Serie a peticion del verdadero Erick
CONTIENE: BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Erick se habĆa hecho fan de Pablo justamente cuando lo conociĆ³ como un luchador de Guerreros de la arena. PodĆa decirse que admiraba su fĆsico, los hermosos ojos azules, su aspecto y lo mĆ”s importante de todo, su Ć”rea genital coronada por una inmensa polla gruesa y un par de bolas grandes y jugosas. Admiraba la potencia de su lefa por las veces que lo vio eyacular en las peleas y le gustaba como se quejaba cuando recibĆa un golpe bajo.
Pero ya hacĆa mucho tiempo que Pablo se habĆa retirado de Guerreros de la arena. Y Erick como buen fan estaba dispuesto a seguirle el rastro. Por eso fue que pidiĆ³ una cita con Esteban el dueƱo de aquellas potentes luchas erĆ³ticas.
—¿Por quĆ© te niegas a que el gato vuelva a las peleas en la arena? —preguntaba Erick casi que con un dejo de sĆŗplica.
Esteban el dueƱo de la empresa a sus cuarenta y tantos aƱos todavĆa resultaba un hombre viril y atractivo. Era alto, con hombros grandes y un amplio pectoral.
—No es que me niegue a que Pablo estĆ© aquĆ —alegĆ³ el hombre—, es que simplemente Ć©l no quiere estar.
—¿Por quĆ©?
—Pues la primera vez que estuvo aquĆ fue porque su pareja lo obligĆ³.
—SabĆa que ese negro era un cretino.
—Oh, no, no, no, no. Su actual pareja no fue, lo hizo otro de sus machos. Otto Salinas, ¿lo conoces? —Erick negĆ³ con la cabeza—. Muchas veces se ha sentado entre el pĆŗblico admirando las peleas.
—¿Quien es?
—Es un hombre pelo cano de cuerpo grueso.
Erick negĆ³ con la cabeza pero memorizĆ³ muy bien aquel nombre por lo que al llegar a su hogar se instalĆ³ a stalkear las redes sociales hasta dar con una foto de Otto.
Y le pareciĆ³ un hombre atractivo, si recordaba haberlo visto en la arena.
Y entonces miles de ideas con imƔgenes se hicieron en su cabeza.
«¿Como se sentirĆ” ser fauleado por este seƱor?» se preguntaba Erick y el mero hecho de imaginarse siendo pateado en las bolas por Otto hizo que el pito se le pusiera muy duro.
—¡Tengo que buscar la manera ideal de conocerlo! —determinĆ³ manoseando su abultado paquete viendo como lucĆa Otto portando un ajustado pantalĆ³n en ropa de etiqueta.
Con el pito parado en su calzoncillo Erick se echĆ³ en la cama haciendo volar su imaginaciĆ³n. Recreando un excitante momento entre Ć©l y Otto Salinas.
Su cabeza formĆ³ un instante en el que Otto le pegaba con un palo en la entrepierna golpeando sus huevos.
A la perfecciĆ³n se imaginĆ³ gruƱendo de dolor y desplomĆ”ndose en el suelo, agarrado su entrepierna. Levantando la vista hacia el guapo viejo musculoso con el rostro contraĆdo de dolor.
Todo parecĆa tan real que era como si la polla de Erick fuera a reventar de excite.
Erick no pudo evitar reĆrse.
Se imaginĆ³ siendo pateado en las bolas una y otra vez por Otto. Abriendo sus piernas para darle al guapo viejo el mĆ”ximo acceso a sus pelotas gordas. En su mente le rogaba que las aplastara.
—Oh, si, ¡sĆ! —excalmaba de solo imaginar siendo fauleado por Otto. Se empazaba a masturbar con los ojos cerrados imaginando la situaciĆ³n. Rogaba—. ¡Destruye mis putas huevas, Otto!
Erick se secĆ³ la frente con el dorso de la mano.
En su mente Otto alzaba la robusta pierna y afincaba un puntiagudo zapato de cuero contra la ingle de Erick.
—Eres un gusano —gaznĆ³ un imaginario Otto que levantĆ³ el pie y pisoteĆ³ con fuerza las pelotas de Erick.
Erick chillĆ³ de dolor porque en la realidad se pegaba con un puƱo mientras se masturbaba con la otra mano libre.
Cuando Otto apartĆ³ su pie los testĆculos de Erick parecĆan mĆ”s planos y menos redondos que antes.
En la realidad la polla de Erick palpitaba y temblaba. LĆquido preseminal corrĆa por su falo.
—Otto Salinas, Otto Salinas —murmuraron los labios de Erick.
EchĆ³ la cabeza hacia atrĆ”s y su rostro se contorsionĆ³ en Ć©xtasis y agonĆa.
Su polla disparĆ³ un enorme chorro de esperma en el aire lloviendo sobre su cuerpo desnudo.
Unos segundos mĆ”s tarde Erick agarraba con sus dedos pegajosos de semen su celular, llenando la pequeƱa pantalla. IngresĆ³ a Facebook y enviĆ³ una solicitud de amistad al perfil de Otto Salinas.
—HarĆ© que me revientes las pelotas —sonriĆ³ Erick.
Al instante recibiĆ³ la notificaciĆ³n de que su solicitud habĆa sido aceptada.
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