CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
En la oscuridad de su habitación en la casa de sus padres Pablo estaba echado en la cama esperaba que David llegase para buscarlo en el regreso a casa como habĆan acordado sólo que el grueso moreno estaba demorando mĆ”s de la cuenta. La puerta de la habitación estaba entreabierta y fue empujada dejando que ingresara la luz del pasillo. Pablo abrió los ojos se trataba de una infantil figura de 4 aƱos.
—¿TĆo? —era la voz de Vicente que estaba en casa mientras sus padres trabajaban.
—¿SĆ?
—Enciende la luz que no veo.
—No quiero —negó de buena gana Pablo.
Enseguida el niƱo que fĆsicamente se parecĆa a Pablo comenzó a dar saltos.
—TĆo, enciende la luz que no llego, soy muy pequeƱo.
Pablo sonrió llenĆ”ndose de ternura se levantó en silencio de la cama, se acercó al crĆo y tomĆ”ndolo entre sus brazos le dió un fuerte beso enseguida encendió la luz. Vicente sostenĆa unas hojas y colores.
—¿QuĆ© quieres? ¿Dibujar?
—SĆ.
—Dibujemos entonces.
Juntos se echaron en la cama a garabatear sobre las hojas, Pablo consultó el reloj y David tenĆa mucho tiempo de retraso con respecto a la Ćŗltima llamada que le habĆa dicho que estarĆa entrenando en su gimnasio, tomarĆa una ducha e iba a buscarlo.
Pasó tanto tiempo que los dibujos sin forma aburrieron al pequeƱo Vicente y prefirió ver televisión con la tĆa Jenny. Pablo iba a consultar el celular cuando recibió un whatsapp de David:
Estoy afuera, ven.
Pablo arrugó la frente dejó el celular en la cama y bajó al primer piso. Al salir al jardĆn divisó en la calle el coche deportivo blanco de su esposo.
—¿No vas a saludar? —preguntó Pablo cuando se acercaba a la ventanilla. Enseguida se quedó pasmado al ver el rostro hinchado de David y la comisura del labio rota—. ¡¿QuĆ© te pasó?!
—Una pelea, ¿te parece poco?
—Pero, ¿por quĆ©? ¿Cómo ocurrió? ¿Con quien?
—Sólo me quiero ir —comentó David huyendo de las manos de Pablo que subió al automóvil—, de hecho vas a manejar tĆŗ.
—David, primero debemos hablar. BĆ”jate y te lavas la cara.
—No quiero que tu familia me vea asĆ.
—No te verĆ”n. Ven conmigo.
Pablo bajó del vehĆculo y esperó que David tambiĆ©n lo hiciera, tan pronto abrió la puerta y puso un pie en el asfalto el hombre lanzó un quejido, se acercó a Pablo encorvado, cojeando y con las manos acunando sus testĆculos, su ropa estaba sucia.
—¿QuĆ© le pasó a tus bolas?
—¡Carajo! ¡Te dije que tuve una pelea! ¿No estĆ”s viendo?
—No seas grosero que hasta el momento no sĆ© nada. ¿Con quiĆ©n fue?
—Con el hijo de puta de Alfredo.
A Pablo sintió que el mundo se le iba abajo otra vez su ex pareja estaba interfiriendo en su nueva y sólida relación, pensaba que ya le habĆa dejado los puntos claros. Tomó un respiro y abrió la puerta de la casa, ayudó a caminar a David atravesando el jardĆn hasta la parte trasera de la casa donde habĆa una piscina. Ocuparon unas sillas uno frente al otro.
—Te buscarĆ© agua y una crema para la hinchazón. ¿Se hincharon verdad?
David afirmó cerrando los ojos seguĆa agarrĆ”ndose las bolas. Pablo ingresó a su casa y regresó rĆ”pidamente.
—Vamos a ver, bĆ”jate el pantalón.
—¡EstĆ”s loco, Pablo! ¡No voy a dejar que me pongas eso!
—Deja tu estrĆ©s que no tengo culpa de las idioteces de Alfredo.
—No es por eso, Pablo —se calmó David—. Si dejo que me toques obviamente me voy a excitar y resultarĆ” mĆ”s doloroso para mi —ambos se miraron a la cara y rieron en aquella frĆa noche de febrero. Pablo ocupó una silla—. ¿Sabes algo? Que aquella vez que Alfredo te envió una solicitud de facebook yo me molestĆ© muchĆsimo y dije que lo iba a joder… pues… quien terminó jodido en la pelea fui yo.
Ambos se miraron a los ojos y volvieron a reĆr, David se quejó del dolor y aferró sus manos a los cojones.
—¿QuĆ© pasó, David? CuĆ©ntame.
David hizo una mueca de dolor como si el simple recuerdo le martillara las pelotas.
—Como te habĆa dicho entrenĆ© en el gimnasio con las pesas durante un ciclo cuando ya estuve completo subĆ a la oficina y tomĆ© una ducha, le dije a Ruth que ya me iba y que el gimnasio quedaba en sus manos cualquier novedad podĆa avisarme al celular. BajĆ© al estacionamiento y cuando ya me disponĆa para subir al carro me golpearon en la nuca.
