Infidelidad revelada y castigada - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

19 ago 2018

Infidelidad revelada y castigada

ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE: BALLBUSTING M/M y F/M.
Esta historia es secuela de la saga “EL ASCENSO”, Y es continuaciĆ³n de “GERARDO Y LA INTRIGA DE MARCELA”.

En la historia previa, Marcela se presenta en casa de Gerardo, el marido de ƚrsula, y luego de una inicial resistencia, logra seducir al hombre, quien desfogĆ³ en esa intrusa mujer, la reprimida pasiĆ³n que su esposa no le satisfacĆ­a. 
Gerardo y Marcela se vuelven amantes, para la mujer inicialmente todo era parte de su plan contra ƚrsula, pero no dejaba pasar la oportunidad de un buen sexo, pues Gerardo resulto ser un varĆ³n muy viril, y a la vez resistente en sus testĆ­culos… Algo que Marcela llegĆ³ a admirarle, sobre todo luego de golpearle las pelotas en un par de ocasiones sin los efectos tan dramĆ”ticos que esperarĆ­a en otros machos.


Con los mismos objetivos y sincronizados, la pareja de traicionados comienza a planear su venganza, si bien es cierto que Marcela ya se vengĆ³ de Fernando con un repetido castigo a sus gĆ³nadas, aĆŗn debe hacer pagar a ƚrsula por dejarse engatusar de su Ex y descaradamente darle el ascenso que la dejĆ³ sin empleo…
…Por su parte Gerardo ya supero sus reservas hacĆ­a su esposa, y se obsesionĆ³ en descubrirla en el acto, estĆ” impaciente por darle un buen merecido al amante y abandonar a su infiel esposa, luego de pillarla con el sujeto. Pero ese solo serĆ­a la primera parte del plan, una segunda parte, irĆ­a dirigida explĆ­citamente contra ƚrsula, pero en su momento se explicarĆ­a esta confabula.
Para llevar a cabo sus planes, Gerardo contrata un investigador privado, el experto en pocos dĆ­as reĆŗne abundante informaciĆ³n sobre el predecible y rutinario Fernando.  

Marcela se encuentra con Gerardo y obtiene de este el informe del detective, no deja de insultar a su Exmarido al conocer todos sus movimientos. Y es que Fernando a diario visita entre 2 y 3 mujeres, quienes estƔn complacidas de yacer con ese semental, y mƔs ahora que tiene un mejor cargo en esa gran empresa.
La jornada de Fernando fuera del trabajo se divide en atender a sus amantes, es cotidiano en Ć©l yacer con una amante hacia el mediodĆ­a, y con otra despuĆ©s de 7pm, estos encuentros son el entremĆ©s y la comida para alguien con tanto apetito sexual, finalmente obtiene su cena con ƚrsula, cuando se ven en algunas noches…Pero el resto de noches sin acostarse con su jefa, el calenturiento las pasa con su tercera amante del dĆ­a, y es poca la media noche para regresar a su hogar.

Marcela reaccionĆ³ al informe y a los abundantes videos que el investigador recopilĆ³ en su seguimiento al Fernando:
“Maldito bolas gigantes!, de seguro cada noche se va a dormir con las pelotas vacĆ­as…solo asĆ­ podrĆ” coger sueƱo el condenado!”.
Gerardo la llama por telĆ©fono un dĆ­a, planteĆ”ndole que llegĆ³ la hora de verse las caras con los descarriados amantes…Por informe del detective, sabe que Fernando y ƚrsula se verĆ”n esta noche en un hotel que usan con frecuencia y la hora exacta en la que planean intimar…Su esposa ya le habĆ­a planteado una excusa para justificar su ausencia esta noche.
Pasadas las 10 pm el automĆ³vil de Gerardo se parquea frente al hotel…Marcela a su lado le acompaƱarĆ” en ese esperado momento de escĆ”ndalo…todo parece cubierto, pues por los mismos datos del investigador, saben que ƚrsula gasta un buen dinero pagando una habitaciĆ³n muy alejada para que sus gritos al ser cogida no llamen la atenciĆ³n…Para la jefa la intimidad con Fernando era deliciosa y planeaba todo al detalle.
Justo antes de entrar al hotel, Marcela dedicĆ³ unos consejos a Gerardo.
“Sabes bien que te apoyo en este plan, ambos lo ideamos, y si bien ya no tengo motivos de venganza contra Fernando, te ayudarĆ© en tus planes contra tu mujer, ella debe pagar por sus acciones…Pero tema aparte debes saber algo sobre Fernando, pues es seguro que se darĆ” una pelea a golpes entre ustedes”.
“Consejos de quien mĆ”s le conoce, fuiste su mujer”.
“Mi ex marido es muy fuerte fĆ­sicamente, tiene buenos mĆŗsculos”.
“No me importa, no soy ningĆŗn cobarde, sentirĆ” mis golpes”.
“EstarĆ”s en desventaja, Gerardo cuando te pelees con Ć©l, dale en los huevos…”.
“Eso no es nada nuevo querida, hace mucho se inventĆ³ la patada en los huevos…obvio que le va a doler”.

