CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Era un día de júbilo para la Organización de reinos por la libertad pues había arrebatado la región de Esthar del gobierno opresivo de Badia. Era un reino agrícola que de sorpresa recibió una emboscada de la fuerza militar de la organización. El representante Boris Van Aldin apareció en la televisión mundial dando declaraciones: alegó que Esthar sería la primera región administrativa que iba a ser despojada del reino de Badia para otorgarle un gobierno democrático y no bélico como su anterior administración política. Aquello también fue una declaración a guerra abierta contra el rey del imperio.
—Señor Asdrubal Cruise —dijo Boris mirando fijamente a la cámara que lo transmitía al mundo—. Sus días están contados, será mejor que se entregue por las buenas y nos evite la molestia de tener que apresarlo.
Los demás reinos del mundo también habían cerrado múltiples cambios comerciales con el imperio bélico por lo que Badia había aumentado su política represiva con más notoriedad.
Paris el candidato a jefe del parlamento del partido de oposición al rey también aumentó su popularidad criticando las pésimas decisiones de Asdrubal Cruise.
—El hijo del rey Boris Van Aldin necesita tener un entrenamiento militar cabal —dijo cierta tarde Franko Tavala, rey de un país llamado Arkadia—, y de esa manera cuidarse de cualquier enemigo, no en vano eres el primogénito del hombre que llevará la paz al mundo.
Por esa razón lo invitó a un encuentro privado con el fin de organizar un combate amistoso.
El apuesto joven, rey de Arkadia estaba muy entusiasmado por medir fuerza contra Rufus Van Aldin.
Y allí estaba el hijo mayor de Boris.
Rufus |
Rufus era un joven de complexión media, bastante alto, con el cabello castaño. Sostenía en su mano una espada cuyo mango estaba decorado con hermosas piedras esmeraldas, era experto en lucha pero aún así su aspecto físico no era la de un guerrero belicoso.
—Aquí estoy para hacerte tragar tierra —gruñó Rufus, mirando a Franko.
Franko |
Franko entrecerró los ojos y miró a Rufus en silencio durante un momento. El rey de Arkadia hizo aparecer su afilada y ligera espada.
Rufus asintió lentamente con la cabeza.
El duelo amistoso comenzó cuando Franko y Rufus salieron corriendo, chocando entre sí y haciendo sonar el ruido metálico y frío de sus espadas.
Rufus Van Aldin gruñía moviendo con absoluta confianza su espada entre tanto Franko tenía un brillo soberbio en la mirada que demostraba su nivel de seguridad en cualquier pelea.
–Necesito admitir que tienes huevos –se rió Franko apartándose y quitándose el sudor de la frente. Interpuso su espada ante su cara.
–¡Ah, sí, un par muy grande! –sonrió Rufus ajustándose la entrepierna.
Simultáneamente, Franko y Rufus volvieron a esgrimir con absoluta fuerza y voluntad sus espadas.
Sus miradas se encontraban y se echaban a reír.
Y continuaban peleando.
Rufus usaba su espada con precisión.
Franko se protegía con destreza y rechazaba los ataques del trabiense.
Sin embargo cuando median fuerzas impactando una espada contra otra, Rufus ejecutó un puntapié en las gónadas de Franko. Un gemido agudo del rey de Arkadia lo hizo doblar, agarrándose las bolas con una mano mientras mantenía en alza su espada con la otra.
Rufus emitió un grito de guerra a todo pulmón.
Sin embargo Franko contraatacó echando el pie hacia atrás, pateando sus huevos.
Los ojos del guapo Rufus se cruzaron cómicamente y su boca formó una pequeña O mientras dejaba escapar un gemido sibilante. Se dejó caer de rodillas soltando la espada para tomar sus testículos con ambas manos.
Franko se acercó al hijo del rey Boris y puso su espada contra el cuello.
—Punto para el soberano de Arkadia —respondió con una sonrisa.
Rufus tragó saliva pero subió el brazo por los muslos separados de Franko y le sujetó las bolas, apretando con fuerza.
Los ojos de Franko se agrandaron mientras miraba hacia abajo. –Ooooh –se las arregló para murmurar antes de que Rufus tirara hacia abajo con toda su fuerza, haciendo que la voz del rey de Arkadia soltara una octava mientras sus bolas caían hasta el fondo de su saco. –¡AAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaah!
Rufus gruñó, cerró el puño y lanzó un puñetazo devastador a las bolas de Franko.
Los dos jóvenes quedaron arrodillados uno frente al otro, se miraban a la cara mientras frotaban sus palpitantes nueces.
—Parece que no habrá heredero al trono de Arkadia —se rió Rufus.
—Y tú entregarás nietos deformes al gran Boris Van Aldin.
Rufus se echó a reír a pesar del dolor de bolas.
—Creo que este duelo amistoso quedó en empate.
—Sí, estoy seguro. Ay, como me duele.
Los dos muchachos acongojados se frotaron los huevos.
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