Asalto al Club Fight Two - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

7 ene 2019

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Asalto al Club Fight Two

CONTIENE BALLBUSTING F/M y SEXO HETEROSEXUAL.
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Gustavo Piñeres un ejecutivo de 40 años era una de los propietarios y administradores del club fight two, en la noche de hoy había programado un populoso evento de lucha erótica, todo se centraba en el combate estelar en donde Pedro Coronado se enfrentaría a Keilor PanamÔ, todo fue un éxito en ventas y el ambicioso individuo estaba mÔs que satisfecho.
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Junto a él, se encontraba Camila Cifuentes, una agraciada joven de 22 años, quien laboraba en el Ôrea administrativa, y su función hoy era digitalizar todo los documentos y contratos, la mujer se hallaba deprimida pues la madrugada atrÔs había tenido una fuerte pelea con su amante Keilor PanamÔ, en donde la chica ofendida por el patÔn, se marchó de su casa tras propinarle un rodillazo en los testículos. La joven buscaba olvidar su pena amorosa concentrÔndose en su trabajo.

Al final de la noche Piñeres tomaba camino hacía el Ôrea administrativa, tenía la intención de contar su preciado dinero, pero las cosas tomarían un giro totalmente inesperado.

El vigilante de portería, ante la falta de respuesta de su colega Marcos García, fue al Ôrea administrativa a buscarle; Terminó hallÔndole en el baño del Ôrea, estaba en el piso, inconsciente, atado de manos y pies. Tras una rÔpida alerta se descubrió a Camila y Gustavo sin sentido en la oficina de tesorería, y con un faltante en el dinero de una caja fuerte abierta.


Las autoridades llegaron al club y para entonces los desmayados ya habían recobrado el sentido, una rÔpida asistencia de paramédicos y no paso a mayores su estado de salud. La primera versión del directivo fue: "Una mujer... fue una mujer enmascarada... maldita!". Los que escuchaban su versión no podían evitar observar como Gustavo Piñeres no cesaba en quejarse y sobar su entrepierna, sin duda aquella ladrona enmascarada le había golpeado los testículos.
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Tiempo después llegaba al lugar Armando Díaz, se acordarÔn de este personaje en la saga "LA PORRISTA Y EL DESPROTEGIDO/ADOLORIDO JUGADOR". En su caminar el policía ahora detective (Tras el éxito en el caso de la porrista recibió el ascenso en rango) recordaba lo sucedido minutos antes:

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Armando estaba en casa de su novia Marcela (La Porrista Universitaria), montado sobre ella la penetraba con rudeza, asĆ­ era como le gustaba a la chica.

"MÔs profundo Armando!!!". La joven requería de mÔs dedicación y el macho se lo daría... La penetración se hizo mÔs intensa, llegando sus pelotas a golpear el perineo de la mujer, mientras arriba sin fin devoraba a chupones los senos de la universitaria.
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Armando sintió acercarse la eyaculación y retiró su miembro, Marcela sabía bien como moverse y de inmediato se colocó boca abajo en la cama, presentÔndole su retaguardia, El policía se acostó sobre ella, ubicando con milimetría su gordo glande en el empapadísimo coño de la mujer, dejÔndose caer con todo su peso... Marcela dio un chillido al ser penetrada con tal energía, los embates del policía reiniciaron, contrayendo al mÔximo sus músculos glúteos y pélvicos.

Marcela mordió la almohada bajo ella sintiendo un nuevo orgasmo, el apretón vaginal a su miembro se incrementó, haciendo jadear al macho, que bajó el ritmo, gozando aún mÔs.

Cada entrada ahora era lenta y hacia expeler líquidos vaginales mezclados con esperma de previas corridas...Y por fin llegó el clímax para Armando, sus pelotas expulsaron las reservas de semen que guardaban, inundando nuevamente la vagina de la porrista, que desde hace mÔs de dos horas no conocía el descanso.

Pegajosos y exhaustos, por fin la pareja se tiro a descansar en la cama.

"Te amo Armando".

"Mi amor, no sƩ quƩ serƭa mi vida sin mƭ Marcela".
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En ese momento sonaba su teléfono móvil, era la teniente Gertrudis Ferrer (La policía a cargo del caso de la Porrista).

"Si mi teniente, diga usted".

