-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Cuando termino el reto el equipo ganador llegĆ³ festejando a su departamento. DĆ”ndole las gracias a Sebastian mientras Ć©l relataba la experiencia vivida.
Sebastian |
—PensĆ© que perderĆa —decĆa— me sentĆ tenso porque no podĆamos volver a perder, pero al ver como ese luchador empezĆ³ a eyacular creĆ que ya habĆamos perdido pero mecĆ”nicamente seguĆ masturbĆ”ndome y no pensĆ© en otra cosa, A veces aguante las ganas de venirme, pero no pude mĆ”s y cuando lo hice saliĆ³ con todo.
—AdemĆ”s de las ilegales patadas a las bolas que te dio —comentĆ³ Pedro.
Sebastian simplemente sonriĆ³.
—jajaja felicidades, Sebastian —dijo GerĆ³nimo dĆ”ndole palmadas en la espalada—. Nos has salvado por poco.
—Nos salvaste el pellejo —complementĆ³ Pedro.
—No se olviden que tenemos que seleccionar a un posible eliminado del otro equipo —comunicĆ³ Ignacio.
—Yo voto por David —indicĆ³ Marco—, es muy grande y debe ser un gran adversario.
—Pienso que no —negĆ³ Ignacio— y si me permiten opinar, yo votarĆa por RenĆ©.
—¿Por que? —preguntĆ³ SebastiĆ”n.
—AquĆ no sabemos como serĆ”n los retos y por lo general son sexuales y vean la maquina de potencia sexual que tiene RenĆ©; imaginen que para el prĆ³ximo reto escojan masturbarnos y gana el que mĆ”s eyacule junto con el entusiasmo de la paja... y escojan a RenĆ©. Es mejor que lo seleccionemos directamente para eliminaciĆ³n.
—QuedarĆa David.
—Pero no sabemos como se desempeƱa en el sexo David —hablaba Ignacio gesticulando con las manos— puede que parezca un semental y no lo sea, mientras ya sabemos como es RenĆ©, Ć©l se calienta muchĆsimo.
—Bueno podrĆamos elegir a RenĆ© —concluyĆ³ Sebastian—. Porque creo que los de su propio equipo votarĆan en contra de David, si se ve que ese debe ser odiado en su propio equipo.
—Mantengo mi voto contra David —se mantuvo Marco.
—Yo inclino mi voto para RenĆ© —determinĆ³ GerĆ³nimo.
—Yo, doy mi voto a RenĆ© —alegĆ³ Pedro— es mejor bueno conocido que malo por conocer.
—Mi voto es para RenĆ©, lo saben —dijo Ignacio.
—Bueno el elegido por los cardenales por mayorĆa de voto es RenĆ© —concluyĆ³ SebastiĆ”n levantĆ”ndose del banco y apuntando el nombre en una hoja.
En casa del equipo verde todos discutĆan como perdedores.
Matias |
—Yo me oponĆa a que eligieran a este cabrĆ³n—peleaba MatĆas.
—TĆŗ con tu estupidez creyendo que ganarĆas —discutĆa RenĆ©—. ¡Carajo inmaduro!
—Ahora se va a tener que ir uno de nosotros —decĆa David—. Y espero que seas tĆŗ.
—¿SĆ? ¿Y quien iba a ser el representante de equipo? —se defendĆa Lucas—. ¿Otra vez repetir con RenĆ©. ¿O tĆŗ? Que dijiste que jamĆ”s votarĆas semen en este edificio.
—AquĆ hay bastante leche para votar —intervino MatĆas antes que David se defendiera.
La discusiĆ³n siguiĆ³ hasta que Lucas molesto se fue a su habitaciĆ³n, buscĆ“ un papel y votĆ³ con sumo odio contra MatĆas. David y los demĆ”s miembros acordaron dar su voto de eliminaciĆ³n hacia Lucas. DespuĆ©s se dirigieron a la habitaciĆ³n de Miguel, el huraƱo beisbolista, y Ć©ste dijo que no tenĆa Ć”nimos de salir. Le informaron que votara por alguien del equipo como posible eliminado y Ć©l copiĆ³ su propio nombre. Los demĆ”s buscaron sus hojas y depositaron las nominaciones en la caja.
