Guerreros de la arena (5/5): Egipto vs Mauro - Las Bolas de Pablo

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6 mar 2020

Guerreros de la arena (5/5): Egipto vs Mauro

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   Egipcio al llegar a la arena de pelea se vistiĆ³ rĆ”pidamente con una apretada truza negra y botas de igual color. CaminĆ³ al ring de pelea y subiĆ³ a Ć©l.  Se quedĆ³ esperando, su pene palpitaba por una pelea caliente.


   Mauro apareciĆ³ ante el pĆŗblico flexionando sus brazos, vestĆ­a truza negra. SaltĆ³ al ring y detallĆ³ a su enemigo de arriba abajo.


   Egipcio no se dejĆ³ amilanar por esa estĆŗpida sonrisa arrogante, le interrogĆ³


   —Hey, hijo de puta... ¿listo para patearte el trasero? —se pasĆ³ la mano por sus abdominales duros como roca, despuĆ©s frotĆ³ su truza.


   —SĆ­, pero va a ser el tuyo, el culo que limpiarĆ” el ring.


   ¡¡¡BAMMMMMMMMM!!!


   Mauro habĆ­a saltado clavando sus botas en los pectorales de Egipcio, empujĆ”ndolo hacia atrĆ”s golpeando las cuerdas.


   Cuando se acercĆ³ a Ć©l para agarrarlo, Egipcio empujĆ³ su hombro contra los abdominales de la belleza con la que se enfrentaba.


   Mauro se quejĆ³ pero rĆ”pidamente atacĆ³ enviando su rodilla contra la mandĆ­bula de Egipcio.


   El moreno escupiĆ³ varias veces.


   Mauro sonriĆ³ burlonamente. ArremetiĆ³ con una patada a las bolas de su rival.


   —¡Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuggggggggggggg! —el hombre se doblĆ³ agarrando su paquete. Jadeando de dolor mientras se tambaleaba hacia las cuerdas. Su mano derecha agarraba la cuerda superior mientras la izquierda agarraba su dolorido bulto.


   Mauro hizo tumbar a Egipcio, lo agarrĆ³ de las piernas y lo hizo rodar. Egipcio pataleĆ³ en el aire pero fue fulminando con un golpe devastador. Mauro le pisĆ³ la entrepierna, retorciendo la forma ovalada de sus bolas.


   —Aaaaaaaghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh


   La cara de Egipcio se retorciĆ³ de dolor.


   Mauro presionĆ³ con mĆ”s fuerza su pie. El cuerpo de Egipcio rebotĆ³ arriba y abajo queriendo liberarse.


   Las bolas de Egipcio comenzaron a crujir imposible de soportar por mĆ”s tiempo todo el peso de Mauro. El luchador lloraba de dolor. SentĆ­a que las ondas subĆ­an de sus cojones a sus entraƱas.


   —¡¡¡UGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGgggggggggggg!!! MIS BOLAS.


   El dolorido cuerpo de Egipcio en medio de desespero se empapĆ³ de sudor.


   —Puedo acabar con tu dolor si te rindes.


   —¡UGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG! —Egipcio verdaderamente sufrĆ­a pero estaba reacio a declinar.


   Mauro moviĆ³ su pie como si estuviera apagando un cigarrillo. Destruyendo y matando a todos los espermas de Egipcio.


   Egipcio casi se desmaya sin soportar por mĆ”s como sus bolas doloridas eran aplastadas. El lĆ­quido preseminal le mojaba la truza.


   —¡ME RINDO!


   Mauro se balanceĆ³ hacia adelante y atrĆ”s, aumentando el dolor. Finalmente lo liberĆ³ pero sin darle tiempo de acunar sus jodidas huevas, lo sostuvo de la parte trasera de su truza para obligarlo a levantarse boca abajo, Egipcio moviĆ³ las manos que sĆ³lo golpearon los muslos de Mauro quien le aplicĆ³ un malvado rompecuellos. Aterrizando Egipcio sobre su trasero, rodando sobre la espalda, quedando tendido, jadeando y con los pectorales agitados.


