Rivales (7/8): La princesa - Las Bolas de Pablo

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27 ago 2018

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Rivales (7/8): La princesa

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBE
-SEXO HOMOSEXUAL
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   El chorro de agua atravesaba el musculoso cuerpo de Adam arrancando las partĆ­culas de cloro que quedaban en el tras la prĆ”ctica de natación.


   Los apretados calzoncillos negros mostraban su erección, con unas bolas grandes y jugosas.


   ā€”Ā”Ven aquĆ­ desgraciado. Es hora de que aprendas!
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   Fue el grito de otro imponente hombre, se trataba de Israel que estaba vestido con un traje de baƱo negro que abultaban un par de bolas que eran mĆ”s grandes que las de Adam, y una polla gorda que tambiĆ©n se veĆ­a bastante impresionante.


   Israel haló a un lado a Adam con violencia sacĆ”ndolo de las duchas y propinĆ”ndole un puƱetazo duro en la cara.


   Los demĆ”s miembros del equipo de natación no se dejaron impresionar pues desde hace mucho tiempo esos dos machos protagonizaban una enfermiza rivalidad. Aunque Adam por diferentes motivos obtenĆ­a una desleal ventaja.
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   ā€”ĀæQuĆ© pasa, Israel? —se rió con descaro este—. ĀæQuieres que te ponga otra vez las bolas de adorno?


   ā€”CĆ”llate, perra —gritó Israel—. Desde hoy me vas a respetar en este club.


   Sin mĆ”s preĆ”mbulo los dos hombres se lanzaron el uno contra el otro, gruƱendo cuando sus cuerpos se balanceaban en una feroz pelea.


   Israel logró esconder su mano entre los muslos de Adam y apretó su paquete abultado tan fuerte como pudo.


   Adam soltó un gruƱido, haciendo una mueca de dolor.

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   ā€”Esto es para que aprendas desgraciada puta marginal —gritó Israel retorciendo la mano y haciendo que Adam gimiera de dolor.


   Adam logró alejarse de Israel.


   ā€”DespuĆ©s de todo yo te voy a joder, Israel, como siempre —Adam gruñó, frotando sus huevos.


   Los dos deportistas se rodearon el uno al otro. No habĆ­a de quĆ© preocuparse porque fuera del vestuario Patricio estaba jodiendo en una pelea a Ramiro.


   Con un gruƱido enojado, Adam tiró al suelo al rubio Israel. Los dedos de Adam se cerraron alrededor del bulto del nadador y comenzó a apretar con fuerza.
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   Israel dejó escapar un gruƱido.


   Adam retorció las gónadas, aplastĆ”ndolas en un agarre voraz.


   Israel gimió, tratando de quitar la mano a Adam de sus valiosos testĆ­culos, pero Adam mantuvo su firmeza, e Israel sólo procesó mĆ”s dolor por todo su cuerpo.


   Israel echó la cabeza hacia atrĆ”s, gimiendo de dolor.


   ā€”ĀæQuien te estĆ” jodiendo ahora, eh? —se rió Adam exprimiendo las grandes bolas de Israel con toda la fuerza que pudo reunir.


   Israel soltó un gruƱido angustiado y golpeó la cabeza de Adam con la palma de su mano, sobresaltĆ”ndolo y haciendo que soltara sus bolas por un momento.


   Ese momento fue suficiente para que Israel arrojara a Adam sobre su espalda, inmovilizĆ”ndolo de brazos contra el suelo. Cayó encima de Ć©l y pisó su rodilla entre los muslos de Adam, atrapando sus jugosas bolas.


   Adam dejó escapar un grito, e Israel siguió con afincando la rodilla entre las piernas de Adam.


   Luego se echó a un lado, permitiendo que el hombre se acurrucase en un forma fetal, mientras Israel lo miraba, con una media sonrisa en la cara contorsionada por el dolor mientras acariciaba sus propias bolas doloridas. Se acercó a Adam y lo agarró de la ropa interior levantandolo todo lo que pudo.


   Adam gritó de dolor sufriendo aquel calzón chino.


   Israel se burló, alzando la ropa interior de Adam, exponiendo su culo, su polla y sus bolas gordas.


   Con una risa cruel, Israel se desprendió de aquel traje de baƱo al ser destrozado.


   Adam estaba a cuatro patas, gimiendo de dolor.


