Estaban a pocos minutos para el debut de Miguel Salcedo en Guerreros. Se encontraban en el despacho cuando el patrón le entregó una bolsa, él echó un vistazo dentro y consiguió una trusa de color negro.
āĀ”Gracias, patrón!
El patrón sonrió, sabĆa que le iba a quedar un poco ajustado y realzar muy bien su entrepierna.
āNo se lo pongas muy fĆ”cil a ese cabrón de Pablo Chacón, eh. Haz que nos sintamos orgullosos.
Miguel Salcedo sonrió y negó con la cabeza diciendo: āLo difĆcil serĆ” no ganar.
āNo te lo tomes personal, son sólo negocios.
āSĆ, patrón.
āAhora colócate la vestimenta y cuadrilĆ”tero.
Miguel Salcedo afirmó, salió de la oficina y se cambió la ropa empujĆ”ndose la ajustada trusa. Se miro al espejo y le gustó como se le veĆa. āSoy un puto sexy.
El patrón ingresó oyendo las palabras de Miguel, al verlo lo recorrió de arriba a abajo y afirmó:
āDefinitivamente. Me alegro de que la trusa te quede muy bien.
Miguel asintió con la cabeza. Se sentĆa ansioso. El hecho de que tuviera que perder ante el pĆŗblico le destrozaba el Ć”nimo.
āSaldrĆ”s durante 2 minutos. MostrĆ”ndote ante el pĆŗblico. Haz un buen espectĆ”culo, dependiendo de eso serĆ”n tus apuestas. Usa la jaula para lucirte.
Miguel Salcedo entendió la petición. Necesitaba que apostaran por él.
āĀæUtilizar la jaula cómo, patrón?
āHaz algunas poses sexys, ya tendrĆ”s un momento de descanso. QuizĆ”s en ese tiempo consigas a una persona para ligar, pero asegĆŗrate de no hacer enfadar a ningĆŗn marido celoso.
Miguel sonrió.
āSĆ, puedes coquetear con el pĆŗblico, y no sólo a las mujeres.
Miguel levantó una ceja.
āEn el pĆŗblico puede que tambiĆ©n consigas a unos cuantos ricachones... Dales una buena exhibición de tus mĆŗsculos, eso aumentarĆ” las apuestas y tus ganancias. Dales la ilusión de que pueden tener una oportunidad contigo. Todo esto es un juego y un negocio.
āLo entiendo. Quiero el dinero y tambiĆ©n las peleas.
El patrón lo miro de arriba abajo.
āLo harĆ”s muy bien ādesde afuera se escuchó la presentación de Miguel Salcedoā. Tienes que salir.
āSĆ, patrón āle dirigió una sonrisa coqueta y salió trotando.
āNo tienes nada que ocultar, Ā”siĆ©ntete orgulloso de ti! āgritó el patrón detrĆ”s de Ć©l. Salió del vestuario para disfrutar del debut del luchador.
Al entrar a la gran cĆ”mara subterrĆ”nea, una luz iluminó el rostro de Miguel Salcedo. Al mismo tiempo el patrón lo observaba sabiendo que su futuro en la empresa le harĆa ganar mucho dinero.
HabĆan focos dirigidos hacia Miguel y otros en dirección a la jaula, asĆ como mĆ”quinas de humo soplando por la puerta donde entró. Miguel trotó hacia la gran jaula, sonriendo y flexionando los mĆŗsculos, saludando tambiĆ©n al pĆŗblico. Le soplo un beso a una seƱora que se inclinaba sobre la barandilla que casi se cae encima de Ć©l. Miguel disfrutaba actuar como un presumido. Siguió trotando, rebotando sobre las puntas de los pies.
Dirigió una mirada al patrón desde la barandilla, este le seƱaló a un hombre y le hizo un guiƱo indicĆ”ndole que tenĆa mucho dinero.
Miguel miro al tipo, que lo observaba de arriba abajo con los ojos casi salidos. Reprimió una sonrisa de satisfacción y en su lugar lo saludó y le guiñó un ojo. Luego ingresó dentro de la jaula y dio una vuelta con los brazos alzados. Hizo una pose de doble bĆceps. El pĆŗblico lo ovacionaba, sintió tristeza de que lo vieran perder.
