Miguel sacudió la cabeza, intentó levantarse sintiendo que el mundo le daba vueltas, sin embargo se dio cuenta de que Fernando habĆa desaparecido del ring.
āĀæQuiĆ©n soy? āle preguntó el hombre inclinado a su lado.
āUmmm⦠el patrón...
āĀæQuiĆ©n eres tĆŗ? ĀæQuĆ© dĆa es?
āMiguel⦠yo⦠sólo voyā¦
El patrón lo tomó de la cabeza. Miguel se sintió decepcionado, estaba confiado en dar un buen espectÔculo y tuvo un desempeño bochornoso.
El patrón lo miro a los ojos, buscando si distinguĆa un daƱo mientras lo palpaba.
āCreo que estĆ”s bien ācomentóā. Espero que no tengas internamente algo grave que no necesite un mĆ©dico.
āNo me contratarĆ”, Āæverdad? āpreguntó Miguel.
El patrón observó el cuadrilÔtero, donde quedó muerta la dignidad de Miguel.
āTu tĆ©cnica es pobre ārespondióā, y tus golpes necesitan mĆ”s fuerza āle dio una palmada en el abdomen.
Miguel miro hacia abajo.
āY sĆ, necesitas mucho entrenamiento.
āĀæEntonces?
āĀæPero era tu primera pelea en un cuadrilĆ”tero? ĀæCierto?
āSĆ.
āY Fernando no ha perdido ninguna de estas Ćŗltimas 16 peleas, en mĆ”s de un aƱo⦠AsĆ que lo hiciste muy bien.
El patrón lo abrazó desde la espalda y Miguel se quedó mirÔndolo.
āMe has recordado a tu hermano, y Ć©l tambiĆ©n era muy bueno āmintió El patrón.
āEntonces⦠¿No estoy despedido?
āVe a casa, y descansa, dĆŗchate y duerme. Si quieres el trabajo, estate aquĆ maƱana a las 10 de la noche.
āEstarĆ© aquĆ āafirmó Miguel.
El patrón sacó su cartera y a Miguel de solo ver dinero le brillaron los ojos. El patrón le entregó 200 dólares.
āCompra unos calzoncillos, al final de la calle hay una tienda y trĆ”eme el cambio.
āĀ”SĆ, patrón!
āSoy un tipo justo, chico, no tenĆas oportunidad para ganar.
Miguel sonrió y el patrón también lo hizo.
āVete a casa y no le digas a nadie lo que ha pasado aquĆ.
āSĆ, patrón.
Miguel Salcedo comenzó a ponerse la ropa y el patrón se le quedó mirando. SabĆa que a la noche siguiente iba a darle una gran lección, de solo pensarlo hacĆa que se lamiera los labios.
«Este chico se va a vender muy bien» pensó.
Miguel Salcedo se despidió y salió a trompicones por la puerta.
El patrón se dirigió a la oficina, cuando vio a su asistente le ordenó:
āEnrique prepara todo para maƱana por la noche para una inspección completa de un guerrero nuevo.
ā¦
Miguel Salcedo se presentó puntualmente en la oficina a la noche siguiente. Eran las 10 y el gimnasio estaba vacĆo con las luces apagadas. El joven portaba una bolsa con los calzoncillos nuevos que compró. Luego de encontrar al patrón en su oscuro despacho (iluminado Ćŗnicamente por la luz del monitor), lo saludó y le devolvió el cambio.
El patrón comprobó el dinero, parecĆa que no habĆa gastado mĆ”s de lo necesario.
āĀæEncontraste los calzoncillos adecuados?
āSĆ, patrón.
āYa hiciste tu dicisión, Āæquieres pelear?
Miguel dudó en responder. Finalmente dijo:
āNo es tan malo, Āæverdad?
āPuede que salgas mĆ”s perjudicado que ayer. Tienes una cara bonita.
āUm, Āægracias?
āYa hiciste tu dicisión, Āæquieres pelear?
āSĆ, patrón.
āĀæQuĆ© te dijo tu hermano de lo que hizo aquĆ?
āSĆ. Era un luchador. Ganaba combates y dinero. Quiero hacer lo mismo.
El patrón sonrió ante las mentiras del hermano. Cogió un papel en blanco y un bolĆgrafo.
