La fama de Simon (1/4): El despertar - Las Bolas de Pablo

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10 ago 2018

La fama de Simon (1/4): El despertar


CONTIENE:
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

   SimĆ³n habĆ­a empezado estupendamente el dĆ­a para la clase de cosas horrorosas que le iban a ocurrir al final de la tarde. Esa maƱana acostado en la cama junto a su esposa Claudia la besaba por encima del pijama, su espalda, hombro, brazo, pecho, abdomen, cadera, culo, pierna… hasta que se propuso desnudarla, primero la pijama y luego la ropa interior, aprovechando todo el tiempo para seguir besĆ”ndola; ella medio dormida cedĆ­a a cada caricia del marido, sintiendo sobre ella su desnudez aunque Ć©l continuaba besĆ”ndola; pechos, hombro, brazo, cadera, culo, pierna… y se quedĆ³ directamente en su coƱo, embellecido con sus labios vaginales rasurados, tiernos y sabrosos; le abrio un poco las piernas y metiĆ³ la cabeza lamiendo aquellos deliciosos labios, abriĆ©ndolos con la lengua para explorar su interior, la parte mĆ”s sabrosa, mĆ”s jugosa y placentera, Claudia emitiĆ³ un lamido exquisito. SimĆ³n lamiĆ³ y saboreĆ³ esos maravillosos labios por mĆ”s de 5 minutos, hasta que decidiĆ³ pasar a otro manjar: la penetraciĆ³n.


   Tal y como estaba, de lado, se acomodĆ³ a su espalda en la posiciĆ³n de cucharita, cogiendo ella el erecto y grueso pene con su delicada mano e introduciĆ©ndolo en su cĆ”lido y hĆŗmedo coƱo. Ambos emitieron sendos gemidos de placer.  Tas unos pocos embistes ella se puso boca arriba, con las piernas sobre Ć©l, mientras SimĆ³n ChacĆ³n la taladraba por dentro.



   AsĆ­ siguieron con un dulce, constante y firme mete saca por varios minutos, hasta que se impuso otro cambio de posiciĆ³n, la mĆ”s clĆ”sica: el misionero.



   Los pechos de Claudia se movĆ­an arriba y abajo al compĆ”s de las embestidas. SimĆ³n aprovechaba para besarlos, morderlos, comerlos, lamerlos y succionarlos. Ella doblĆ³ los ojos cuanto mĆ”s profundas se hacian las embestidas, gimiendo con cada una de ellas, asĆ­ que guiado por sus deseos optĆ³ por otro cambio de posiciĆ³n, poner sus piernas encima de sus hombros, una a cada lado de la cabeza, ganando una gran penetraciĆ³n.



   SimĆ³n se sentĆ­a cachondĆ­simo y ver cĆ³mo su esposa se manoseaba las tetas hizo que casi se corriese en ese momento, asĆ­ que optĆ³ por otro cambio de posiciĆ³n, querĆ­a alargar aquella maravilla de sexo lo mĆ”s posible, para no correrse a la primera.



   ColocĆ³ a Claudia tumbada boca abajo, con las piernas cerradas y Ć©l encima de ella, penetrando su coƱo desde atrĆ”s, posiciĆ³n con la que lograba una profunda penetraciĆ³n.



   Al dejar de mirar su espalda y fijar los ojos en su precioso culazo, le dieron ganas de azotarlo asĆ­ que complaciĆ³ sus instintos propinĆ”ndole sendos azotes, uno en cada nalga para a continuaciĆ³n asirse a sus grandes pechos y empujarla hacia Ć©l con mĆ”s fuerza para penetrarla hasta el fondo de su cueva. AsĆ­ estuvieron varios minutos, hasta que el cansancio empezĆ³ a hacer mella en el cuerpo del macho y en su mente.



   SimĆ³n se separĆ³ de Claudia.



   Y pocos segundos empezĆ³ a correrse, llegando el primer disparo de leche a sus grandes y preciosos pechos y el resto cayendo en su ondulado abdomen entre sus convulsiones, intentaba enmudecer los gemidos para no despertar a ninguno de sus tres hijos que dormĆ­an plĆ”cidamente.



   Descansaron tumbados en la cama hasta que tomaron la iniciativa de baƱarse juntos y limpiar toda la chorrada de semen que habĆ­a salida de la verga de SimĆ³n.



   AsĆ­ de fascinante comenzaba la maƱana.



   Salieron de la ducha todavĆ­a jugueteando y riendo entre ellos, mojados todavĆ­a se echaron sobre la cama riendose como una cĆ³mplice y fiel pareja.



   Claudia se puso a acariciar la jugosa polla de SimĆ³n.



   Y esta se puso dura como roca.