“No me refiero a eso, debes saber que Fernando tiene las pelotas muy grandes…TĆŗ las tienes de un tamaƱo mediano Gerardo, pero las de Ć©l son enormes, y son muy delicadas”.
“AsĆ­ que es bastante sensible entre las piernas”.
“AsĆ­ es, Gerardo tu eres de bolas mĆ”s fuertes, ya te dije lo sorprendida que estuve al verte reponer tan pronto despuĆ©s de pegarte allĆ­, pero todo lo contrario es Fernando”.
“Entonces tu Ex maridito tiene los huevos de cristal”.
“Tan dĆ©bil es, que yo misma le he dejado muy mal parado con solo un golpe en las bolas, asĆ­ que ya sabes, atĆ”calo ahĆ­ y tendrĆ”s la ventaja”.
“Entonces su esposa le ganĆ³…debiĆ³ sentir algo de vergĆ¼enza”.
“De seguro asĆ­ fue, Pero atiende mi consejo, el primero golpe que le lances, que sea a sus huevotes, con eso la pelea serĆ” tuya…”.
“Lo pensarĆ©”. Gerardo no confirmĆ³ que lo harĆ­a, pero para Ć©l serĆ­a un arma a usar en caso de necesidad. DebĆ­an entrar ya, pues los infieles ya llevaban una hora desde su ingreso, de seguro Fernando ya se habrĆ­a corrido dentro de su jefa.
Gerardo y Marcela se acercan a la alejada habitaciĆ³n, con un soborno previo, el marido obtuvo la llave de la habitaciĆ³n por parte de un empleado del hotel…la sorpresa serĆ” monumental!!
Los confabulados escuchan gritar a ƚrsula, la mujer recibƭa una severa fornicada por parte de Fernando.
El hombre acababa de eyacular en el interior de su jefa cuando se abre la puerta de golpe.
“Traidora!!”. Se erizĆ³ por completo Gerardo, al ver a ese fornido sujeto sobre su esposa…su infiel esposa.


ƚrsula grito de la sorpresa y se incorporĆ³ una vez Fernando se le quitĆ³ de encima, la mujer cubriĆ³ su desnudez con sĆ”banas, Pero Fernando permaneciĆ³ desnudo, no le daba vergĆ¼enza en ser visto asĆ­, su dotada polla aĆŗn goteaba esperma; Gerardo se enojĆ³ al detallar por un instante los dotados genitales de aquel con quien su mujer se revolcaba.

