Emilio Acero: el hombre que se curaba solo - Las Bolas de Pablo

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15 ene 2023

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Emilio Acero: el hombre que se curaba solo

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NicolĆ”s Ferrer consiguió empleo unas pocas semanas atrĆ”s en una nueva empresa de construcción de la ciudad. A los empleadores aseguró estar desesperado y que necesitaba el trabajo. DespuĆ©s de un par de dĆ­as le pidieron que se quedara hasta tarde para terminar el hormigón para un amplio estacionamiento. Se dedicó por horas a terminar el trabajo, concluida la obra se puso a guardar las herramientas, estaba sin camiseta y en jeans.

 

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A pocos metros Emilio Acero miraba atentamente de derecha e izquierda, caminó hacia la obra porque su objetivo era ese hombre llamado NicolĆ”s Ferrer. Fue contratado por La CofradĆ­a, para encargarse de un problema. VestĆ­a botas negras, pantalón negro y una camisa de igual color que se abrazaba a sus mĆŗsculos. SabĆ­a que NicolĆ”s estaba interfiriendo en las operaciones de drogas de La CofradĆ­a, matando a sus mejores traficantes, no era un obrero desesperado, si no un policĆ­a encubierto. Se paró detrĆ”s de Ć©l mientras guardaba las herramientas.

 

—¿SeƱor Ferrer? ā€”preguntó despreocupado.

 

NicolƔs Ferrer dio un sobresalto y lo miro sorprendido.

 

—¿QuiĆ©n es usted?

 

—Soy el hombre de la limpieza ā€”se rio Emilio. Giró de repente sobre un pie, con reflejos de batalla, para lanzar una patada giratoria hacia las costillas de NicolĆ”s, continuó girando, aterrizando un puƱetazo en la mandĆ­bula.

 

NicolÔs gimió de dolor, se tambaleó un poco, pero después se quedó quieto como si ningún otro daño le hubiese ocurrido.

 

Emilio Acero se quedó inmóvil, ya le habĆ­an advertido de las metahabilidades de NicolĆ”s, por ellos sabĆ­a que tenĆ­a que luchar mĆ”s inteligentemente.

 

—Has estado causando problemas a mis empleadores, seƱor Ferrer —cogió un mazo que estaba cerca, lo balanceó  brutalmente en el costado de la rodilla—. Vengo a pedirte educadamente que pares.

 

—AAAAAAH, HIJO DE PUTA —su rodilla se rompió en pedazos, se agarró a la viga de acero para mantener el equilibrio y luego saltó del suelo para responder con un puƱetazo.

 

Emilio presenció la gran velocidad del joven, y antes de que pudiera levantar sus puƱos para protegerse, recibió un golpe en la mandĆ­bula. Quedó bastante aturdido. Su mandĆ­bula se desencajó violentamente hacia un lado, le zumbaron los oĆ­dos y levantó los puƱos para protegerse.

 

NicolĆ”s Ferrer con la rodilla ya lo que parecĆ­a mĆ”gicamente curada, se abalanzó sobre Emilio como una lanza, el entrenado asesino se hizo a un lado, recurriendo a aƱos de reflejos perfeccionados y entrenamiento de batalla, la rodilla de NicolĆ”s chocó contra la pared salvaje y violentamente, mientras rebotaba, cerró el puƱo y hundió un gancho en la parte baja de la espalda del joven.

 

NicolĆ”s dio un grito y cayó al suelo, incapaz de moverse hasta que su cuerpo se restableció en pocos minutos.

 

Emilio se quedó de pie, estudiÔndolo con la mirada y pensando:

 

Ā«AsĆ­ que este hombre se cura rĆ”pido... bueno veamos como se cura a esto...Ā»

 

Saltó a travĆ©s de la pared y a horcajadas sobre la columna vertebral de NicolĆ”s, aterrizando el culo en la parte baja de su espalda. Agarró sus tobillos y los metió debajo de sus axilas.  

 

—¿Puedes curar tu puta espalda mĆ”s rĆ”pido de lo que yo puedo seguir haciĆ©ndote daƱo, pedazo de mierda?

 

—AAAAAAAAH, HIJO DE PUTA —su columna vertebral se rompĆ­a constantemente y se curaba una y otra vez.

 

Emilio metió la mano en el pantalón y extrajo un par de esposas de titanio de alta resistencia. Maniobró con cuidado, encajó un extremo alrededor del tobillo derecho, luego, tiró de la pierna hacia abajo, ignorando los gritos de dolor del joven. Se las arregló para encajar el otro lazo de las esposas en la muƱeca derecha.

 

—TE TENGO, CABRƓN. 

 

—Aaaaaaaaah, maldito —gritaba NicolĆ”s.

