-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Marcos ChacĆ³n en lineas generales era un buen hombre: destacado padre, cariƱoso abuelo, amoroso esposo, preocupado por su trabajo y a sus 56 aƱos todavĆa hacĆa deportes y tenĆa la virilidad sexual de un joven de 18 aƱos.
Cada maƱana a golpe de 5:40 salĆa a trotar por su residencia pero desde hace dos semanas estaba siendo tentado por una divinidad sexual. Una muchacha de 26 aƱos que trotaba igual que Ć©l cada maƱana lunes a viernes. En los primeros dĆas sus miradas se encontraban cuando corrĆan sentidos opuestos.
Al pasar los dĆas empezaron saludos de cortesĆa. Seguidamente el seƱor Marcos se sorprendiĆ³ cuando la esbelta muchacha de cabellera negra y cuerpo de diosa apareciĆ³ a su lado.
—Buen dĆa, seƱor. ¿CĆ³mo estĆ”? Veo que echĆ”ndole muchas ganas.
—AsĆ es —afirmĆ³ con una agradable sonrisa, sus dientes se mostraban blancos gracias al tratamiento dental gratuito que le hacia su hijo mayor.
La muchacha correspondiĆ³ a la sonrisa y acelerĆ³ el correr.
Marcos ChacĆ³n se la comiĆ³ con la mirada tenĆa un trasero bonito, redondo y firme. No se quiso quedar atrĆ”s y la alcanzĆ³.
—¿No te da miedo correr sola? Es muy temprano aĆŗn.
—No. Esta zona todavĆa es segura ademĆ”s de que el cielo ya estĆ” claro y mucha gente sale a caminar.
—Es cierto. ¿Y eres nueva por aquĆ? Nunca te habĆa visto.
—¿Nueva yo, seƱor? JamĆ”s. Desde niƱa he vivido aquĆ acontece que me fui a estudiar a CanadĆ” y me quedĆ© laborando por allĆ” pero decidĆ regresar y pasar un tiempo de vacaciones con mi familia.
—Oh, eres de la zona. Y yo que te iba a dar la bienvenida. Yo tambiĆ©n soy de por aquĆ, somos los ChacĆ³n de la calle 15.
—¡Ah, de Pablo! SĆ lo conozco muchos aƱos sin verlo sĆ³lo he visto sus fotos en facebook. No sabĆa que tenĆa un padre tan joven.
—Oh, sĆ —afirmĆ³ el seƱor Marcos sintiendo que se le inflaba el pecho.
—Y tan guapo todavĆa, tan guapo como Ć©l o mejor me atreverĆa a decir.
Marcos levantĆ³ las cejas sonriendo aceptando el piropo.
—Oh, gracias, tĆŗ tambiĆ©n eres muy hermosa. ¿A quĆ© te dedicas en CanadĆ”?
—Soy diseƱadora grĆ”fica. Por allĆ” pagan muy bien.
Ellos siguieron charlando una media hora mĆ”s hasta que la chica llamada Laura dijo que se irĆa directo a casa para preparar el desayuno, esa maƱana Marcos regresĆ³ a casa sintiendose un poderoso macho que todavĆa atraĆa hermosas y jovenes hembras.
Durante su matrimonio habĆa tenido sus devaneos amorosos con algunas secretarias de la constructora donde laboraba, esos fugaces amores a veces eran descubiertos por su esposa o a punto de serlo teniendo Ć©l que poner distancia entre las amantes para despuĆ©s despedirlas y no saber mĆ”s de ellas. En una Ćŗltima ocasiĆ³n le esposa le jurĆ³ que si deseaba mantener su matrimonio debĆa contratar a sus secretarias con el consentimiento de ella. Fue por eso que en las Ćŗltimas temporadas por su despacho laboraron hombres y ancianas.
Ćl amaba a su esposa y la vida en el hogar y consideraba a sus amantes como un rato de vagancia, como un platillo corporal que se comĆa distinto al que estĆ” bien guardado en casa. Y si esta muchacha desfilaba por su cuerpo en nada serĆa la excepciĆ³n.
Una maƱana de camino al trabajo en su camioneta Marcos la encontrĆ³ en la parada de taxis.
—¿A dĆ³nde vas? —le preguntĆ³ a travĆ©s de la ventanilla.
—Voy al centro comercial Plazas a verme con unas amigas.
—Sube que yo te llevo.
Y la chica subiĆ³ al vehĆculo bajo la mirada de algunos vecinos.
—Te invitarĆa a un cafĆ© pero tengo cosas que hacer en el trabajo —le indicĆ³ Marcos ChacĆ³n.
—Ah no se preocupe, seƱor Marcos, ya tendremos tiempo.
—Marcos, dime asĆ. Somos amigos.
Laura sonriĆ³.
—Y te tutearĆ© —alegĆ³ ella—. Cada vez mĆ”s me sorprendes.
—Jajaja, ¿por quĆ© lo dices?
—No sĆ© cĆ³mo te ves mĆ”s atractivo. Si con ropa de deporte o con elegante traje para el trabajo.
Marcos volviĆ³ a reĆr.
—Tengo buenos genes.
—De eso no hay duda.
—Y hablando del trabajo necesitarĆ© de una diseƱadora grĆ”fica —inventĆ³ el seƱor—. Por eso tenemos que hablar luego y con mĆ”s calma.
—Te dejarĆ© mi nĆŗmero de celular y asĆ programamos una cita.
—Me encanta la idea.
Y asĆ se acelerĆ³ la efĆmera relaciĆ³n, Marcos y Laura empezaron a enviarse mensajes durante horas, siendo simpĆ”ticos, galantes y uno a la caza del otro. Laura no era boba sabĆa que ChacĆ³n estaba casado.
«No me interesa vivir con ese viejo» pensaba mirando la foto del whatsapp del seƱor. «Pero todavĆa puedo pasar un buen rato con Ć©l, ya he visto como se le marcan los genitales con cualquier pantalĆ³n que se pongan, luce delicioso. AdemĆ”s tambiĆ©n le puedo sacar algo de dinero».
Y los chismes tambiĆ©n se iniciaron entre algunas comadres de la urbanizaciĆ³n pronto llegarĆan como rumores a la seƱora Yenny de ChacĆ³n.
LlegĆ³ el dĆa en el que Marcos se citĆ³ con Laura a tomar un cafĆ© ahĆ le inventĆ³ que necesitaba de un diseƱo para una pĆ”gina web era mentira pero la cita lo valĆa. Del cafĆ© pasaron al alcohol y del alcohol a algunos besos en la boca. Finalmente del restaurante se fueron a una habitaciĆ³n de lujoso hotel.
Con su mano, Marcos comenzĆ³ a juguetear con el pelo de Laura, apartĆ”ndolo de sus hombros y poniĆ©ndolo por detrĆ”s de la oreja. La agarrĆ³ por la cintura mientras le miraba fijamente, ambos eran conscientes de lo que hacĆan es decir no iban a hecharle la culpa al alcohol y Laura tambiĆ©n habĆa aclarado que no querĆa tener problemas con su matrimonio e hijos de ChacĆ³n. Lentamente Marcos fue subiendo sus manos, hasta que las puso encima de los pechos, y los apretĆ³. DespuĆ©s la rodeĆ³ con sus brazos volviĆ©ndola a besar. Laura sintiĆ³ como un bulto creciente le rozaba la entrepierna.
«Si es verdad lo que este viejo me acaba de decir de camino al hotel, todavĆa no toma la pastilla azul para que se le pare. ¡SinvergĆ¼enza! Espero disfrutarlo mucho».
