Accion de golpe bajo (1/5): La mala aventura - Las Bolas de Pablo

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23 feb 2018

Accion de golpe bajo (1/5): La mala aventura


CONTIENE:
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE


   Marcos ChacĆ³n en lineas generales era un buen hombre: destacado padre, cariƱoso abuelo, amoroso esposo, preocupado por su trabajo y a sus 56 aƱos todavĆ­a hacĆ­a deportes y tenĆ­a la virilidad sexual de un joven de 18 aƱos. 


   Cada maƱana a golpe de 5:40 salĆ­a a trotar por su residencia pero desde hace dos semanas estaba siendo tentado por una divinidad sexual. Una muchacha de 26 aƱos que trotaba igual que Ć©l cada maƱana lunes a viernes. En los primeros dĆ­as sus miradas se encontraban cuando corrĆ­an sentidos opuestos.

   Al pasar los dĆ­as empezaron saludos de cortesĆ­a. Seguidamente el seƱor Marcos se sorprendiĆ³ cuando la esbelta muchacha de cabellera negra y cuerpo de diosa apareciĆ³ a su lado.

   —Buen dĆ­a, seƱor. ¿CĆ³mo estĆ”? Veo que echĆ”ndole muchas ganas.

   —AsĆ­ es —afirmĆ³ con una agradable sonrisa, sus dientes se mostraban blancos gracias al tratamiento dental gratuito que le hacia su hijo mayor.

   La muchacha correspondiĆ³ a la sonrisa y acelerĆ³ el correr.

   Marcos ChacĆ³n se la comiĆ³ con la mirada tenĆ­a un trasero bonito, redondo y firme. No se quiso quedar atrĆ”s y la alcanzĆ³.

   —¿No te da miedo correr sola? Es muy temprano aĆŗn.

   —No. Esta zona todavĆ­a es segura ademĆ”s de que el cielo ya estĆ” claro y mucha gente sale a caminar.

   —Es cierto. ¿Y eres nueva por aquĆ­? Nunca te habĆ­a visto.

   —¿Nueva yo, seƱor? JamĆ”s. Desde niƱa he vivido aquĆ­ acontece que me fui a estudiar a CanadĆ” y me quedĆ© laborando por allĆ” pero decidĆ­ regresar y pasar un tiempo de vacaciones con mi familia.

   —Oh, eres de la zona. Y yo que te iba a dar la bienvenida. Yo tambiĆ©n soy de por aquĆ­, somos los ChacĆ³n de la calle 15.

   —¡Ah, de Pablo! SĆ­ lo conozco muchos aƱos sin verlo sĆ³lo he visto sus fotos en facebook. No sabĆ­a que tenĆ­a un padre tan joven.

   —Oh, sĆ­ —afirmĆ³ el seƱor Marcos sintiendo que se le inflaba el pecho.

   —Y tan guapo todavĆ­a, tan guapo como Ć©l o mejor me atreverĆ­a a decir.

   Marcos levantĆ³ las cejas sonriendo aceptando el piropo.

   —Oh, gracias, tĆŗ tambiĆ©n eres muy hermosa. ¿A quĆ© te dedicas en CanadĆ”?

   —Soy diseƱadora grĆ”fica. Por allĆ” pagan muy bien.

   Ellos siguieron charlando una media hora mĆ”s hasta que la chica llamada Laura dijo que se irĆ­a directo a casa para preparar el desayuno, esa maƱana Marcos regresĆ³ a casa sintiendose un poderoso macho que todavĆ­a atraĆ­a hermosas y jovenes hembras.

   Durante su matrimonio habĆ­a tenido sus devaneos amorosos con algunas secretarias de la constructora donde laboraba, esos fugaces amores a veces eran descubiertos por su esposa o a punto de serlo teniendo Ć©l que poner distancia entre las amantes para despuĆ©s despedirlas y no saber mĆ”s de ellas. En una Ćŗltima ocasiĆ³n le esposa le jurĆ³ que si deseaba mantener su matrimonio debĆ­a contratar a sus secretarias con el consentimiento de ella. Fue por eso que en las Ćŗltimas temporadas por su despacho laboraron hombres y ancianas.