 

Emilio repitió el procedimiento con la otra pierna, dejĆ”ndolo atado por las enormes esposas de alta resistencia. Lo rodeó y le dio una patada en las costillas. Se arrodilló ante NicolĆ”s y le dejó ver que su enorme entrepierna estaba erecta, en realidad se sentĆ­a muy excitado. Lo agarró del cabello y le echó la cabeza hacia atrĆ”s:

 

—EstĆ”s jodido, Ferrer.

 

Emilio levantó al atado NicolĆ”s sobre el hombro como si se tratara de un saco de basura. Lo metió en el maletero de su vehĆ­culo negro sin matrĆ­cula, Emilio abrió la puerta del conductor y aceleró el carro a toda prisa. Condujo hasta una de las instalaciones de La CofradĆ­a directamente a uno de sus laboratorios, allĆ­ lo arrojó sobre una mesa de acero. El laboratorio estaba lleno de luces brillantes, equipos y herramientas.

 

NicolĆ”s Ferrer forcejeó intentando romper las ataduras.

 

Emilio alargó la mano y agarró la parte delantera de la camiseta del joven. De un enorme tirón, se la arrancó, la tela se rasgó y mostró su musculoso pecho. El asesino comenzó a tocarlo, casi con cariƱo, frotĆ”ndole los mĆŗsculos con aprecio. Lo miro profundamente a los ojos:

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—Cometiste un grave error al cruzarte con Emilio Acero, seƱor Ferrer.

 

—Hey, suĆ©ltame, perra sĆ”dica.

 

Emilio le dio una suave bofetada.

 

—Tienes razón, chico. Soy una perra sĆ”dica. Ahora… vamos a averiguar lo que te hace excitar… —le arrancó brutalmente el jeans y luego los calzoncillos, dejĆ”ndolo desnudo. Le agarró los huevos colocĆ”ndolos en la palma de su mano, con el otro puƱo comenzó a golpearlos.

 

—”””AAAAAAAH, MALDITO!!! 

 

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—Una de las cosas que La CofradĆ­a quiere es conocer tu sistema nervioso. Parte de su metainvestigación a largo plazo ā€”dejó de torturar las bolas y cogió un cable enorme, como el de una baterĆ­a. Se acercó a NicolĆ”s y le sujetó uno de los cables a los huevos, envolviĆ©ndolos. Luego, el otro cable, lo hundió en su pectoral izquierdo. Miro un monitor y pulsó un interruptor. Una corriente salvajemente brutal recorrió el cuerpo desde el pectoral hasta las bolas, y el mapa del sistema nervioso empezó a aparecer gradualmente en el monitor.

 

—Por favor, Ā”detente! —suplicó Nicolas haciendo una mueca de dolor. Su cuerpo daba violentos espasmos.

 

Emilio lo miro, luego seƱaló el monitor.

 

—Lo siento, amigo, necesitamos ese mapa. Tardaremos unos minutos.

 

HabĆ­an pequeƱas volutas de humo que se elevaban desde los testĆ­culos como una muestra de que el esperma se estaba cocinando por la implacable corriente elĆ©ctrica.

 

—Ahora la otra cosa que necesitamos es tu reacción a… estimulación… mientras estĆ”s siendo mapeado.

 

Emilio agarró un cilindro redondo, liso, con forma de pene, pero en realidad era un dispositivo sofisticado con sensores para la recopilación de datos. Caminó detrĆ”s de NicolĆ”s mientras convulsionaba, su culo era incapaz de apretarse con fuerza debido al shock, entonces hundió el sensor en forma de consolador dentro del trasero del joven. 

 

—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH ā€”NicolĆ”s gritó de dolor mientras le desgarraba el culo, que rĆ”pidamente se curaba. Su polla se puso dura.

 

Al mismo tiempo el electrochoque seguĆ­a mapeando el cuerpo del joven. El asesino camino alrededor y agarró un vial. Metió la mano agarrando el pene de NicolĆ”s. Sus cejas se levantaron:

 

—SeƱor Ferrer, ĀæestĆ” disfrutando esto? Es bastante fortuito. VerĆ”, tambiĆ©n necesitamos una muestra de su esperma para nuestros bancos de datos ā€”comenzó a masturbar la polla con la mano mientras el consolador enviaba pequeƱas sondas puntiagudas al interior del culo para recoger muestras de sangre, como si lo apuƱalaran desde dentro. La puerta se abrió y, de repente, entró un tipo negro enorme, de quedó de pie junto a la puerta, observando, pero sin hablar.

 

—Uuuuuuun ā€”emitió Nicolas—. AAAAAAAAAAAH ā€”gritando mientras las agujas se clavaban en su cuerpo. Su pene estaba bastante erecto.