“Que haces aquĆ­?!”. PreguntĆ³ Fernando ante la vista de Marcela, por su parte ƚrsula estaba sin palabras al verse descubierta por Gerardo.
“Mi asunto no es contigo Fernando, sino con ƚrsula, a ti ya te di tu escarmiento la otra vez, asĆ­ que nada tengo contra ti esta noche...ella debe pagar por su conducta”. Los pillados dedujeron que Marcela se habĆ­a aliado con Gerardo para exponer la infidelidad de su mujer.
“Gerardo…PerdĆ³name”. A ƚrsula solo se le ocurriĆ³ pedir disculpas.
“CƁLLATE!, ERES UNA ZORRA!”. Gerardo estaba fuera de sĆ­, el verla con ese tipo le trastornĆ³ por completo, empuƱaba sus manos con ira, pero toda iba dirigida al sujeto que la engatusĆ³.
“No le grite”. ReclamĆ³ Fernando, ganĆ”ndose el mĆ”ximo enojo del esposo de su amante.
“A ti te voy a dar tu paliza maldito!”.
“Pues no te tengo miedo, ven que aquĆ­ te espero”. Fernando se mostrĆ³ provocador y estaba dispuesto a darse de golpes con ese hombre mayor que Ć©l, que de seguro habĆ­a venido a buscar pelea.
De pronto ƚrsula se pudo entre los dos esperando evitar el pleito.
“Basta por favor…”. Pero un jalĆ³n de brazo por parte de Marcela la quitĆ³ de en medio.
“Deja que los machos resuelvan sus asuntos”.
Y asĆ­ empezĆ³ la pelea entre varones, Gerardo con furia se lanzĆ³ de cabeza contra el abdomen de Fernando, quien fue impulsado contra una pared, el fuerte cabezazo lastimĆ³ un poco el fornido abdomen del infiel.
“Basta Gerardo!”. SuplicĆ³ ƚrsula al ver el inevitable pleito, no deseaba que ninguno de los dos saliese lastimado, adoraba a Fernando, pero respetaba a su manera a Gerardo y no querĆ­a verle golpeado…era seguro para ella que su amante vencerĆ­a a su marido, pues la musculatura y menor edad de Fernando le daban un amplia ventaja.
Golpes iban y venĆ­an pero pronto Fernando impuso su mayor corpulencia y se colocĆ³ encima de Gerardo...el mĆ”s joven preparaba un fuerte puƱo con destino al rostro del mĆ”s viejo.
“Fernando detrĆ”s de ti!”. ExpresĆ³ Marcela, ante lo cual el hombre desviĆ³ la mirada hacia atrĆ”s, y al no hallara nadie, observĆ³ a su Exmujer.
“AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!”. GritĆ³ Fernando cuando Gerardo aprovechĆ³ su distracciĆ³n para clavarle un sĆ³lido rodillazo en sus grandes y desnudos testĆ­culos.

Fernando rodĆ³ por el suelo, mientras Gerardo se incorporaba con jactancia, habĆ­a sido el tĆ­pico y cobarde golpe a traiciĆ³n…El previo consejo de Marcela habĆ­a resultado demasiado Ćŗtil.
“Tramposa, lo distrajiste!”. ReclamĆ³ ƚrsula ante la triquiƱuela de Marcela para lograr darle una ventaja a Gerardo. La casada se sintiĆ³ terrible al ver a su amante en el suelo sobando sus bolas, conocĆ­a bien el tamaƱo y lo sensible de las gĆ³nadas de Fernando…intentĆ³ ir a consolar al hombre que se quejaba sin pausa, pero Marcela la tomĆ³ del brazo y sacĆ³ del cuarto... DejarĆ­a que los machos decidiesen su pleito solos, ella ya intervino dĆ”ndole una ventaja casi definitiva a Gerardo, pasarĆ­a mucho para que Fernando superase ese golpe en las bolas.
Ya a solas, Gerardo, comienza a golpear con sus puƱos al amante de su esposa, los golpes son incesantes, pero Fernando se cubrĆ­a con un brazo cuanto podĆ­a, pues la otra mano no dejaba un segundo de salvaguardar sus muy ardientes huevas; En un momento de reacciĆ³n, decide pagar a su rival con la misma moneda.
“AAAUUUUUU!!!!”. Se quejĆ³ Gerardo ante un repentino puƱo en sus testĆ­culos, el hombre retrocede y agarra sus bolas…Fernando aprovecha para incorporarse, el estar en pie una vez mĆ”s, le causa algo de mareos, pero se sobrepone a estos y retoma nuevo aire.