"DĆ­az, hay un caso de Ćŗltima hora y lo delego a usted a que se haga cargo". La voz de la oficial se escuchaba agitada, parecĆ­a estar en alguna actividad fĆ­sica, por la hora debĆ­a estar en su casa, pues el turno habĆ­a terminado.

"De que trata mi teniente?".

"Es al parecer un robo en un club privado, necesito que inicie la investigación, pero ya!".

"Como usted diga, pero puedo preguntar porque la urgencia, es un robo, normalmente solo en homicidios se apuran las cosas".

"Es un caso importante.... ahhh, ahhh". La teniente parecía jadear. "... Es importante porque los dueños del club son adinerados y tienen contactos políticos, así que... ahhh, ahhh, basta ya!!". Algo le sucedía a la teniente; Armando no tardó en deducir de que se trataba... estaba en un momento íntimo, pero con quién? "...así que, así que ya sabe, vaya pronto e inicie las indagaciones, Ahhh, Aahh, basta, basta!, sabes que estoy al teléfono...".

"Y qué?, quien sea que se entere que quiero a mi mujer y le lamo el coño cuando quiera". Era una voz masculina que claramente expresaba que estaba haciéndole a la teniente Gertrudis, Armando pareció reconocer la voz del sujeto.
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"Mi teniente, estƔ ahƭ el teniente Montenegro?, es esa su voz?". Armando se referƭa al exesposo de su jefa, el teniente Efraƭn Montenegro, quien era uno de los mƔs implacables oficiales de asuntos internos en la policƭa.

"CLARO QUE NO!!, no se meta en lo que no le importa, y vaya rÔpido!!!". La mujer colgó en medio de un enojo y vergüenza infinita.

Armando tuvo razón en su deducción... ahora estaba seguro que la teniente volvió con su exmarido, tal vez no son pareja como antes, pero han retomado una vida sexual, ambos son solteros y pueden tener intimidad con quien quieran... Armando sonrió un poco y pensó:

Quien viera a la teniente, tanto que hablaba mal de su ex esposo, y hasta le golpeo los huevos, para ahora terminar regresando con él, al parecer nunca lo olvidó.

"Tienes que irte mi amor?". Marcela estaba decepcionada, ya estaba a plenitud de placer sexual, pero querƭa pasar el resto de la noche con su amado Armando, dormir junto a Ʃl y despertar con quien quiere, ademƔs al amanecer seguro tendrƭan un polvo maƱanero.

"Lo siento mi vida, el trabajo llama, ahora que soy detective debo encargarme de casos inesperados, sobre todo que estos me pueden representar una condecoración o seguir ascendiendo".

Marcela se levantó de la cama y le llevó del brazo al baño.

"Pero no irƔs todo pegajoso a una escena de crimen o sƭ?".

Armando conocía bien a Marcela y justo en la entrada del baño, se desligó de ella. "Hasta aquí me acompañas mi vida, si entras conmigo a la ducha no podré evitar metértela otra vez, y no saldría esta noche de tu casa". Armando cerró la puerta y Marcela debió regresar sola y resignada a la cama.

El detective DĆ­az terminó su recuerdo y volvió a la actualidad; Entabló una breve charla con algunos agentes antes de acercarse a las vĆ­ctimas; Mientras tanto, PiƱeres seguĆ­a siendo atendido por un paramĆ©dico y con un oficial a su lado. 

"AAAhh, mis bolas... no podré coger a mi mujer esta noche, maldita ladrona!, me arruinó la celebración!!".

"CƔlmese seƱor...".

"Quiero que atrapen a esa malnacida!".

"Asƭ serƔ seƱor, mire ya viene el detective a cargo del caso".

Armando  saludo a los 3 involucrados y dio órdenes de trasladarlos a la comisarĆ­a lo mĆ”s pronto posible, seguidamente habló con los paramĆ©dico sobre el estado de los lesionados.

"No hay problema con el guardia y la mujer, a él lo incapacitaron con un fuerte choque eléctrico, también recibió un golpe en los testículos, pero estarÔ bien... La mujer fue dormida con un anestésico, por los síntomas podría ser un derivado del cloroformo, ya se estÔ recuperando, no tendrÔ ninguna secuela".

"Y como estƔ el otro hombre,? es uno de los dueƱos del club".