Marco la condujo hasta el borde de la cama e hizo que se sentara ahĆ. Ella lo miro con una sonrisa pĆcara y Marcos le acariciĆ³ las mejillas, seguidamente se desabrochĆ³ el pantalĆ³n, bajĆ³ un poco su ropa interior y sacĆ³ su pene. Lo tenĆa enorme. Laura se pasĆ³ la lengua por los labios, no se sorprendĆa del tamaƱo de los ChacĆ³n, incluso sabĆa lo de sus bolas (mĆ”s allĆ” de como se marcaban en sus pantalones) en sus aƱos de paso a la pubertad perdiĆ³ la virginidad con uno de ellos, y no se trataba de SimĆ³n que ya era muy mayor para la Ć©poca…
El pene de Marcos estaba duro, erecto y en Ć©l podĆan apreciarse algunas venas. LlevĆ³ una mano tras la nuca de Laura y lentamente la fue acercando hacĆa esa enorme verga. La rozĆ³ en su cara durante unos minutos. Laura pudo sentir como su glande pasaba por sus labios y mejillas. Hasta que abriĆ³ la boca. Marcos riĆ³, y la metiĆ³ dentro experimentando el primer Ć©xtasis de la mamada. ComenzĆ³ a hacer suaves movimientos para meterla y sacarla de la boca. SujetĆ”ndola del cabello con la mano, moviendo la cabeza hacia adelante y atrĆ”s para asĆ acelerar sus movimientos. Disfrutando el encuentro Laura agarrĆ³ el pene con la mano, y comenzĆ³ a hacerle una paja mientras levantĆ³ la cara para lanzarle una mirada inocente que lo atolondraba. El tenĆa una expresiĆ³n de placer, mezclada con pura lujuria. SiguiĆ³ chupĆ”ndosela y masturbĆ”ndole, le lamĆa la punta del pene con la lengua para despuĆ©s meterla toda en la boca, a pesar de lo difĆcil que era debido a su gran tamaƱo.
Pasados unos minutos, Marcos hizo que Laura se levantara, quedando de pie frente a Ć©l. Ella pasĆ³ su mano por detrĆ”s de la cabeza, y se acercĆ³ a Ć©l besĆ”ndolo de forma salvaje. Se tocaban sus lenguas y las cuidadas manos de Ć©l le tocaban los senos sin parar. Laura bajĆ³ la mano y volviĆ³ a masturbarlo de nuevo, cada vez mĆ”s rĆ”pido. Esto hizo que Marcos se excitase muchĆsimo y el ritmo de su respiraciĆ³n y sus besos aumentaron notablemente. Entonces, con un movimiento rĆ”pido y brusco le quitĆ³ la camiseta mirandole el sujetador. Lo observĆ³ durante unos segundos, y finalmente lo desabrochĆ³, dejando los pechos al descubierto.
—Que tetas mĆ”s hermosas tienes.
Y comenzĆ³ a lamerlas. MordisqueĆ³ los pezones, los lamiĆ³, chupĆ³, succionĆ³. Laura estaba fascinada con la sensaciĆ³n, tanto que soltĆ³ ligeros gemidos mientras continuaba pajeĆ”ndolo. Cuando estuvieron dominados por la pasiĆ³n tomaron distancia mientras ella se quitaba el pantalĆ³n y Marcos la veĆa desfilar sentado tocĆ”ndose el largo miembro.
Cuando Laura lo buscĆ³ la tomĆ³ por las caderas, hizo que se incorporase, Marcos la besĆ³ con la lengua, y sin compasiĆ³n alguna, la penetrĆ³ de golpe. Laura abriĆ³ las ojos y apretĆ³ los dientes cuando ese rico falo la desgarraba por dentro.
Marcos empezĆ³ el juego del mete y saca, Laura correspondiĆ³ a los movimientos de cadera mientras se abrazaba a su hermoso amante.
—¿Te gusta que te folle verdad? —se reĆa Marcos llevĆ”ndola del placer a nuevos orgĆ”smos.
