-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
En los Ćŗltimos dĆas la prensa se habĆa referido a los comentarios de Ćsdrubal Cruise el tirano rey de Badia que comentó su deseo de adueƱarse nuevamente de Arkadia y tomar prisionero a su gobernante. La rĆ©plica no se habĆa hecho esperar y Franko declaró para la televisión mundial que estaba dispuesto a defender con uƱas y dientes su nación porque ahora estaban mejor preparados con un ejercito militar.
Sintiéndose preocupado Alexander el capitÔn de defensa de la nación ofreció al rey unas sesiones de defensa personal en materia de manejo de la espada y pelea cuerpo a cuerpo.
Las primeras reuniones resultaron fastidiosas para el rey de Arkadia pero Alexander resultaba todo un experto en el manejo del arma blanca.
Aquella mañana Franko salió de su habitación y se dirigió al campo artificial de su palacio, resultaba un patio grande con césped verde que se asemejaba a la perfección estar en un campo y era la mejor opción para estar allà resguardados de las miradas indiscretas que crearan rumores de las clases de defensa para el rey.
Franko ingresó a la sala. Esa maƱana tenĆa el pecho desnudo al aire, no estaba lleno de mĆŗsculos pero denotaba buena fibra que con el tiempo podĆa desarrollarse. Usaba un viejo jeans y sostenĆa una espada en la mano. Divisó al fondo del campo a su jefe de seguridad.
āBonita ropa āse burló Franko como manera de saludo. Alzó la espada preparĆ”ndose para la pelea.
Alexander estaba en el fondo afilando su propia arma con un objeto de la nación mĆ”s tecnológica del planeta Rojo. VestĆa un kimono azul fabricado en Kyo, una de las regiones mĆ”s pobres al otro lado del continente.
āSaludos, mi rey āse inclinó Alexander con aire solemne.
āĀæTienes mucho tiempo esperĆ”ndome?
āOh, no. Tengo poco de haber entrado me entretuve acomodando mi espada para su llegada.
āEspero que no quieras degollarme y despuĆ©s reclamar el trono de Arkadia para ti ādijo burlón Franko.
Alexander se escandalizó y comentó:
āNunca harĆa eso mi rey, mi deber aquĆ es defenderlo y morirĆ© por eso. Nunca lo traicionarĆ©.
Franko sonrió no le cabĆa duda que Alexander le era fiel, ya lo habia comprobado. Incluso habĆa llegado a admirarlo en secreto, Alexander era un muchacho guapo y pocos aƱos mayor que Ć©l, su interĆ©s en Ć©l iba mĆ”s allĆ” de su bonito rostro o sus cabellos negros, estaba mĆ”s alejado del fornido cuerpo del militar o del abultado paquete que se formaba en sus pantalones. Se situaba en su protectora y preocupada forma de ser, le habĆa salvado la vida de situaciones al borde de la muerte. No querĆa que su admiración fuera mĆ”s allĆ” aunque estaba tentado a jugar con fuego y hacerle proposiciones sexuales a Alexander.
āEstoy preparado para la prĆ”ctica ālo sacó Alexander de sus pensamientos subiendo su espada y adquiriendo una pose en guardia.
Franko le sonrió con algo que daba mĆ”s que picardĆa y de un segundo a otro inició la pelea.
El sonido de las armas hizo ruido a travĆ©s de las paredes del falso campo. Franko querĆa encestar un inteligente golpe y Alexander tenĆa la experiencia en saber cómo protegerse y bloquearlo.
Mientras Franko gruƱĆa o gritaba para derrotar a Alexander, su jefe de seguridad se mantenĆa en silencio y concentrado esquivando los ataques y empujando lejos al rey.
āDebe concentrase, rey ādecĆaā, y no quebrar su fuerza de espĆritu.
Franko comenzaba a sudar y no cedĆa terreno ni momento de descanso tenĆa en mente que si fatigaba a Alexander este se rendirĆa aunque quien estaba gastando energĆas era Ć©l.
Alexander era experto en la defensa con su espada eran años de entrenamiento desde niño. RÔpidamente consiguió aplicar una llave a los brazos de Franko y de golpe le arrancó el arma que voló por el aire cayendo lejos.
āĀæY ahora quĆ© harĆ”, rey? āpreguntó con una sonrisa amigable alzando la espadaā, lo desarmĆ© sólo me queda clavar la espada y adiós, rey.
Franko sonrió nervioso y se quedó mirando el rostro de Alexander, era hermoso con ojos oscuros y faz limpia y lampiƱa. Al rey de Arkadia solo se le ocurrió agarrar la cinta del kimono y destaparle parte del cuerpo, asĆ resaltó su pecho bien definido y musculoso. Sus increĆbles brazos con bĆceps saltones seguĆan sosteniendo al rey.
āĀæMe va a desnudar, rey? AĆŗn asĆ lo desarme y estĆ” bajo mi poder podrĆa hacer que Arkadia quedara sin rey. Debe concentrarse para que no baje la guardia.
El rey bajó los ojos y miró la entrepierna del atractivo capitĆ”n de seguridad su ropa interior era abultada y llamativa, extremadamente grande guardando una enorme polla y dos testĆculos pesados y colgantes.
āNecesita mĆ”s entrenamiento, mi reā¦
Alexander fue interrumpido por un duro rodillazo en la entrepierna que lo levantó de los pies. La rótula de Franko se estrelló contra la ingle aplastando las grandes pelotas contra su pesado cuerpo.
Las bolas de Alexander se sintieron como si hubieran explotado. Dejó escapar un gemido gorgoteante y soltando su espada y al rey se dobló de dolor cayendo de rodillas llevando la mano a su entrepierna. Gimió.
Franko se inclinó y agarró la espada con movimiento magistral sostuvo por la espalda el kimono del hombre y lo rasgó con su espada consiguiéndolo dejar solo en ropa interior. Después lanzó el arma lejos de ellos.
āĀæEstĆ”s bien, Alexander? Parece que el entrenamiento ha terminado por hoy y fui yo quien consiguió desarmarte.
Franko se arrodilló a su lado.
Alexander gruñó de dolor, agarrando sus testĆculos, su cuerpo temblaba.
āTienes el dĆa libre, Alexander.
El capitÔn de seguridad se sentó en el suelo acariciando sus gónadas, estaban palpitando de dolor. Franko le dio varias palmadas en el hombro mirando fijamente las múltilpes muecas dolorosas que dibujaban el atractivo rostro de Alexander resultaba tan hermoso verlo postrado de dolor que Franko deseaba deshuevarlo mas. Agradeció llevar pantalón para ocultar su erección.
āĀ”Me duele! Me ha cogido por sorpresa, rey.
Franko sonrió siguió con la vista fija en la cara dolorosa de Alexander.
āDejame ver ādijo Franko antes de meter la mano dentro de la ropa interior de Alexander y agarrarle el flĆ”cido pene, empezó a acariciarlo.
Ambos se miraron a los ojos y el pene de Alexander se endureció lentamente.
La mano de Franko subió por el abdomen de Alexander a su nuca y cerrando los ojos acercó su cabeza a la de él donde ambos se dieron un beso en los labios.
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