Luego fue la entrada de Pablo Chacón, saltó sobre una pared de la jaula, trepando para demostrar su fuerza y agilidad. TenĆa un aspecto serio, pero cuando su mirada se cruzó con la de Miguel le sacó la lengua por una fracción de segundos. VestĆa un calzoncillo azul que definĆa una inmensa polla y un par de bolas colgantes y carnosas.
De un momento a otro el anunciador declaró que la pelea comenzaba.
Miguel se acercó a Pablo de inmediato, pretendiendo dar un duro golpe a su cara, pero fallando en su objetivo. En su lugar recibió un puñetazo en el costado.
Miguel arrugó el rostro.
Pablo continúo con unos cuantos puñetazos. Miguel apartó su puño, agarrando su cuerpo y estrellando a su rival contra la pared de la jaula.
āAargh āgruñó Pablo sintiendo el dolor en su espalda. No bajó la guardia y volvió a golpear los costados de Miguel, tambiĆ©n intentó pegar en su cabeza.
Miguel recibió los golpes, no habĆa mucha fuerza en Pablo. Decidió atacar con un rodillazo en el costado.
āAargh āvolvió a gruƱir Pablo. Acercó su rostro al oĆdo de Miguel y le susurróā. Ā”Tienes que perder coƱo! āy se dejó caer contra la pared. Quedando a la altura de la abultada entrepierna de Miguel lo atacó con un sólido gancho en las bolas.
Miguel chilló tambaleÔndose hacia atrÔs agarrÔndose los huevos.
El público aplaudió con fuerza, aprobando la forma injusta de pelear en Pablo Chacón. El rubio se levantó con los brazos en alza recibiendo la ovación de la audiencia mientras Miguel continuaba dolorido, recibió una patada en las piernas que lo tumbó de culo.
Pablo lo agarró de los tobillos pretendiendo darle un pisotón en la entrepierna. Sin embargo, Miguel detuvo su pie y protegió sus pelotas de todo el impacto, consiguió liberar su pie y estrelló el talón en el estómago de Pablo.
El rubio retrocedió dolorido.
Miguel se puso de pie, tenĆa cara de enfado y arremetió contra Pablo, clavĆ”ndole un hombro en el abdomen, estampĆ”ndolo contra la pared de la jaula.
āĀ”Aaaaaarg! āgritó Pablo.
Miguel lo tomó del cuello y le hizo que lo mirara.
āSi vuelves a tocar mis bolas, te mato, pendejo.
El sonido de la campana anunció que la ronda habĆa terminado.
Miguel se dirigió a su esquina en el cuadrilÔtero, estaba sudado y respiraba con dificultad. Fue alcanzado por el patrón.
āĀæQuĆ© ha sido eso al final? āpreguntó. Echó un vistazo a Pablo que se sujetaba la espalda con dolor.
āĀ”Lo has visto! Ā”El hijo de puta me ha dado en los huevos!
āĀ”Claro que lo hizo! Eso es lo que le gusta de las peleas en jaula! No hay reglas. AquĆ hay sangre y dolor de verdad.
āNo habĆas dicho nada de eso.
āĀ”Es obvio que lo sepas! Igualmente al pĆŗblico le encanta esta mierda. Todo el mundo entiende que un tipo golpeado ahĆ abajo no puede mostrar todo su potencial en una pelea, recuerda que debes perder.
Miguel puso cara de descontento.
āNo me he apuntado a Guerreros para que me pegue en los huevos ese hijo de puta.
El patrón le masajeó el cuello.
āSĆ© que un golpe en las bolas no le gusta a nadie. Sólo piensa en que una de las putas entre el pĆŗblico aparecerĆ” para lamerte los huevos despuĆ©s del combate āle guiñó un ojo. Miguel suspiró. Sintió que la trusa se le ponĆa tensa de imaginar que alguien le chupaba los genitalesā. Con tu cuerpo, puedes tener a cualquier chica de las que estĆ”n aquĆ para que te cuide las pelotas despuĆ©s del combate. De la mejor manera posible.
