CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
En la ocasión anterior hubo un triple empate entre los elementos Tierra, Trueno y Madera siendo los equipos en acumular menos puntaje. Hoy se ejecutarĆa el desempate entre ellos por lo que iba a aplicarse un enfrentamiento. Tras el sorteo Carlos y DarĆo iban a enfrentarse entre ellos (trueno y tierra respectivamente). Shane que representaba al elemento Madera iba a pelear con un invitado especial por lo que muchos pensaron que tenĆa altas posibilidades de ganar.
Centraremos la historia en la pelea de Carlos y DarĆo, la regla general era que el primero de los tres representantes de los elementos en rendirse iba a ser el eliminado.
Carlos sonrió. El musculoso rubio estaba sin camisa y descalzo, vestido solo con un par de calzoncillos. Se pasó la mano por el cabello y guiñó se lamió los labios.
DarĆo con su rostro atractivo lucĆa una sonrisa irresistible que ocultaba su estado nervioso. Mostraba que sus mĆŗsculos estaban en todos los lugares correctos ademĆ”s del bulto considerable en su pantalón.
Los dos hombres estaban agarrados de las manos en una prueba de fuerza. Ambos gruƱian de esfuerzo, tratando de poner al otro de rodillas.
DarĆo echó su pie hacia adelante, haciendo que Carlos gritara y moviera su cadera, tratando de llevar sus preciosos genitales a un lugar seguro.
DarĆo se rió.
Carlos soltó un gruñido.
DarĆo fingió lanzar otra patada en la ingle de Carlos. Carlos hizo una mueca de nuevo y levantó su rodilla protectoramente, lo que provocó que DarĆo se echara a reĆr.
āĀæPor quĆ© estĆ”s tan nervioso? āDarĆo se rió entre dientesā. ĀæPreocupado por tus bolas?
Otro intento de patada provocó una reacción similar de Carlos, y DarĆo se rió:
āPensĆ© que tus bolas eran de aceroā¦
De repente, Carlos soltó un gruƱido sorprendiendo a DarĆo. Eso era justo lo que necesitaba Carlos para dominar a su joven oponente y derribarlo de rodillas.
DarĆo aterrizó de espaldas, con Carlos estrellĆ”ndose contra Ć©l, golpeando con su rodilla la ingle.
DarĆo dejó escapar un gemido angustiado mientras sus joyas se convertĆan en polvo.
Carlos inmovilizó los brazos de DarĆo en el suelo y levantó su rodilla entre los muslos de su enemigo, aplastando sus gordas gónadas en su cuerpo. Carlos siguió con otro rodillazo a los huevos que hizo que gritar a DarĆo en agonĆa.
Carlos repitió la hazaƱa aplastando las huevas de DarĆo una vez mĆ”s con un devastador golpe de rodilla.
Carlos se levantó y se puso las manos en la cadera, sonriendo a DarĆo quien se acurrucó gimiendo de dolor. Llevó su mano detrĆ”s de la cabeza y comenzó a empujar su cadera de un lado a otro.
Asi el puƱo de DarĆo se disparó entre las piernas abiertas de Carlos, golpeando sus pobres testĆculos en su cuerpo.
āĀ”Ooom! āCarlos chilló antes de caer de rodillas.
DarĆo lo miró con el rostro contorsionado de dolor.
Ambos estaban de rodillas, agarrando sus hombrĆas adoloridas.
Carlos gemĆa de dolor.
DarĆo se arrastró y se estiró entre los muslos de Carlos, separando sus manos y cerrando sus dedos alrededor de las pelotas del miembro trueno.
Carlos gritó cuando DarĆo comenzó a apretar. Sus ojos se agrandaron grotescamente y jadeó, sus cojones eran aplastados con el agarre de DarĆo.
Con sus manos alrededor de los huevos de Carlos, DarĆo dejó su entrepierna sin protección, y Carlos aprovechó la oportunidad, agarrando un buen puƱado de los genitales de DarĆo y apretó con fuerza.