āMiguel, con tus habilidades actuales y con lo que vi ayerā¦ā¦ā¦ Esto serĆa tu ganancia mensual āentregó el papel a Miguelā, menos los costes, por supuesto.
Miguel Salcedo observó la hoja, tragó saliva, era una cantidad que para Ć©l significaba mucho mientras que para el patrón la de los luchadores peor pagados de la compaƱĆa.
āEn pocos meses podemos subir la cantidad, todo depende de lo mucho que entrenes.
āĀ”Voy a entrenar mĆ”s que nadie!
āPero tĆŗ sabes que no eres⦠tan buenoā¦
āAprenderĆ©.
āSeguro que aprenderĆ”s āsonrió el patrónā. AĆŗn debes tener mucho del ahorro que hizo tu hermano, Āæno? āMiguel afirmó con la cabezaā. Ćl ganó mĆ”s de 9 veces que tĆŗ āMiguel hizo cĆ”lculos mentales y su expresión facial se iluminó de alegrĆaā. Ppuedo hacer un recorrido contigo?
āSĆ, patrón.
āQuiero ser honesto, como tĆŗ lo eres conmigo, Āæno?
Miguel afirmó con la cabeza.
āNunca ganarĆas tanto dinero con las peleas. Ni siquiera Fernando gana tanto.
āUm... entonces... Āæcómo hace dinero?
El patrón tecleó en la computadora haciendo esperar a Miguel.
āAl principio tienes que confiar en mĆ.
āPor supuesto āconfirmó Miguel. Sin embargo, empezó a mirar con un poco de desconfianza.
āSegundo no puedes contarle a nadie eso, ni siquiera a tu hermano. Y tercero necesito... mĆ”s información.
āUm, OK. ĀæQuĆ© necesita?
āĀæRecuerdas la lucha de ayer?
āĀæSi?
āTu tĆ©cnica era una mierda, pero no estabas entrenado, asĆ que era de esperar. Pero lo que sĆ vi y lo que te darĆ” dinero es tu capacidad de no rendirte y de seguir adelante āabandonó su asiento y se dirigió a la puertaā. Ven conmigo que te enseƱo lo que quiero decir.
Migue pareció confundido, pero lo siguió.
El patrón le señaló una pesa larga con 20kg de peso.
āPonla en tu hombro.
Miguel cumplió con la ordenanza, no era mucho para cargar
āSigue asĆ. Haz 5 sentadillas.
Miguel cumplió con la exigencia, sus piernas eran muy fuertes.
āVamos, sigue. Hasta que te canses.
Miguel continuó haciendo las sentadillas mientras sostenĆa la pesa, confiaba en la fuerza de sus piernas.
El patrón sonreĆa. SabĆa que Miguel le iba a encantar a los clientes, estaba seguro de que ese hombre era todo un presumido.
Luego de varias sentadillas Miguel comenzó a sentir una molestia en las costillas.
āTe puedes rendir cuando quieras.
Miguel continuó con varias sentadillas mÔs, empezó a sudar a chorros y sus piernas temblaban.
āĆlzate.
Miguel se quedó de pie, con la pesa en el hombro. El patrón le colocó una mano en el pecho, y lo empujó con cuidado y guiado contra una pared.
Miguel lo miro confundido.
āUm, Āæpor quĆ©...? āpreguntó. Su camiseta estaba empapada de sudor.
āMantĆ©n el peso y aprieta tus abdominales, sin aviso el patrón le dio un puƱetazo en el abdomen.
Miguel apretó la mandĆbula
āĀæQuĆ© estĆ”ā¦?
āRecuerda, Miguel, puedes rendirte cuando quieras āle dio tres puƱetazos mĆ”s.
āĀæPor quĆ© hace esto?
El patrón dio un paso atrÔs.
āĀæCuĆ”l ha sido la primera regla que te he dicho hoy en mi despacho?
āUsted confĆa en mi⦠sólo quiero saber por quĆ©ā¦
āBaja la pesa.
Miguel soltó la barra viéndose visiblemente aliviado.
āQuiero asegurarme de que puedes entrenar lo suficiente, y que no te hagas daƱo cuando⦠ganes dinero āMiguel afirmó con la cabezaā, desnĆŗdate.
Miguel se quito la camiseta sudada.
