Guerreros (4/5): El inicio de Miguel Salcedo - Las Bolas de Pablo

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13 nov 2022

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Guerreros (4/5): El inicio de Miguel Salcedo

—”Buenos dĆ­as, patrón! —saludó Miguel Salcedo cuando llegó al gimnasio para entrenar.

 

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—Buenos dĆ­as, mi chico favorito. ĀæCómo estĆ”s hoy? ĀæCómo estĆ”s luego de tu primera semana de entrenamiento?

 

—Estoy bien, patrón.

 

—¿Has notado algĆŗn progreso?

 

—El cuerpo me duele mucho, eso significa que estoy entrenando duro, Āæno?

 

—Tu entrenador me ha dicho que has ganado unas cuantas prĆ”cticas de lucha. Me siento orgulloso. Quiero que hablemos de tu primer combate. Haz tu entrenamiento y luego ven a mi oficina.

 

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—SĆ­, patrón.

 

Los dos hombres se separaron y volvieron a encontrarse una hora después cuando Miguel se presentó sudando en el despacho.

 

—Creo que estĆ”s preparado para tu primer combate —anunció el patrón viĆ©ndolo brillar en sudor.

 

—”QuĆ© bien! —sonrĆ­o Miguel sintiĆ©ndose animado y preparado.

 

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El patrón le entrego la fotografĆ­a de un hombre rubio. —Este es tu oponente, Pablo Chacón, es tan joven como tĆŗ y tiene menos masa muscular comparado contigo.

 

Miguel lo miro.

 

—Parece fĆ”cil, patrón. Estoy preparado para Ć©l, patrón —sonrió con confianza.

 

—Estoy seguro de que lo estĆ”s, pero, vas a perder.

 

—Yo… ĀæquĆ©? —interrogó Miguel con cara de asombro— Patrón, puedo luchar contra Ć©l. Ā”ConfĆ­a en mĆ­!

 

—Oh, ya lo sĆ©, confĆ­o plenamente en ti. Tu cuerpo parece que va a aplastarlo y hacerlo gritar. Y lo demostrarĆ”s durante el combate, pero al final perderĆ”s.

 

—¿Por quĆ©? Soy mĆ”s fuerte que Ć©l —miro con desprecio la fotografĆ­a.

 

—SĆ© que eres fuerte —el patrón se levantó y clavó un fuerte puƱetazo en sus abdominales—. Y eres muy resistente.

 

Miguel dobló sus abdominales.

 

—¿Quieres ganar mucho dinero, verdad?

 

—No lo entiendo patrón —lo observó al rostro y afirmó con la cabeza—. SĆ­, patrón. Pero son los ganadores lo que se llevan mĆ”s, Āæno?

 

—SĆ­. Pero no el ganador de la pelea, el ganador de las apuestas. Mira… Te presentarĆ”s y te mostrarĆ”s como un duro luchador, te pasearĆ”s por el cuadrilĆ”tero y mostrarĆ”s tu poder. Luego los clientes harĆ”n todas sus apuestas. Esperemos que sea por ti. TambiĆ©n tengo influencias entre el pĆŗblico, ellos apostarĆ”n contra ti. Y cuando pierdas entonces ganaremos mucho dinero.

 

—¿CuĆ”nto?

 

—TambiĆ©n tendrĆ”s tu parte extra, no sólo 100 dólares. Dependiendo de lo bien que te luzcas y de lo que consigas hacer subir las apuestas durante tu presentación, pero estĆ”s dentro con el 10% mucha gente estĆ” involucrada detrĆ”s de los escenarios todos quieren su parte.

 

—Entonces... ĀæcuĆ”nto es el 10%? ĀæEsto es legal siquiera?

 

—Supongo que si te desempeƱas muy bien, tendrĆ”s una cifra para vivir cómodamente unos seis meses.

 

—¿CuĆ”nto es la ganancia si gano?

 

—Nada, perderemos dinero cuando ganes y el pĆŗblico ganarĆ” el dinero. Esta pelea es un montaje nuestro. No se trata de ganar.

 

—Bien. PerderĆ© el combate.

 

—Cuando viniste aquĆ­ el primer dĆ­a, me dijiste que querĆ­as ganar dinero. Y esta es una muy buena oferta que te doy.

 

—Si, patrón… Le agradezco la oportunidad. Sólo esperaba…

 

—Lo sĆ©. Es sólo un espectĆ”culo. Y si quieres te consigo una batalla competitiva para el próximo fin de semana.

 

—SĆ­. La quiero. Sólo lo hacemos una vez, Āæno? Por el dinero?

 

—”Claro! No puedes perder siempre. En otra pelea tendrĆ”s que ganar, porque las apuestas estarĆ”n en tu contra.

 

Miguel afirmó con la cabeza, entendiendo como se manejaba el negocio.

 

—¿Entonces todo son apuestas, patrón?