A Laura le encantaba que le hablase asĆ. Puso su cara delante de la suya, y le miro fijamente a los ojos. Observando su expresiĆ³n de lujuria. Pero Marcos insistĆa en sus embestidas cada vez mĆ”s fuertes y rĆ”pidas, las tetas de Laura rebotaban arriba y abajo, y Ć©l aprovechaba de tanto en tanto para darles un lametĆ³n.
Laura sentĆa que el Ć©xtasis la invadiĆ³ por completo. SoltĆ³ un grito de placer fundiĆ©ndose en un profundo orgasmo que la hizo temblar.
Marcos jadeĆ³ y continuĆ³ follĆ”ndola con ganas. GemĆa de placer.
—¡AHHHHHHH! —exclamĆ³ el guapo varĆ³n y empezĆ³ a correrse de forma brutal. Corrida tras corrida de fluido blanco y pegajoso.
Ambos se acostaron a retozar en la cama regalĆ”ndose caricias y hablando de esa oculta relaciĆ³n, ella no querĆa nada serio sĆ³lo diversiĆ³n, Ć©l estaba casado y con una bonita familia con hijos ya grandes.
—SerĆ” mejor que nos vayamos, preciosa. ¿Cuando nos encontramos nuevamente?
—MaƱana al trotar, papacito.
—¿Nos encontramos en la calle 48? O simplemente en cualquier calle al trotar.
—Vamos a dejarlo a la suerte —le guiĆ±Ć³ un ojo Laura acariciando su barbilla con la mano.
Marcos ChacĆ³n le regalĆ³ un beso y despuĆ©s procediĆ³ a vestirse para salir de la cama. La mujer lo imitĆ³.
—Ya quiero verte maƱana —pidiĆ³ Laura besĆ”ndolo y acariciando su pecho.
—Mi amor, no hagas eso vas a hacer que se me pare otra vez.
Se echaron a reĆr y cuando Marcos abriĆ³ la puerta de la habitaciĆ³n se quedĆ³ pĆ”lido al igual que su amante. AhĆ estaba su esposa frente a la puerta.
—Yenny… Yenny, ¿quĆ© haces aquĆ?
—Como logrĆ© entrar aquĆ ya no importa —dijo la mujer de brazos cruzados—. Lo importante es que estoy aquĆ y te descubrĆ.
—Pero quĆ© dices, mi amor, no…
—Y tĆŗ pendeja si quieres salir viva serĆ” mejor que te vayas porque sino te despellejo, perra.
Laura estaba paralizada y Marcos la hizo volver en sĆ colocando una mano en su hombro.
—Vete, Laura.
Ella afirmĆ³ lentamente y saliĆ³ corriendo sin mirar atrĆ”s.
—¿CĆ³mo estĆ”s aquĆ, Yenny?
—Los vecinos estĆ”n hablando y te he visto con actitud sospechosa con el celular. Hoy lo confirmĆ© —y sin poder contener la rabia saltĆ³ sobre su marido golpeĆ”ndole con la palma de la mano abierta—. ¿CĆMO TE ATREVES, MARCOS?
Marcos retrocediĆ³ penetrando a la habitaciĆ³n con ella.
—Yenny no hagas un escĆ”ndalo —Ć©l la dominĆ³ controlĆ”ndola de los brazos, la hizo sentar en una silla dĆ³nde la seƱora Yenny se quedĆ³ furiosa llorando—. Podemos hablar, no todo es como te lo estĆ”s imaginando. ContrĆ³late —Marcos fue a cerrar la puerta de la habitaciĆ³n.
—PENSĆ QUE ESTĆBAMOS BIEN Y TĆ ME HACES ESTO. PENSĆ QUE TUS DEVANEOS QUEDARON ATRĆS HACE AĆOS.
—Yenny, silencio. Esto no es nada serio. Ćyeme…
Marcos muy tranquilamente se acercĆ³ hasta su esposa iba a sentarse a su lado cuando ella reaccionĆ³ contra Ć©l lanzando un puƱetazo contra su abultado paquete.