Un poco de fuerza retorna a sus mĆŗsculos, y aprovecharĆ” el terrible dolor en su oponente para devolverle los golpes recibidos; Fernando se acerca a Gerardo con el puƱo cerrado, el hombre encorvado no puede defenderse…
…Pero de repente, Gerardo reacciona y lanza con fuerza un rodillazo a los testĆ­culos, haciendo brincar las expuestas bolas de Fernando.

“AAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!”. Fue un grito de mujer o de soprano, pero Fernando de inmediato se fue al piso.
El adolorido nunca esperĆ³ un rĆ”pido contraataque de su rival, desconocĆ­a la mayor resistencia de los testĆ­culos de Gerardo, quien si era consciente de la extrema debilidad en los cojones del amante de su esposa, Por ello esperĆ³ la cercanĆ­a de este, y a pesar de su dolor, lo pudo soportar y responder con un segundo golpe bajo.
Ahora era el turno de darle la paliza que se merecĆ­a, Gerardo pateĆ³ repetidamente y sin piedad las costillas de Fernando, arrancĆ”ndole una multitud de quejidos, el mĆ”s joven solo sobaba sus bolas que lo volvĆ­an loco.
Gerardo pateo espalda, muslos, y abdomen de su rival, finalmente una patada en el rostro de Fernando lo dejĆ³ quieto un instante, durante el cual creyĆ³ Gerardo haberle dejado sin sentido….Al ver un leve movimiento de su enemigo y sabiendo de que estĆ” acabado, Gerardo se decide a marchar….no perderĆ” mĆ”s tiempo en este asunto de la infidelidad.
“Eso te enseƱarĆ” a no meterte con las mujeres casadas”. SentenciĆ³ Gerardo y se dispuso a irse, mientras Fernando no paraba de revolcarse en el piso acunando sus grandes bolas.
Durante el enfrentamiento las mujeres permanecieron en el pasillo, escucharon claramente los repetidos gritos de dolor de cada rival al ser aporreados en sus Ć”reas nobles. Vieron salir a Gerardo algo adolorido, pero con una sonrisa…era el obvio ganador del pleito.
“AhĆ­ te lo dejo traidora, ahora si sigue haciendo lo que te gusta con ese miserable…allĆ” tĆŗ!”.
Gerardo se retirĆ³ y Marcela le siguiĆ³…anonadada ƚrsula corriĆ³ a ingresar al cuarto. 
CuĆ”l fue su sorpresa al encontrar al amante en el suelo, en posiciĆ³n fetal….era seguro que le habĆ­a pegado en mĆ”s ocasiones en los testĆ­culos…Gerardo en verdad se habĆ­a desquitado de Ć©l.
Los golpes en todo su cuerpo dolĆ­an, pero nada comparado al dolor en sus enormes bolas.
“Dios santo! que te hizo?”. La jefa ayudo a incorporar a su amante, ya en la cama le pide de deje ver, Fernando termina cediendo, espera una rica sobada por parte de ƚrsula, igual a aquellas caricias tras el ataque de Marcela.
La mujer no tarda en acariciar la adolorida zona…los dedos de ƚrsula hace sentir delicioso al torturado varĆ³n.
“Siempre te ha gustado que soben tus orbes de caballo, verdad?”. 
El alivio llega poco a poco, y durante 15 minutos la mujer se dedica a recuperar la hombrĆ­a del lastimado amante, incluyendo el chuparle las pelotas…

…Por fin se pone a besarle el glande, y no tarda el pene en responder. Es obvio que ƚrsula aun quiere acciĆ³n esta noche.
“Eres una picarona…quieres verga de nuevo eh?”.
“Lo admito…pero la pregunta es….tienes la fuerza?, no te culpo si no accedes….estas lastimado”.
Pero las preguntas eran innecesarias, pues el pene de Fernando estaba como un asta, una sonrisa del macho fue el permiso que necesitĆ³ la mujer, quien enseguida se sentĆ³ en ese pedazo de carne caliente.
La jefa comienza a cabalgarlo, tiene cuidado de no descender tanto, pues no desea lastimarle las bolas…es poca la resistencia del macho quien se saborea ante el disfrute, ƚrsula logra un orgasmo, mĆ”s cuando Fernando le pellizca los pezones.