Ambos equipos se reunieron en la casa general dĆas despuĆ©s y escucharon los resultados oficiales y el nombre del posible eliminado. LeĆ³n tenĆa 3 sobres en la mano.
—Del reto anterior de grado de excitaciĆ³n sexual ante la masturbaciĆ³n los representantes de equipo fueron: por el equipo rojo de los cardenales SebastiĆ”n y por el quipo verde Lucas. Sebastian obtuvo un porcentaje ganador con 61% mientras Lucas perdiĆ³ con 39% —su equipo vitoreĆ³ a Sebastian— el posible eliminado elegido por el grupo rojo es......... RenĆ© mientras el equipo verde dio los siguientes votos: MatĆas 1 voto, Miguel 3 y Lucas 1 voto el nuevo posible eliminado es Miguel.
David mirĆ³ de manera vengativa a todos los miembros de su equipo habĆan decidido por mayorĆa votar por Lucas y no resultĆ³ ser asĆ lo habĆan traicionado prĆ”cticamente. Cada grupo volviĆ³ a su casa de equipo.
El grupo verde al entrar a su departamento encontraron en el comedor la cena preparada.
Carlos |
—¿QuĆ© es esto?—pregunto Carlos viendo un sobre. Lo abriĆ³ y leyĆ³—. Desde su equipo estĆ”n los posibles eliminados y en Proyecto Elite les regalamos la cena.
—Estoy que muero del hambre —indicĆ³ MatĆas sentĆ”ndose a comer.
David y Carlos hicieron lo respectivo.
—Yo no tengo hambre —dijo Lucas—, avisarĆ© a Miguel que estĆ” seleccionado como posible eliminado —y se fue del comedor.
—¿Por quĆ© no votaron por Lucas? —preguntĆ³ con mal humor David.
—Hombre, es que Miguel se quiere ir de aqui —respondiĆ³ MatĆas— y ese weon no nos sirve de nada... es un idiotazo.
—Y es mejor que se vaya —reconociĆ³ Carlos.
—Me hubieran avisado por lo menos, ¿no? —protestĆ³ David—. Espero que el tiro no nos salga por la culata y el eliminado resulte RenĆ©.
Cada quien terminĆ³ de cenar y se fue a su dormitorio donde se guardaron echĆ”ndole pestillo a la puerta.
David desde la ventana mirĆ³ hacia la iluminada avenida pensando que debĆa ser amigable con todos si era que querĆa ganar, dirigiĆ³ la vista a su entrepierna, tanto tiempo sin masturbarse siquiera expulsar su semen y pensĆ³ «Vaya,¿cuĆ”nto debe haber aquĆ acumulado?». Sin embargo se acostĆ³ en la cama y se durmiĆ³ rĆ”pidamente.
Las horas transcurrieron lentamente en el edificio y ningĆŗn tipo de ruido hacĆa suponer sonidos anormales. Dos sombras entre la penumbra cruzaron los pasillos y con mucho silencio ingresaron en la casa del equipo verde. Subieron las escaleras, con el mayor mutismo e introdujeron una llave en una puerta y entraron a la habitaciĆ³n.
En la cama dormĆa plĆ”cidamente David con las piernas abiertas y un equisito bulto formado en su ropa interior.
—¿EstĆ”s seguro que le colocaste suficiente somnĆfero a la cena? —preguntĆ³ el jefe a LeĆ³n en un susurro.
—SĆ, seƱor —respondiĆ³ el hombre— y todos se la comieron, creo que podemos salir como Pedro por su casa y sin preocupaciones.
—¿Salir?... ahora lo que hay es que cargar a este monstruo.
Entre los dos se llevaron entre brazos al grueso y musculoso David hacĆan mucho esfuerzo por cargar al hombre con toneladas de mĆŗsculos. Lo sacaron del cuarto, lo bajaron por las escaleras sacĆ”ndolo de allĆ.
...
Minutos mƔs tarde David estaba en un cuarto dƩbilmente iluminado atado a unas cadenas y con los brazos en alto y en forma de V, sus piernas se encontraban separadas, estaba totalmente desnudo, el cuerpo musculoso al aire y su pene flƔcido amarrado al abdomen, sus bolas gordas y colgantes reposaban entre sus muslos. Sus ojos estaban tapados con un trapo al igual su boca.
—Tenga, jefe —dijo LeĆ³n acercĆ”ndose a su cĆ³mplice y entregĆ”ndole un frasco con un liquido.
