Herman@s de Lucas (1/5): Lo de anoche

CONTIENE:

-SEXO HETEROSEXUAL

   —Lucas, sobrino que bueno que llegas porque necesito hablar contigo.

   —¿Sí, tío? —la voz de Lucas reflejaba duda y miedo. Nunca esperaba llegar a casa en su vehículo y que el tío Marcos lo esperara fuera del hogar o ¿sería mera coincidencia que allí se encontraran?—. ¿Dime, tío?

   Marcos Chacón usaba esa mañana una chaqueta para el frío y una ajustada camisa que resaltaba un cuerpo poderosamente cuidado para su edad.

   —Toque esta mañana en tu cuarto y ya no estabas. Tu tía me aseguro que habías salido a la federación de fútbol.

   —Así es, tío, había una reunión para lo de Rusia.

   Marcos Chacón miraba fijamente a Lucas mientras tanto su sobrino estaba internamente lleno de miedo, ¿para qué su tío quería hablar con él? ¿A caso descubrió lo que pasó anoche? ¿Por qué lo miraba así? ¿Qué definía su mirada: decepción, preocupación, rabia?

   —Aquí hace mucho frío entremos y vamos a la biblioteca que tengo algo que hablarte seriamente.

   —Está bien pero de qué se trata, tío.

   —Adentro será mejor.

   Marcos Chacón se dio la vuelta y cruzó el jardín con el sobrino aterrado detrás de él.

   «Estoy preparado» pensaba Lucas. «Sabe todo lo de anoche, me va a insultar, me va a pegar y me echará de su casa como un perro traidor».

   —¿No hay nadie? —preguntó estúpidamente.

   —Sólo Daniela, tú y yo.

   Daniela era la señora que limpiaba la casa, Lucas sentía que sus grandes bolas le subían a la garganta por el terror que experimentaba. No había duda su tío lo sabía todo de anoche y le tocaría aceptar las represalias como un macho.

   Ocuparon asiento en la amplia biblioteca.

   —Lucas sabes que te quiero mucho…

   «¡Lo sabe todo! Éste es el momento en que me escupirá diciendo que le falté el respeto con su confianza regalada.»

   —Lo sé, tío —interrumpió Lucas dominando su voz a pesar del pánico—. Y tú para mi eres un padre más que tu hermano Gaspar… tío de veras siento lo que pasó…

   —Lucas precisamente de Gaspar quiero hablarte.

   De manera graciosa el muchacho se quedó con la boca abierta sin poder terminar su disculpa, se dio cuenta de ello y se acomodó sintiéndose libre de culpas.

   —¿Qué quiere ese señor?

   —Ayer por la noche me llamó hablamos largo rato. Cuando dejé el celular me quedé muy preocupado. Fui a tocarte a la habitación y ya estabas dormido.

   «O ya no estaba ahí» pensó el sobrino.

   —Mira, yo sé que Gaspar nunca ha sido un buen padre.

   —Y nunca lo será, sino fuera por ti yo no sé que sería de mi.

   —Oh, Lucas —Marcos Chacón lo miraba preocupado—, tu padre quiere que te reúnas con él y todos tus hermanos en su casa.

   —¿Sí? Estoy muy ocupado para eso. Él nunca ha querido ni tener hijos ni ser padre. ¿O ya como está viejo sentó cabeza?

   —No, Lucas, piénsalo bien ésta puede ser la única manera de conocer a gran parte de tus hermanos.

   —Gaspar Chacón siempre estuvo regando hijos por ahí. ¿Se arrepintió?

   —Quiere que todos lo conozcan, quiere hablar con ustedes.

   —Yo no quiero hablar con él.

   —Lucas, tu padre está enfermo y puede morir así que quiere reunirse con los hijos de todas las mujeres con las que ha estado y que le han asegurado ser el su padre.

   Lucas abrió los ojos de sorpresa. Rememoró aquella vez que su madre enferma de cáncer lo presentó ante Gaspar y este tan grosero negó que no tenía hijos. Ahora parecía que la vida le daba factura.

   —¿Cuántos hermanos somos?

   —No lo sé. Ya sabes como es Gaspar.

   —Más de una docena seguramente. ¿Cuándo quiere reunirse? Estoy con el fútbol para ir con la selección nacional a Rusia.

   —Tu viaje será pronto. A lo sumo 1 o 2 semanas. No afectará tu rendimiento. Conocerás a todos tus familiares. ¿No te da emoción?

   —Un poco, con mamá sólo la tenía a ella y tú que me abriste las puertas de tu casa.

   —Sí. Con respecto a eso debo confesarte algo —Lucas lo miró con renovado interés, ¿le iba a reclamar finalmente?—. De todos tus hermanos eres el único que tiene el apellido Chacón.

   —Y gracias a tu insistencia.

   —El resto de tus hermanos no han sido reconocidos todavía, en eso he tenido culpa por no ponerme ferreo con Gaspar.

   —Fui un caso único —rió Lucas.

   —Le haré un seguiento a lo de tus hermanos. Ya sabes que soy un hombre al que le gusta la familia.

