-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
IDEA ORIGINAL: ERICK (LECTOR DEL BLOG)
āĀ”AY, MIS BOLAS! LAS HE PERDIDO āera el desesperante grito de Pablo. Estaba echado en una camilla con el cuerpo completamente desnudo. Su gruesa y monstruosa polla estaba flĆ”cida a un lado mientras sus manos acunaban sus testĆculos o lo que quedaba de ellosā. Ā”ME DUELE! Ā”ME QUEBRĆ LAS BOLAS!
āPablo, cĆ”lmate āle pidió serenamente David aparentaba estar tranquilo pero sus piernas le temblaban nunca antes habĆa visto a su esposo asĆ.
āĀ”ME QUEBRĆ LAS BOLAS! AY.
āPablo, dejate revisar ācontinuó David teniendo encima la mirada de un grupo de personas. Estaba en el centro del estudio donde se realizaban los encuentros de Guerreros de la arena.
āĀ”NO, MIS BOLAS!
Pablo fue empujado por dos enfermeros que lo sacarĆan de la arena de pelea. David se quedó parado sin saber quĆ© hacer estaba nervioso y sintiĆ©ndose culpable de haber apoyado a Pablo en su participación especial en la pelea que al parecer habĆa perdido y con un testĆculo roto. Cristóbal el dueƱo de la empresa se acercó a David.
āNo te preocupes todo va a estar bien. Tenemos un buen mĆ©dico que va a revisar a Pablo.
āĀæQUE ESTĆ BIEN? Ā”SI HA PABLO LE PASA ALGO LOS VOY A DEMANDAR, IDIOTAS!
David iba a poner camino rumbo a la enfermerĆa cuando se percató del hombre estĆ”tico que estaba a un lado sin saber quĆ© hacer, era el luchador que se encargó de derrotar a Pablo. El sujeto tenĆa el cuerpo semidesnudo y con fuertes mĆŗsculos con grandes pectorales y abdominales, lo mĆ”s impresionante eran sus piernas tan tonificadas y gruesas que David creyó que Pablo habĆa en definitiva sin sus dos huevas por las patadas que recibió de ellas.
āĀ”Esto tambiĆ©n es tu culpa, pajuo! ālanzó David un grito acusador.
El joven palideció aún mÔs.
āYo sólo tenĆa que ganar āse justificó.
āĀæAh sĆ? Ā”Entonces gĆ”nate esta!
El furioso David devolvió contra el luchador una devastadora patada en su entrepierna. El pesado zapato conectó directamente con las bolas colgantes del guerrero y las aplanó en su pelvis, la fina tela azul de la ropa interior jamÔs le ofreció protección.
El muchacho gimió cuando la patada conectó con sus bolas. Cerró las piernas y cayó al suelo agarrĆ”ndose los testĆculos magullados que Pablo no pudo faulear.
David salió rabioso del estudio con decenas de aplausos del público sobre él.
La tragedia habĆa comenzado minutos antes cuando Pablo recibĆa sobre la arena de pelea al joven retador, el juez habĆa determinado que para ganar el encuentro se tenĆa que doblegar al rival y obligarle a que le hicieran sexo oral. El encuentro habĆa iniciado y Pablo dirigió una rĆ”pida mirada a David que estaba entre el pĆŗblico Ć©l hizo una seƱa de apoyo con el pulgar.
Pablo apretó el puño y se cuadró ante su enemigo.
āNo quiero pelear contigo ānegó su contrincanteā. Te la quiero chupar muy bien. Llenas ese bóxer de una manera que se me hace agua la boca, quiero ese pedazo de carne.
Pablo rió y se llevó las manos a la cadera.
āEntonces ven y pruĆ©balo.
Pablo gritó cuando una fulminante patada le dio de lleno en las bolas de aquella dura y robusta pierna del traicionero rival.
āĀ”AAAAAAAAAAAHHHHHHHHH! āaulló Pablo para deleite de todos los presentes.
Antes de que retrocediera para caer sentado en el piso su rival se abalanzó contra él agarrÔndolo del hombro y procedió a estamparle la fornida rótula contra sus pelotas cuatro veces seguidas. Pablo le suplicó que se detuviera, pero sus llantos solo salieron como gemidos amortiguados ahogados por los fuertes sonidos de la rodilla aplastando sus gigantes bolas.
Cuando lo soltaron del hombro Pablo se quedó inmóvil sin saber quĆ© hacer. Simplemente estaba parado en la arena de pelea con los ojos vidriosos y la boca abierta. SentĆa un profundo dolor desde sus palpitantes huevos que subĆa a su estómago y se lo revolvĆa.
Como un último golpe de gracia el rival apuntó la gruesa pierna hacia atrÔs y la lanzó en el aire contra las bolas de Pablo. ElevÔndolo en el aire e incrementando la explosión de dolor en él.
Pablo sintió que sus amados testĆculos grandes fueron desgarrados por la patada de gracia. Cayó al piso como un costal de papas gritando desaforadamente que le habĆan roto las bolas. David saltó de su asiento y bajó corriendo contra su querido esposo.
En la actualidad David Aceituno aguardaba impaciente en la enfermerĆa de Guerreros de la arena. Cuando el mĆ©dico salió de la sala de consultas saltó sobre Ć©l.
āĀæCómo estĆ”, Pablo? ĀæSus testĆculos? ĀæEstĆ”n rotos? DĆgame que estarĆ” bien.
El mĆ©dico lo calmó y le dijo que todo estaba bien a pesar de las dificultades no fue mĆ”s que un susto, los testĆculos de Pablo estaban en buen estado aunque hinchados aparentemente al triple de su tamaƱo, llenando todo su escroto.
āTiene unas gónadas duras ese macho. Sobrenaturalmente grandes y fuertes.
āĀæPuedo verlo? Soy su esposo āatacó celoso.
āDe momento no ānegó el mĆ©dicoā. Le inyectĆ© un analgĆ©sico y se quedó dormido.
David afirmó con la cabeza.
«Que susto me he llevado con Pablo» pensaba.
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