En la selva sobrevive el más fuerte - Las Bolas de Pablo

Lo más nuevo

10 may 2023

En la selva sobrevive el más fuerte

Miguel Ladera era un joven aventurero que salió a trotar en medio de la selva. Era una actividad que realizaba generalmente a diario y terminaba bañándose en un río escondido entre la vegetación, donde se podía disfrutar de un baño relajante lejos del mundanal ruido.


Miguel Ladera es un hombre de unos 33 años de edad, con un cuerpo atlético y bien formado debido a su amor por los deportes y la vida al aire libre. Tiene una estatura promedio, alrededor de 1,75 metros, y una complexión delgada pero bastante musculosa. Tiene el cabello castaño oscuro y corto, que no encaja con su personalidad aventurera. Sus ojos son de un color marrón claro, expresivos y llenos de curiosidad por el mundo que lo rodea. Su piel es bronceada debido al sol de la selva donde siempre ha vivido.


Después de casi una hora de fortificar sus piernas, llegó finalmente al río. El agua cristalina fluía sobre rocas pulidas por la corriente, y la luz filtrada entre las hojas de los árboles creaba un ambiente de ensueño. Como estaba solo, no tuvo reparos en desvestirse y sumergirse en el agua fresca con su exquisita piel tostada.


Mientras flotaba de espaldas, disfrutando de la sensación de ingravidez, escuchó un ruido a sus espaldas. Al girarse con cautela, vio a un detestable cazador furtivo con un arma en la mano, que lo estaba observando con desprecio. Era un hombre terrible reconocido en la zona por sus malas hazañas animales.


El cazador era Horacio Dorantes, un hombre de unos 40 años, de estatura media y complexión robusta debido a su estilo de vida en la selva. Tiene el cabello rojo y corto, que a menudo se le ve cubierto de tierra y hojas. Sus ojos son pequeños y oscuros, con una mirada fría y calculadora. Tiene la piel blanca y su aspecto es intimidante. Viste con ropa de camuflaje para mezclarse con el entorno natural y llevar a cabo su caza ilegal.


—¿Qué haces aquí, Ladera? —le espetó el cazador—. Este río es propiedad privada. Y además, estás contaminando el agua con tu presencia.


—¿Desde cuándo es privado? ¿Cuando lo compraste? No me enteré, Dorantes —respondió Miguel, tratando de mantener la calma. Sin miedo a intimidación alguna salió completamente desnudo del río, demostrando sus grandes dotes viriles y la fuerza de su cuerpo—. En todo caso, no estoy haciendo mal a nadie. Solo quería disfrutar de un baño.


—No me importa lo que querías. Aquí mando yo. Y yo decido quién puede entrar y quién no.


—¿Quién lo decide? ¿Una alimaña como tú?


—¿Alimaña? ¡Ja! En la selva solo sobreviven los más fuertes. Y yo soy el más fuerte de todos.


La tensión en el aire era palpable. Miguel se dio cuenta de que estaba en una situación peligrosa, pero se negaba a dejarse amedrentar. Se acercó al cazador con gesto desafiante, aunque sabía que estaba en una situación peligrosa, pero no estaba dispuesto a ceder ante la amenaza del pelirrojo. Decidió actuar con rapidez y lanzó un golpe sorpresa a Horacio, logrando desarmarlo, el arma fue a dar bastante lejos, a pocos pasos del río. 


Horacio no se quedó sorprendido, decidió actuar abalanzándose sobre Miguel. A pesar de su fuerza bruta y su experiencia en el combate, Miguel logró esquivar sus primeros golpes y los devolvió con eficacia. Sin embargo el cazador decidió recurrir a sucias artimañas, estrelló la mano en la entrepierna de Miguel, golpeándole con un golpe sólido en las bolas.


Miguel emitió un grito y se dobló agarrándose los testículos, mientras Horacio se reía. Agarró a Miguel y lo estrelló contra su árbol cercano, apretándole el cuello. Se miraron a los ojos de forma asesina, fue así como el cazador levantó bruscamente la rodilla, rompiendo los huevos de Miguel.


El muchacho se dobló después de emitir un grito de dolor, se agarró los testículos, mientras Horacio retrocedía sobre sus pasos, riéndose. Miguel encontró una oportunidad, tenía los huevos de Horacio a poca distancia, así que decidió arriesgarse y apretando el puño lo golpeó fuertemente debajo del cinturón, chocando sus nudillos en un montón de carne.


Horacio echó un grito y retrocedió quedándose sin aliento. Cayó al suelo agarrándose las bolas. Se quedó tendido aproximadamente un minuto mientras Miguel estaba doblado apoyándose en el tronco del árbol con una mano.


Tan pronto como se sintió con fuerzas, se acercó y agarró firmemente con sus manos el par de ciruelas del temible Horacio. El cazador aulló con fuerza, siendo silenciado de inmediato por la mano libre de Miguel. El joven apretó la palma, mirándolo a los ojos.


La mirada vengativa de Horacio ahora demostraba pánico. Miguel continuó apretándole los huevos por casi un minuto y luego, apretándole una última vez, lo soltó.


Horacio se acurrucó en posición fetal y se quedó allí durante unos diez minutos, ignorando al muchacho por completo. En ese tiempo Miguel se comenzó a vestir. Cuando estuvo a punto de irse, oyó entre los quejidos de Horacio:


Esto no se va a quedar así……… ¡Me la vas a pagar!……… Firmaste tu sentencia de muerte……… le daré de comer tus bolas a los cocodrilos.


Miguel se dio media vuelta, con una sonrisa descarada se agarró la entrepierna y la comenzó a mover suavemente para que el dolor de cojones no le molestara la forma en que marcaba su bulto de genitales en el pantalón en señal de burla.


—Cuando quieras aquí tengo mis testículos pegados, ja, ja, ja. Poco hombre. En la selva sobrevive el más fuerte y no eres tú.


Tarareando una canción se fue caminando, cuando llegó a la empresa de extracción de madera que manejaba con sus hermanos se consiguió un viejo conocido.


—¡Israel Chacón! ¿Pero qué sorpresa te trae por aquí? —lo estrechó con un fuerte abrazo.


El rubio sonrió mostrando una blanca y perfecta dentadura.


—Tu hermano Hugo, me ha invitado a una jornada social comunitaria. Para atender la dentadura a los hijos de los empleados.


Miguel levantó los ojos de sorpresa.


—Que buena idea, sí, algo me había comentado. Déjame ayudarte.


—Sí —afirmó el dentista.


Los dos hombres se fueron conversando con el mismo paso camino abajo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages