Franko 2 (3/5): reto al rey - Las Bolas de Pablo

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6 ene 2019

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Franko 2 (3/5): reto al rey

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
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Franko con un cuerpo musculoso y cabello rubio se preparaba para llevar a cabo la apuesta que le propuso a Asdrúbal Cruise en búsqueda de su liberación.


AsdrĆŗbal Cruise el tirano de Badia, tan guapo como peligroso miraba su reflejo en el espejo ante el impreciso futuro. No estaba dispuesto a cumplir y aplicarĆ­a la trampa como metodo buscando la forma de ganar.



Iba a desarrollarse una competencia, de Franko ganar obtendrĆ­a la libertad.



—Juro no recuperar jamĆ”s el trono de Arkadia.



Si AsdrĆŗbal ganaba Franko serĆ­a para siempre su esclavo.



Diez minutos mƔs tarde los dos se encontraron de pie ante un escenario.



Como el rey, Franko estaba desnudo.



Ambos se sentaron al pie uno del otro, con las piernas separadas.



Un hombre portando el uniforme militar de Badia se acercó a ellos.



—El duelo tendrĆ” su duración hasta que uno de ustedes se de por vencido o se desmaye del dolor —lanzó una moneda para determinar quiĆ©n serĆ­a primero, y le dio a Franko un bate de madera.



—Que la fuerza estĆ© con el rey —dijo el hombre —dando una palmada en el hombro a AsdrĆŗbal.


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AsdrĆŗbal pesó el bate en su mano. Luego se rió entre dientes y agarró sus pelotas regordetas y pesadas—. Ā”Adelante, no tengo miedo!



Franko disparó el bate contra la ingle del rey.



La punta de madera se reunió con las grandes bolas de Asdrúbal con un sonido rotundo.



Franko se rió mientras el rey de Badia se doblaba en agonía.



Con el rostro contraído por el dolor, Asdrúbal respondió con un batazo poderoso y preciso a la virilidad del arkadiano. El bate se estrelló contra la entrepierna de Franko, aplanando los testículos musculosos contra el frío y duro piso.



Franko dejó escapar un aullido de angustia.



Asdrúbal y Franko continuaron atacÔndose, golpe tras otro.



SerĆ­a un reto parejo.



DespuĆ©s de mĆ”s de tres docenas de intercambios, el dolor se mostraba en ambas caras. Franko estaba apretando los dientes, sus ojos enfocados en la virilidad de su mĆ”ximo enemigo. Sus piernas temblaban y hacĆ­a una mueca de dolor cada vez que el mazo chocaba contra sus joyas mĆ”s preciadas. Era un oponente muy capaz, causando estragos en las bolas, aplastĆ”ndolas con golpes bien precisos y provocando lamentos angustiados y gritos agudos en AsdrĆŗbal.



Pronto, tanto las bolas de Franko como las de AsdrĆŗbal se hincharon considerablemente. Las de AsdrĆŗbal se habĆ­a puesto de un rojo intenso mientras que el escroto de Franko tenĆ­a tintes azules.



—Dile adiós a tu posibilidad de ser libre —AsdrĆŗbal sonrió y disparó el bate a la entrepierna del arkadiano.



Chocó con un golpe sólido, seguido de un grito desgarrador.



Haciendo una mueca y gimiendo de agonía, Franko tomó represalias con un golpe perfecto que aplastó la bolsa de Asdrúbal, haciendo que aullara de dolor.



Franko sonrió, acariciando su rÔpida hinchazón de cojones mientras observaba al rey retorcerse de dolor.



Asdrúbal miró a Franko, con una débil sonrisa, una mano acariciaba sus huevos, la otra soportaba el bate.



—¿Quieres rendirte, Franko?



Franko soltó una carcajada.



—”De ninguna manera! Estoy para ganar.



Asdrúbal asintió lentamente.



—SĆ­, eso creo...



Con eso, lanzó el bazo entre los muslos de Franko, aplastó sus testículos sensibles.



La cara de Franko palideció y se quedó sin aliento.



En el siguiente turno el bate golpeó a Asdrúbal justo en la gónada izquierda, haciendo que los ojos del rey se cruzaran ligeramente mientras jadeaba para respirar.



—¿Que pasa contigo? ĀæQuieres rendirte antes de que convierta tus huevos en compota? —preguntó Franko con una dĆ©bil sonrisa.



Asdrúbal negó con la cabeza y rompió las huevas de Franko con un golpe perfecto, aplastando a los gordos cojones colgantes y haciendo que Franko dejara escapar un chillido de angustia.



El arkadiano se llenó de fuerzas y lanzó el mazo a Asdrúbal. El bate navegó por el aire antes de estrellarse contra el bulto del tirano como un misil guiado, aplastando las dos huevas hinchadas contra el suelo.



Los ojos de Asdrúbal se abultaron y dejó escapar un gemido ronco y sibilante. Su cuerpo se contrajo violentamente antes de que sus ojos se cruzaran y volvieran a su cabeza mientras se desmayaba.



—”Soy libre! —gritó Franko alzĆ”ndose y levantando sus puƱos en el aire.



Asdrúbal abrió los ojos y luego lo entrecerró. Gimiendo de dolor, levantó el puño y aplastó las pelotas de Franko que le hizo soltar un grito fuerte antes de doblarse y caer en el suelo justo a su lado.



AsdrĆŗbal y Franko se acurrucaron uno junto al otro, agarrando sus pelotas y gimiendo suavemente de dolor.



Finalmente, cuando el dolor fue pasando poco a poco ellos se sentaron uno junto al otro, gimiendo.



—Fue un buen reto —AsdrĆŗbal murmuró, examinando sus bolas hinchadas y magulladas. Hizo una mueca cuando las hizo rodar entre sus dedos—. Realmente me jodiste las huevas.



Franko sonrió débilmente.



—TĆŗ tambiĆ©n te comportaste extraordinario.



Se echaron a reír. Y después Franko se tornó serio no tenía por qué ser amigable con el rey que le dañó la vida.

—Tengo que ser libre —dijo Franko—, fue tu parte del trato.

Asdrúbal se quedó meditando, no lo quería dejar ir, después de todo Franko era dueño de una cautivante belleza también lo quería para él.
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—Juro que no voy a reclamar el trono de Arkadia, solo quiero estar en libertad. AsĆ­ sea desterrado.


El rostro de Asdrúbal se tornó serio. Se levantó encorbado sosteniendo sus gónadas con ambas manos. Tenía qué pensar una solución para Franko si liberarlo y por primera vez cumplir su palabra o si tenerlo para siempre encerrado en esa mazmorra. Salió de la sala sin decir alguna palabra.

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