—Gracias, LeĆ³n, ahora dĆ©jame solo.
LeĆ³n aceptĆ³ y saliĆ³ del cuarto. El jefe abriĆ³ el frasco y lo acerco a la nariz de David que poco a poco empezĆ³ a despertar.
David tratĆ³ de liberarse, sintiĆ³ que estaba atado a unas cadenas muy frĆas. Tampoco podĆa hablar.
— Jajaja —se burlĆ³ el jefe al ver los vanos intentos de David por liberarse— "jamĆ”s voy a votar una gota de semen" jajaja te oĆ y ya verĆ© si es verdad "una gota de semen por placer" habĆas dicho.
David intentaba hablar o gritar. No podĆa. Su corazon estaba palpitando, estaba mareado y sintiĆ³ un escalofrĆo por la columna vertebral.
—QuĆ©date quieto, David. Que por primera vez vas a derramar semen de placer en el edificio.
David sacudiĆ³ la cabeza con horror, asimilando la mayor cantidad posible de informaciĆ³n. Lo Ćŗltimo que recordaba era haber estado en su habitaciĆ³n mirando a la calle.
El jefe pasĆ³ una mano por los esculpidos labios de David, por sus abdominales y descansĆ³ sobre sus pelotas. Las tomĆ³ con cuidado entre sus manos sintiendo aquellos pesados Ć³rganos grandes. David se estremeciĆ³ de miedo al tener sus bolas en esas manos. Afortunadamente, el jefe dejĆ³ escapar los huevos de David.
El jefe sonriĆ³ y tomando impulso agarrĆ³ abruptamente las bolas de David en sus manos y apretĆ³ duro. Se escuchĆ³ como David contuvo el aliento y tensaba la espalda. Los gruesos pulgares presionaban los testĆculos deformĆ”ndolos como si fueran a explotar.
Finalmente, despuĆ©s de lo que le parecieron aƱos a el hombre lo soltĆ³ y David volviĆ³ a respirar agitadamente.
Sin tiempo para reponerse David gritĆ³ a travĆ©s de su mordaza cuando el jefe lo agarrĆ³ de las bolas y las retorciĆ³.
Se escuchaba el eco desagradable del crujido de huevos.
Se escuchaba el eco desagradable del crujido de huevos.
Otra vez soltĆ³ a David de los cojones, el fuerte macho jadeaba.
—No te dejarĆ© en paz hasta que derrames tu semen —informĆ³ el jefe.
Sin previo aviso, estrellĆ³ el puƱo contra el escroto de David. El concursante chillĆ³ y se revolviĆ³ con el sonido crujiente de sus huevas.
—Dijiste que nunca ibas a eyacular aquĆ. Hoy lo harĆ”s.
El jefe levantĆ³ el puƱo sobre las gĆ³nadas de David, como si de un martillo contra un clavo se tratase. RegalĆ³ al guapo y fornido hombre nueve golpes consecutivos haciendo caso omiso a los gritos ahogados que este realizaba cada vez que sus bolas eran fauleadas.
Las pelotas de David comenzaron a ponerse de una tonalidad rojiza. El sensible macho estaba sollozando deseando liberar sus manos para acariciar sus huevos pero nunca podrĆa.
El jefe retomĆ³ una lluvia de golpes sin piedad con ambos puƱos a los grandes cojones de David decidido a terminar con su arrogancia y vida sexual, eso le importaba mĆ”s que sacarle la leche.
Hubo un puƱetazo mortal que aplastĆ³ la mitad de cada huevo. David si no hubiera sido por la mordaza en su boca lanzarĆa un grito inhumano.
El dolor que salĆa del escroto de ese macho era tan extremo que realmente no podĆa concentrarse en lo que le estaba ocurriendo.
Ya por Ćŗltimo el jefe se apropiĆ³ del pene de David con una mano y con la otra le apretĆ³ las bolas.
David gimiĆ³ al ser masturbado.
El jefe logrĆ³ que minutos mĆ”s tarde el semen pegajoso del fortachĆ³n saliera de su pene a pesar del apretĆ³n mortal a sus gĆ³nadas.
Rene |
David despertĆ³ el dĆa siguiente tirado en la puerta del departamento de equipo con tan solo el slip puesto.
Miguel |
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