BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
HabĆa pasado un par de meses desde que Boris Van Aldin retornó al reino de Trabis. Previo acuerdo entregó una parte de su territorio con el reino de Arkadia en agradecimiento por hacerlo volver al poder, aunque la entrega de tierras fue mĆnima en comparación con lo que el rey Franko se quedó de parte de Boris: su hijo Rufus se habĆa ido a vivir con Franko, al parecer tenĆan una relación mĆ”s allĆ” de la amistad.
El rey Boris comenzó un excelente plan de gobierno, fue ratificado por el parlamento, como rey se dedicó a gobernar. El noveno y Ćŗltimo dĆa de la semana lo utilizaba para entretenerse. AsistĆa a la arena donde se practicaban imponentes luchas. Los guerreros mĆ”s poderosos peleaban cuerpo a cuerpo, los vencedores demostraban ser los mĆ”s actos para entrar en la Ć©lite de protección.
La primera pelea estaba a cargo de un joven llamado Sath y un veterano de peleas llamado Petrou. Sath miró con frialdad a Petrou,este Ćŗltimo tenĆa piel negra y gruesas piernas. Sus bĆceps abultados no dejaban ninguna duda de que podĆa desbaratar cualquier cosa que se atravesara a su paso.
El par de luchadores se dieron la mano antes de iniciar el combate, mirƔndose el uno al otro con firmeza.
En lo mÔs alto de las gradas el rey Boris se preparaba para disfrutar el combate de distracción.
Sath se lanzó contra Petrou derribĆ”ndolo. Maniobró sobre Petrou, montĆ”ndolo y reduciendo su fuerza con consecutivos golpes mientras su oponente gemĆa y se agitaba para liberarse. Cada vez que intentaba defenderse, Sath cambiaba de tĆ©cnica, reduciendo a Petrou.
Un frustrado Petrou lanzó su codo contra algo cÔlido y suave. Sath tropezó hacia atrÔs, haciendo una mueca y agarrÔndose la entrepierna. Estaba encorvado y lleno de dolor.
Sath doblaba la boca. El dolor le subĆa desde los testĆculos hasta el estómago.
Sin dar mÔs tiempo y con la ventaja a su favor, Petrou se echó sobre Sath y lo hizo caer sobre la lona. Se puso a horcajadas sobre su pecho y comenzó a golpearlo en la cara como un salvaje. La victoria estuvo escrita para el negro Petrou.
La segunda pelea comenzó con mucho dinamismo. TJo un joven oriundo de la población de Badia se enfrentaba a Debor un joven de Trabis. El rey Boris en su monólogo mental se burló recordÔndose de sus viejas peleas con Asdrubal Cruise, en la actualidad preso para toda su vida por la justicia internacional.
TJo agarró de los hombros a Debor, quien hizo todo lo posible para zafarse del agarre. Fallando en su intento.
TJo sonreĆa con malicia. Esta listo para fulminar a su sexy oponente y terminar el combate.
Sin embargo, Debor tomó impulso y escapó del agarre. Se enfrentó a TJo y lo atropelló como un toro, golpeando la espalda de TJo contra el colchón. Debor le aplicó una llave torciendo su brazo mientras el hombre aturdido empezó a gritar de dolor. No soportó mÔs de 5 segundos y terminó rindiéndose.
AlzÔndose orgulloso el joven de Trabis gritó su victoria mirando al rey quien lo aprobaba con la mirada.
Después de varios combates para entretener al rey, hubo alguien que se decidió a participar y era nada mÔs y nada menos que el mismo señor Boris Van Aldin quien solicitó luchar contra el letal Petrou.
Su rival aceptó el duelo y el rey de Trabis comenzó a desvestirse. Asistió a la arena de combate vistiendo su ajustada trusa de color rojo, dejando su hermoso cuerpo brillando al aire libre.