 

El hombre negro caminó hacia delante, su enorme y densa musculatura de supersoldado dominó el espacio, haciendo que Emilio Acero pareciera pequeƱo. El hombre negro, de nombre Roland Ugarte era una mĆ”quina sĆ”dica que se alimentaba del dolor y la destrucción que provocaba en sus oponentes. Un prodigio de la lucha, ex campeón de la UFC, cientĆ­ficamente era el SĆŗper Soldado de La CofradĆ­a, y que en el pasado habĆ­a luchado contra el CapitĆ”n Comando. VestĆ­a pantalón y su inmenso pecho estaba desnudo. Se detuvo al lado de Emilio y dijo:  

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Roland Ugarte

—Muy bien, Acero… ĀæAsĆ­ que este chico de aquĆ­ es el experimento de super curación de la policĆ­a? 

 

—SĆ­ —afirmó Emilio continuando frotando la verga mientras seguĆ­an las descargas y el mapa nervioso aparecĆ­a casi completo.

 

—Oh, Dios, no, por favor, detente ā€”suplicó NicolĆ”s.

 

Emilio se burló, NicolĆ”s dio un espasmo y su polla entró en erupción. RĆ”pidamente el asesino guardó la muestra de esperma en una cĆ”psula. Fue allĆ­ cuando el mapeo se completó y el electroshock finalmente se detuvo. Emilio retiró las pinzas y miro al negro:

 

—Roland, sólo una prueba mĆ”s. La prueba de fuerza y reflejos. ĀæQuĆ© dices si tĆŗ y yo lo llevamos al foso, y probamos su meta fuerza con algunos de estos? ā€”chocó sus puƱos. 

 

NicolĆ”s Ferrer se calmó. Luchó por liberarse, y solamente dijo:

 

—Puedo enfrentarme con los dos.

 

Roland se echó a reĆ­r, una carcajada profunda y estruendosa:

 

—Una simple mierda como tĆŗ puede enfrentarse a nosotros dos, Ā”idiota! —expectó—. ĀæAl hombre que te capturó sin apenas sudar? ĀæY el hombre que estuvo a punto de derrotar al CapitĆ”n Comando? ā€”se echó a reĆ­r y dio una bofetada al muchacho—. ESTO SERƁ DIVERTIDO.

 

NicolÔs Ferrer aun atado a la mesa intentó aflojar sus ataduras

 

Emilio Acero lo levantó de un tirón, y lo tiró por encima del hombro, quitĆ”ndole primero el consolador salvajemente, desgarrĆ”ndole el culo de nuevo. Lo llevó como un saco de basura por el laboratorio de La CofradĆ­a, hasta una sala con un foso en medio. Lo arrojó a la fosa donde cayó unos 10 metros, con un salvaje ruido. Roland Ugarte saltó dentro de la fosa y aterrizó cerca de NicolĆ”s haciendo temblar la tierra. Emilio bajó con cuidado flanqueando luego al joven, desatĆ”ndolo rĆ”pidamente mientras el negro lo inmovilizó con su enorme bota militar en medio del pecho.

 

—¿EstĆ”s listo para luchar, niƱo? ā€”preguntó. 

 

—SĆ­ —afirmó NicolĆ”s—. Estoy preparado para patearte el culo, maricón.

 

Roland retrocedió, al mismo tiempo Emilio rodeó a NicolÔs con las manos arriba, en modo de pelea.

 

—”LEVƁNTATE, CHICO! ā€”gritó Roland preparado para luchar.

 

HabĆ­an unas cĆ”maras para grabar desde todos los Ć”ngulos. 

 

NicolĆ”s Ferrer se puso pie con los ojos puestos en el gigante negro. Su objetivo principal era Ć©l, corrió con toda su fuerza.

 

Roland cerró el puƱo y lo golpeó tan fuerte en la mandĆ­bula que NicolĆ”s dio un giro de 360 grados antes de caer de espalda sobre el suelo. El hombre negro sonrió, reaccionó con un pisotón a la mandĆ­bula del muchacho. 

 

—”AAAAAAAAAAAAH, MIERDA! —grito el joven al sentir que su mandĆ­bula se hacĆ­a aƱicos. Gimió de dolor rodando sobre sus manos y rodillas.

 

Roland estampó su bota en los abdominales del joven. Cuando NicolĆ”s se encogió recibió una patada en las costillas.

 

—AAAAAAAAAAAAAAAH ā€”gritó NicolĆ”s. TenĆ­a las costillas destrozadas, la columna vertebral estaba fracturada. En cuestión de minutos su cuerpo se iba a restablecer como si nada le hubiera ocurrido, pero, ĀæcuĆ”nto dolor debĆ­a procesar?

 

Roland lo agarró por la cara, levantó su cuerpo como si no pesara nada y lo golpeó una y otra vez. 