   Ć‰l amaba a su esposa y la vida en el hogar y consideraba a sus amantes como un rato de vagancia, como un platillo corporal que se comĆ­a distinto al que estĆ” bien guardado en casa. Y si esta muchacha desfilaba por su cuerpo en nada serĆ­a la excepciĆ³n.

   Una maƱana de camino al trabajo en su camioneta Marcos la encontrĆ³ en la parada de taxis.

   —¿A dĆ³nde vas? —le preguntĆ³ a travĆ©s de la ventanilla.

   —Voy al centro comercial Plazas a verme con unas amigas.

   —Sube que yo te llevo.

   Y la chica subiĆ³ al vehĆ­culo bajo la mirada de algunos vecinos.

   —Te invitarĆ­a a un cafĆ© pero tengo cosas que hacer en el trabajo —le indicĆ³ Marcos ChacĆ³n.

   —Ah no se preocupe, seƱor Marcos, ya tendremos tiempo.

   —Marcos, dime asĆ­. Somos amigos.

   Laura sonriĆ³.

   —Y te tutearĆ© —alegĆ³ ella—. Cada vez mĆ”s me sorprendes.

   —Jajaja, ¿por quĆ© lo dices?

   —No sĆ© cĆ³mo te ves mĆ”s atractivo. Si con ropa de deporte o con elegante traje para el trabajo.

   Marcos volviĆ³ a reĆ­r.

   —Tengo buenos genes.

   —De eso no hay duda.

   —Y hablando del trabajo necesitarĆ© de una diseƱadora grĆ”fica —inventĆ³ el seƱor—. Por eso tenemos que hablar luego y con mĆ”s calma.

   —Te dejarĆ© mi nĆŗmero de celular y asĆ­ programamos una cita.

   —Me encanta la idea.

   Y asĆ­ se acelerĆ³ la efĆ­mera relaciĆ³n, Marcos y Laura empezaron a enviarse mensajes durante horas, siendo simpĆ”ticos, galantes y uno a la caza del otro. Laura no era boba sabĆ­a que ChacĆ³n estaba casado.

   «No me interesa vivir con ese viejo» pensaba mirando la foto del whatsapp del seƱor. «Pero todavĆ­a puedo pasar un buen rato con Ć©l, ya he visto como se le marcan los genitales con cualquier pantalĆ³n que se pongan, luce delicioso. AdemĆ”s tambiĆ©n le puedo sacar algo de dinero».

   Y los chismes tambiĆ©n se iniciaron entre algunas comadres de la urbanizaciĆ³n pronto llegarĆ­an como rumores a la seƱora Yenny de ChacĆ³n.

   LlegĆ³ el dĆ­a en el que Marcos se citĆ³ con Laura a tomar un cafĆ© ahĆ­ le inventĆ³ que necesitaba de un diseƱo para una pĆ”gina web era mentira pero la cita lo valĆ­a. Del  cafĆ© pasaron al alcohol y del alcohol a algunos besos en la boca. Finalmente del restaurante se fueron a una habitaciĆ³n de lujoso hotel.

   Con su mano, Marcos comenzĆ³ a juguetear con el pelo de Laura, apartĆ”ndolo de sus hombros y poniĆ©ndolo por detrĆ”s de la oreja. La agarrĆ³ por la cintura mientras le miraba fijamente, ambos eran conscientes de lo que hacĆ­an es decir no iban a hecharle la culpa al alcohol y Laura tambiĆ©n habĆ­a aclarado que no querĆ­a tener problemas con su matrimonio e hijos de ChacĆ³n. Lentamente Marcos fue subiendo sus manos, hasta que las puso encima de los pechos, y los apretĆ³. DespuĆ©s la rodeĆ³ con sus brazos volviĆ©ndola a besar. Laura sintiĆ³ como un bulto creciente le rozaba la entrepierna.

   «Si es verdad lo que este viejo me acaba de decir de camino al hotel, todavĆ­a no toma la pastilla azul para que se le pare. ¡SinvergĆ¼enza! Espero disfrutarlo mucho».