La empapada mujer se sale de Ć©l, pero reuniendo fuerzas Fernando se le monta y la penetra, un nuevo grito de su jefa le avisa que sigue recibiendo placer de Ć©l.
Llega la eyaculada de Fernando quien con fuerza llena el coƱo de ƚrsula.
La respiraciĆ³n agitada de ambos da paso a un descanso, pero ƚrsula le lame los testĆ­culos a la vez que se toca el coƱo…la mujer esta poseĆ­da y quiere mĆ”s placer. El amante sonriente, le pide le masturbe con las tetas…
…Esos maduros pechos, frotan con ricura el pene semierecto del macho, quien prontamente vuelve a parecer un garrote…
ƚrsula se jacta de los efectos de sus caricias, y no pasa mucho para quedar una vez mĆ”s boca arriba en la cama con un tensado macho sobre ella, empujando con fuerza su miembro contra su pegajoso coƱo…

Los embates del macho se alternan con quejidos de dolor por las molestias evidentes de sus inflamados testĆ­culos, pero Fernando no se detiene y bombea sin parar hasta que sus bolas se contraen, descargando los Ćŗltimos fluidos en el interior de ƚrsula.
La jefa agradece al cielo su tremendo amante.   
Tras correrse por segunda vez consecutiva, en total la cuarta eyaculaciĆ³n de su noche con ƚrsula, y con el persistente dolor gonadal, el varĆ³n estaba completamente exhausto, no puede ni con el alma.
“No puedo mĆ”s, estoy seco!”.
Como la mayorƭa de las noches, los grandes testƭculos de Fernando venƭan a vaciarse con su jefa, durante el dƭa de hoy habƭa eyaculado 4 veces en una amante de nombre Ɓngela, y en 5 ocasiones habƭa depositado su esperma en el coƱo y boca de una tal Yesenia.
ƚrsula se alegra de dejar satisfecho a su hombre, ella tambiĆ©n estĆ” pletĆ³rica del placer… Se incorpora: “Descansa un rato mientras voy a asearme”.
La mujer dura unos 10 minutos en el baƱo, los cuales sirven para que Fernando tome nuevo aire, y pueda sentarse en la cama…Tras salir la jefa, el hombre con dificultad ingresa al baƱo…La ducha le revitaliza un poco el cuerpo, sobre todo sus inflamadas pelotas.

Cuando Fernando sale del baƱo, ella le interroga: “Te sentĆ³ bien la ducha?”. ƚrsula detalla los grandes y colgantes genitales de su amante, quien aparecĆ­a sin siquiera toalla. 
“Ya estoy algo mĆ”s repuesto, pero aĆŗn me duelen mucho las bolas”. El hombre se presta a vestirse…justo en ese instante ƚrsula le habla:
“Espera, quiero decirte algo querido Fernando”. La mujer aun en ropa interior se acerca quedando frente al desnudo macho.
“Dime mi amor”.
“Fernando….ESTƁS DESPEDIDO!”. Con fuerza, la madura mujer le toma de los hombros y le entierra la rodilla en los testĆ­culos.