Cuando sonó el silbato, los dos hombres chocaron entre sĆ, pecho con pecho. Sus bĆceps se hincharon y movieron los pies mientras cada uno intentaba desequilibrar al otro.
Pero experto de muchas guerras, Boris obtuvo ventaja agarrando a su enemigo y arrojÔndolo bruscamente contra la lona. Después de sujetar el brazo de Petrou contra su espalda, Boris se giró de nuevo y apalancó sus piernas para ponerlo lentamente sobre su espalda.
Petrou estaba de espaldas con el brazo atrapado en una llave. Las piernas de Boris estaban a ambos lados de su cabeza, doblando sus hombros hacia abajo. El negro se retorció y se sacudió logrando que el rey lo soltase. Boris de un salto y se puso de pie. Mientras un astuto Petrou se ponĆa de rodillas. Cuando el rey lo iba a agarrar, el negro lo atacó con un puƱetazo en la ingle. Sintiendo contra todo pronóstico el bulto carnoso aplastarse. Boris Van Aldin gritó cuando el dolor explotó de su frĆ”gil par de huevos.
El rey de Trabis se quedó paralizado y su boca se abrió en silencio. Se agarró las bolas y sus piernas se juntaron para proteger su canasta de huevos. Cayó de costado al suelo masajeando sus gónadas poniendo cara de mucho sufrir.
AdemĆ”s de dolor, Boris sentĆa furia. Petrou no era mĆ”s que un bastado tramposo.
āĀæAsĆ es como piensas ganar? āgruñó cuando pudo ponerse de pie despuĆ©s de cinco minutos. Petrou abrió la boca para objetar que habĆa sido condescendiente y le regaló tiempo para recuperarse, pero el rey Boris ya se habĆa abalanzado y lo sujetó por detrĆ”s. La boca de Boris estaba justo detrĆ”s de su orejaā. Yo tambiĆ©n sĆ© jugar sucio.
Con la última palabra, metió la mano entre las piernas de Petrou, agarrÔndolo por la entrepierna y apretÔndole las bolas.
En lo mÔs alto de las gradas el rey Boris se preparaba para disfrutar el combate de distracción.
Sath se lanzó contra Petrou derribĆ”ndolo. Maniobró sobre Petrou, montĆ”ndolo y reduciendo su fuerza con consecutivos golpes mientras su oponente gemĆa y se agitaba para liberarse. Cada vez que intentaba defenderse, Sath cambiaba de tĆ©cnica, reduciendo a Petrou.
Un frustrado Petrou lanzó su codo contra algo cÔlido y suave. Sath tropezó hacia atrÔs, haciendo una mueca y agarrÔndose la entrepierna. Estaba encorvado y lleno de dolor.
Sath doblaba la boca. El dolor le subĆa desde los testĆculos hasta el estómago.
Sin dar mÔs tiempo y con la ventaja a su favor, Petrou se echó sobre Sath y lo hizo caer sobre la lona. Se puso a horcajadas sobre su pecho y comenzó a golpearlo en la cara como un salvaje. La victoria estuvo escrita para el negro Petrou.
La segunda pelea comenzó con mucho dinamismo. TJo un joven oriundo de la población de Badia se enfrentaba a Debor un joven de Trabis. El rey Boris en su monólogo mental se burló recordÔndose de sus viejas peleas con Asdrubal Cruise, en la actualidad preso para toda su vida por la justicia internacional.
TJo agarró de los hombros a Debor, quien hizo todo lo posible para zafarse del agarre. Fallando en su intento.
TJo sonreĆa con malicia. Esta listo para fulminar a su sexy oponente y terminar el combate.
Sin embargo, Debor tomó impulso y escapó del agarre. Se enfrentó a TJo y lo atropelló como un toro, golpeando la espalda de TJo contra el colchón. Debor le aplicó una llave torciendo su brazo mientras el hombre aturdido empezó a gritar de dolor. No soportó mÔs de 5 segundos y terminó rindiéndose.
AlzÔndose orgulloso el joven de Trabis gritó su victoria mirando al rey quien lo aprobaba con la mirada.
Después de varios combates para entretener al rey, hubo alguien que se decidió a participar y era nada mÔs y nada menos que el mismo señor Boris Van Aldin quien solicitó luchar contra el letal Petrou.
Su rival aceptó el duelo y el rey de Trabis comenzó a desvestirse. Asistió a la arena de combate vistiendo su ajustada trusa de color rojo, dejando su hermoso cuerpo brillando al aire libre.
Cuando sonó el silbato, los dos hombres chocaron entre sĆ, pecho con pecho. Sus bĆceps se hincharon y movieron los pies mientras cada uno intentaba desequilibrar al otro.
Pero experto de muchas guerras, Boris obtuvo ventaja agarrando a su enemigo y arrojÔndolo bruscamente contra la lona. Después de sujetar el brazo de Petrou contra su espalda, Boris se giró de nuevo y apalancó sus piernas para ponerlo lentamente sobre su espalda.
Petrou estaba de espaldas con el brazo atrapado en una llave. Las piernas de Boris estaban a ambos lados de su cabeza, doblando sus hombros hacia abajo. El negro se retorció y se sacudió logrando que el rey lo soltase. Boris de un salto y se puso de pie. Mientras un astuto Petrou se ponĆa de rodillas. Cuando el rey lo iba a agarrar, el negro lo atacó con un puƱetazo en la ingle. Sintiendo contra todo pronóstico el bulto carnoso aplastarse. Boris Van Aldin gritó cuando el dolor explotó de su frĆ”gil par de huevos.
El rey de Trabis se quedó paralizado y su boca se abrió en silencio. Se agarró las bolas y sus piernas se juntaron para proteger su canasta de huevos. Cayó de costado al suelo masajeando sus gónadas poniendo cara de mucho sufrir.
AdemĆ”s de dolor, Boris sentĆa furia. Petrou no era mĆ”s que un bastado tramposo.
āĀæAsĆ es como piensas ganar? āgruñó cuando pudo ponerse de pie despuĆ©s de cinco minutos. Petrou abrió la boca para objetar que habĆa sido condescendiente y le regaló tiempo para recuperarse, pero el rey Boris ya se habĆa abalanzado y lo sujetó por detrĆ”s. La boca de Boris estaba justo detrĆ”s de su orejaā. Yo tambiĆ©n sĆ© jugar sucio.
Con la última palabra, metió la mano entre las piernas de Petrou, agarrÔndolo por la entrepierna y apretÔndole las bolas.
Boris mantuvo su agarre enterrado entre las piernas del negro, girando sus bolas, dejĆ”ndolo sin aliento. Petrou querĆa gritar mientras lo levantaban por sus bolas, pero se mordió la lengua para evitar la vergüenza. Sintió el agarre de Boris apretarse de nuevo, y fue levantado por tercera vez, con un brazo sosteniĆ©ndolo a travĆ©s del cuello mientras el otro estaba firmemente bloqueando su hombrĆa.
El negro agitó los brazos con impotencia y su cabeza rodó de lado a lado. No pudo escapar o incluso formar un pensamiento coherente fuera del dolor que todo lo consumĆa entre sus piernas.
En ese momento la tortura terminó, Boris aflojó el agarre y le dio una palmada amistosa en el trasero.
Petrou estaba vacilante, con un terrible dolor de bolas.
DespuĆ©s de dar vueltas en cĆrculos un par de veces. Petrou recogió fuerzas y sujetó a Boris, doblĆ”ndolo. Boris estaba inmovilizado. Con la cabeza presionada contra los apretados abdominales de Petrou, el paquete del negro estaba justo contra su mejilla.
Con un sonoro golpe en la mandĆbula Petrou rompió el agarre y Boris cayó de bruces al suelo, inerte.
