CONTIENE:
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Simón habĆa empezado estupendamente el dĆa para la clase de cosas horrorosas que le iban a ocurrir al final de la tarde. Esa maƱana acostado en la cama junto a su esposa Claudia la besaba por encima del pijama, su espalda, hombro, brazo, pecho, abdomen, cadera, culo, pierna⦠hasta que se propuso desnudarla, primero la pijama y luego la ropa interior, aprovechando todo el tiempo para seguir besĆ”ndola; ella medio dormida cedĆa a cada caricia del marido, sintiendo sobre ella su desnudez aunque Ć©l continuaba besĆ”ndola; pechos, hombro, brazo, cadera, culo, pierna⦠y se quedó directamente en su coƱo, embellecido con sus labios vaginales rasurados, tiernos y sabrosos; le abrio un poco las piernas y metió la cabeza lamiendo aquellos deliciosos labios, abriĆ©ndolos con la lengua para explorar su interior, la parte mĆ”s sabrosa, mĆ”s jugosa y placentera, Claudia emitió un lamido exquisito. Simón lamió y saboreó esos maravillosos labios por mĆ”s de 5 minutos, hasta que decidió pasar a otro manjar: la penetración.
Tal y como estaba, de lado, se acomodó a su espalda en la posición de cucharita, cogiendo ella el erecto y grueso pene con su delicada mano e introduciéndolo en su cÔlido y húmedo coño. Ambos emitieron sendos gemidos de placer. Tas unos pocos embistes ella se puso boca arriba, con las piernas sobre él, mientras Simón Chacón la taladraba por dentro.
Asà siguieron con un dulce, constante y firme mete saca por varios minutos, hasta que se impuso otro cambio de posición, la mÔs clÔsica: el misionero.
Los pechos de Claudia se movĆan arriba y abajo al compĆ”s de las embestidas. Simón aprovechaba para besarlos, morderlos, comerlos, lamerlos y succionarlos. Ella dobló los ojos cuanto mĆ”s profundas se hacian las embestidas, gimiendo con cada una de ellas, asĆ que guiado por sus deseos optó por otro cambio de posición, poner sus piernas encima de sus hombros, una a cada lado de la cabeza, ganando una gran penetración.
Simón se sentĆa cachondĆsimo y ver cómo su esposa se manoseaba las tetas hizo que casi se corriese en ese momento, asĆ que optó por otro cambio de posición, querĆa alargar aquella maravilla de sexo lo mĆ”s posible, para no correrse a la primera.
Colocó a Claudia tumbada boca abajo, con las piernas cerradas y él encima de ella, penetrando su coño desde atrÔs, posición con la que lograba una profunda penetración.
Al dejar de mirar su espalda y fijar los ojos en su precioso culazo, le dieron ganas de azotarlo asà que complació sus instintos propinÔndole sendos azotes, uno en cada nalga para a continuación asirse a sus grandes pechos y empujarla hacia él con mÔs fuerza para penetrarla hasta el fondo de su cueva. Asà estuvieron varios minutos, hasta que el cansancio empezó a hacer mella en el cuerpo del macho y en su mente.
Simón se separó de Claudia.
Y pocos segundos empezó a correrse, llegando el primer disparo de leche a sus grandes y preciosos pechos y el resto cayendo en su ondulado abdomen entre sus convulsiones, intentaba enmudecer los gemidos para no despertar a ninguno de sus tres hijos que dormĆan plĆ”cidamente.
Descansaron tumbados en la cama hasta que tomaron la iniciativa de baƱarse juntos y limpiar toda la chorrada de semen que habĆa salida de la verga de Simón.
Asà de fascinante comenzaba la mañana.
Salieron de la ducha todavĆa jugueteando y riendo entre ellos, mojados todavĆa se echaron sobre la cama riendose como una cómplice y fiel pareja.
Claudia se puso a acariciar la jugosa polla de Simón.