āSĆ⦠seguro que puedo.
āVuelve a luchar y⦠tolera al dolor.
La campana volvió a sonar, marcando el inicio del segundo tiempo.
Miguel se dirigió al centro de la jaula.
Pablo camino hacia el ring, agarrƔndose la entrepierna.
Miguel lo miro mal dando vueltas a su alrededor. Pensaba que tenĆa que tomarse el combate con calma, pero estaba deseoso de estampar la cara de ese rubio orgulloso contra la jaula.
āĀæQue sucede, Salcedo? āsusurró Pabloā. ĀæTe han dicho que te portes bien? āinsertó un puƱetazo en sus abdominales.
Miguel tropezó hacia atrÔs
Pablo comenzó con una lluvia de puñetazos que llevó a Miguel contra la pared de la jaula. La mayor parte de los golpes se centraban contra sus abdominales.
Miguel gruñó, en realidad actuaba como si se estuviera quedando sin aliento. Lo que nunca se esperó fue un certero rodillazo en los huevos.
āĀ”AAAAGH! āse dobló sujetĆ”ndose los huevos.
Teniéndolo doblado y con la guardia baja, Pablo lo golpeó en la cabeza con un rÔpido puñetazo de izquierda.
Miguel cayó completamente dolorido.
Pablo se montó sobre su pecho, asegurando sus brazos. Comenzó con golpes de izquierda y derecha.
Miguel gruñó y sacudió la cadera con fuerza. No se la iba a dejar tan fÔcil a Pablo. Retorciéndose consiguió hacerlo caer.
De inmediato ambos se pusieron de pie.
āLos hombres grandes caen muy pronto ādijo Pablo.
āEres una mierda.
Pablo le dio una patada que lo tumbó de culo. Seguido estampó otro golpe en sus abdominales.
āUUGH āMiguel se sacudió como reacción
Pablo continúo golpeÔndolo con patadas hasta que la ronda terminó.
Sintiéndose dolorido y mareado, Miguel se arrastró hasta su rincón, allà lo esperaba el patrón.
āĀæEstĆ”s bien, chico? āse veĆa ligeramente preocupado.
āEstoy bien āafirmó Miguel. Le dolĆan los huevos y los abdominales.
āMuy bien.
āĀæQuieres decir que estoy perdiendo muy bien?
āYa tienes muchos seguidores, eso no importa. Es sólo un combate. Lo que importa es una multitud estable de aficionados que paguen bien āseƱaló al hombre guapo que estaba a su lado cuando Miguel entró al cuadrilĆ”teroā. ĀæSabes quiĆ©n es?
āNi idea de quiĆ©n es.
āEs el hijo de un empresario. Ese tipo tiene mĆ”s dinero del que tĆŗ y yo podrĆamos gastar en una vida. Y parece que le gustas.
āQue bien por Ć©l.
āPuede que para ti tambiĆ©n⦠Aguanta una ronda mĆ”s.
āClaro. No hay problema.
El patrón le dio una palmadita en la espalda.
La campana sonó para la ronda 3.
El patrón volvió a la tribuna al lado del hombre guapo.
Pablo comenzó atacando primero con un golpe al estómago de Miguel, Salcedo retrocedió sintiendo arcadas de dolor.
Pablo se lanzó sobre él y lo agarró de las bolas.
Miguel se retorció, intentando escapar. El dolor en sus testĆculos era tan intenso que apenas podĆa respirar.
Pablo se echó a reĆr incrementando la presión en los huevos de Miguel. Se colocó detrĆ”s de Ć©l y con su mano libre envolvió su cuello, arregostando tambiĆ©n su polla erecta a su culo.
āAAARGGHHHH NOO āgritó Miguel sintiendo verdadero dolorā. ”””Para AAARRGHHH!!! ””Mis pelotas!!!
Pablo le bajó la parte trasera de la trusa dejando su trasero a la vista.
ā”””¿Te rindes grandullón?!!!
