El reino 2 (4/5): Combate - Las Bolas de Pablo

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16 dic 2020

El reino 2 (4/5): Combate

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BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


La circunstancias parecían que el capítulo final había llegado, las elecciones parlamentarias se efectuaron en Badia contra todo pronóstico, dando el triunfo a la oposición del rey Asdrubal. Aquel líder llamado Paris era el nuevo designado como jefe del parlamento. Con ello se inició también una nueva legislación que fue poniendo trabas a los designios del emperador. Con un parlamento mayoritariamente dominado por la oposición era poco lo que Asdrubal pudo hacer


La organización de reinos por la libertad también comenzó a hacer ejercicios para mermar el poder de Asdrubal Cruise, primeramente atacó por sorpresa un territorio del rey arrebatándolo de sus dominios y asignando la nación al que alguna vez fue su reino originario. Lo mismo ocurrió con otras seis regiones. 


Era como si todo fue en contra de Asdrubal. Su nuevo parlamento no otorgaba el permiso para el despliegue militar. 


Cierta mañana el ex rey Boris  Van Aldin declaró para la televisión mundial con respaldo de los líderes de su organización una orden de captura contra Asdrubal Cruise decretando sus crímenes cometidos contra la vida y soberanía de los pueblos. Con esto también abrían un tribunal de justicia internacional para juzgar al tirano de Badia. 


Y así terminaban los días de Asdrubal siendo capturado por sus propios militares. Se encontraba en aquella misma mazmorra donde tantas veces torturó a sus enemigos, solo que ahora quien estaba encadenado era él. 


Sus brazos estaba en alto y sus muñecas lastimadas por las pesadas cadenas. Hacía calor y su cuerpo sudaba a chorros. Miraba de manera despiadada al hombre que con actitud inteligente se decidió a hundir su carrera: Boris Van Aldin estaba allí. 


—Así cambiaron las cosas —dijo Boris —. La última vez que nos vimos quien estaba aquí era yo. 


Asdrubal sonrió con malicia, a pesar de estar hundido jamás demostraría su derrota. 


—Sí, estabas aquí y te penetré a mi antojo, ¿lo recuerdas? ¿A qué vienes? ¿Te burlarás o pretendes ahora enterrarme tu asquerosa semilla? 


Boris  dobló la boca en una sonrisa. Vestía estupendamente elegante lo que le hacía ver muy fuerte y respetable. 


—No soy tan vil como tú —declaró—. Solo he venido a decirte que mañana saldrás directamente al tribunal serás juzgado. Así como nos organizamos para sacar adelante nuestro plan hay una fuerte comitiva para que no puedas huir. Finalmente serás condenado. 


—Maldito —rugió Asdrubal—. Debí haberte matado cuando tuve el primer momento. 


—Si no era yo, alguien más lo iba a hacer —respondió Boris —, en tu miserable mandato te dedicaste a coleccionar enenigos. Poco a poco los reinos que usurpaste están volviendo a sus antiguos soberanos. 


Asdrubal volvió a mirarlo con crueldad. 


—Simplemente querías recuperar tu asquerosa Trabis. 


—Es lo que me corresponde. Únicamente de todo tu imperio sobrevivirá Badia Central y pasará a manos de Paris que será el nuevo rey. La nación cambiará de nombre fueron muchos años de terror. 



—¡TE ODIO! —gritó furioso Asdrubal escupiendo una gruesa capa de baba. 


Boris se rió. Era su manera de demostrar superioridad. 


—Eligen a París porque es su títere. Lo podrán manejar. 


—París es un hombre autónomo. Y contrasta por mucho lejos de ti. 


—Badia se hundirá. 


—Por el contrario resurgirá como el ave fénix —hubo un breve minuto de silencio que finalmente Boris  rompió—: es todo lo que tenía que decirte. Espero que te prepares para tu juicio y veas surgir en paz a los reinos del mundo. ¡Dictador! 


Dio media vuelta y se decidió a salir cuando la voz de Asdrubal lo detuvo. 


—Te reto a un combate.


—¿Un combate? No estás aquí para proponer combates. 


—Es por el honor —dijo Asdrubal—, no puedes negar que me has detenido con ayuda de fuerzas militares y no por tus propias manos, tú honor ha quedado por el suelo, el mío sigue intacto. 


