CONTIENE
BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Israel y Raquel eran los padres de Rafael y Oriana estuvieron casados durante muchos años hasta que Raquel descubrió que su mujeriego marido la engañaba con su propia prima. Aquello fue un escándalo de tal magnitud que el feliz matrimonio terminó en divorcio.
Con el paso de los años Israel disfrutó de su soltería divirtiéndose con cualquier hermosa fémina que se atravesara en su camino (y entre sus piernas).
Sin embargo con la visita a sus hijos continuó frecuentando a su ex esposa y en un día de las madres el mejor regalo del hijo mayor de Marcos Chacón fue tener relaciones sexuales con la mujer que la embarazó de nuevo.
La unión entre ambos volvió a surgir así como el amor, es por esa razón que Israel decidió casarse por segunda ocasión con su amada Raquel.
El hermoso senental rubio estaba esperando en la sala la llegada de su mujer para proceder con el matrimonio vestía un ajustado traje de color negro y una elegante pajarilla. Cuando Pablo se acercó a él.
—¡Hermano! —lo tomó con afecto de un hombro—, por la sala de allí hay una mujer que está llamándote y dice que no te puedes casar.
Israel levantó una ceja.
—¿Quién es?
—No lo sé. Pero si yo fuera tú la sacaría de aquí antes de que llegue tu esposa e hijos.
Israel afirmó con la cabeza y fue a la sala donde estaba la mujer, era Doris, una guapa morena, sí, era inteligente, buena cama, se movía muy bien y le gustaba cuando pasaban las noches juntos. Pero era una mujer borracha y celosa.
—Israel, querido. ¿Qué haces aquí? Me he enterado que volverás a casarte. No puedes hacerlo. Para eso he venido, no puedes casarte.
—Pero, ¿qué dices, Doris? He retomado la relación con Raquel la madre de mis tres hijos.
—No, Isra. Piensa en lo mucho que cambiará tu vida. Se acabarán las fiestas y ya no nos volveremos a ver.
Israel sonrió con su hermosa dentadura blanca.
—Querida Doris, ya mi vida no es como antes. Mis dos primeros hijos están muy grandes y en poco tiempo nacerá uno. Necesito criarlo y volver a mi vida en familia. Ya no tengo 20 años.
—¡No, Israel! Quedémosno juntos. Entre los dos la pasamos muy bien.
—No, Doris. Sea como sea me casaré.
Doris dio un gruñido como muestra de su ira apretó los puños y volvió a rogarle a Israel recibiendo una nueva negativa, frustrada a más no poder dirigió una patada precisa en las bolas de Israel.
—¡AAAAAAAAAAAAAH!
El rostro del guapo hombre se contrajo de dolor, se llevó las manos a los testículos y cayó de rodillas meciéndose.
—¡ERES UN DESGRACIADO, ISRAEL! ¿CÓMO PUEDES HACER ESTO? LA PASAMOS JUNTOS MUY BIEN.
Pablo y Simón acudieron a la sala tan pronto oyeron los gritos; encontrando a Israel encorvado en el suelo sujetándose los huevos mientras la mujer murmuraba incoherencias.
—Saquen a esa loca —pudieron decir sus labios mientras se frotaba los genitales que le palpitaban como tambores.
Pablo tomó a la mujer del brazo conduciéndola a la salida dándole recomendaciones para que aceptara la decisión de Israel. Ella aceptó derrotada y frustrada.
Simón ayudó a levantar a su hermano.
—¿Estás bien? —le preguntó.
—Me duelen mucho las pelotas —confesó Israel—. Pero estoy bien, uf.
—Te buscaré agua.
Simón salió de la sala mientras Israel se recostaba contra una pared frotándose los testículos y con el ceño completamente arrugado por el intenso dolor que irradiaban sus grandes bolas, hinchadas, rojas y doloridas.
A pesar de todo su casamiento con Raquel fue inminente ese viernes.
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