"VivirÔ, le dieron una buena golpiza, tiene golpes por todos lados, pero la agresora se centró en sus genitales".

"Los genitales?".
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"Si, recibió varios golpes en los testículos, tiene ahora una fuerte inflamación, pero por fortuna para él, no parece algo mÔs allÔ, en unos días se le desinflamarÔn, requiere analgésicos inyectados y un ecografía testicular, pero no creo que hallemos nada dañado, es solo rutina".

"De acuerdo, una vez en la comisarƭa iniciarƩ con los dos y dejarƩ al ejecutivo para despuƩs de la ecografƭa".

Pasaron unas dos horas y los acontecimientos se trasladaron a la comisaría. Armando Díaz entrevistó a los 3 involucrados, dieron su versión de los hechos con plenos detalles:

Versión del Guardia de Seguridad.

Armando instruyó al guardia Marcos García a contar los acontecimientos.

"Mire yo estaba en la entrada de la tesorerĆ­a, adentro es donde guardan el dinero del club, pero en toda la noche no habĆ­a pasado nada sospechoso, una asistente estaba dentro haciendo su trabajo, entonces paso aquello...".

He aquĆ­ lo sucedido:

Marcos García estaba ante la puerta de tesorería, repentinamente escuchó un sonido, pensó que era el ejecutivo Piñeres que repetidas veces había venido al lugar, pero nadie apareció por el pasillo...
...su instinto le dijo que algo no andaba bien, así que con la mano en la funda de su arma avanzó hacia un extremo del pasillo, giro en la esquina y no vio nada., repentinamente sintió un fuerte impacto en la entrepierna.
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"AAAHHHHH!!!". Gritó el hombre ante una patada que le habían dado en los testículos por la espalda, el cobarde ataque fue certero en extremo, chocando un desconocido pie calzado en todo el centro del escroto de García.
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El dolor de inmediato corrió a su estómago, y sus piernas aflojaron haciéndole caer al piso, el hombre de rodillas no pudo evitar que una fugaz mano le arrancase el arma del cinturón. El guardia logro ver ahora frente a él, a una persona con zapatos deportivos, pantalón jean color negro y un suéter manga larga de igual color. A nivel del rostro quien le atacó usaba una mÔscara femenina que ocupaba todo el rostro.

La atacante sin duda mujer preparó la pierna para darle un rodillazo al incapacitado guardia, pero este por instinto defensivo, se abalanzó y se aferró a las piernas de la agresora, queriendo evitar ser rematado.

"Seguro que era una mujer?". El detective interrumpió la narración.

"Mire, puede que me estuvieran doliendo las huevas y admito que tenĆ­a la vista algo borrosa, pero distinguĆ­a bien que tenĆ­a tetas, y cuando la abrace de las piernas, sentĆ­ muslos de mujer, no de hombre".

"Ok, continĆŗe".
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Inmovilizada por el bajo abrazo del guardia la mujer enmascarada lanzó un golpe de palma abierta contra la nariz del varón… El impacto de la base de la mano contra el Ć”rea nasal, le hizo retroceder, soltarla y caer al suelo, enseguida se cubrió las bolas que le ardĆ­an sin pausa… Mucho mĆ”s desorientado, el hombre se encorvó tratando de proteger lo mĆ”s posible su cuerpo de un nuevo golpe.

De repente sintió un contacto en su nuca, y seguido una poderosa corriente eléctrica que le invadió... La mujer le atacaba con una descarga eléctrica en el cuello...
...el esfĆ­nter urinario de Marcos se liberó mojando sus pantalones, mientras la electricidad se mantenĆ­a exasperando sus nervios, e incluso sus pelotas rebotaron entre sĆ­ del sobre estimulo musculo-nervioso... Llegó el lĆ­mite de la resistencia cerebral y el órgano dejó de funcionar, mandando a Marcos a la inconciencia; La mujer comenzó a  arrastrarle a un baƱo cercano, en donde procedió a atarle y taparle la boca con cinta adhesiva.

"...Y no recuerdo mÔs nada". García finalizó su narración.

"Entonces fue hallado por su compaƱero guarda...No recuerda nada mƔs?".

"No, despertƩ en el baƱo y mi colega me estaba desatando".