—¿Con quĆ© te pegó el cretino ese?
—¡¿Yo que putas voy a saber con quĆ© me golpeó?! Simplemente fue con algo muy fuerte porque caĆ en un sólo instante al suelo. PensĆ© que era un atraco y dije que podĆan llevarse el auto y todo, me percatĆ© que era un hombre pero no quiĆ©n. El hijo de puta ese me agarró de los tobillos yo todavĆa estaba confundido pensaba que querĆa elevarme las piernas para que el celular y la billetera escapara del pantalón pero no, el levantó la pierna y me pisó justo en las bolas.
David se agarró los hinchados testĆculos rememorando la cruel embestida de Alfredo unos minutos antes.
Tan pronto sus gordos testĆculos fueron pisados entre la planta del pie y el hueso pĆ©lvico David dejó escapar un aullido ahogado. Su atacante lo soltó de los tobillos permitiendo acurrucarse en posición fetal.
—Tienes que alejarte de Pablo o te va a ir peor —comunicó Alfredo.
(—Cuando escuchĆ© tu nombre supe que era algĆŗn conocido —explicaba David a Pablo—. AbrĆ los ojos y me encontrĆ© con su cara, es mĆ”s alto que yo y habĆa ganado ventaja).
Desde el piso David jadeaba pesadamente, seguĆa acurrucado agarrĆ”ndo su entrepierna. Alfredo lo estaba mirando masajeando su enorme y abultada virilidad.
—A mi ex le encantaba eso del ballbusting —dijo—, a mi no por el contrario supongo que a ti te debe tener las bolas como un acordeón. Lo mĆ”s justo para nosotros es que peleemos de hombre a hombre.
—No tengo por quĆ© pelear contigo, chupa pitos —se quejó David pudiendo sentarse en el suelo—. Debes saber que Pablo estĆ” conmigo ahora y tĆŗ tienes que alejarte por tu propio bien.
—No me alejarĆ©, te arrancarĆ© de Ć©l, o no te sientes lo suficiente hombre para luchar, esteroides con patas, los anabólicos no te deben dejar pensar.
—Cuando te agarre te voy a sacar la cresta, idiota.
—Te estoy esperando, esteroide con piernas —alegó Alfredo moviendo las manos en seƱal de invitacion.
Respirando agitadamente David se alzó y devolviéndole una mirada de odio se preparó para luchar pero Alfredo reaccionó con otro golpe a traición echó la pierna hacia atrÔs y la estrelló contra la virilidad de David, aplastando sus preciosas gónadas contra su cuerpo y haciéndole soltar una tos gutural.
David se dobló por instinto iba a cubrir su ingle pero recibió una segunda patada a sus huevos.
Gimió de dolor, doblÔndose al instante y sosteniendo con ambas manos su entrepierna, sus rodillas se unieron temblando como gelatina.
Alfredo rió arrogante, tan sólo empujó a David suavemente por la frente para que se desplomase en el suelo de forma graciosa.
La cara de David era un manto de dolor y el envidioso de Alfredo no sentĆa lastima por Ć©l pretendĆa castrarlo si era necesario.
—¿QuĆ©? ¿No eres tan fuerte como aparentas? ¡Esteroides con piernas! ¡LevĆ”ntate de ahĆ, saco de anabólicos! —Alfredo se acercó a David y lo sujetó de la cabeza para hacerlo levantar, el moreno retomó fuerza y estirando un brazo se adueñó perfectamente de ambos testĆculos de Alfredo, haciendo que el rubio se encorvara emitiendo un ruido ronco.
David observó como los ojos de su enemigo estaban abiertos como platos, su mandĆbula caĆda y un gemido penetrante escapaba de sus labios.
Retorcio y apreto el par de huevos que se sentĆan gordos,
Alfredo sentĆa que lo desgarraban por dentro apretó el puƱo y lo estrelló en la cara de David rompiĆ©ndole la boca, el musculoso hombre cayó a un lado maldiciendolo mientras Alfredo estaba encorvado agarrando su hombrĆa.
David cerró los ojos su relato al parecer habĆa culminado o simplemente cesó mientras Pablo le limpiaba la boca.
—¿QuĆ© pasó despuĆ©s?
—ConseguĆ debilitar a tu ex pero Ć©l estaba menos dolorido que yo, volvió a acercarse a mi y me levantó pude darle un puƱetazo y cerrarle un ojo, estarĆ” asĆ por un tiempo. DespuĆ©s nos enfrascamos en una ruidosa pelea. Ćl me dio un rodillazo en las bolas y yo le peguĆ© varias veces al cuerpo. La gente de seguridad nos apartó y me encarguĆ© de que lo hecharan a patadas. Voy a ordenar que prohĆban su entrada al centro comercial me dijeron que iban a llevarme a enfermerĆa pero estaba tan molesto que me fui asĆ.
Pablo dió un insulto y juró que aquello no quedarĆa asĆ, ya habĆa visto los testĆculos de su esposo y estaban muy hinchados.
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