“UUUUUUuuuuuhhhhhhhh”, Fernando exhala hasta quedar sin aire, el fuerte y seco golpe en sus cojones le deja mareado, es la primera vez que le golpean las bolas teniĆ©ndolas completamente vacĆ­as, y eso aumenta la sensibilidad al dolor, a tal grado que el varĆ³n se derrumbĆ³ ante la total falta de fuerzas en sus musculosas piernas.
ƚrsula cobraba venganza de las traiciones de Fernando y el ser usada por Ć©l para lograr el ascenso en la empresa; Y es que mientras ella y Marcela estaban en el pasillo, la Exmujer le contĆ³ sobre el pacto con su Ex en busca del ascenso, y cĆ³mo el hombre sedujo a la jefa para ganarse el puesto.
Marcela puso en marcha la segunda parte del plan, y era romper la relaciĆ³n entre jefa y empleado, debĆ­a convencer a la casada de las traiciones que le hacĆ­a a diario Fernando, para eso fueron Ćŗtiles las pruebas recolectadas por el investigador privado, verbalmente ƚrsula nunca creerĆ­a las acusaciones contra su amado Fernando, pero pruebas en video no darĆ­an espacio a dudas…AsĆ­ entonces Marcela le mostrĆ³ su telĆ©fono mĆ³vil, en donde le enseƱo videos de Fernando viĆ©ndose con una multitud de amantes a diario y entrando a moteles,  Ćšrsula se sintiĆ³ devastada…HabĆ­a sido una tonta al pensar que Fernando la querĆ­a de verdad…
…Fue entonces cuando quiso vengarse del hombre, y tras reingresar al cuarto y ver a Fernando sobĆ”ndose los testĆ­culos, decidiĆ³ golpeĆ”rselos sin piedad….Inicialmente buscĆ³ que le permitiera acceder a sus protegidos huevotes, pero apenas el hombre se lo permitiĆ³, el plan de ƚrsula se retrasĆ³…primero dudo en hacerlo, pero luego ante el rememorar las escena de aquellos videos, se decidiĆ³…
… Pero lo harĆ­a con lentitud y muy planeadamente, decidiĆ³ seguir acostĆ”ndose con Ć©l, que eyaculara todo lo que le restaba, para golpearle la bolsa de huevas cuando se encontrasen completamente vacĆ­as…que sufriera lo peor!.
“Eres un maldito PERRO!”. ƚrsula le recrimina, y le hace saber que estĆ” enterada de que la sedujo para tener el ascenso.
Desde el piso Fernando no podĆ­a hablar, sus testĆ­culos le dolĆ­an cĆ³mo nunca, su cuerpo sudaba y regresaba ese intenso ardor dentro de su escroto. Casi no prestĆ³ atenciĆ³n ante las quejas de su jefa, que le informaba de estar enterada de sus mĆŗltiples amantes, y todo gracias a los videos de Marcela.
Pero la mujer estƔ lejos de quedar satisfecha con ese golpe de rodilla, quiere que sufra lo mƔs posible:
“Ahora que tienes las bolas vacĆ­as…vas a sentir el peor dolor de tu vida MALDITO!”.
ƚrsula se inclina y busca retirar las protectoras manos del delicado escroto, Fernando intenta resistir, le suplica le deje, pero ƚrsula logra su cometido pues las fuerzas del macho estĆ”n ausentes…La mujer mete su mano y agarra la abundante masa gonadal. 
“AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!”, Grita Fernando cuando ƚrsula le aprieta con rabia los testĆ­culos…La mano de la mujer se cierra sin piedad alrededor de esas esferas de carne.

“Dejameeeeeeeeeeee…….”. Suplica Fernando quien no puede hacer nada. La mujer no hace caso y tira hacia arriba de su escroto, elevando unos centĆ­metros el cuerpo del musculoso hombre.
ƚrsula se cansa y suelta las criadillas de su amante, puede ver entonces como el macho regresa a su posiciĆ³n de total horizontalidad en el suelo, y como lentamente conduce sus manos a su adolorido escroto. 
La mujer se observa la mano, aĆŗn puede sentir lo grande de esas bolas en su palma. Quejidos lastimeros de su amante es lo Ćŗnico que se escucha…
…Fernando se ladea un poco, buscando una posiciĆ³n mĆ”s cĆ³moda para su pesar, Pero ƚrsula aĆŗn no estĆ” calmada, y se inclina en busca nuevamente de esas pelotas.
“Nooooooooooo….”. Fernando intenta protegerse pero una vez es demasiado fĆ”cil para ƚrsula apoderase de sus huevas, la mano de la mujer le agarra el testĆ­culo derecho y se lo aprieta sin piedad.
“AAAAiiiiiiiiiiiiiiiiii MamaaaaaaaaĆ””. Se escucha el chillido infantil de Fernando, quien arquea su musculada espalda, intentando evitar el pellizcamiento de su testĆ­culo derecho.

“AAAAiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii………..!”. Se mantiene el grito de Fernando, quien muestra una vena dilatada en su frente, para despuĆ©s torcer los ojos y quedar rendido en el suelo…El macho quedĆ³ inconsciente de tanto castigo a sus vacĆ­as pelotas, por fin liberadas del castigo.
ƚrsula se quedĆ³ viĆ©ndole un rato, el hombre parecĆ­a estar dormido, se sentĆ­a mejor por haberlo dejarlo sin sentido, dirigiĆ³ su mirada a los dotados y magullados genitales de Fernando, estaban tan expuestos ahora que no tenĆ­a conciencia, tuvo ganas de patearle las pelotas, pero al final no lo hizo, simplemente lanzo un escupitajo contra esos voluminosos cojones, y se dispuso a vestirse.
Por ultimo dio una mirada a Fernando, y abandonĆ³ la habitaciĆ³n.
PasarĆ­an mĆ”s de 45 minutos para que Fernando despertase, sĆ³lo para sufrir en medio de una agonĆ­a infinita.  
A medida que el dolor menguaba, pudo pensar mejor, se sintiĆ³ terrible por las consecuencias de aquella noche, vencido por el esposo de ƚrsula, y noqueado por su amante, sin mencionar la pĆ©rdida de su trabajo… aquel magnifico y bien remunerado trabajo…Esto representaba un gran retroceso en su vida laboral, ahora le tocarĆ­a buscar trabajo, y no serĆ­a fĆ”cil hallar un empleo similar, menos aun si no puede tener buenas referencias de su Ćŗltima empleadora.
Era mejor para Ć©l alejarse de ƚrsula para siempre, sin mencionar a su ex mujer que tanto daƱo le habĆ­a causado a sus bolas y a su empleo…Pero Ć©l se habĆ­a buscado todos estos males, actuando sin escrĆŗpulos para obtener su ascenso.
Por ultimo pudo abandonar el hotel y pasarĆ­a un par de dĆ­as con molestias testiculares, esperaba pronto mejorar para volver a tener sexo con alguna de sus amantes, esa era su forma de vida.

DĆ­as despuĆ©s, ƚrsula aparecĆ­a en la entrada del edificio donde estaba el apartamento de soltero de Gerardo, desde el incidente en el hotel, el esposo habĆ­a abandonado la casa e iniciado los trĆ”mites de divorcio.
La esposa sola en la casa del matrimonio se sentĆ­a muy mal, y deseaba poder arreglar la relaciĆ³n con su esposo, despuĆ©s de todo era el padre de sus hijos y habĆ­an compartido tantos aƱos juntos en esa misma casa… el abogado habĆ­a dejado claro que el marido no pelearĆ­a por la casa pues era de los hijos de la pareja, y siempre serĆ­a el lugar en donde ellos podrĆ­a visitar a su traidora madre.
Arrepentida por su traiciĆ³n, ƚrsula intentĆ³ hablar con Ć©l, pero este se negĆ³ a contestar su telĆ©fono, e insistĆ­a en que su abogado tratara los asuntos referentes a su separaciĆ³n.
Esa tarde ƚrsula se armĆ³ de valor y oprimiĆ³ el timbre del apartamento, tras un insistente rato timbrando Gerardo abriĆ³ la puerta.
“Que haces aquĆ­?”. El marido llevaba Ćŗnicamente unos calzoncillos blancos y se veĆ­a algo agitado.

“Tenemos que hablar Gerardo”.
“No tengo nada que decirte, y no quiero oĆ­r nada de tu traidora boca…vete!”. Gerardo intentĆ³ cerrar la puerta, pero ƚrsula empujo la puerta e ingresĆ³.
“Por favor Gerardo dame una oportunidad de arreglar las cosas”. La mujer se acercĆ³ a Ć©l, apoyo sus manos en sus pectorales…El marido se mostrĆ³ extraƱado.
“Que intentas ƚrsula?...vete de aquĆ­ y bĆŗscate otro amante, que ya me enterĆ© que despediste a ese tipo con el que daƱaste nuestro matrimonio”.
“No digas eso”. La esposa tocĆ³ el bulto entre las piernas de su marido…desesperada por ser perdonada, intentaba seducirle, esperando que Gerardo se dejase llevar por sus bajos instintos y le hiciera el amor…ese serĆ­a el primer paso para un arreglo entre ambos. 

