Asalto al Club Fight Two - Las Bolas de Pablo

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7 ene 2019

Asalto al Club Fight Two

CONTIENE BALLBUSTING F/M y SEXO HETEROSEXUAL.

Gustavo PiƱeres un ejecutivo de 40 aƱos era una de los propietarios y administradores del club fight two, en la noche de hoy habĆ­a programado un populoso evento de lucha erĆ³tica, todo se centraba en el combate estelar en donde Pedro Coronado se enfrentarĆ­a a Keilor PanamĆ”, todo fue un Ć©xito en ventas y el ambicioso individuo estaba mĆ”s que satisfecho.

Junto a Ć©l, se encontraba Camila Cifuentes, una agraciada joven de 22 aƱos, quien laboraba en el Ć”rea administrativa, y su funciĆ³n hoy era digitalizar todo los documentos y contratos, la mujer se hallaba deprimida pues la madrugada atrĆ”s habĆ­a tenido una fuerte pelea con su amante Keilor PanamĆ”, en donde la chica ofendida por el patĆ”n, se marchĆ³ de su casa tras propinarle un rodillazo en los testĆ­culos. La joven buscaba olvidar su pena amorosa concentrĆ”ndose en su trabajo.

Al final de la noche PiƱeres tomaba camino hacĆ­a el Ć”rea administrativa, tenĆ­a la intenciĆ³n de contar su preciado dinero, pero las cosas tomarĆ­an un giro totalmente inesperado.

El vigilante de porterĆ­a, ante la falta de respuesta de su colega Marcos GarcĆ­a, fue al Ć”rea administrativa a buscarle; TerminĆ³ hallĆ”ndole en el baƱo del Ć”rea, estaba en el piso, inconsciente, atado de manos y pies. Tras una rĆ”pida alerta se descubriĆ³ a Camila y Gustavo sin sentido en la oficina de tesorerĆ­a, y con un faltante en el dinero de una caja fuerte abierta.


Las autoridades llegaron al club y para entonces los desmayados ya habĆ­an recobrado el sentido, una rĆ”pida asistencia de paramĆ©dicos y no paso a mayores su estado de salud. La primera versiĆ³n del directivo fue: "Una mujer... fue una mujer enmascarada... maldita!". Los que escuchaban su versiĆ³n no podĆ­an evitar observar como Gustavo PiƱeres no cesaba en quejarse y sobar su entrepierna, sin duda aquella ladrona enmascarada le habĆ­a golpeado los testĆ­culos.

Tiempo despuĆ©s llegaba al lugar Armando DĆ­az, se acordarĆ”n de este personaje en la saga "LA PORRISTA Y EL DESPROTEGIDO/ADOLORIDO JUGADOR". En su caminar el policĆ­a ahora detective (Tras el Ć©xito en el caso de la porrista recibiĆ³ el ascenso en rango) recordaba lo sucedido minutos antes:


Armando estaba en casa de su novia Marcela (La Porrista Universitaria), montado sobre ella la penetraba con rudeza, asĆ­ era como le gustaba a la chica.

"MĆ”s profundo Armando!!!". La joven requerĆ­a de mĆ”s dedicaciĆ³n y el macho se lo darĆ­a... La penetraciĆ³n se hizo mĆ”s intensa, llegando sus pelotas a golpear el perineo de la mujer, mientras arriba sin fin devoraba a chupones los senos de la universitaria.
Armando sintiĆ³ acercarse la eyaculaciĆ³n y retirĆ³ su miembro, Marcela sabĆ­a bien como moverse y de inmediato se colocĆ³ boca abajo en la cama, presentĆ”ndole su retaguardia, El policĆ­a se acostĆ³ sobre ella, ubicando con milimetrĆ­a su gordo glande en el empapadĆ­simo coƱo de la mujer, dejĆ”ndose caer con todo su peso... Marcela dio un chillido al ser penetrada con tal energĆ­a, los embates del policĆ­a reiniciaron, contrayendo al mĆ”ximo sus mĆŗsculos glĆŗteos y pĆ©lvicos.

Marcela mordiĆ³ la almohada bajo ella sintiendo un nuevo orgasmo, el apretĆ³n vaginal a su miembro se incrementĆ³, haciendo jadear al macho, que bajĆ³ el ritmo, gozando aĆŗn mĆ”s.