Ambos gruƱeron y gimieron gritando mientras intentaban aplastar la virilidad del otro, maltratando los delicados testĆculos con sus propias manos.
Los cuerpos de los dos hombres brillaban de sudor mientras aplastaban sus testĆculos.
Finalmente, Carlos logró soltarse de DarĆo y soltó las bolas de su oponente.
Sus rostros se contorsionaron de dolor mientras agarraban sus cojones, mirando sospechosamente a su rival.
DarĆo se levantó, gimiendo y frotĆ”ndose la entrepierna. Sonrió dĆ©bilmente.
āĀæQuieres rendirte antes de convertir tus testes en jalea de huevos?
Carlos se burló, aquello significarĆa ser eliminado.
āĀ”Nunca romperĆ”s estas bolas de acero! āgruñó, tocando ligeramente el gran paquete en sus calzoncillos. Aparentemente, eso fue mĆ”s doloroso de lo que habĆa imaginado, su rostro se puso pĆ”lido. ParecĆa que iba a vomitar en cualquier momento.
DarĆo se echó a reĆr.
ā”¿Bolas de acero?! Bolas de cristal es mĆ”s probable āse rió antes de lanzar una patada bien dirigida contra la entrepierna de Carlos. El pie descalzo de DarĆo conectó con las nueces hinchadas de Carlos clavĆ”ndolas en su cuerpo.
Los ojos de Carlos parecĆan salirse de su cabeza. Miró hacia abajo a su entrepierna, una mirada de incredulidad conmocionaba su rostro.
āOh, Āælos he destrozado? ādijo DarĆo inocentemente, levantando las cejas y tapĆ”ndose la boca con las manosā. Ups. Ā”Lo siento!
Carlos soltó un gruƱido enojado y se lanzó sobre DarĆo, pero DarĆo se apartó de un salto, haciendo que Carlos chocara contra la pared. DarĆo aprovechó y pateó las bolas de Carlos desde atrĆ”s.
Carlos soltó un gemido angustiado cuando sus cojones sonaron con el impacto. Se giró y su rostro estaba contorsionado de dolor, sus manos agarraban sus bolas maltratadas.
Como un gigante buscando defensa, Carlos se adelantó y atacó, tratando de darle un puƱetazo a DarĆo en la cara.
DarĆo se agachó y golpeó las bolas de Carlos, haciĆ©ndolo chillar.
Carlos se dobló y se tambaleó hacia adelante, gimiendo de dolor.
DarĆo se rió.
Continuó luchando con Carlos, evadiendo sus golpes y patadas, y aterrizando varios puños duros contra las bolas de Carlos.
Cada golpe debilitó a Carlos y facilitó que DarĆo lo lastimara.
Golpe tras doloroso golpe se estrellaba contra las pobres bolas de Carlos. Ćl gemĆa de dolor.
DarĆo se burlaba de sus muecas y gruƱidos.
āĀæLlamas a estas bolas de acero? āse reĆa DarĆo, aterrizando otro puƱetazo que hizo que Carlos gritara de dolorā. Vamos, bebĆ©, Āæeso es todo lo que tienes?
Carlos soltó un gruƱido y se lanzó sobre DarĆo otra vez.
Repitiendo su truco anterior, DarĆo cayó de rodillas y lanzó un duro e implacable gancho contra las bolas de Carlos.
Carlos abrió la boca y dejó escapar un gemido sibilante.
DarĆo se rió y se levantó, retrocediendo para admirar el resultado de su ataque.
Carlos se quedó sin aliento, con los ojos llorosos y el cuerpo temblando.
āAy, mis malditas bolas āgemĆa roncamente antes de caer de rodillas, tosiendo.
DarĆo lo miró, riendo.
Haciendo una mueca de dolor, Carlos se bajó el pantalon y examinó su hombrĆa. Sus testĆculos estaban severamente hinchados y rojos. Tentativamente los levantó, dejĆ”ndolos descansar en su palma. Y gimió.