El experimentado Petrou sonrió con orgullo cuando una vez mĆ”s la victoria lo embestĆa.
Media hora mĆ”s tarde el rey Boris Van Aldin reaccionaba habĆa sufrido un desmayo y fue atendido en la enfermerĆa. En medio de las contusiones estaba bien de salud. Se encontraba tendido en la camilla descansando cuando recibió la visita de Petrou, vestĆa de manera casual y no su atuendo de pelea. El negro se inclinó con una reverencia respetuosa ante el rey.
āĀæSe encuentra bien, seƱor?
āSumamente bien ācontestó Boris con una sonrisaā. Preparado para una nueva revancha.
Petrou sonrió.
āQue asĆ sea. Cuando usted lo desee, majestad.
Boris sonrió.
āEn unos 15 minutos me dejarĆ”n salir de aquĆ. DĆ©jame decirte que eres un rival duro de vencer, eh.
āTuve de quien aprenderlo ādijo Petrouā. Por aƱos lo admirĆ© como hombre de guerra, rey.
Boris sonrió mostrando sus dientes.
āComo te decĆa, en pocos minutos saldrĆ© de aquĆ y me encantarĆa que me acompaƱaras al palacio de gobierno.
āAsĆ serĆ”, rey.
āDesde hoy trabajarĆ”s para mĆ. Quiero que seas miembro principal de mi grupo de seguridad.
A Petrou le brillaron los ojos de orgullo y se inclinó como muestra de respeto, tras ello lo hombres se dieron la mano iniciando una nueva amistad.
El negro agitó los brazos con impotencia y su cabeza rodó de lado a lado. No pudo escapar o incluso formar un pensamiento coherente fuera del dolor que todo lo consumĆa entre sus piernas.
En ese momento la tortura terminó, Boris aflojó el agarre y le dio una palmada amistosa en el trasero.
Petrou estaba vacilante, con un terrible dolor de bolas.
DespuĆ©s de dar vueltas en cĆrculos un par de veces. Petrou recogió fuerzas y sujetó a Boris, doblĆ”ndolo. Boris estaba inmovilizado. Con la cabeza presionada contra los apretados abdominales de Petrou, el paquete del negro estaba justo contra su mejilla.
Con un sonoro golpe en la mandĆbula Petrou rompió el agarre y Boris cayó de bruces al suelo, inerte.
El experimentado Petrou sonrió con orgullo cuando una vez mĆ”s la victoria lo embestĆa.
Media hora mĆ”s tarde el rey Boris Van Aldin reaccionaba habĆa sufrido un desmayo y fue atendido en la enfermerĆa. En medio de las contusiones estaba bien de salud. Se encontraba tendido en la camilla descansando cuando recibió la visita de Petrou, vestĆa de manera casual y no su atuendo de pelea. El negro se inclinó con una reverencia respetuosa ante el rey.
āĀæSe encuentra bien, seƱor?
āSumamente bien ācontestó Boris con una sonrisaā. Preparado para una nueva revancha.
Petrou sonrió.
āQue asĆ sea. Cuando usted lo desee, majestad.
Boris sonrió.
āEn unos 15 minutos me dejarĆ”n salir de aquĆ. DĆ©jame decirte que eres un rival duro de vencer, eh.
āTuve de quien aprenderlo ādijo Petrouā. Por aƱos lo admirĆ© como hombre de guerra, rey.
Boris sonrió mostrando sus dientes.
āComo te decĆa, en pocos minutos saldrĆ© de aquĆ y me encantarĆa que me acompaƱaras al palacio de gobierno.
āAsĆ serĆ”, rey.
āDesde hoy trabajarĆ”s para mĆ. Quiero que seas miembro principal de mi grupo de seguridad.
A Petrou le brillaron los ojos de orgullo y se inclinó como muestra de respeto, tras ello lo hombres se dieron la mano iniciando una nueva amistad.
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