   Mauro se inclinĆ³ junto a la cabeza de Egipcio. ColocĆ³ una rodilla a cada lado de su cabeza. Su escroto quedĆ³ a unos centĆ­metros por encima de su cara. Luego se agachĆ³ y levantĆ³ su cabeza. Enterrando el rostro en su entrepierna


   —¿Quieres leche, Ć”rabe?


   Egipcio sintiĆ³ ese cuerpo sobre Ć©l, con el rostro apretado en aquel gran bulto negro. Quiso jadear por aire, estaba sofocado. Inhalaba el aroma de macho de Mauro. EscupiĆ³ sus bolas mientras su rival cerraba los muslos alrededor de su cabeza. Su respiraciĆ³n empapaba su bulto. La mano de Mauro se deslizĆ³ por sus abdominales hacia su truza. Egipcio se estremeciĆ³ cuando le tomĆ³ el pene lleno de presemen.


   —¿EstĆ”s listo para correrte, Ć”rabe?


   Las manos de Egipcio se alzaron golpeando dĆ©bilmente los muslos de Mauro, su cuerpo tenĆ­a espasmos a cada caricia de su falo.


   El pulgar de Mauro hizo movimientos circulares en la cabeza del pene de Egipcio, haciĆ©ndole gemir profundamente. Sus doloridas bolas agitaban su espesa crema masculina.


   Mauro moviĆ³ el pene de Egipcio mĆ”s fuerte y mĆ”s rĆ”pido retorciendo su cuerpo atrapado.


   Egipcio eyaculĆ³ parte de su presemen en los dedos de Mauro. Luchaba por liberarse y respirar. Su cuerpo se estremeciĆ³ y semen, semen y mĆ”s semen como grandes cuerdas blancas abandonaron su cuerpo.


   Mauro siguiĆ³ mastubĆ”ndolo. Riendo, apartĆ³ la cabeza de sus muslos.


   Egipcio gruĆ±Ć³ y se estremeciĆ³ cuando le tocaban las bolas. Sus abdominales se agitaron con fuerza cuando finalmente succionĆ³ aire.


   Mauro se puso de pie, se agachĆ³ y le arrancĆ³ la truza blanca. Su pene babeĆ³ sobre sus abdominales. Luego se arrodillĆ³ entre sus piernas. Las levantĆ³ para que descansaran sobre su pecho. Mauro se quitĆ³ su truza y apuntĆ³ la cabeza de su erecta verga al agujero de Egipcio. Entonces, con un poderoso empujĆ³n, atravesĆ³ su culo apretado. Conduciendo la polla en lo profundo.


   —Aaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh —gritĆ³ Egipcio arqueando la espalda, cuando el rival metĆ­a y sacaba su pene, se mordiĆ³ los labios sintiendo las rabiosas embestidas.


   Mauro sonreĆ­a de verlo arquearse, empujaba su culo sobre su polla. Penetrandolo. Su pene rasgaba su apretado culo.


   —Uuggggggggggggg, uggggggggggggggggg ugggggggggggggggggggggggggggg.


   Egipcio no se controlĆ³ cuando su pene entrĆ³ en erupciĆ³n otra vez, disparando la lefa en el aire. Era grande y gruesa, cayĆ³ sobre su mandĆ­bula, pectorales y abdominales.


   —OOHHHHHH SIIIIIIII.


   El semen de Mauro se expulsĆ³ dentro de Egipcio. Cuando retirĆ³ su pene dejĆ³ que sus Ćŗltimas cuerdas de semen se derramaran en las bolas y abdominales de Egipcio.


   Terminado su orgasmo, Mauro se puso de pie. Plantando la bota en el pecho cubierto de semen del pobre Egipcio.

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