āĀ”Vamos, aĆŗn no hemos terminado! āDarĆo sonrióā. No querĆa ser yo el que te eliminara.
Carlos lo miró, su cara tenĆa un mĆ”scara de dolor.
āLevĆ”ntate āordenó DarĆo con una sonrisa, revolviendo el cabello de Carlos, tirando de Ć©l dolorosamente.
Carlos gritó. Sus manos subieron hasta su cabeza, cerrĆ”ndose alrededor de la muƱeca de DarĆo. Su boxer cayó hasta los tobillos, dejando su impresionante hombrĆa completamente desprotegida y vulnerable.
DarĆo se rió y golpeó las bolas desnudas de Carlos con el dorso de la mano, haciendo que los cocos grandes y carnosos danzaran por los golpes. Soltó el cabello de Carlos y dio un paso atrĆ”s, permitiendo que el semental se doblara, agarrĆ”ndose la entrepierna.
āĀæCómo se sienten esas grandes bolas tuyas? ārió DarĆo.
Carlos no respondió.
āĀæQuieres ver las pelotas de un hombre de verdad? āDarĆo se quitó el pantalón y sonrió, flexionando sus mĆŗsculos en seƱal de victoria. Sus pelotas parecĆan ligeramente maltratadas, pero ni por asomo tan lastimadas como los magullados órganos de Carlosā. Ā”Vamos, mĆralos!
Carlos mantuvo la cabeza baja, doblado en agonĆa.
āĀ”Dije que los mires! āDarĆo repitió con una gran sonrisa en los labios. Cuando Carlos no reaccionó, dio un paso adelante y lo agarró de la cabeza con ambas manos y lo obligó a mirar hacia arriba.
Los ojos de Carlos estaban llenos de dolor y humillación.
DarĆo se rió. Juguetonamente golpeó su paquete contra la cara de Carlos.
Este apretó los dientes.
DarĆo se rió y repitió el movimiento, golpeando su polla semi dura en la cara de Carlos varias veces.
Carlos soltó gruƱidos frustrados y enojados, pero no fue capaz de defenderse de las travesuras humillantes de DarĆo.
āEstĆ” bien ādijo finalmente DarĆo, riendo mientras soltaba la cara de Carlos. ā. Llevemos esto a su fin, hoy te elimino āpuso sus manos en las caderas y separó las piernas del rubio oponenteā. Veamos quĆ© tienen esas bolas de aceroā¦
Carlos apretó los dientes. Sus ojos estaban fijos en la entrepierna de DarĆo como un toro moribundo mirando el trapo rojo en las manos del torero.
De pronto un fuerte puntapie sonó las dos bolas de DarĆo contra su pelvis.
DarĆo dejó escapar un gruƱido de sorpresa y una enorme sonrisa apareció en la cara de Carlos.
āMis huevos āsusurró DarĆo sin aliento. Luego dejó escapar un grito espeluznante y se dejó caer al suelo.
Carlos se aclaró la garganta. Fue cojeando hacia DarĆo y lo miró. Con una sonrisa engreĆda, dejó caer su rodilla entre los muslos de DarĆo, aterrizando en las gónadas.
La voz de DarĆo se quebró y apareció un chillido de niƱa cuando sus huevos quedaron aplastados entre la rodilla y el piso frĆo y duro.
Carlos se levantó y miró a DarĆo.
āĀæRenuncias? āmurmuró, acariciando sus propias bolas doloridas.
DarĆo negó con la cabeza, gimiendo de dolor.
Cuando DarĆo se preparaba para atacar sonó un timbre.
Carlos y Ć©l se miraron a los ojos era la seƱal de que el otro contrincante se habĆa rendido y era Shane quien se rendĆa en el otro encuentro entonces DarĆo y Carlos se mantenĆan en competencia y sus elementos recibĆan dos puntos en el conteo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario