El gato en la arena de pelea (3/4): El fan - Las Bolas de Pablo

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17 feb 2018

El gato en la arena de pelea (3/4): El fan

Historia dedicada a Erick, un buen lector del blog, creador original de la entrega anterior de esta serie de Pablo.

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   —Es una pena que hayas perdido el dĆ­a de tu participación especial —comentaba Esteban a Pablo en su oficina de Guerreros de la arena—, ese muchacho tan joven te humilló delante de todos. Me preocupĆ© por tus huevos. TodavĆ­a te han de doler, ¿eh? —emitió una risita.


   —No, ya estoy mejor —alegó Pablo—. Pero de veras que el dolor que habĆ­a sentido aquella noche nunca lo habĆ­a experimentado antes, era profundo e intenso. CreĆ­ que me habĆ­a roto uno de mis cojones.

   —SerĆ­a una lĆ”stima que perdieras uno de ellos son tan grandes, espaciosos y bonitos.

   —Estem, eh, sĆ­…

   Esteban volvió a reĆ­r sabiendo que su intento por reterner a Pablo iba a ser en vano ademĆ”s porque el fastidioso de su esposo lo estaba esperando fuera de la oficina.

   —Bueno aquĆ­ tienes el cheque por tu participación —y extendió a Chacón una planilla—, hubiera sido mĆ”s dinero pero como perdiste.

   —No te creas —aceptó Pablo el papel guardĆ”ndolo en un cuaderno que tenĆ­a consigo— quiero la revancha. ¿Tengo oportunidad? ¿Puedes agendarlo? Quiero vengarme de ese niƱato.

   —¡Por supuesto que sĆ­, Pablo Alejandro! PautarĆ© una fecha y te llamarĆ©. Siempre serĆ” un espectĆ”culo ver al luchador 'El Gato' desnudo en la arena de pelea. AsĆ­ serĆ”.

   —Debo salvar mi reputación pero no olvides que es participación especial no deseo ser parte de la empresa como antes.

   —Descuida,Pablo Chacón. Todo estarĆ” como tĆŗ quieras.

   —AsĆ­ serĆ” —aceptó Pablo poniendo la reunión como concluida. Se levantó del asiento y se despidió de Esteban. Cuando estaba cerca de la puerta Ć©ste lo llamó.

   —Hey, Pablo, ¿seguró que tus huevas estĆ”n bien? ¿Puedo tocarlas? —alegó mirando con descaro su frondoso paquete.

   —EstĆ”n en perfecto estado —afirmó Pablo riendo y saliendo de la oficina.

   Caminó con David en dirección a la salida, casualmente ellos se habĆ­an conocido en esa empresa cuando Pablo era luchador y David su fan.

   Ambos bajaron hasta el estacionamiento haciĆ©ndose diferentes bromas hasta que una voz masculina llamó a Pablo por su apodo en las peleas, ambos se voltearon.

   Se trataba de un joven de algunos 20 ó 21 aƱos, era apuesto de cabellos oscuros, su cuerpo era delgado y tez blanca.

   —¿SĆ­? —afirmó Pablo.

   —Hola, soy Erick, querĆ­a conocerte. Soy tu fan aquĆ­ en Guerreros de la arena —extendió la mano a Pablo.

   —Vaya, hola, Erick, un gusto conocerte. Es prĆ”cticamente un halago saber que tengo un fan.

   —Ah no, sólo eso me faltaba —protestó David dĆ”ndose la vuelta para caminar en direccion a su automóvil.

   —Gato, te he visto muchas veces peleando aquĆ­. Me gustó mucho cuando anunciaron la vez pasada tu participación. Hubiera querido que ganaras aunque me excitó como te devastaron las huevas a punta de patadas.

   —Ah, sĆ­ —alegó Pablo sintiendo que se ponĆ­a rojo como un tomate.

   —Me gusta cuando pones tu cara de dolor. Esas huevas te deben pesar para caminar.

   —Un poco —bromeó Pablo.

   —Oye, Gato, a mi me gusta el ballbusting y serĆ­a un honor que tĆŗ, mi luchador favorito, me patee las pelotas. ¿AceptarĆ­as, por favor? Hazlo, pateame las bolas.

   —¿Lo dices en serio, Erick?

   —Joder que sĆ­, hazlo. Patea mis cojones.

   —EstĆ” bien —aceptó Pablo sintiendo que su pene se erectaba.

   Pablo hizo saltar en el aire a Erick cuando levantó la pierna y la golpeó contra las bolas del muchacho.

   —UUUFFFFF… fue buena, Pablo, dame otra —graznó Erick doblĆ”ndose y agarrĆ”ndose la entrepierna.

   —¿Otra, Erick?

   —SĆ­, no te preocupes por mi que las patadas me encantan.

   Pablo golpeó a Erick en las bolas con una patada dura y precisa.

   Erick hizo escapar un gemido y se dobló, agarrando sus doloridas gónadas. Pablo lo miraba teniendo la polla dura, marcĆ”ndose en el pantalón. Una sonrisa descarada adornaba su bello rostro.

   —Estoy… preparado… para… otra —argumentó el muchacho.

   —¿Seguro? —preguntó Pablo. Se mordió el labio inferior y masajeó su creciente erección.

   Erick estaba respirando pesadamente. Se irguió y llevó las manos a su cintura mientras extendĆ­a las piernas.

   Pablo le propinó otra patada que estrelló sus huevos dentro de su cuerpo.

   Erick lanzó un gemido ronco y cayó de rodillas temblando.

   —Es tan excitante, Pablo —pudo decir.

   —SĆ© que soy irresistible —dijo Pablo graciosamente. Centró su atención en el muchacho que estaba tratando de levantarse, gimiendo y jadeando.

   Pablo caminó detrĆ”s de Ć©l y pateó sus cojones haciendo que se derrumbara en medio de gemidos agónicos.

   Pablo se quedó contemplando a Erick.

   —Vamos, Pablo, se hace tarde —llamó la voz de David desde el vehĆ­culo.

   Pablo rió entre dientes.

   —Ha sido un gustazo conocerte, Erick, que estĆ©s bien. Me encantó patearte las bolas. ¡Adios!

   Corriendo Pablo fue al automóvil de David al subir se encontró con el rostro de su esposo tenĆ­a una mezcla en la cara que no se sabĆ­a si era ira o diversion por su torcida sonrisa.

   —Muy bonito el tener que  lidiar ahora con un fan —le dijo. Pablo al oĆ­rlo se echó a reĆ­r—. Te recuerdo que yo soy tu fan nĆŗmero uno y el primero en conocerte en este estacionamiento.

   —Ese fan tiene mĆ”s huevos que tĆŗ.

   —¿QuĆ© dices?

   —AsĆ­ como lo oyes al menos Ć©l se atrevió a pedirme que le pateara las bolas mientras tĆŗ ese dĆ­a estabas hecho un manojo de nervios hablandome.

   David rió y pasó el carro cerca de Erick que estaba de costado en el suelo sobando su ingle.

   —Pisa el acelerador —pidió Pablo— quiero llegar al departamento y follarte, quedĆ© excitado con ese majo.

   El carro aumentó la velocidad.

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