Lo acontecido al vigilante había sido intrigante, especialmente la descripción que hizo sobre el tipo de mÔscara. Ahora faltaba escuchar a las otras dos víctimas.

Versión de Gustavo Piñeres I.

"Como le fue con la ecografĆ­a?".
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"Por fortuna no tengo daños permanentes, esa maldita por poco me capa". Díaz le ofreció asiento, mientras el ejecutivo analizaba al policía... Piñeres desde el principio tuvo cierta desconfianza del detective Díaz, era bastante joven y no quería que un novato se hiciera cargo de buscar su dinero perdido, aún así colaboró con la investigación.

"Me robaron y quiero que atrape a esa mujer, se llevó todas las ganancias de la noche... hija de su maldita madre!".

"De hecho no fue todo, hemos constatado que el monto de lo hurtado corresponde al 44 % del dinero que había en la caja, incluso la señorita Cifuentes nos habló de una cifra de 80%, pero en realidad es el 44%, aunque dijo que usted entendería eso del 80%".

"Maldita ladronaaa!!!!".

"Calma, y explĆ­queme esa diferencia de cifras".

"El 80% es la ganancia de esta noche, como era un evento especial el Club ganó un 80% de mÔs que el promedio de los días normales".

El detective sacó su telĆ©fono y en la calculadora hizo unas cuentas: "Ya entiendo, es el 80% de mĆ”s de sus ganancias diarias, o sea 180% esta noche… pero en total, lo robado sĆ­ es el 44%, de lo que habĆ­a hoy en la caja fuerte".

"Así es, pero no entiendo porque no robó todo".

"Que sospechoso, parece que la ladrona querĆ­a despojarlo de las ganancias extras de esta noche y solo de estas".

Finalmente Piñeres procedió a narrar lo acontecido:

El ejecutivo regresaba a la oficina de tesorerĆ­a, con la pelea estelar finalizada, querĆ­a ver su preciado dinero una Ćŗltima vez antes de marcharse a casa, al llegar a la entrada  no observó al guardia, pensó que tal vez habĆ­a ido al cercano baƱo un momento, no le dio importancia al asunto e ingresó a la oficina… No habĆ­a seƱales de la seƱorita Cifuentes, pero una mirada rĆ”pida y observó a una mujer enmascarada, vestĆ­a pantalón y suĆ©ter oscuros, y aquella mĆ”scara de aspecto aƱos 20Ā“s.

ā€œQuiĆ©n diablos eres tĆŗ?ā€. No hubo respuesta por parte de ella. 

AnalizĆ”ndola mejor, logró ver que la mujer tenĆ­a en su mano un documento, que luego supo era un reporte contable de las cifras de ganancias de la noche… sólo hace unos minutos, Camila lo habĆ­a transcrito al computador y la asaltante lo imprimió.

ā€œVaya, que les ha ido bienā€. Expresó por primera vez la mujer.

Gustavo quedó estupefacto ante la enmascarada, ella parecía no estar armada, el ejecutivo dudo entre atacarla o correr en busca del vigilante, no era cobarde pero algo le daba mala espina; Repentinamente la mujer soltó el documento y corrió hacía él, Piñeres cerró los puños y al alcance, lanzó el puñetazo...
...La mujer fue muy Ôgil, esquivando el golpe y ubicada a un costado suyo, conectó un puño seco en su costado.

"AAayyyy....", se quejó Piñeres ante el impacto en sus costillas, el hombre cerró el brazo buscando cubrirse, La enmascarada ahora estaba tras de sí, y otro puño ahora en su baja espalda le hacía mella; Nueva queja del ejecutivo y se vio tambaleante, la asaltante remató al sujeto con un golpe de zapato en el hueco de la rodilla, haciendo caer al varón...
...Arrodillado y con dolor en múltiples lados, Piñeres no sabía qué hacer y estaba por soltar lÔgrimas. Un rodillazo en la nuca con regulada fuerza hizo al hombre caer de cara al piso lastimÔndose la nariz, de haber dado el golpe con fuerza plena, Piñeres estaría inconsciente.

La mujer avanzó colocĆ”ndose frente a Ć©l, parecĆ­a disfrutar el lamentable estado de PiƱeres, se volteó y comenzó a caminar alejĆ”ndose de Ć©l, pero no sabĆ­a que el ejecutivo hecho una furia, sacó fuerzas de algĆŗn lado y con velocidad se incorporó avanzando hacia ella. Fue una sorpresa total, siendo agarrada desde atrĆ”s por PiƱeres en el llamado "abrazo de oso". 