   Marco la condujo hasta el borde de la cama e hizo que se sentara ahĆ­. Ella lo miro con una sonrisa pĆ­cara y Marcos le acariciĆ³ las mejillas, seguidamente se desabrochĆ³ el pantalĆ³n, bajĆ³ un poco su ropa interior y sacĆ³ su pene. Lo tenĆ­a enorme. Laura se pasĆ³ la lengua por los labios, no se sorprendĆ­a del tamaƱo de los ChacĆ³n, incluso sabĆ­a lo de sus bolas (mĆ”s allĆ” de como se marcaban en sus pantalones) en sus aƱos de paso a la pubertad perdiĆ³ la virginidad con uno de ellos, y no se trataba de SimĆ³n que ya era muy mayor para la Ć©poca…

   El pene de Marcos estaba duro, erecto y en Ć©l podĆ­an apreciarse algunas venas. LlevĆ³ una mano tras la nuca de Laura y lentamente la fue acercando hacĆ­a esa enorme verga. La rozĆ³ en su cara durante unos minutos. Laura pudo sentir como su glande pasaba por sus labios y mejillas. Hasta que abriĆ³ la boca. Marcos riĆ³, y la metiĆ³ dentro experimentando el primer Ć©xtasis de la mamada. ComenzĆ³ a hacer suaves movimientos para meterla y sacarla de la boca. SujetĆ”ndola del cabello con la mano, moviendo la cabeza hacia adelante y atrĆ”s para asĆ­ acelerar sus movimientos. Disfrutando el encuentro Laura agarrĆ³ el pene con la mano, y comenzĆ³ a hacerle una paja mientras levantĆ³ la cara para lanzarle una mirada inocente que lo atolondraba. El tenĆ­a una expresiĆ³n de placer, mezclada con pura lujuria. SiguiĆ³ chupĆ”ndosela y masturbĆ”ndole, le lamĆ­a la punta del pene con la lengua para despuĆ©s meterla toda en la boca, a pesar de lo difĆ­cil que era debido a su gran tamaƱo.

   Pasados unos minutos, Marcos hizo que Laura se levantara, quedando de pie frente a Ć©l. Ella pasĆ³ su mano por detrĆ”s de la cabeza, y se acercĆ³ a Ć©l besĆ”ndolo de forma salvaje. Se tocaban sus lenguas y las cuidadas manos de Ć©l le tocaban los senos sin parar. Laura bajĆ³ la mano y volviĆ³ a masturbarlo de nuevo, cada vez mĆ”s rĆ”pido. Esto hizo que Marcos se excitase muchĆ­simo y el ritmo de su respiraciĆ³n y sus besos aumentaron notablemente. Entonces, con un movimiento rĆ”pido y brusco le quitĆ³ la camiseta mirandole el sujetador. Lo observĆ³ durante unos segundos, y finalmente lo desabrochĆ³, dejando los pechos al descubierto.

   —Que tetas mĆ”s hermosas tienes.

   Y comenzĆ³ a lamerlas. MordisqueĆ³ los pezones, los lamiĆ³, chupĆ³, succionĆ³. Laura estaba fascinada con la sensaciĆ³n, tanto que soltĆ³ ligeros gemidos mientras continuaba pajeĆ”ndolo. Cuando estuvieron dominados por la pasiĆ³n tomaron distancia mientras ella se quitaba el pantalĆ³n y Marcos la veĆ­a desfilar sentado tocĆ”ndose el largo miembro.

   Cuando Laura lo buscĆ³ la tomĆ³ por las caderas, hizo que se incorporase, Marcos la besĆ³ con la lengua, y sin compasiĆ³n alguna, la penetrĆ³ de golpe. Laura abriĆ³ las ojos y apretĆ³ los dientes cuando ese rico falo la desgarraba por dentro.

   Marcos empezĆ³ el juego del mete y saca, Laura correspondiĆ³ a los movimientos de cadera mientras se abrazaba a su hermoso amante.

   —¿Te gusta que te folle verdad? —se reĆ­a Marcos llevĆ”ndola del placer a nuevos orgĆ”smos.