   Israel se agachó entre sus piernas desde atrĆ”s y agarró sus testĆ­culos, halando desde atrĆ”s junto a su polla.


   Adam estaba gritando de agonĆ­a de ser levantado por sus huevos.


   ā€”MĆ­rate ahora, princesa —se burló Israel—. ĀæTe gusta cuando te llamo princesa?


   Adam apenas pudo sostenerse con las manos mientras sus pies pateaban salvajemente, su peso corporal descansaba sobre sus vulnerables genitales.


   ā€”ĀæTe gusta cuando te llamo princesa? —repitió Israel, golpeando las bolas de Adam con fuerza—. Respóndeme.


   ā€”Malparido —gimió Adam.


   Israel se rió.


   ā€”Lo tomarĆ© como un sí… Princesa.


   Sin soltar la virilidad de Adam, Israel bajó su cuerpo, haciĆ©ndolo estar sobre su costado, su polla y sus bolas quedaron expuestas debajo de su culo, atrapadas por sus muslos cerrados.


   Israel se sentó en la cadera de Adam, asegurĆ”ndose que no pudiera moverse. Levantó la mano y golpeó las huevas desprotegidas con la palma.


   El sonido de su mano chocando con las carnosas gónadas resonó a travĆ©s del vestuario, y ninguno de los que estaban ahĆ­ se invilucraban. Israel rugió de risa.


   ā€”Verdaderamente me gusta ese sonido. ĀæNo es asĆ­, princesa? Ā”Voy a romper tus preciosas bolas en pedazos! —con eso, su mano aterrizó en las gónadas de Adam otra vez, dĆ”ndoles un fuerte golpe.


   Adam estaba llorando de dolor mientras Israel continuaba golpeando sus pobres pelotas con la palma de su mano.


   Pronto, las bolas de Adam se habĆ­an puesto de un tono rojo brillante, mientras chillaba en agonĆ­a.

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   Israel agarró la hueva izquierda de Adam, formando un anillo con su pulgar y el dedo Ć­ndice. Clavó el pulgar de su mano libre sobre el testĆ­culo de Adam, provocando agudos gemidos en Ć©l.


   ā€”ĀæTe das por vencido, princesa? —preguntó Israel, girando su pulgar y hundiĆ©ndolo profundamente en el nĆŗcleo del cojón izquierdo de Adam.


   La polla de Adam se crispó. Lentamente engordó.


   ā€”Ā”Jodete! —gritó Adam.


   Israel se rió.


   Condujo su uƱa a la parte posterior sensible del testĆ­culo izquierdo de Adam, haciendo que gritara a todo pulmón. DespuĆ©s centró su atención a la pelota derecha de Adam. Apretó el puƱo y lo aplastó como un martillo, deformando la bola como tortilla y haciĆ©ndolo chillar como un cerdo en matadero.


   ā€”DeberĆ­as escucharte, princesa, Āæustedes lo oyen? —hubo respuestas afirmativas entre los espectadores— Ā”Suenas como una perra en celo!  —apoyó su puƱo sobre la hueva derecha de Adam, aplanĆ”ndola con fuerza. La voz de Adam se quebró y dejó escapar un gemido sibilante—. ĀæCuĆ”l es el problema con tu encantadora voz? —se burló, y conectó otro golpe sobre el testĆ­culo de Adam.


   Una y otra vez, el puƱo se estrelló contra la gónada derecha de Adam, haciendo que su jugosa hueva se hinchara rĆ”pidamente y provocando que Adam llorara como una nena.


   ā€”Ā”Eso es! Ā”Eso es lo que quiero escuchar, princesa!


   A pesar del dolor, la polla de Adam estaba aumentando de grosor.


   Israel agarró ambas bolas hinchadas de Adam con las manos y las apretó con fuerza, retorciĆ©ndolas brutalmente una contra la otra y aplastando las dos como si estuviera tratando de expulsar el aire de un globo.


   La polla de Adam estaba dura como una roca y botaba lĆ­quido preseminal. Era como si Israel estuviera presionando las bolas de Adam y exprimiendo limones.


   Finalmente, Adam no pudo soportarlo mĆ”s y gritó pidiendo perdón y clemencia.


   Israel se rió de forma cruel, soltó los genitales de Adam antes de golpearlos con la palma de la mano.


   Se levantó y se dio la vuelta, viendo a Adam acurrucarse y retorcerse en el piso, agarrando sus maltratadas bolas. Su cuerpo estaba cubierto de sudor.