Cada entrada ahora era lenta y hacia expeler lĆ­quidos vaginales mezclados con esperma de previas corridas...Y por fin llegĆ³ el clĆ­max para Armando, sus pelotas expulsaron las reservas de semen que guardaban, inundando nuevamente la vagina de la porrista, que desde hace mĆ”s de dos horas no conocĆ­a el descanso.

Pegajosos y exhaustos, por fin la pareja se tiro a descansar en la cama.

"Te amo Armando".

"Mi amor, no sƩ quƩ serƭa mi vida sin mƭ Marcela".

En ese momento sonaba su telĆ©fono mĆ³vil, era la teniente Gertrudis Ferrer (La policĆ­a a cargo del caso de la Porrista).

"Si mi teniente, diga usted".

"DĆ­az, hay un caso de Ćŗltima hora y lo delego a usted a que se haga cargo". La voz de la oficial se escuchaba agitada, parecĆ­a estar en alguna actividad fĆ­sica, por la hora debĆ­a estar en su casa, pues el turno habĆ­a terminado.

"De que trata mi teniente?".

"Es al parecer un robo en un club privado, necesito que inicie la investigaciĆ³n, pero ya!".

"Como usted diga, pero puedo preguntar porque la urgencia, es un robo, normalmente solo en homicidios se apuran las cosas".

"Es un caso importante.... ahhh, ahhh". La teniente parecĆ­a jadear. "... Es importante porque los dueƱos del club son adinerados y tienen contactos polĆ­ticos, asĆ­ que... ahhh, ahhh, basta ya!!". Algo le sucedĆ­a a la teniente; Armando no tardĆ³ en deducir de que se trataba... estaba en un momento Ć­ntimo, pero con quiĆ©n? "...asĆ­ que, asĆ­ que ya sabe, vaya pronto e inicie las indagaciones, Ahhh, Aahh, basta, basta!, sabes que estoy al telĆ©fono...".

"Y quĆ©?, quien sea que se entere que quiero a mi mujer y le lamo el coƱo cuando quiera". Era una voz masculina que claramente expresaba que estaba haciĆ©ndole a la teniente Gertrudis, Armando pareciĆ³ reconocer la voz del sujeto.

"Mi teniente, estƔ ahƭ el teniente Montenegro?, es esa su voz?". Armando se referƭa al exesposo de su jefa, el teniente Efraƭn Montenegro, quien era uno de los mƔs implacables oficiales de asuntos internos en la policƭa.

"CLARO QUE NO!!, no se meta en lo que no le importa, y vaya rĆ”pido!!!". La mujer colgĆ³ en medio de un enojo y vergĆ¼enza infinita.

Armando tuvo razĆ³n en su deducciĆ³n... ahora estaba seguro que la teniente volviĆ³ con su exmarido, tal vez no son pareja como antes, pero han retomado una vida sexual, ambos son solteros y pueden tener intimidad con quien quieran... Armando sonriĆ³ un poco y pensĆ³:

Quien viera a la teniente, tanto que hablaba mal de su ex esposo, y hasta le golpeo los huevos, para ahora terminar regresando con Ć©l, al parecer nunca lo olvidĆ³.

"Tienes que irte mi amor?". Marcela estaba decepcionada, ya estaba a plenitud de placer sexual, pero querƭa pasar el resto de la noche con su amado Armando, dormir junto a Ʃl y despertar con quien quiere, ademƔs al amanecer seguro tendrƭan un polvo maƱanero.

"Lo siento mi vida, el trabajo llama, ahora que soy detective debo encargarme de casos inesperados, sobre todo que estos me pueden representar una condecoraciĆ³n o seguir ascendiendo".

Marcela se levantĆ³ de la cama y le llevĆ³ del brazo al baƱo.

"Pero no irƔs todo pegajoso a una escena de crimen o sƭ?".

Armando conocĆ­a bien a Marcela y justo en la entrada del baƱo, se desligĆ³ de ella. "Hasta aquĆ­ me acompaƱas mi vida, si entras conmigo a la ducha no podrĆ© evitar metĆ©rtela otra vez, y no saldrĆ­a esta noche de tu casa". Armando cerrĆ³ la puerta y Marcela debiĆ³ regresar sola y resignada a la cama.

El detective DĆ­az terminĆ³ su recuerdo y volviĆ³ a la actualidad; EntablĆ³ una breve charla con algunos agentes antes de acercarse a las vĆ­ctimas; Mientras tanto, PiƱeres seguĆ­a siendo atendido por un paramĆ©dico y con un oficial a su lado. 