   A Laura le encantaba que le hablase asĆ­. Puso su cara delante de la suya, y le miro fijamente a los ojos. Observando su expresiĆ³n de lujuria. Pero Marcos insistĆ­a en sus embestidas cada vez mĆ”s fuertes y rĆ”pidas, las tetas de Laura rebotaban arriba y abajo, y Ć©l aprovechaba de tanto en tanto para darles un lametĆ³n.

   Laura sentĆ­a que el Ć©xtasis la invadiĆ³ por completo. SoltĆ³ un grito de placer fundiĆ©ndose en un profundo orgasmo que la hizo temblar.

   Marcos jadeĆ³ y continuĆ³ follĆ”ndola con ganas. GemĆ­a de placer.

   —¡AHHHHHHH! —exclamĆ³ el guapo varĆ³n y empezĆ³ a correrse de forma brutal. Corrida tras corrida de fluido blanco y pegajoso.

   Ambos se acostaron a retozar en la cama regalĆ”ndose caricias y hablando de esa oculta relaciĆ³n, ella no querĆ­a nada serio sĆ³lo diversiĆ³n, Ć©l estaba casado y con una bonita familia con hijos ya grandes.

   —SerĆ” mejor que nos vayamos, preciosa. ¿Cuando nos encontramos nuevamente?

   —MaƱana al trotar, papacito.

   —¿Nos encontramos en la calle 48? O simplemente en cualquier calle al trotar.

   —Vamos a dejarlo a la suerte —le guiĆ±Ć³ un ojo Laura acariciando su barbilla con la mano.

   Marcos ChacĆ³n le regalĆ³ un beso y despuĆ©s procediĆ³ a vestirse para salir de la cama. La mujer lo imitĆ³.

   —Ya quiero verte maƱana —pidiĆ³ Laura besĆ”ndolo y acariciando su pecho.

   —Mi amor, no hagas eso vas a hacer que se me pare otra vez.

   Se echaron a reĆ­r y cuando Marcos abriĆ³ la puerta de la habitaciĆ³n se quedĆ³ pĆ”lido al igual que su amante. AhĆ­ estaba su esposa frente a la puerta.

   —Yenny… Yenny, ¿quĆ© haces aquĆ­?

   —Como logrĆ© entrar aquĆ­ ya no importa —dijo la mujer de brazos cruzados—. Lo importante es que estoy aquĆ­ y te descubrĆ­.

   —Pero quĆ© dices, mi amor, no…

   —Y tĆŗ pendeja si quieres salir viva serĆ” mejor que te vayas porque sino te despellejo, perra.

   Laura estaba paralizada y Marcos la hizo volver en sĆ­ colocando una mano en su hombro.

   —Vete, Laura.

   Ella afirmĆ³ lentamente y saliĆ³ corriendo sin mirar atrĆ”s.

   —¿CĆ³mo estĆ”s aquĆ­, Yenny?

   —Los vecinos estĆ”n hablando y te he visto con actitud sospechosa con el celular. Hoy lo confirmĆ© —y sin poder contener la rabia saltĆ³ sobre su marido golpeĆ”ndole con la palma de la mano abierta—. ¿CƓMO TE ATREVES, MARCOS?

   Marcos retrocediĆ³ penetrando a la habitaciĆ³n con ella.

   —Yenny no hagas un escĆ”ndalo —Ć©l la dominĆ³ controlĆ”ndola de los brazos, la hizo sentar en una silla dĆ³nde la seƱora Yenny se quedĆ³ furiosa llorando—. Podemos hablar, no todo es como te lo estĆ”s imaginando. ContrĆ³late —Marcos fue a cerrar la puerta de la habitaciĆ³n.

   —PENSƉ QUE ESTƁBAMOS BIEN Y Tƚ ME HACES ESTO. PENSƉ QUE TUS DEVANEOS QUEDARON ATRƁS HACE AƑOS.

   —Yenny, silencio. Esto no es nada serio. Ɠyeme…

   Marcos muy tranquilamente se acercĆ³ hasta su esposa iba a sentarse a su lado cuando ella reaccionĆ³ contra Ć©l lanzando un puƱetazo contra su abultado paquete.

