CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
CristĆ³bal abriĆ³ los ojos. Se habĆa vuelto a quedar dormido sin proponĆ©rselo, habĆa tenido una semana ajetreada y todavĆa tenĆa que ponerse al dĆa. El semental de 23 aƱos bostezĆ³, estirando su musculoso cuerpo. Se sentĆa cansado. Aburrido. TenĆa que estudiar Historia ContemporĆ”nea: los distritos del mundo, consecuencias de la erosiĆ³n del siglo XXI.
BostezĆ³ de nuevo, entrecerrando los ojos. ObservĆ³ su blanca e iluminada habitaciĆ³n…
RascĆ”ndose el pecho lampiƱo con una mano, CristĆ³bal frunciĆ³ el ceƱo pensativo. ¿QuĆ© estaba estudiando? RecordĆ³ la Ćŗltima clase del profesor Harvey: los lixiviados y la erosiĆ³n del suelo.
CristĆ³bal bostezĆ³ una vez mĆ”s.
¡TenĆa que ponerse a estudiar!
Otra vez se acordĆ³ del profesor Harvey…
CristĆ³bal cerrĆ³ los ojos. TendrĆa que preguntarles sus ideologĆas mĆ”s concretas para una respuesta mas concreta en la evaluacion.
CristĆ³bal parpadeĆ³, despetando del todo, la brillante luz del mediodĆa entraba por la persiana de su ventana. Tal vez era hora de levantarse. Bostezando, se levantĆ³ de la cama y se puso de pie. SaliĆ³ de la habitaciĆ³n tambaleĆ”ndose, se rascĆ³ una nalga y fue en direcciĆ³n al pasillo donde estaba una nevera pequeƱa, esperaba que hubiera allĆ algo decente que comer, no querĆa bajar al cafetĆn cercano.
AbriĆ³ la nevera. Nada excepto un paquete de panes. SuspirĆ³ y agarrĆ³ el envoltorio.
Cristobal colocĆ³ el pan sobre la mesa y lo rellenĆ³ con un tipo de comida seguidamente lo llevĆ³ al microondas.
ConfigurĆ³ el equipo y esperĆ³ pacientemente mientras el pan giraba de forma lenta, dando vueltas y vueltas, mientras el microondas zumbaba en silencio.
Cuando el tiempo cesĆ³ CristĆ³bal abriĆ³ el artefacto y recogiĆ³ el oloroso y caliente pan.
Se disponĆa a volver a la alcoba cuando insistentemente tocaron la puerta.
—Hey, espera. Ya voy, ¿quien es?
No hubo respuesta pero el golpeteo siguiĆ³.
CristĆ³bal volviĆ³ a la mesa y tapĆ³ el pan con otro plato, regresĆ³ a la puerta y la abriĆ³ consiguiendo a un conocido que hasta tiempo atrĆ”s fue su amigo.
Se trataba de William, un semental grande y fornido con cabello negro y rostro lampiƱo por tratarse de ser un fin de semana estaba usando ropa informal y no la correcta y pulcra vestimenta ropa de siempre.
—Eres un soberano tramposo —fueron las primeras palabras de William al dar un empujĆ³n a CristĆ³bal e ingresar a la habitaciĆ³n.
—¡Hey, hey! ¿QuĆ© te pasa, William?
—No sĆ© cĆ³mo pero voy a averiguar cual fue el fraude que utilizaste para ganar la junta de estudiantes.
—¿El fraude? Esos fueron los resultados. Yo te ganĆ© justamente.
—¡No! TĆŗ hiciste trampa —discutĆa William empujando nuevamente a CristĆ³bal.
El dĆa anterior se habĆan hecho en el instituto las elecciones a la junta de estudiantes en esta organizaciĆ³n se supone que daba un estatus a sus integrantes y podĆan tener un contacto directo con las autoridades ademĆ”s de preservar el bienestar de los estudiantes de la academia.
En las Ćŗltimas semanas las encuestas daban como ganador al popular William sin embargo el dĆa de la elecciĆ³n se dio la sorpresa dando la presidencia de la junta de estudiantes a CristĆ³bal.
—Voy a llegar al final de todo esto y averiguarĆ© quĆ© mĆ©todo usaste para ganar.
—NingĆŗn mĆ©todo. QuizĆ”s tu falta de razonamiento no te dejĆ³ ganar.
William entornĆ³ los ojos y una rĆ”faga de mala intenciĆ³n se reflejĆ³ en ellos. DiĆ³ un empujĆ³n a CristĆ³bal y despuĆ©s lo agarrĆ³ de las bolas, exprimiĆ©ndolas con un agarre cruel.
Cristobal deseseperado intentĆ³ apartar a William.
William agarrĆ³ a CristĆ³bal del hombro y lo empujĆ³ contra la pared donde se dio un golpe en la cabeza. DespuĆ©s William le dio un golpe con la rodilla en la ingle sacĆ”ndole un gemido angustiado.
Tres rodillazos mĆ”s se abrieron paso en las bolas de CristĆ³bal antes de desplomarse en el suelo, gimiendo de agonĆa.
William lo mirĆ³ con desprecio.
—Ahora devuelveme mi triunfo, sino lo haces me encargarĆ© de hacerte la vida infeliz.
CristĆ³bal intentĆ³ levantarse pero el pie de William conectĆ³ directamente contra su ingle, empujando sus bolas hacia su entrepierna.
Fue una patada dura, una patada realmente dura. CristĆ³bal sintiĆ³ su escroto rebotar. Luego, sintiĆ³ que sus dos huevos vibraban con el impacto, el dolor salĆa como ondas desde su entrepierna, rechinando entre el hueso de su cadera y el pie de su atacante. Las bolas grandes y gordas de CristĆ³bal se comprimieron, se aplastaron, y luego, cuando la presiĆ³n se hizo muy grande, sus huevos se hincharon.
CristĆ³bal gimiĆ³, y cayĆ³ al suelo, agarrĆ”ndose las pelotas.
William abandonĆ³ la sala.
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