"AAAhh, mis bolas... no podrĆ© coger a mi mujer esta noche, maldita ladrona!, me arruinĆ³ la celebraciĆ³n!!".

"CƔlmese seƱor...".

"Quiero que atrapen a esa malnacida!".

"Asƭ serƔ seƱor, mire ya viene el detective a cargo del caso".

Armando  saludo a los 3 involucrados y dio Ć³rdenes de trasladarlos a la comisarĆ­a lo mĆ”s pronto posible, seguidamente hablĆ³ con los paramĆ©dico sobre el estado de los lesionados.

"No hay problema con el guardia y la mujer, a Ć©l lo incapacitaron con un fuerte choque elĆ©ctrico, tambiĆ©n recibiĆ³ un golpe en los testĆ­culos, pero estarĆ” bien... La mujer fue dormida con un anestĆ©sico, por los sĆ­ntomas podrĆ­a ser un derivado del cloroformo, ya se estĆ” recuperando, no tendrĆ” ninguna secuela".

"Y como estƔ el otro hombre,? es uno de los dueƱos del club".

"VivirĆ”, le dieron una buena golpiza, tiene golpes por todos lados, pero la agresora se centrĆ³ en sus genitales".

"Los genitales?".

"Si, recibiĆ³ varios golpes en los testĆ­culos, tiene ahora una fuerte inflamaciĆ³n, pero por fortuna para Ć©l, no parece algo mĆ”s allĆ”, en unos dĆ­as se le desinflamarĆ”n, requiere analgĆ©sicos inyectados y un ecografĆ­a testicular, pero no creo que hallemos nada daƱado, es solo rutina".

"De acuerdo, una vez en la comisarƭa iniciarƩ con los dos y dejarƩ al ejecutivo para despuƩs de la ecografƭa".

Pasaron unas dos horas y los acontecimientos se trasladaron a la comisarĆ­a. Armando DĆ­az entrevistĆ³ a los 3 involucrados, dieron su versiĆ³n de los hechos con plenos detalles:

VersiĆ³n del Guardia de Seguridad.

Armando instruyĆ³ al guardia Marcos GarcĆ­a a contar los acontecimientos.

"Mire yo estaba en la entrada de la tesorerĆ­a, adentro es donde guardan el dinero del club, pero en toda la noche no habĆ­a pasado nada sospechoso, una asistente estaba dentro haciendo su trabajo, entonces paso aquello...".

He aquĆ­ lo sucedido:

Marcos GarcĆ­a estaba ante la puerta de tesorerĆ­a, repentinamente escuchĆ³ un sonido, pensĆ³ que era el ejecutivo PiƱeres que repetidas veces habĆ­a venido al lugar, pero nadie apareciĆ³ por el pasillo...
...su instinto le dijo que algo no andaba bien, asĆ­ que con la mano en la funda de su arma avanzĆ³ hacia un extremo del pasillo, giro en la esquina y no vio nada., repentinamente sintiĆ³ un fuerte impacto en la entrepierna.

"AAAHHHHH!!!". GritĆ³ el hombre ante una patada que le habĆ­an dado en los testĆ­culos por la espalda, el cobarde ataque fue certero en extremo, chocando un desconocido pie calzado en todo el centro del escroto de GarcĆ­a.

El dolor de inmediato corriĆ³ a su estĆ³mago, y sus piernas aflojaron haciĆ©ndole caer al piso, el hombre de rodillas no pudo evitar que una fugaz mano le arrancase el arma del cinturĆ³n. El guardia logro ver ahora frente a Ć©l, a una persona con zapatos deportivos, pantalĆ³n jean color negro y un suĆ©ter manga larga de igual color. A nivel del rostro quien le atacĆ³ usaba una mĆ”scara femenina que ocupaba todo el rostro.

La atacante sin duda mujer preparĆ³ la pierna para darle un rodillazo al incapacitado guardia, pero este por instinto defensivo, se abalanzĆ³ y se aferrĆ³ a las piernas de la agresora, queriendo evitar ser rematado.

"Seguro que era una mujer?". El detective interrumpiĆ³ la narraciĆ³n.

"Mire, puede que me estuvieran doliendo las huevas y admito que tenĆ­a la vista algo borrosa, pero distinguĆ­a bien que tenĆ­a tetas, y cuando la abrace de las piernas, sentĆ­ muslos de mujer, no de hombre".