   Marcos lanzĆ³ un grito y cayĆ³ de rodillas. El golpe de su esposa fue mortalmente preciso, aplastando por completo sus huevos de gran tamaƱo.

   El golpe habĆ­a sido tan devastador que a la seƱora Yenny le dolieron los nudillos, y pensĆ³ que aquel canalla se merecĆ­a ese profundo dolor.

   —Ay, Yenny, ay.

   El apuesto seƱor aferraba una mano a su entrepierna y con la otra se apoyaba en el suelo. Estaba tosiendo mientras un dolor hirviente sacudĆ­a su estĆ³mago.

   La seƱora Yenny se levantĆ³ del asiento y lo miro con odio.

   —No puedo creer que volvieras a engaƱarme. Y con una muchachita que pudiera ser tu hija.

   Marcos ChacĆ³n negĆ³ con la cabeza y se puso en pie, desafiante, mientras simulaba no verse afectado por el dolor que irradiaba de su entrepierna.

   —Eso no es asĆ­, cariƱo, esa muchacha no significa nada. No sĆ© quĆ© rumor falso has escuchado.

   —¿Que rumor falso? ¡Idiota! —Yenny reaccionĆ³ con una bofetada—. He visto tus acciones y la manera en como te ocultas con el celular. TE ENCONTRE AQUI, HIJO DE PUTA.

   —TĆŗ eres mi esposa, la madre de mis hijos y con quien he compartido toda mi vida.

   La seƱora Yenny no estaba de humor para escuchar excusas baratas sĆ³lo aquello hizo que se impacientara y agarrando al marido del hombro impactĆ³ su muslo contra sus grandes y redondos testĆ­culos tan fuerte y rĆ”pido que Marcos gritĆ³ y sus rodillas se doblaron pero se mordiĆ³ el labio recuperando la compostura.

   —Deja… de… hacer eso, Yenny… Sabes que me… duele.

   —Y A MI ME DUELE COMO ACTƚAS.

   —No puedes ponerte asĆ­.

   —¡CLARO QUE Sƍ!

   Y la seƱora Yenny se sentĆ³ otra vez al borde de la cama donde su esposo minutos antes hizo el amor con otra mujer y se echo a llorar. Marcos ChacĆ³n se condoliĆ³ de ella y caminĆ³ lentamente para consolarla. Pero no era mĆ”s que un engaƱo.

   La seƱora Yenny estirĆ³ la mano y apretĆ³ ambos cojones de su marido.

   Marcos gritĆ³ como una niƱa cuando la mano estaba clavada en su abultada entrepierna. PensĆ³ que iba a vomitar.

   —Yenny, por favor, sueltame, por nuestros hijos —tosiĆ³, con verdadera desesperaciĆ³n en la voz.

   Las gĆ³nadas de Marcos ChacĆ³n estaban siendo deformadas dentro del puƱo de su esposa. La seƱora Yenny tenĆ­a un rastro vengativo en su mirada si como con ella pulverizara a su esposo. Estaba decidida a no soltar los huevos. TenĆ­a que acabar con una de sus inmensas bolas.

   Marcos ChacĆ³n se sentĆ­a moribundo. Como Ćŗltimo recurso para salvar sus testĆ­culos se lanzĆ³ sobre su esposa. Cayeron por completo sobre la cama besĆ”ndole los labios. Yenny soltĆ³ los huevos del marido y se dedicĆ³ a frotarle la nuca y la espalda dejĆ”ndose llevar por el fuego y la pasiĆ³n hechizante de Marcos.

   A pesar del dolor y sin tener que paralizar los besos a su mujer porque la estaba dominando Marcos se desabrochĆ³ el pantalĆ³n permitiendo que su larga salchicha saliera erecta.

   La seƱora Yenny se habĆ­a quedado callada, ahora estaba con los ojos cerrados besuqueando a su marido y quitĆ”ndole la camisa.