Marcos lanzĆ³ un grito y cayĆ³ de rodillas. El golpe de su esposa fue mortalmente preciso, aplastando por completo sus huevos de gran tamaƱo.
El golpe habĆa sido tan devastador que a la seƱora Yenny le dolieron los nudillos, y pensĆ³ que aquel canalla se merecĆa ese profundo dolor.
—Ay, Yenny, ay.
El apuesto seƱor aferraba una mano a su entrepierna y con la otra se apoyaba en el suelo. Estaba tosiendo mientras un dolor hirviente sacudĆa su estĆ³mago.
La seƱora Yenny se levantĆ³ del asiento y lo miro con odio.
—No puedo creer que volvieras a engaƱarme. Y con una muchachita que pudiera ser tu hija.
Marcos ChacĆ³n negĆ³ con la cabeza y se puso en pie, desafiante, mientras simulaba no verse afectado por el dolor que irradiaba de su entrepierna.
—Eso no es asĆ, cariƱo, esa muchacha no significa nada. No sĆ© quĆ© rumor falso has escuchado.
—¿Que rumor falso? ¡Idiota! —Yenny reaccionĆ³ con una bofetada—. He visto tus acciones y la manera en como te ocultas con el celular. TE ENCONTRE AQUI, HIJO DE PUTA.
—TĆŗ eres mi esposa, la madre de mis hijos y con quien he compartido toda mi vida.
La seƱora Yenny no estaba de humor para escuchar excusas baratas sĆ³lo aquello hizo que se impacientara y agarrando al marido del hombro impactĆ³ su muslo contra sus grandes y redondos testĆculos tan fuerte y rĆ”pido que Marcos gritĆ³ y sus rodillas se doblaron pero se mordiĆ³ el labio recuperando la compostura.
—Deja… de… hacer eso, Yenny… Sabes que me… duele.
—Y A MI ME DUELE COMO ACTĆAS.
—No puedes ponerte asĆ.
—¡CLARO QUE SĆ!
Y la seƱora Yenny se sentĆ³ otra vez al borde de la cama donde su esposo minutos antes hizo el amor con otra mujer y se echo a llorar. Marcos ChacĆ³n se condoliĆ³ de ella y caminĆ³ lentamente para consolarla. Pero no era mĆ”s que un engaƱo.
La seƱora Yenny estirĆ³ la mano y apretĆ³ ambos cojones de su marido.
Marcos gritĆ³ como una niƱa cuando la mano estaba clavada en su abultada entrepierna. PensĆ³ que iba a vomitar.
—Yenny, por favor, sueltame, por nuestros hijos —tosiĆ³, con verdadera desesperaciĆ³n en la voz.
Las gĆ³nadas de Marcos ChacĆ³n estaban siendo deformadas dentro del puƱo de su esposa. La seƱora Yenny tenĆa un rastro vengativo en su mirada si como con ella pulverizara a su esposo. Estaba decidida a no soltar los huevos. TenĆa que acabar con una de sus inmensas bolas.
Marcos ChacĆ³n se sentĆa moribundo. Como Ćŗltimo recurso para salvar sus testĆculos se lanzĆ³ sobre su esposa. Cayeron por completo sobre la cama besĆ”ndole los labios. Yenny soltĆ³ los huevos del marido y se dedicĆ³ a frotarle la nuca y la espalda dejĆ”ndose llevar por el fuego y la pasiĆ³n hechizante de Marcos.
A pesar del dolor y sin tener que paralizar los besos a su mujer porque la estaba dominando Marcos se desabrochĆ³ el pantalĆ³n permitiendo que su larga salchicha saliera erecta.
La seƱora Yenny se habĆa quedado callada, ahora estaba con los ojos cerrados besuqueando a su marido y quitĆ”ndole la camisa.
Marcos dio una risa y abriĆ³ el cinturĆ³n de su mujer bajandole el pantalĆ³n en pocos minutos la dejĆ³ desnuda sobre la cama con su sexo rosado al aire. ¡Que descaro de hombre follarĆa con su esposa en el mismo lugar que lo hizo con su amante!