"Ok, continĆŗe".

Inmovilizada por el bajo abrazo del guardia la mujer enmascarada lanzĆ³ un golpe de palma abierta contra la nariz del varĆ³n… El impacto de la base de la mano contra el Ć”rea nasal, le hizo retroceder, soltarla y caer al suelo, enseguida se cubriĆ³ las bolas que le ardĆ­an sin pausa… Mucho mĆ”s desorientado, el hombre se encorvĆ³ tratando de proteger lo mĆ”s posible su cuerpo de un nuevo golpe.

De repente sintiĆ³ un contacto en su nuca, y seguido una poderosa corriente elĆ©ctrica que le invadiĆ³... La mujer le atacaba con una descarga elĆ©ctrica en el cuello...
...el esfĆ­nter urinario de Marcos se liberĆ³ mojando sus pantalones, mientras la electricidad se mantenĆ­a exasperando sus nervios, e incluso sus pelotas rebotaron entre sĆ­ del sobre estimulo musculo-nervioso... LlegĆ³ el lĆ­mite de la resistencia cerebral y el Ć³rgano dejĆ³ de funcionar, mandando a Marcos a la inconciencia; La mujer comenzĆ³ a  arrastrarle a un baƱo cercano, en donde procediĆ³ a atarle y taparle la boca con cinta adhesiva.

"...Y no recuerdo mĆ”s nada". GarcĆ­a finalizĆ³ su narraciĆ³n.

"Entonces fue hallado por su compaƱero guarda...No recuerda nada mƔs?".

"No, despertƩ en el baƱo y mi colega me estaba desatando".

Lo acontecido al vigilante habĆ­a sido intrigante, especialmente la descripciĆ³n que hizo sobre el tipo de mĆ”scara. Ahora faltaba escuchar a las otras dos vĆ­ctimas.

VersiĆ³n de Gustavo PiƱeres I.

"Como le fue con la ecografĆ­a?".

"Por fortuna no tengo daƱos permanentes, esa maldita por poco me capa". DĆ­az le ofreciĆ³ asiento, mientras el ejecutivo analizaba al policĆ­a... PiƱeres desde el principio tuvo cierta desconfianza del detective DĆ­az, era bastante joven y no querĆ­a que un novato se hiciera cargo de buscar su dinero perdido, aĆŗn asĆ­ colaborĆ³ con la investigaciĆ³n.

"Me robaron y quiero que atrape a esa mujer, se llevĆ³ todas las ganancias de la noche... hija de su maldita madre!".

"De hecho no fue todo, hemos constatado que el monto de lo hurtado corresponde al 44 % del dinero que habĆ­a en la caja, incluso la seƱorita Cifuentes nos hablĆ³ de una cifra de 80%, pero en realidad es el 44%, aunque dijo que usted entenderĆ­a eso del 80%".

"Maldita ladronaaa!!!!".

"Calma, y explĆ­queme esa diferencia de cifras".

"El 80% es la ganancia de esta noche, como era un evento especial el Club ganĆ³ un 80% de mĆ”s que el promedio de los dĆ­as normales".

El detective sacĆ³ su telĆ©fono y en la calculadora hizo unas cuentas: "Ya entiendo, es el 80% de mĆ”s de sus ganancias diarias, o sea 180% esta noche… pero en total, lo robado sĆ­ es el 44%, de lo que habĆ­a hoy en la caja fuerte".

"AsĆ­ es, pero no entiendo porque no robĆ³ todo".

"Que sospechoso, parece que la ladrona querĆ­a despojarlo de las ganancias extras de esta noche y solo de estas".

Finalmente PiƱeres procediĆ³ a narrar lo acontecido:

El ejecutivo regresaba a la oficina de tesorerĆ­a, con la pelea estelar finalizada, querĆ­a ver su preciado dinero una Ćŗltima vez antes de marcharse a casa, al llegar a la entrada  no observĆ³ al guardia, pensĆ³ que tal vez habĆ­a ido al cercano baƱo un momento, no le dio importancia al asunto e ingresĆ³ a la oficina… No habĆ­a seƱales de la seƱorita Cifuentes, pero una mirada rĆ”pida y observĆ³ a una mujer enmascarada, vestĆ­a pantalĆ³n y suĆ©ter oscuros, y aquella mĆ”scara de aspecto aƱos 20´s.