   Marcos dio una risa y abriĆ³ el cinturĆ³n de su mujer bajandole el pantalĆ³n en pocos minutos la dejĆ³ desnuda sobre la cama con su sexo rosado al aire. ¡Que descaro de hombre follarĆ­a con su esposa en el mismo lugar que lo hizo con su amante!

   Marcos lubricĆ³ con su saliva la vagina de la seƱora Yenny y hundiĆ³ la polla en ella. Yenny chillĆ³ y mordiĆ³ el hombro de su macho.

   Marcos follaba a su esposa con renovada energĆ­a, sus cojones pesado bailaban libremente con sus movimientos frenĆ©ticos.

   La cadera de Yenny se hizo rĆ­tmica cuando comenzĆ³ a coincidir sus embestidas con Marcos. GemĆ­a de placer.

   —¡Ohhhhhh! —exclamaba Yenny sintiendo el pene hundirse en su sexo que era lubricado por galones de lĆ­quido preseminal.

   La habitaciĆ³n se hacĆ­a eco de los gemidos y chillidos de placer de la pareja.

   Marcos envolviĆ³ sus brazos alrededor del torso de Yenny y pellizcĆ³ sus pezones mientras se inclinaba y besaba su cuello regalĆ”ndole mĆŗltiples sensaciones.

   SumergiĆ³ su polla profundamente dentro de su esposa y disparĆ³ su repotenciada leche.

   —Oh, que rico mi amor —comunicĆ³ Marcos retirando su pene envuelto en semen del interior de su esposa—. Como sĆ³lo tĆŗ y yo lo sabemos hacer —jadeaba.

   Pasaron varios minutos donde ninguno de ellos pudiera hacer algo mĆ”s que dar gemidos y chillidos de placer orgĆ”smico.

   A la seƱora Yenny le llegĆ³ el aroma desprendido desde la almohada de la fugaz amante de Marcos. CaĆ­a en cuenta de lo vulgar y sucio que habĆ­a actuado su marido.

   —Eres un maldito de lo peor, Marcos ChacĆ³n —protestĆ³ saliendo de la cama y colocĆ”ndose el sujetador.

   —Pero, Yenny, ¿quĆ© pasa? —la siguiĆ³ Marcos lejos del colchĆ³n—. ¿Que no ves que te amo a ti? Son aƱos juntos.

   Yenny se colocĆ³ la blusa y se quedĆ³ mirando a su marido. Ɖl tenĆ­a una ternura en la mirada que le hizo recordar a sus hijos, se veĆ­a tan divino… igualmente habĆ­a actuado despiadadamente.

   —Yenny, quĆ©date. Nada estĆ” perdido.

   Yenny sintiĆ©ndose furiosa agarrĆ³ el escroto del macho apretando bruscamente, Marcos chillĆ³ intentando sacar el agarre mortal de sus bolas, pero Yenny siguiĆ³ apretando.
   —Lo peor es que nuestra relaciĆ³n hasta hoy no estaba mal, Marcos.

   —¡Yenny… Yenny… suelta! Esto no estĆ” perdido.

   —SĆ­ lo estĆ” —jurĆ³ la mujer aplastando con mayor tuerza el par de huevas, Marcos gritĆ³ como una nena, se sentĆ­a como si sus testĆ­culos se transformaran en masa blanda—. Nuestra relaciĆ³n hoy sufriĆ³ un quiebre como, ¡Ć©stas pelotas!

   —¡AAAAAAAAHHHHHHH!

   —Cuando llegue a casa no te quiero ver en mi habitaciĆ³n, mira tĆŗ dĆ³nde vas a dormir. TendrĆ”s que irte a casa de esa putita que parece tu hija. Que descaro, ChacĆ³n.

   RetorciĆ³ el par de cojones haciendo que su esposo desenfocara los ojos, para su suerte su casa tenĆ­a suficientes habitaciones pero no dormirĆ­a con Yenny.

   Su esposa dio otro apriente mortal que puso a Marcos de puntillas, seguido lo soltĆ³ de las pelotas y Ć©l se fue al suelo chillĆ”ndo y poniĆ©ndose en posiciĆ³n fetal.

   —SerĆ” mejor que ni te aparezcas por la casa —amenazĆ³ su esposa.

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