āĀ”Arrrghh!!! ĀæquĆ© estĆ”s haciendo????
āĀ”Firmando mi victoria! āanunció Pablo con su polla gruesa muy erecta.
āTe voy a⦠matar, hijo de putaā¦
Pablo le susurró al oĆdo.
āCoopera. SĆ© un buen chico y deja que te meta la polla, si no, rĆndete āPablo continuaba arregostando la polla contra las nalgas de Miguel y cercenando sus testĆculos con la mano, clavando la punta de sus dedos en los frĆ”giles órganos.
Y asà se mantuvieron hasta que el contador llegó a cero. Hasta que sonó la campana con el fin de la pelea, Pablo le dio un último tirón a los huevos que lo dejó tumbado, gimiendo.
āEn la próxima ronda, te voy a violar āafirmó Pablo antes de alejarse.
āĀ”LevĆ”ntate chico! Ā”ven aquĆ! ālo llamaba el patrónā. Ā”SĆ© fuerte!
Miguel se fue cojeando hasta el rincón subiéndose la trusa.
El patrón le colocó una bolsa con cubitos de hielo en la entrepierna.
āQue se mantengan frescos ādijoā. ĀæCómo lo llevas?
āMe duele mucho⦠Mis huevos no vales 500 dólares.
āEstoy de acuerdo. Pablo es una zorrita tramposa, todos lo sabemos.
āSĆā¦
āLa pregunta es ahora, Āæeres capaz de noquearlo⦠en tu estado?
Se quedó mirando a Miguel de arriba a abajo.
āEh⦠¿eh? ĀæAhora quieres que gane?
āĀæPuedes?
āYo⦠¿Tal vez?
āĀæSolo, tal vez? Si pierdes te violarĆ” delante de todos.
ā””QuĆ©!! Ā”No! Ā”Ćl no puede!
āEntonces lucha⦠No te preocupes por el dinero. Tu nuevo fanĆ”tico guapo lo cubrirĆ”.
āEspera, Pablo no puede violarme Āæverdad?
āNo si lo noqueas antes, pero en combates anteriores se ha follado a otros. No dejes que te folle. AdemĆ”s tu nuevo fanĆ”tico no quiere que te toquen el culoā¦
āĀ”Nunca me hablaste de violación! ādijo Miguel enfadado.
āĀ”No me lo preguntaste! Ā”Utiliza tu rabia para ganar!
La campana anunció una nueva ronda. Lo dos guerreros regresaron al centro de la jaula. Miguel miro a Pablo. El rubio se agarró de nuevo la entrepierna.
āĀæPreparada, perra? āle dijo.
Miguel le mostró el dedo medio.
āMe gusta cuando mi presa trata de resistirse y se pone en guardia.
āYo no soy tu presa, pendejo.
Pablo empezó a lanzar varios puñetazos al cuerpo, varios de ellos fueron bloqueados por Miguel que contraatacó con un rodillazo al pecho.
Pablo gimió de dolor retrocediendo, Miguel se preparó para atacar con otro golpe y en su lugar recibió un puñetazo en la entrepierna. Gritó de dolor, retrocediendo a trompicones
Pablo saltó sobre él clavando su hombro en el abdomen para tumbarlo.
Miguel tropezó y cayó con Pablo encima de él, gruñó expulsando aire.
Miguel lo golpeó en un lado de la cabeza con el codo, ya desesperado
Pablo no se rindió y continúo con un rodillazo en los huevos.
ā”””AAAUUUUGH!!!
Pablo mantuvo la rodilla presionada en la entrepierna.
Miguel se retorció, con las pelotas deformadas por la rótula.
āTu culo es mĆo, Salcedo.
āNo⦠paraā¦
Pablo aterrizó con sus dos rodillas en los abdominales de Miguel.
āUUGH
āSĆ, grita mĆ”s fuerte chico, Āæquieres decirme algo?
La saliva salió de la boca de Miguel.
Pablo movió sus rodillas hacia delante y atrÔs sobre los abdominales. Miguel sintió arcadas tratando de respirar.
