CONTIENE:
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Al concluĆr su programa de radio Simón Chacón se dirigió al canal de televisión para conocer los resultados en rating de la noche anterior de su reconocido programa frente a un late show que se estrenó en la competencia conducido por un viejo amigo.
Simón ingresó a la oficina de la seƱora Calero, presidenta del canal. Iba vestido con un fascinante jeans que se ceƱĆa a sus musculosas piernas y marcaba un paquete perfecto y al sentarse, como de costumbre en los machos de su familia, marcaba la inmensa dotación de sus gónadas.
—SeƱora Calero, buen dĆa —la saludó—, ¿cómo estĆ”? Digame, he venido a conocer el resultado de Chacón frente al estreno de la competencia —tras referirse al nombre de su programa Simón hizo un gesto en alto con la mano—, ¿aplastamos al rival? ¿Nuestros nĆŗmeros fueron superiores?
La señora Calero se le quedó mirando fijamente primero a la cara pero después resultaba inevitable desviar la vista a aquellas bolas que se agitaban con nueva esperma acumulada.
—¿Quieres saber quĆ© pasó con tu programa anoche? —interrogó la seƱora Calero parĆ”ndose frente a Ć©l y llevando sus manos a ambos lado de la cadera. Simón con buen humor afirmó con la cabeza hasta recibir el balde de agua frĆa con la mala noticia—. Pues perdimos abruptamente, nos aplastaron con su estreno.
—¿SĆ? No hay de quĆ© preocuparse. DespuĆ©s de todo fue su premiere y tenĆan invitados internacionales, al tiempo se van a desinflar, son una mala copia nuestra y el pĆŗblico prefiere la calidad.
—¡Pero ayer perdimos! Y no soy una mujer que le guste perder frente a sus adversarios —anunció la seƱora Calero, y era verdad, se consideraba una mujer a la que el fracaso la frustraba—. No quiero que esta noche tu programa salga perdedor en la franja horaria, si ayer tenĆan invitados de lujo hoy prometieron botar la casa por la ventana… ¿a quien invitaste para hoy?
—A una escritora.
—¡¿A una escritora, Simón?! —furiosa la seƱora Calero levantó la pierna y estampó su zapato de tacón alto en la albultada entrepierna de Simón aplastĆ”ndole las bolas.
Simón dejó escapar un grito agónico.
—¡SerĆ” mejor que pongas a producir tus ideas! No voy a tolerar que tu programa baje un nĆŗmero mĆ”s, tampoco que quede relegado al segundo o tercer puesto despuĆ©s que eramos los reyes de las noches. AsĆ que quiero que te vayas y te pongas a pensar en como reinventarte. Produce ideas y no solo leche para estas grandes huevas.
Afincó el pie con fuerza.
Simón gritó de dolor desenfocando los ojos.
—Si tu programa pierde esta semana considera que saldrĆ”s del aire.
La mujer retiró el pie de la entrepierna de Simón y permitió que este adolorido y quejĆ”ndose del quemante sufrir de huevos se sobara sus grandes testĆculos.
La seƱora Calero lo miró hecha una furia y salió de la oficina alegando que querĆa seguir ganando a las 23 horas.
—Ay, mis pelotas. Me duelen...
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