“QuiĆ©n diablos eres tĆŗ?”. No hubo respuesta por parte de ella. 

AnalizĆ”ndola mejor, logrĆ³ ver que la mujer tenĆ­a en su mano un documento, que luego supo era un reporte contable de las cifras de ganancias de la noche… sĆ³lo hace unos minutos, Camila lo habĆ­a transcrito al computador y la asaltante lo imprimiĆ³.

“Vaya, que les ha ido bien”. ExpresĆ³ por primera vez la mujer.

Gustavo quedĆ³ estupefacto ante la enmascarada, ella parecĆ­a no estar armada, el ejecutivo dudo entre atacarla o correr en busca del vigilante, no era cobarde pero algo le daba mala espina; Repentinamente la mujer soltĆ³ el documento y corriĆ³ hacĆ­a Ć©l, PiƱeres cerrĆ³ los puƱos y al alcance, lanzĆ³ el puƱetazo...
...La mujer fue muy Ć”gil, esquivando el golpe y ubicada a un costado suyo, conectĆ³ un puƱo seco en su costado.

"AAayyyy....", se quejĆ³ PiƱeres ante el impacto en sus costillas, el hombre cerrĆ³ el brazo buscando cubrirse, La enmascarada ahora estaba tras de sĆ­, y otro puƱo ahora en su baja espalda le hacĆ­a mella; Nueva queja del ejecutivo y se vio tambaleante, la asaltante rematĆ³ al sujeto con un golpe de zapato en el hueco de la rodilla, haciendo caer al varĆ³n...
...Arrodillado y con dolor en mĆŗltiples lados, PiƱeres no sabĆ­a quĆ© hacer y estaba por soltar lĆ”grimas. Un rodillazo en la nuca con regulada fuerza hizo al hombre caer de cara al piso lastimĆ”ndose la nariz, de haber dado el golpe con fuerza plena, PiƱeres estarĆ­a inconsciente.

La mujer avanzĆ³ colocĆ”ndose frente a Ć©l, parecĆ­a disfrutar el lamentable estado de PiƱeres, se volteĆ³ y comenzĆ³ a caminar alejĆ”ndose de Ć©l, pero no sabĆ­a que el ejecutivo hecho una furia, sacĆ³ fuerzas de algĆŗn lado y con velocidad se incorporĆ³ avanzando hacia ella. Fue una sorpresa total, siendo agarrada desde atrĆ”s por PiƱeres en el llamado "abrazo de oso". 

Una testigo desde el suelo observaba todo, PiƱeres aplicĆ³ algo de fuerza y alcanzĆ³ a decir: 

"Ahora me las pagarƔs perra!!"....
...En ese instante un talĆ³n de la mujer se levantĆ³ estrellĆ”ndose con energĆ­a contra la entrepierna del varĆ³n, una perfecta patada de mula al "Oso" que la retenĆ­a.
  
AAAAHHH!!!!!!!!!”. GritĆ³ PiƱeres cuando los testĆ­culos casi ingresan a su cuerpo por la fuerza de la patada de talĆ³n.

El hombre soltĆ³ a la asaltante y se derrumbĆ³, en posiciĆ³n fetal, por un instante perdiĆ³ de vista a su agresora… Casi un minuto despuĆ©s, observĆ³ que la mujer regresaba a su campo visual, llevaba un frasco y un paƱuelo, los cuales guardĆ³ en su bolsillo.

VersiĆ³n de Camila Cifuentes.

"Muy bien seƱorita Cifuentes cuƩnteme".

La muchacha con total sinceridad narrĆ³ su experiencia...

Camila estaba frente al computador, cuando le pareciĆ³ escuchar un grito de hombre (le pareciĆ³ la voz del guardia Marcos), se oyĆ³ bastante lejos, preocupada, fue hacia la puerta para preguntarle al guardia, pero no lo hallĆ³, decidiĆ³ regresar a su puesto y continuar en su labor, unos 5 minutos despuĆ©s, escuchĆ³ pasos tras ella, y volteĆ³ creyendo que era el vigilante o Gustavo PiƱeres, pero que sorpresa se llevĆ³ cuando vio a una mujer enmascarada apuntĆ”ndole con un arma, (el arma del vigilante), Camila quedĆ³ paralizada, con las piernas temblĆ”ndole, y se aprestaba a suplicar no le hiciese nada, la mujer le ordenĆ³ "VoltĆ©ate y camina!", Apenas la joven cumpliĆ³ las ordenes, sintiĆ³ el arma en la espalda, acto seguido la enmascarada la hizo arrodillar, muerta de miedo esperaba que la ejecutaran en ese lugar, pero luego fue obligada a acostarse boca abajo en Ć©l piso, y sintiĆ³ que le ataban las manos... estaba algo aliviada, la intrusa la iba a atar no a matar... en menos de un minuto estaba atada de pies, de manos y amordazada, por Ćŗltimo fue ubicada tras un escritorio. 