   Claudia sonriĆ³. SimĆ³n siempre resultaba un semental cachondo. SoltĆ³ el trozo de carne duro y caliente y lo manoseĆ³ con la palma de la mano.



   SimĆ³n dejĆ³ escapar un suspiro.



   Claudia mirĆ³ a las huevas de SimĆ³n, sonriĆ³ y las agarrĆ³ en sus manos. Sus dedos se cerraron alrededor de los orbes carnosos. Se sentĆ­an tibios y vulnerables en sus manos. PasĆ³ sus pulgares en cĆ­rculos sobre la piel masajeando lentamente las enormes gĆ³nadas de su marido.



   Con una sonrisa satisfecha, Claudia notĆ³ una pequeƱa gota de lĆ­quido preseminal en la punta de la polla.



   Claudia comenzĆ³ a apretar con mĆ”s fuerza, clavando las puntas de los dedos en las dos pelotas carnosas aplastĆ”ndolas.



   Una sonrisa apareciĆ³ en la cara de la mujer. No habĆ­a nada como sostener la virilidad del padre de sus hijos entre sus manos. Era como la mĆ”xima aceleraciĆ³n de poder, el conocimiento de que podrĆ­a terminar con la vida sexual del hombre que era jefe de familia.



   Los pulgares de Claudia se hundieron en los gigantescos testĆ­culos de SimĆ³n, provocando un suave gemido en Ć©l.



   Un poco mĆ”s de presiĆ³n y esas bolas grandes y varoniles se convertirĆ­an en un desastre pegajoso. Un poco mĆ”s de presiĆ³n y sacarĆ­a por completo y como pasta dental la leche que quedaba de su macho.



   La polla dura de SimĆ³n goteaba presemen como un grifo roto, empapando el colchĆ³n con su potente jugo.



   SimĆ³n mirĆ³ a Claudia con los ojos muy abiertos.



   —¿QuĆ©? ¿QuĆ© quieres? Claudia, por favor.



   Claudia le guiĆ±Ć³ un ojo y golpeĆ³ sus testĆ­culos con la palma de la mano.



   Las bolas grandes y todavĆ­a llenas de su marido se agitaron salvajemente mientras SimĆ³n soltaba un gruƱido angustiado.



   Claudia se riĆ³.



   SimĆ³n gimiĆ³ mientras su gruesa polla comenzaba a emanar chorro a chorro de esperma espeso y cremoso sobre el colchĆ³n.



   La mujer clavĆ³ sus pulgares profundamente en las carnosas bolas de SimĆ³n, apretando sus testĆ­culos contraĆ­dos que bombeaban escupitajos abundantes y salados de semen al exterior.



   DespuĆ©s de lo que pareciĆ³ una eternidad, el orgasmo de SimĆ³n se calmĆ³.



   Claudia observĆ³ su obra y sonriĆ³ orgullosa, secĆ”ndose las manos con el trasero musculoso de su marido.



   —Y sigo segura que esos tanques todavĆ­a estĆ”n llenos.



   El colchĆ³n estaba empapado con el rĆ­o de lefa de SimĆ³n y la habitaciĆ³n estaba llena del olor a sexo y semen.



   Claudia suspirĆ³ y relajĆ³ sus manos.



   SimĆ³n gemĆ­a, su polla y sus bolas se sentĆ­an como si estuvieran en llamas.



   Claudia lo mirĆ³, con una expresiĆ³n divertida en su rostro.



   —Eres un llorĆ³n —se riĆ³ entre dientes.



   —No seas mentirosa —negĆ³ SimĆ³n—. Puse mĆ”s resistencia que en las ocasiones anteriores. Soy mĆ”s fuerte ahora.



   Claudia se riĆ³, le dio un beso en la boca a su amado y se levantĆ³ de la cama saliendo de la cama y dejando a SimĆ³n sobre el colchĆ³n mojado y empapado de semen.



   El macho lanzĆ³ un deleitoso suspiro, tenĆ­a que comenzar su dĆ­a de forma energica, temprano en la maƱana tenĆ­a su programa de radio y en la tarde debĆ­a grabar el programa de televisiĆ³n que se transmitĆ­a de noche…



   «Por cierto» mentalmente se recordĆ³ de algo «¿CĆ³mo le irĆ­a en rating al programa de Rafael».



   Rafael era un viejo amigo de SimĆ³n quien la noche anterior estrenaba en el canal de la competencia un programa en franja horaria de revancha al de ChacĆ³n.



   SimĆ³n necesitaba saber los nĆŗmeros del estreno, mientras obtenĆ­a un respuesta saliĆ³ de la cama preparandose para ese dĆ­a donde sus testĆ­culos recibirĆ­an algunos golpes bochornosos.

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