 

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—¿Su factor de curación se ve afectado por el nĆŗmero y la gravedad de las heridas que necesita curar? —preguntó el negro—. Necesito… —se agarró la entrepierna.

 

NicolĆ”s Ferrer apenas consciente solo gemĆ­a de dolor, su cara y cabeza se estaban curando al mismo tiempo, era verdad, cuanto mĆ”s grave resultara la herida mĆ”s tardaba en curarse, las zonas mas importantes se curan mĆ”s rĆ”pido. Pasaron varios minutos hasta que se curó por completo.

 

—Tenemos nuestros datos sobre su factor de curación ā€”afirmó Roland—. Vamos a tomar un Ćŗltimo dato. ĀæQuĆ© tipo de fuerza se necesita para noquearlo de una puta vez?

 

Emilio Acero sonrió y afirmó con la cabeza. Roland se agachó y levantó al joven por el cuello. Lo lanzó contra Emilio, que lo rodeó con sus brazos por debajo, cerca de la cintura. Roland se acercó y tambiĆ©n lo abrazó con sus enormes mĆŗsculos. Los dos hombres se saludaron con la cabeza, sus mĆŗsculos temblaban con fuerza.

 

—”AAAAAAH! —gritó NicolĆ”s envuelto en una gran agonĆ­a mientras sus abdominales y pecho eran aplastados.

 

Lo soltaron un poco, asĆ­ fue cuando Emilio susurró algo a Roland que afirmó con la cabeza. Emilio Acero soltó a NicolĆ”s por un momento, y liberó su polla de su pantalón, luego agarró la cremallera de Roland y extrajo su pene tambiĆ©n. De repente, Emilio volvió a abrazarlo. Ambas pollas apuntaban hacia arriba, pero fue la de Emilio que sin pensarlo dos veces comenzó a penetrar a NicolĆ”s.

 

—AAAAAAAAAAH ā€”gritó NicolĆ”s apenas consciente mientras la polla lo partĆ­a en dos. El daƱo curó rĆ”pidamente y al mismo tiempo su propio pene se puso duro. Comenzó a frotarse con los fuertes y musculosos abdominales de Roland. Los brazos del negro lo seguĆ­an aplastando.

 

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Sin mĆ”s preĆ”mbulo la polla de NicolĆ”s Ferrer entró en erupción con la mayor corrida de su vida. El orgasmo hizo que se desmayara.

 

Roland rugió. 

 

El pene de Emilio Acero dentro de NicolÔs explotó, llenando sus entrañas con su semen de villano. Finalmente, el negro lo soltó y dijo:

 

—Bueno, ya sabemos lo que hace falta para noquear al chico Ferrer. ĀæQuĆ© haremos con Ć©l ahora?

 

—2 cosas, Roland: Mantenerlo como nuestro muƱeco de entrenamiento, necesitamos algunos buenos entrenamientos. Cuando no lo usemos para eso, encadĆ©nalo en los barracones de los soldados, y que sea un cubo de semen comunal para que nuestros miembros se lo follen cuando quieran.

 

—SĆ­, claro ā€”sonrió Roland—, eres muy listo, Emilio.

 

—”Lo sĆ©!

 

Ambos arrastraron al joven al lugar donde iba a comenzar su nueva vida de esclavitud sexual.

 

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El desdichado NicolĆ”s Ferrer seguĆ­a inconsciente de su entorno y sus futuros planes. Cuando despertó tenĆ­a el cuerpo totalmente sano, pero estaba encadenado como un perro al suelo en sus muƱecas y tobillos. Emilio Acero lo miraba a los ojos. Una larga fila de hombres de La CofradĆ­a se estaba alineando tras su espalda, el primero se acercó y le metió la polla en el culo.

 

—Bienvenido al infierno, seƱor Ferrer —sonrió Emilio—. No debĆ­as haber intentado ser el hĆ©roe de esta historia. No terminaste para nada bien.

 

—”””AAAAAAH!!! —gritó NicolĆ”s mientras la polla de 19 centĆ­metros le desgarra el trasero—. Cuando salga de aquĆ­ te lo voy a matar.

 

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—AsĆ­ que su espĆ­ritu es todavĆ­a fuerte —comentó Roland—. MMmmm… Creo que tenemos que trabajar en eso. Tal vez deberĆ­amos pensar en cómo romper su voluntad de resistir… Si podemos hacer eso, podemos lavarle el cerebro. A La CofradĆ­a le vendrĆ­a bien un hombre con sus poderes.

 

Emilio Acero afirmó con la cabeza.

 

—Un buen plan. Pensaremos en cómo volverlo realidad.


Nota: Ya estÔ dispoble la descripción de Roland Ugarte en la pÔgina Al filo de la ley.

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