 

El hombre lo rodeó con el brazo.

 

—SĆ­. En el mundo de la lucha podemos convertirte en una super estrella y puedes ganar dinero. No te lo tomes como algo personal si pierdes en tu primer combate. Estate orgulloso y da un buen espectĆ”culo. Mantente firme y no te rindas fĆ”cilmente.

 

La actitud de Miguel Salcedo cambió, lucía mÔs seguro y motivado, soñando con ser la cara visible de la empresa.

 

—Vale, patrón. AsĆ­ serĆ”.

 

—Tengo un plan a largo plazo contigo. Quiero que todos vean en tu lucha debut, lo que eres. ĀæRecuerdas el primer combate de entrenamiento que hiciste hace una semana, contra Fernando? No tuviste la victoria, pero no te rendiste.

 

Miguel Salcedo recordó su bochornosa lucha contra Felipe. —¿AsĆ­ que eso es lo que harĆ© en el próximo combate?

 

—Exactamente. Ser duro, y no caer fĆ”cilmente, ya que cuanto mĆ”s tiempo puedas aguantar, mĆ”s se entretiene el publico y menos se enfadan cuando pierden su dinero. Incluso cuando tienes que perder, tienes que dar una buena pelea. ĀæLo puedes cumplir?

 

—SĆ­, patrón. Puedes contar conmigo —Miguel afirmó con la cabeza. Echó un vistazo a la fotografĆ­a de su rival, era una situación difĆ­cil, pero le iba a abrir las puertas a mejores peleas en el futuro.

 

—Genial, ya lo sabĆ­a. Y en tu próximo combate, Ā”te convertimos en una estrella emergente! Y un consejo, chico, no folles antes de un combate.

 

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—¿Patrón? —Miguel dobló una ceja.

 

—Sólo confĆ­a en mĆ­. Necesitas tu agresividad en el combate.

 

—Hmm. De acuerdo. Ya lo veo….

 

—Ahora quiero que me acompaƱes —dijo el patrón.

 

Abandonaron el despacho y se dirigieron a la parte trasera del gimnasio. Cruzaron una puerta y bajaron unas escaleras. Miguel observó una jaula de 7x7x7m en el centro de un escenario, rodeada por unas tribunas, se sorprendió de encontrar algo tan grande en el sótano de la infraestructura. Habían dos encargados limpiando el espacio para las grandes peleas de esa noche.

 

—¿Todo preparado? —interrogó el patrón a sus trabajadores.

 

—Claro, patrón —respondió uno de ellos que observó a Miguel—. ĀæEs este tu nuevo luchador?

 

—SĆ­, lo soy. Miguel Salcedo.

 

Luego de la presentación los dos hombres caminaron cerca del espacio de combate.

 

—Es una pelea en la jaula —indicó el patrón.

 

Miguel Salcedo se sorprendió. No era como se imaginaba su primera gran pelea, había sangre seca en el centro del ring.

 

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—Es una jaula enorme, patrón.

 

—SĆ­, la intención era no limitar al luchador en sus movimientos. y estĆ” construida pensando en un 2 vs 2 o incluso 3 vs 3.

 

—”No sabĆ­a que habĆ­a combates asĆ­!

 

—”Ah! Y una cosa, las peleas clandestinas son ilĆ­citas, no se lo digas a nadie.

 

—Ya lo tienes patrón. No se lo dirĆ© a nadie.

 

—Y lo Ćŗltimo: no puedes rendirte en la jaula.

 

—No puedo.… ĀæQuĆ©? Entonces, ĀæcuĆ”nto tiempo dura?

 

—El ganador se decide por KO.

 

—Oh.

 

—Pero lo que vi en tu primer combate con Fernando. TĆŗ no eres de los que se rinden de cualquier manera.

 

Miguel se sintió decepcionado de terminar su debut nockeado por el tipo que aparecía en la fotografía.

 

—¿Estoy en lo cierto, Miguel?

 

El muchacho afirmó lentamente con la cabeza.

 

—No te preocupes.

 

—No tengo miedo, patrón.

 

—AdemĆ”s tu rival, Pablo Chacón sabe que va a ganar. Va a ir con calma. Creo que la Ćŗnica razón por la que Pablo aceptó la pelea fue porque le dijeron que te vas a contener.

 

Miguel afirmó con la cabeza.

 

—Creo que te tiene miedo.

 

Al oír eso Miguel se sintió mÔs tranquilo y volvió a asentir con la cabeza. Era mejor que Pablo Chacón le tuviera miedo porque él podía destrozarlo.

 

—Con tu cuerpo, Miguel, puedes tener a cualquier chica de las que estĆ”n aquĆ­ para que te cuide las pelotas despuĆ©s de la pelea. De la mejor manera posible.

 

—Sí… seguro que puedo —Miguel esbozó una sonrisa.

 

Guerreros

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