āĀ”Toda la ropa!
Miguel se quito el pantalón y quedó en calzoncillo.
āĀæQuieres 300 dólares por mes?
āĀ”SĆ!
āDesnĆŗdate por completo. La gente paga muy bien por ver desnudos a tipos en forma como tĆŗ.
Miguel abrió la boca para preguntar por qué pero luego cambió de opinión y se quito los boxers. Al hacerlo y quedar como llegó al mundo, miro al patrón esperando una señal.
āĀ”Seguro que sabes que la industria del porno es la que mejor paga! Claro que lo sabes, todo el mundo lo sabe. Con tu cuerpo ālo miro de arriba abajoā. Puedes hacer una fortuna.
āNo soy una estrella porno. Solo quiero luchar.
āĀæComo ayer?
āUmmmm... Mejor.
āAyer perdiste⦠hagamos algo⦠si me muestras una erección y me enseƱas el esplendor de esa polla, te llevarĆ”s hoy 500 dólares. Ā”Hazlo!
Miguel Salcedo se mostró dudoso. ā. ĀæDe verdad?
El patrón sacó de su bolsillo la cantidad anunciada.
āUmā¦
āTambiĆ©n, Miguel, puedo organizar un combate para la próxima semana, Si ganas, mucho dinero, dependiendo de las apuestas, por supuesto⦠SerĆ” una pelea especial para ti. Desnudo⦠Sin reglas.
Miguel tragó saliva con fuerza.
āĀæCuĆ”nto es el pago por las apuestas?
āTienen las apuestas mĆ”s altas. Lo que significa los mayores ingresos⦠Hm... Tal vez... Si los dos hacemos esto bienā¦
āĀæSi?
āEntonces, puedo organizar una pelea. Pero... ālo miro de arriba a abajoā. Puede que no estĆ©s lo suficientemente preparado.
Miguel puso cara de angustia, pero repitió. āĀæCuĆ”nto es el pago?
ā1000 dólares. Solo por una noche de acción.
Miguel dudó un momento.
āDe acuerdo, patrón.
āQuizĆ”s mĆ”s si aguantas mĆ”s tiempo y siguen subiendo las apuestas. Tienes que rendir, si no los dos nos vamos a la mierda. No puedo arriesgar mi reputación contigo. Necesito saber que puedes hacerlo.
Miguel Salcedo afirmó con la cabeza.
āĀæMe darĆ” 500 hoy si le muestro una erección, Āæverdad?
āSĆ, claro. Yo siempre mantengo mi palabra.
Miguel Salcedo cerró los ojos. Agarró su miembro viril y comenzó a acariciarlo, bloqueando todo pensamiento del patrón ahà mirÔndolo y pensando en una guapa mujer. El patrón apretó el puño y lo golpeó en los abdominales.
āĀ”Uuuuugh! āMiguel se dobló.
āEn el cuadrilĆ”tero los clientes apuestan mĆ”s dinero cuando te exhibes.
Miguel rechinó los dientes. Volvió a jugar con su polla. Esta vez con los ojos abiertos presenció como el patrón cerraba otra vez el puño.
Pero el patrón cambió de tactica y le aplicó una garra de abdominales.
āNo... āgruñó Miguelā. Hey... vamos...
āBien sigue resistiendo y pajĆ©ate. Eso aumenta tu dinero āla mano del patrón se movió hacia el fuerte pezón de Miguel.
El muchacho gimió y su polla consiguió una potente erección a pesar del abuso.
āEres un chico caliente. Pero todo chico tiene una debilidad⦠āen seguida se apoderó de sus bolas, lo miro a los ojos y sonrió. Empezó a apretarlas lentamente.
Miguel apartó la mano de un manotazo.
āĀ”Las bolas no! āgruñó.
ā250 dólares para tus testĆculos.
āQue sean 500 ārespondió Miguel comenzando a masturbarse.
āTe doy 1000 en total y es el lĆmite.
āTrato hecho.
āTrato hecho āconfirmó el patrón y le apretó con mĆ”s fuerza los huevos. Con su otra mano obligó a Miguel a que le tocara su entrepierna. Miguel lo miro a la cara cuando palpó la erección dentro de su pantalónā. Sin lĆmites, Miguel Salcedo, sin lĆmites.
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