   Israel se quitó la ropa interior, y su polla golpeó imponente contra su estómago. Sacudiendo su pene lentamente, Israel miró a Adam, con una amplia sonrisa en el rostro.


   Adam estaba retorciĆ©ndose de dolor.


   Con eso agarró a Adam por el pelo y lo levantó.


   Adam gritó mientras Israel lo arrastraba a un banco del vestuario.


   ā€”InclĆ­nate, princesa.


   Adam luchó, pero Israel logró doblar su cuerpo por la cintura, presionando sus rodillas contra el cemento.


   La polla de Israel comenzaba a ser presionada contra los labios de Adam.


   Adam dejó escapar un gemido de angustia.


   ā€”Oh, cĆ”llate —Israel gruñó y sacudió su polla al apuntarla contra la boca.


   Empujó su polla dentro de la boca de Adam y se rió de la resistencia que ponĆ­a su rival.


   El moreno nadador gimió queriendo cerrar la boca.
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   Israel empujó mĆ”s y mĆ”s duro hasta que rompió la resistencia y su polla se deslizó hasta el final del paladar de Adam.


   Israel se rió y presionó sus muslos contra la cara de Adam.


   Empezó a follar con empujones duros y potentes. Con cada embestida, la polla de Israel chocó contra la garganta de Adam, haciendo que se ahogara de momento. Con cada embestida, Israel soltó un gemido de placer.


   El vestuario se llenó con el sonido del sexo duro y fuerte: los gemidos de Israel, el ruido de su cadera, la boca de Adam siendo follada, las bolas de Israel golpeando la barbilla de Adam, la polla de Israel entrando y saliendo de los labios.


   ā€”Oh, sĆ­, princesa —gruƱƭa Israel frente a todos—. Ā”Te inundarĆ© con mi semen! —se follaba la boca de Adam con toda la fuerza que podĆ­a reunir, yendo mĆ”s y mĆ”s rĆ”pido.


   De repente, Israel echó la cabeza hacia atrĆ”s sin alterar el ritmo de sus embestidas.


   ā€”Ā”Oh, sĆ­, ordeƱa mi polla con tu lengua, princesa!


   Los labios de Adam se apretaron alrededor de la polla de Israel.


   Israel jadeó cuando un chorro de semen salió de su pene.


   ā€”SabĆ­a que te encantarĆ­a —afirmó mientra su cuerpo era sacudido por un orgasmo violento.


   Adam estaba gimiendo de dolor mientras Israel descargaba el contenido de sus grandes bolas dentro de su boca.


   ā€”AsĆ­ es —gruƱo Israel sacando su polla de Adam y golpeando su mejilla con la palma de su mano—. Con esto, princesa, pagas todas tus deudas conmigo. Y los demĆ”s aprenderĆ”n —sacudió su pene un par de veces, mientras un flujo grueso de leche cremosa salĆ­a de los labios de Adam.
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   Adam dejó escapar un profundo gemido. El semen de Israel Chacón corrĆ­a por su mentón. GruƱendo, se deslizó hacia abajo, buscando refugio en el suelo.


   Israel riĆ©ndose se giró y agarró su ropa.

   ā€”Sabes, princesa, si no aprendes a respetarme la próxima vez te irĆ” peor y amenazo con quitarte tu virginidad……… oh, claro, si es que aquellos camioneros ya no te reventaron el orto —se rió entre mientras se ponĆ­a la ropa.



   Adam hizo una mueca. No se sabĆ­a si lo escuchaba o no, se veĆ­a mĆ”s ocupado en acariciar sus huevos.


   Israel chasqueó la lengua y acercĆ”ndose a su rival buscó entre sus muslos, cerrando los dedos alrededor de las bolas de Adam.


   Era solo un toque ligero, pero Adam gritó de dolor.


   Israel se rió otra vez. Giró sobre sus talones y se fue.


   ā€”Adiós, princesa.


   Adam cerró los ojos y apoyó la cabeza contra el suelo, esta vez nadie lo ayudó.


   Guardó silencio por un momento. Sintiendo que todavĆ­a algo salado le cubrĆ­a la garganta, era el paso de la pastosa lefa.


   Miró su entrepierna. Sus testĆ­culos estaban rojos, hinchados y magullados.


   Recordó la sensación del pene de Israel y no supo como describirla.

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