No supo cuantos minutos pasaron cuando escuchĆ³ que alguien entraba, reconociĆ³ la voz de PiƱeres, y seguidamente un forcejeo al parecer de su jefe con la asaltante... con esfuerzo se arrastrĆ³ como pudo, saliendo de detrĆ”s del escritorio, apenas tuvo visiĆ³n, presenciĆ³ la pelea entre la extraƱamente desarmada enmascarada y su jefe, rogaba que el hombre, mĆ”s fornido, venciese y la rescatase, pero sus esperanzas se esfumaban cuando la enmascarada barrĆ­a el piso con PiƱeres, finalmente vio la fortĆ­sima patada de talĆ³n en los testĆ­culos de su jefe , y el hombre caĆ­a de rodillas agarrando sus partes Ć­ntimas.

"Vi cuando esa mujer le pateĆ³ los huevos al doctor PiƱeres". Expuso Camila al concentrado Armando DĆ­az, quien se sobresaltĆ³ un poco al ver ejecutar a la muchacha una patada hacia atrĆ”s, dando el claro ejemplo de como faulearon a su patrĆ³n.

Tras incapacitar temporalmente al varĆ³n, la enmascarada notĆ³ a la asistente observando la escena, es entonces cuando se dirige a esta, mientras saca algo del bolsillo... Camila observa como con laboriosidad, la asaltante abre un diminuto frasco con lĆ­quido y lo aplica en un paƱuelo, inclinĆ”ndose ante la atada mujer se lo coloca sobre boca y nariz, no pasaron 5 segundos cuando comenzĆ³ a ver borroso y perdiĆ³ el sentido.

"...Y no recuerdo mƔs, hasta que me atendieron los de la ambulancia".

"Bueno puede retirarse ya".

VersiĆ³n de Gustavo PiƱeres II.

Continuaba la narraciĆ³n de PiƱeres.

Tras la patada en los testĆ­culos, el ejecutivo tosiĆ³ con intenciones de vomitar, sudaba frio, hacĆ­a mucho tiempo no recibĆ­a un golpe en las pelotas, tirado en el piso, el hombre estaba completamente a merced de la intrusa. TemĆ­a que en cualquier momento le pateara en el suelo.

Desde su ubicaciĆ³n el hombre se encontrĆ³ de vista con el documento que la mujer tuvo en su mano desde el principio… El documento impreso, el texto era corto pero con letras muy grandes, solo alcanzĆ³ a entender el numero <80%>, dedujo que era el informe de las ganancias de la noche.

“Las letras del informe era muy grandes, que extraƱo, que significarĆ”?”. DĆ­az interrumpiĆ³ un instante la narraciĆ³n. 

La mujer regresĆ³ de dormir a Camila, y quedĆ³ un instante viendo al adolorido sujeto, entonces dijo:

“La clave, dĆ­mela”.

En su agonĆ­a en ejecutivo pareciĆ³ entender que la mujer necesitaba de el para abrir la caja fuerte, por eso le esperĆ³ y le incapacitĆ³… con su orgullo respondiĆ³.

“Maldita puta, no te dirĆ© nada!”.

La mujer sacĆ³ de una gaveta el arma que habĆ­a hurtado al guardia, PiƱeres apretĆ³ los ojos, pensando en su dolor, que hacer ahora?, seguro exigirĆ­a la clave a cambio de su vida…
…Pero el sujeto ante la situaciĆ³n sin salida, decidiĆ³ proceder de manera terca, esa mujer le habĆ­a pegado en los huevos y barrido el piso con Ć©l, por honor masculino no le darĆ­a el gusto, que le matase si quiere, pero no le darĆ­a su dinero.

“Vete al infierno maldita zorra!”.