āĀ”Noquea a ese hijo de puta! āgritó el hombre guapo al lado del patrón.
Miguel estaba con la cara roja.
āĀæProblemas para respirar, grandullón?
Miguel estaba angustiado, se le salĆa la baba, su resistencia se iba a cero. Pablo lo agarró de los huevos, apretĆ”ndoselos.
āĀ”Es el momento de la gran final! āanunció Pablo.
Miguel gemĆa de dolor, las lĆ”grimas resbalaban por su cara. La trusa no ofrecĆa ninguna protección para sus grandes pelotas.
Pablo le arrancó el speedo, desgarrÔndolo en parte dejando su entrepierna al descubierto. Por un momento la audiencia quedó en silencio.
El reloj anunciaba el Ćŗltimo minuto de la ronda.
Miguel ni siquiera pudo notar la humillación, el dolor en su cuerpo era muy abrumador. Pablo lo soltó de los huevos, pero le regaló al público una buena vista de la entrepierna de Miguel.
Pablo también se sacó la polla y la apuntó al trasero de Miguel, que enseguida empezó a resistirse.
Salcedo sintió la verga presionando su trasero. Sintió que el odio nacĆa en su interior.
El pene de Pablo chocó contra el culo.
Miguel temblando de dolor y rabia apretó los glúteos con fuerza.
Pablo apretó los labios empujando su polla. RÔpidamente cerró el puño y golpeó a Miguel en las bolas.
ā”””AAAGGGHHH!!!
Pablo presionó todo su cuerpo sobre Miguel que se quedó flÔcido dejando que su culo se abriera.
Fue salvado por el sonido de la campana.
āĀ”QuĆ© suerte tienes, cabrón! ādijo Pablo, furioso de la iraā. Ā”Joder!
Miguel tardó medio minuto en poder moverse de nuevo. Se arrastró hasta la esquina.
āLevĆ”ntate, chico.
Cuando Miguel llegó, el patrón le colocó la bolsa con cubitos de hielo en la entrepierna. El joven se estremeció sintiendo el frĆo en sus dolidas bolas.
āPatrón⦠tienes que parar esto⦠por favorā¦
āAplasta a ese tipo en la siguiente ronda.
āNo puedo ganarle⦠me duele demasiadoā¦
āEres el Ćŗnico que puede detenerlo.
āĀæMe das una trusa nueva? āpreguntó Miguel. HabĆa quedado desnudo despuĆ©s de la ronda.
āNo hay mĆ”s. Esto es parte de la lucha. Escucha, Miguel, no puedes rendirte. Eres bueno, has mejorado muchĆsimo.
Miguel afirmó con la cabeza, una renovación de poder crecĆa en Ć©l.
āChico, tienes que dar golpes rĆ”pidos y precisos, deja de jugar con Ć©l.
āSĆ, patrón.
La campana sonó y Miguel regresó al centro de la jaula. SentĆa la cabeza nublada, como si todos los sonidos estuvieran apagados.
Pablo entró.
Miguel dio una embestida hacia delante, esquivando a duras penas un puƱetazo en la mandĆbula, pero conectando un puƱo en la barbilla de Pablo que retrocedió violentamente y tambaleĆ”ndose.
Miguel se sentĆa furioso, era su oportunidad, su momento para ganar, ansiaba ser el alfa de la empresa. La cara de la compaƱĆa. La pelea, con Pablo tambaleĆ”ndose, le devolvió un cumplido pateĆ”ndole los huevos, tras el grito de Pablo y al verlo doblarse lo agarró del cuello y empujó su cabeza contra la jaula
La audiencia estaba en silencio, esperando, disfrutando.
Miguel volvió a golpear la cabeza de Pablo contra la jaula.
CLANC
El rubio desenfocó la mirada y cayó desmayado en la lona.
El pĆŗblico rugió en algarabĆa, otros abucheaban a Miguel.
El ganador en su debut, sonrió a la multitud.
El patrón aplaudĆa y a su lado estaba el hombre guapo sonriendo de oreja a oreja.
El locutor anunció oficialmente la victoria de Miguel Salcedo.
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