   Lucas afirmó con la cabeza. Ellos continuaron charlando un rato más hasta que cómodamente el joven se despidió de su tío y al cerrar la puerta dio un resoplido de alvio.

   «Que bueno que no sabe nada de lo de anoche» se dijo caminando a su habitación.

   Por un momento pensó en Gaspar Chacón, así que estaba enfermo y sintiendo un peso de conciencia quería conocer a sus hijos. ¡Que lástima que debía pasar eso para llamar la atención! A pesar de todo iba a conocer a sus hermanos y era lo que le emocionaba. Siempre quiso tener hermanos y la verdad es que tenía a multitudes.

   Se encerró en su habitación y se quitó la franela, zapatos y jeans. En calzones se echó en la cama y sonriendo.

   «Por un momento pensé que mi tío sabía algo de lo de anoche».

   La noche anterior el muchacho había salido a hurtadillas de su dormitorio y visitó a su novia secreta, no se trataba de nada más y nada menos que de su prima Jenny, ambos habían sentido una química desde que se conocieron pero fue el diciembre anterior que decidieron hacerse novios a escondidas de la familia.

   Obviamente no era la primera vez que durante la noche Lucas se fugaba de su habitación mientras los demás dormían para visitar a la guapa chica, ya tenía experiencia en ello pero era que la noche anterior había sido especial pues fue la primera vez que ellos tenían relaciones sexuales.

   En las veces anteriores las visitas de Lucas no pasaban de besos, caricias y abrazos por lo que salía de la recámara de la prima totalmente caliente y empalmado teniendo que hacerse una paja en su pieza. Hasta cierto punto Jenny se había resistido a dar un paso más.

   «Pero anoche fue la noche» pensaba Lucas con una sonrisa de satisfacción y el pene tieso.

   Así fue lo ocurrido.

   Ambos estaban acostados en la cama de la joven a la luz tenue de la lámpara él miraba como un pendejo sus piernas y tetas, imaginándola sin ropa, en vez de observar su rostro y pedirle disculpas, cuando se dio cuenta de ello levantó la vista y la miro a los ojos.

   —Vaya al fin te percatas que tengo cara —le dijo de buen humor su novia secreta. Con una sonrisa le entregó un beso en los labios.

   Para su sorpresa Jenny se empezó a quitar la ajustada pijama quedándo en ropa interior. Lucas se tuvo que sentar boquiabierto para ver si era cierto.

   Jenny estaba echada en la cama sonriente, ya sin nada de ropa encima, entonces él se quitó la franela, su short y hasta  el calzón que tenía en la polla, que se le paraba por cuarta vez en menos de cuarenta minutos ahí metido. Se inclinó con la cara cerca de la vagina que estaba empezando a mojarse y le dio placer.

   Primero pasó la lengua por todo el sector, era delicioso mientras ella pellizcaba sus pezones. Luego empezó a meter sus dedos, y con la lengua le hacía bailar el clítoris, Jenny parecía de gelatina, no paraba de temblar

   —Lucas, ay, Lucas. Ahhhh, dame, dame más.

   —Shhhhhh —susurró él—. Nos pueden escuchar.

   El futbolista aumentó el ritmo con los dedos y lengua, y ella casi se caía de la cama debido a la excitación pero Lucas continuó lamiéndola y metiéndole los dedos hasta que en medio de gritos y gemidos silenciados por la almohada se corrió.

   Lucas no aguantaba más las ganas y no esperó a que se recuperara, él se subió sobre ella sin parar de besarla y acomodó el güevo a la entrada de su vagina comenzando a bombearla como animal, su verga entraba a tope con su cueva, Jenny aún disfrutaba de su orgasmo anterior casi ni gritaba solo hacia gemidos, ronroneaba como gatita, estaba por las nubes.

   Mientras la penetraba Lucas también se dedicaba a tocarle las tetas, las besaba, chupaba sus deliciosos pezones, Jenny gemía de placer. La embestía como una locomotora, por cada segundo que pasaba la excitación se incrementaba en ambos hasta que el joven llegó al clímax corriéndose dentro de ella, su leche estaba calientita y espesa.

   Extasiados se quedaron uno al lado del otro empapados de sudor, en pocos segundos Lucas reinició su deseo sexual y la volvió a penetrar.

   Antes de abandonar la habitación Jenny abrió la puerta e inspeccionó el pasillo.

   —¡Ya! Puedes salir —le susurró.

   Se dieron un beso y el joven salió a hurtadillas por suerte su novia cerró la puerta porque cuando él llegaba a su habitación se encontró cara a cara con alguien que cruzaba el pasillo.

   —¡Tía!  ¿Qué haces por aquí?

   La señora Yenny no se dio cuenta de la palidez de Lucas.

   —Vivo en esta casa, Lucas —rió—. Estaba tomando agua abajo. ¿Y tú? Es entrada la madrugada.

   —Sí —y el muchacho dio una respuesta pre elaborada—. Vengo del baño.

   —Ah, sí. Que tengas buenas noches, querido.

   —Así será, tía, igualmente.

   E ingresó a su recámara, verdaderamente para Lucas esa fue una buena noche durmiendo plácidamente de una vez sin tener que masturbarse como en sus visitas nocturnas al cercano cuarto de la prima.