—Vete a la mierda —dijo Boris. 


Con paso firme abandonó la mazmorra, pero sin embargo mordió el anzuelo, cuarenta y cinco minutos más tarde dos guardias liberaron a Asdrubal de su cautiverio y en medio de empujones y humillaciones lo condujeron a una habitación donde lo aguardaba Boris  para el combate. Se veía sumamente poderoso, vestía una trusa roja y demostraba que con la fuerza de su cuerpo estaba apto para defender su honor y no necesitaba espadas. 


—¿Querías luchar? Aquí estamos para eso —le aseguró a Asdrubal apretando los puños. 


Asdrubal sonrió con astucia. 


Boris fue el primero en hacer un movimiento. Se lanzó hacia Asdrubal  y lo rodeó con sus brazos. 


Asdrubal soltó una carcajada y escapó fácilmente del agarre con la ayuda de sus musculoso brazos. Tomó represalias de inmediato, lanzando un fuerte puñetazo a los abdominales de Boris, haciendo que el ex rey de Trabis gimiera de dolor y se tambaleara hacia atrás.


Enseguida ambos comenzaron a intercambiar golpes. Sin definir exactamente quien tenía la ventaja.


Asdrubal rugió después de esquivar uno de los violentos golpes de Boris y lo empujó directamente al suelo.


Con todas sus fuerzas, Boris levantó el pie desnudo entre los musculosos muslos de Asdrubal. Golpeando y aplastando visiblemente su contenido (bolas y polla). 


Los ojos de Asdrubal  se abrieron y se quedó boquiabierto.


En ese silencio, su patético gemido sonó lamentable. Al instante se dobló lentamente. Sin embargo estaba congelado por el dolor, jadeando mientras sus grandes y jugosos huevos irradiaban agonía por todo su cuerpo.


Boris retrocedió para ponerse a salvo y recuperarse. 


Asdrubal  cayó de rodillas, echando la cabeza hacia atrás y gimiendo como un hombre lobo.


Boris se puso de pie y se acercó con precaución hacia Asdrubal. Lo hizo levantar y le propinó diferentes puñetazos de los cuales el revocado rey de Badia pudo defenderse. Por último fue sorprendido por un contundente rodillazo en los testículos.


Boris embistió su rodilla contra las gónadas de Asdrubal, aplastando sus dos delicados testículos contra su cuerpo. 


Asdrubal  chilló con voz graciosamente aguda.


Los testículos de Asdrubal cayeron a ambos lados de su calzoncillo cuando Boris subió su rodilla nuevamente, aplastando las papas del ex rey de Badia  contra su cuerpo. 


Asdrubal se hundió en el suelo, cubriendo su virilidad y maullando de agonía.


Boris levantó los brazos y flexionó sus músculos, mientras su oponente, yacía en el suelo, retorciéndose, agarrando sus testículos.


Asdrubal  le echó un vistazo, su rostro denotaba dolor y humillación. Lentamente se sentó en el suelo con una mano sobre su hombría. 


—Claramente se sabe que has perdido toda suerte —dijo Boris deteniéndose ante él—. Dejaste de ser rey, poderoso; hasta tu desdichada suerte te abandonó. 


Asdrubal apretó sus labios y con la rapidez de un rayo, clavó el antebrazo contra los testículos de Boris. El sorprendido hombre lanzó un fuerte grito y reaccionó con arcadas.


Boris se apartó de Asdrubal con el cuerpo doblado. 


—Eres una basura —gimió Boris con el rostro contorsionado de dolor y agarrando sus gónadas. Apenas era capaz de sostenerse de pie, aunque sus piernas temblaban. Se alejó aún más quejándose de dolor y sosteniendo su hombría.


Un par de guardias ingresaron a la habitación y consiguieron a los dos hombres, cada uno sosteniendo sus golpeados testículos, pero era Boris quién estaba sufriendo más. Sin embargo los militares sujetaron a Asdrubal y se lo llevaron arrastrado hasta su horrible celda donde volvieron a sujetarlo con las patéticas cadenas.


—¿Está bien, señor? —le preguntaron a Boris.


—Sí, en un momento voy a mejorar —confesó Boris con el rostro lleno de agonía y sintiendo un horrible dolor en los testículos.

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