La mujer, ni siquiera alcanzĆ³ a amenazarle con el arma, la dejĆ³ sobre el escritorio, y corriendo pateo las costillas de PiƱeres, el hombre se quejĆ³ pero sin soltar sus huevos que por mucho dolĆ­an mĆ”s que el costado.

“La clave…”. El ejecutivo se mordiĆ³ el labio desafiĆ”ndola, no hablarĆ­a.

La mujer se inclinĆ³ ante el sujeto y le propinĆ³ un puƱo en el estĆ³mago, un segundo y un tercero, la agonĆ­a del ejecutivo apenas comenzaba…
… mucho mĆ”s debilitado no pudo hacer nada ante la intromisiĆ³n de una mano de la mujer en su entrepierna, 

OOOHHHH!!”. ExpresĆ³ cuando la asaltante cerrĆ³ su mano comprimiendo sus huevos.

“DEJAAAAAA!!!”. PiƱeres sentĆ­a como sus bolas casi se fusionaban por la persistente e intensa compresiĆ³n manual.

“la clave o perderĆ”s la hombrĆ­a”. El seco comentario de la mujer era terminante. 

AAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!”. La tortura testicular fue insoportable u el hombre hablĆ³: “257964, suĆ©ltamelas ya por favor!!!!”.

La ladrona liberĆ³ los testĆ­culos y se dirigiĆ³ a la caja fuerte con clave electrĆ³nica.

PiƱeres se sobaba las pelotas con desesperaciĆ³n, estaba casi ido de la realidad, veĆ­a borroso y sentĆ­a un sudor helado recorriendo su espalda baja; De pronto recobrĆ³ algo de percepciĆ³n, y escuchaba al fondo el sonido de las teclas siendo presionadas, y seguidamente un ruido de error, una segunda y una tercera vez, se escuchĆ³ el error, la ladrona no lograba abrir la caja fuerte; PiƱeres que le habĆ­a dado la clave correcta, temĆ­a que frustrada por no poder abrir se vengase con Ć©l y con sus testĆ­culos, no soportarĆ­a un nuevo ataque a sus parte nobles…
…Por fin escuchĆ³ un sonido de aprobaciĆ³n, sintiĆ³ algo de alivio.

Unos segundos despuĆ©s volviĆ³ a escena la asaltante, PiƱeres desde el suelo no podĆ­a ni moverse, lo Ćŗltimo que vio fue la suela del zapato de la mujer descendiendo a su rostro, la patada le dejĆ³ inconsciente.

Tras escuchar el relato, Armando no pudo dejar de tocar su entrepierna, el mismo habƭa sufrido lo que es ser golpeado en los testƭculos, y coincidenciƔlmente por una mujer, y que ocultaba su rostro.

"Tengo que hacerle una Ćŗltima pregunta, tiene algĆŗn problema marital, o una exnovia o examante celosa".

"Le serƩ sincero, estoy casado, pero tengo mis aventuras, mas no he tenido problemas con alguna mujer, porque lo pregunta?".

"La atacante se centrĆ³ en sus genitales, muchas veces es significado de venganza contra el hombre, tal vez alguna mujer celosa que querĆ­a desquite".

"Y el robo?".

"Eso es lo raro, pudo ser solo para disfrazar lo personal de la agresiĆ³n, me entiende?, hacerlo pasar como un robo... es demasiado extraƱo eso de dejar la caja fuerte abierta y sĆ³lo llevarse un porcentaje del dinero... de todas maneras ninguna teorĆ­a serĆ” desechada... hallaremos a la criminal".

"Atrape a esa maldita... ATRAPELA DETECTIVE!!".

"Eso haremos seƱor PiƱeres, ya puede marcharse".

Los involucrados dejaron la comisarĆ­a con sentimientos variados, la investigaciĆ³n darĆ­a comienzo… Para Armando DĆ­az dos aspectos le intrigaban, el que la criminal imprimiera el documento contable con letras de mayor tamaƱo, y el que tuviera problemas en digitar la clave de la caja fuerte digital… No tardĆ³ en deducir que la mujer asaltante no tenĆ­a muy buena vista para lo pequeƱo, como letras en documentos o nĆŗmeros a oprimir en el dispositivo de la caja fuerte… Esa era una buena pista.

Lo que no se supo es que el 80% robado (44% del total) fue entregado anĆ³nimamente a un refugio de inmigrantes no muy lejos de la ubicaciĆ³n del club.


FIN.

Gracias.
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com

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