“AlĆ©jate mujer…”. Gerardo le retirĆ³ la mano de su paquete, no se dejarĆ­a tentar tan fĆ”cil.
“…No tengo interĆ©s en una mujer que me ha traicionado…ademĆ”s en mi vida ya hay otra persona”.
“De que hablas Gerardo?”. En el rostro de la esposa se evidenciĆ³ la duda.
“Habla de mĆ­!”. ƚrsula se sorprendiĆ³ al escuchar la voz de Marcela. Al girar la cabeza se topĆ³ con su ex empleada, quien vestĆ­a una seductora ropa interior oscura.


La mujer avanzĆ³ ante la mirada de sorpresa de su exjefa…desde el inicio de la visita, Marcela estuvo escuchando todo y esperĆ³ el momento indicado para mostrarse.
“Lo siento querida jefecita, o mejor dicho Ex jefa, pero Gerardo ahora es mĆ­o, y sĆ³lo se acostarĆ” conmigo!... y cuantas veces se lo pida”. Marcela se apoyĆ³ en el hombro de Gerardo, quien no queriendo contrariar a su esposa le pidiĆ³ calma en sus palabras para con ƚrsula.
El contacto de Marcela con Gerardo, provocĆ³ un fuerte enojo en ƚrsula quien veĆ­a invadida su vida privada por esa intrusa ex empleada.
“AlĆ©jate de Ć©l!”.
“Para nada!, Ć©l es mi macho ahora, tĆŗ te quedaste sin macho al engaƱarlo con Fernando, ¿quĆ© esperabas?, que se consolara con la mano todas esas noches que le negabas el sexo…tu misma cavaste tu tumba…”.
“Sal ƚrsula”. La invitĆ³ a marcharse su esposo.
“Son unos traidores!!”. EstallĆ³ en rabia la esposa quien posĆ³ la mirada en la entrepierna de su marido.
“Traidores?, pero si tu eres la traidora ƚrsula, no seas desvergonzada!”. Se enojĆ³ un poco Gerardo.
ƚrsula quiso desquitarse y lanzo un puntapiĆ© contra la entrepierna de su esposo….le golpearĆ­a las pelotas para que aprendiese a no meterse con otra, y menos se la restregase frente a su cara…

…Pero Marcela lo vio venir, y desde atrĆ”s, tomando a Gerardo de la cintura, logrĆ³ alejarlo del atacante zapato de ƚrsula…por centĆ­metros los huevos del marido se salvaron de ser aporreados…Gerardo salvado, se cubriĆ³ las bolas con una mano…no las dejarĆ­a nuevamente desprotegidas ante su esposa.
Marcela le reclamĆ³ airada: “A mi hombre no me lo vas a dejar adolorido!, Gerardo esta tarde me va a seguir cumpliendo a toda potencia como es mi deseo…Perdiste a tu macho, yo serĆ© quien reciba las atenciones de su verga ahora… AsĆ­ que lĆ”rgate de una vez!”.
“Vete ƚrsula…”. RecalcĆ³ Gerardo.
La esposa se sintiĆ³ derrotada, dio la espalda y cabizbaja se retirĆ³, habĆ­a perdido para siempre a su Gerardo, ella misma con sus decisiones alejĆ³ a aquel con quien compartiĆ³ tanto, se dejĆ³ llevar por su calentura con un hombre mĆ”s joven, y despreciĆ³ a su marido…quiĆ©n ahora la despreciaba a ella.
Al final el matrimonio se terminĆ³ en pocas semanas, ƚrsula quedĆ³ sin un hombre en su vida; Por su parte Marcela y Gerardo se volvieron amantes por un tiempo, durante el cual gozaron bastante de sus encuentros Ć­ntimos.

Fin.

Gracias
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com

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