Marcos lubricĆ³ con su saliva la vagina de la seƱora Yenny y hundiĆ³ la polla en ella. Yenny chillĆ³ y mordiĆ³ el hombro de su macho.
Marcos follaba a su esposa con renovada energĆa, sus cojones pesado bailaban libremente con sus movimientos frenĆ©ticos.
La cadera de Yenny se hizo rĆtmica cuando comenzĆ³ a coincidir sus embestidas con Marcos. GemĆa de placer.
—¡Ohhhhhh! —exclamaba Yenny sintiendo el pene hundirse en su sexo que era lubricado por galones de lĆquido preseminal.
La habitaciĆ³n se hacĆa eco de los gemidos y chillidos de placer de la pareja.
Marcos envolviĆ³ sus brazos alrededor del torso de Yenny y pellizcĆ³ sus pezones mientras se inclinaba y besaba su cuello regalĆ”ndole mĆŗltiples sensaciones.
SumergiĆ³ su polla profundamente dentro de su esposa y disparĆ³ su repotenciada leche.
—Oh, que rico mi amor —comunicĆ³ Marcos retirando su pene envuelto en semen del interior de su esposa—. Como sĆ³lo tĆŗ y yo lo sabemos hacer —jadeaba.
Pasaron varios minutos donde ninguno de ellos pudiera hacer algo mƔs que dar gemidos y chillidos de placer orgƔsmico.
A la seƱora Yenny le llegĆ³ el aroma desprendido desde la almohada de la fugaz amante de Marcos. CaĆa en cuenta de lo vulgar y sucio que habĆa actuado su marido.
—Eres un maldito de lo peor, Marcos ChacĆ³n —protestĆ³ saliendo de la cama y colocĆ”ndose el sujetador.
—Pero, Yenny, ¿quĆ© pasa? —la siguiĆ³ Marcos lejos del colchĆ³n—. ¿Que no ves que te amo a ti? Son aƱos juntos.
Yenny se colocĆ³ la blusa y se quedĆ³ mirando a su marido. Ćl tenĆa una ternura en la mirada que le hizo recordar a sus hijos, se veĆa tan divino… igualmente habĆa actuado despiadadamente.
—Yenny, quĆ©date. Nada estĆ” perdido.
Yenny sintiĆ©ndose furiosa agarrĆ³ el escroto del macho apretando bruscamente, Marcos chillĆ³ intentando sacar el agarre mortal de sus bolas, pero Yenny siguiĆ³ apretando.
—Lo peor es que nuestra relaciĆ³n hasta hoy no estaba mal, Marcos.
—¡Yenny… Yenny… suelta! Esto no estĆ” perdido.
—SĆ lo estĆ” —jurĆ³ la mujer aplastando con mayor tuerza el par de huevas, Marcos gritĆ³ como una nena, se sentĆa como si sus testĆculos se transformaran en masa blanda—. Nuestra relaciĆ³n hoy sufriĆ³ un quiebre como, ¡Ć©stas pelotas!
—¡AAAAAAAAHHHHHHH!
—Cuando llegue a casa no te quiero ver en mi habitaciĆ³n, mira tĆŗ dĆ³nde vas a dormir. TendrĆ”s que irte a casa de esa putita que parece tu hija. Que descaro, ChacĆ³n.
RetorciĆ³ el par de cojones haciendo que su esposo desenfocara los ojos, para su suerte su casa tenĆa suficientes habitaciones pero no dormirĆa con Yenny.
Su esposa dio otro apriente mortal que puso a Marcos de puntillas, seguido lo soltĆ³ de las pelotas y Ć©l se fue al suelo chillĆ”ndo y poniĆ©ndose en posiciĆ³n fetal.
—SerĆ” mejor que ni te aparezcas por la casa —amenazĆ³ su esposa.
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