperma, tragĆ”ndolo con expresión de disgusto en su rostro.



   ā€”Patea sus bolas —dijo Gilberto de repente, mirando a Erick.



   ā€”Pero estoy haciendo lo que quieres que haga —protestó Gastón.



   Gilberto se encogió de hombros.



   Erick se paró detrĆ”s de Gastón.



   Echó su pie desnudo hacia atrĆ”s y pateó las bolas del muchacho con fuerza desde atrĆ”s. Su empeine chocó con las bolas de Gastón, golpeĆ”ndolas contra su pelvis y haciendo que gritara de dolor.



   Gilberto miraba, jadeando fuertemente. Se acarició la polla y cerró los ojos. —”Patea de nuevo!



   Erick se encogió de hombros.



   Gastón se inclinó, pasando la lengua por la espalda de Pablo, recogiendo el semen de LenĆ­n, el pie desnudo de Erick volvió a conectarse con sus bolas, haciĆ©ndole crujir.



   La polla de Gilberto comenzó a chorrear una gota espesa y cremosa que aterrizó en la cabeza de Gastón.



   ā€”Lame eso —gimió Gilberto, jadeando, mientras su pene disparaba el semen por todo el lugar.



   Erick lo miró mordiĆ©ndose los labios.



   Cuando eyaculó, Gilberto se lamió los dedos y volvió a meter su flĆ”cida polla en su pantalón. Abrió la cremallera y miró a Pablo.



   Empujó a Gastón lejos.



   ā€”Hola, Pablo.



   Pablo giró la cabeza. TenĆ­a expresión cansada en su rostro.



   Gilberto metió la mano entre las piernas de Pablo y sacó su duro pene y sus grandes bolas para que estuvieran tumbadas en el suelo, entre sus nalgas.



   Gilberto le guiñó un ojo.



   Pablo lo miró confundido.



   Gilberto levantó el pie y pisoteó los huevos de Pablo, aplastando los dos testĆ­culos debajo de la suela de sus zapatos, brutalmente.



   Pablo gritó de dolor y su pene comenzó a temblar violentamente.



   Gilberto torció el pie y sonrió, aplastando las bolas de Pablo con toda la fuerza que pudo reunir.



   Pablo chilló y se retorció cuando su polla estalló con chorros agresivos de semen que crearon un charco considerable en el suelo.



   Gilberto sonrió y levantó el pie, permitiendo que Pablo se acurrucara.



   Gilberto caminó hacia la puerta, acercĆ”ndose a Erick. Agarró sus bolas y le susurró al oĆ­do: —Me voy a casa. Se acabó la lección por hoy. Para la próxima no quiero ningĆŗn ser impuntual —haló bruscamente, haciendo que Erick tosiera y cayera de rodillas.



   Gilberto sonrió y salió del Ć”rea de la piscina.

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