Y esta se puso dura como roca.
Claudia sonrió. Simón siempre resultaba un semental cachondo. Soltó el trozo de carne duro y caliente y lo manoseó con la palma de la mano.
Simón dejó escapar un suspiro.
Claudia miró a las huevas de Simón, sonrió y las agarró en sus manos. Sus dedos se cerraron alrededor de los orbes carnosos. Se sentĆan tibios y vulnerables en sus manos. Pasó sus pulgares en cĆrculos sobre la piel masajeando lentamente las enormes gónadas de su marido.
Con una sonrisa satisfecha, Claudia notó una pequeƱa gota de lĆquido preseminal en la punta de la polla.
Claudia comenzó a apretar con mÔs fuerza, clavando las puntas de los dedos en las dos pelotas carnosas aplastÔndolas.
Una sonrisa apareció en la cara de la mujer. No habĆa nada como sostener la virilidad del padre de sus hijos entre sus manos. Era como la mĆ”xima aceleración de poder, el conocimiento de que podrĆa terminar con la vida sexual del hombre que era jefe de familia.
Los pulgares de Claudia se hundieron en los gigantescos testĆculos de Simón, provocando un suave gemido en Ć©l.
Un poco mĆ”s de presión y esas bolas grandes y varoniles se convertirĆan en un desastre pegajoso. Un poco mĆ”s de presión y sacarĆa por completo y como pasta dental la leche que quedaba de su macho.
La polla dura de Simón goteaba presemen como un grifo roto, empapando el colchón con su potente jugo.
Simón miró a Claudia con los ojos muy abiertos.
āĀæQuĆ©? ĀæQuĆ© quieres? Claudia, por favor.
Claudia le guiñó un ojo y golpeó sus testĆculos con la palma de la mano.
Las bolas grandes y todavĆa llenas de su marido se agitaron salvajemente mientras Simón soltaba un gruƱido angustiado.
Claudia se rió.
Simón gimió mientras su gruesa polla comenzaba a emanar chorro a chorro de esperma espeso y cremoso sobre el colchón.
La mujer clavó sus pulgares profundamente en las carnosas bolas de Simón, apretando sus testĆculos contraĆdos que bombeaban escupitajos abundantes y salados de semen al exterior.
Después de lo que pareció una eternidad, el orgasmo de Simón se calmó.
Claudia observó su obra y sonrió orgullosa, secÔndose las manos con el trasero musculoso de su marido.
āY sigo segura que esos tanques todavĆa estĆ”n llenos.
El colchón estaba empapado con el rĆo de lefa de Simón y la habitación estaba llena del olor a sexo y semen.
Claudia suspiró y relajó sus manos.
Simón gemĆa, su polla y sus bolas se sentĆan como si estuvieran en llamas.
Claudia lo miró, con una expresión divertida en su rostro.
āEres un llorón āse rió entre dientes.
āNo seas mentirosa ānegó Simónā. Puse mĆ”s resistencia que en las ocasiones anteriores. Soy mĆ”s fuerte ahora.
Claudia se rió, le dio un beso en la boca a su amado y se levantó de la cama saliendo de la cama y dejando a Simón sobre el colchón mojado y empapado de semen.
El macho lanzó un deleitoso suspiro, tenĆa que comenzar su dĆa de forma energica, temprano en la maƱana tenĆa su programa de radio y en la tarde debĆa grabar el programa de televisión que se transmitĆa de nocheā¦
Ā«Por ciertoĀ» mentalmente se recordó de algo «¿Cómo le irĆa en rating al programa de RafaelĀ».
Rafael era un viejo amigo de Simón quien la noche anterior estrenaba en el canal de la competencia un programa en franja horaria de revancha al de Chacón.
Simón necesitaba saber los nĆŗmeros del estreno, mientras obtenĆa un respuesta salió de la cama preparandose para ese dĆa donde sus testĆculos recibirĆan algunos golpes bochornosos.
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