Una testigo desde el suelo observaba todo, PiƱeres aplicó algo de fuerza y alcanzó a decir: 

"Ahora me las pagarƔs perra!!"....
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...En ese instante un talón de la mujer se levantó estrellÔndose con energía contra la entrepierna del varón, una perfecta patada de mula al "Oso" que la retenía.
  
ā€œAAAAHHH!!!!!!!!!ā€. Gritó PiƱeres cuando los testĆ­culos casi ingresan a su cuerpo por la fuerza de la patada de talón.

El hombre soltó a la asaltante y se derrumbó, en posición fetal, por un instante perdió de vista a su agresora… Casi un minuto despuĆ©s, observó que la mujer regresaba a su campo visual, llevaba un frasco y un paƱuelo, los cuales guardó en su bolsillo.

Versión de Camila Cifuentes.

"Muy bien seƱorita Cifuentes cuƩnteme".

La muchacha con total sinceridad narró su experiencia...

Camila estaba frente al computador, cuando le pareció escuchar un grito de hombre (le pareció la voz del guardia Marcos), se oyó bastante lejos, preocupada, fue hacia la puerta para preguntarle al guardia, pero no lo halló, decidió regresar a su puesto y continuar en su labor, unos 5 minutos despuĆ©s, escuchó pasos tras ella, y volteó creyendo que era el vigilante o Gustavo PiƱeres, pero que sorpresa se llevó cuando vio a una mujer enmascarada apuntĆ”ndole con un arma, (el arma del vigilante), Camila quedó paralizada, con las piernas temblĆ”ndole, y se aprestaba a suplicar no le hiciese nada, la mujer le ordenó "VoltĆ©ate y camina!", Apenas la joven cumplió las ordenes, sintió el arma en la espalda, acto seguido la enmascarada la hizo arrodillar, muerta de miedo esperaba que la ejecutaran en ese lugar, pero luego fue obligada a acostarse boca abajo en Ć©l piso, y sintió que le ataban las manos... estaba algo aliviada, la intrusa la iba a atar no a matar... en menos de un minuto estaba atada de pies, de manos y amordazada, por Ćŗltimo fue ubicada tras un escritorio. 

No supo cuantos minutos pasaron cuando escuchó que alguien entraba, reconoció la voz de Piñeres, y seguidamente un forcejeo al parecer de su jefe con la asaltante... con esfuerzo se arrastró como pudo, saliendo de detrÔs del escritorio, apenas tuvo visión, presenció la pelea entre la extrañamente desarmada enmascarada y su jefe, rogaba que el hombre, mÔs fornido, venciese y la rescatase, pero sus esperanzas se esfumaban cuando la enmascarada barría el piso con Piñeres, finalmente vio la fortísima patada de talón en los testículos de su jefe , y el hombre caía de rodillas agarrando sus partes íntimas.

"Vi cuando esa mujer le pateó los huevos al doctor Piñeres". Expuso Camila al concentrado Armando Díaz, quien se sobresaltó un poco al ver ejecutar a la muchacha una patada hacia atrÔs, dando el claro ejemplo de como faulearon a su patrón.
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Tras incapacitar temporalmente al varón, la enmascarada notó a la asistente observando la escena, es entonces cuando se dirige a esta, mientras saca algo del bolsillo... Camila observa como con laboriosidad, la asaltante abre un diminuto frasco con líquido y lo aplica en un pañuelo, inclinÔndose ante la atada mujer se lo coloca sobre boca y nariz, no pasaron 5 segundos cuando comenzó a ver borroso y perdió el sentido.

"...Y no recuerdo mƔs, hasta que me atendieron los de la ambulancia".

"Bueno puede retirarse ya".

Versión de Gustavo Piñeres II.

Continuaba la narración de Piñeres.
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Tras la patada en los testículos, el ejecutivo tosió con intenciones de vomitar, sudaba frio, hacía mucho tiempo no recibía un golpe en las pelotas, tirado en el piso, el hombre estaba completamente a merced de la intrusa. Temía que en cualquier momento le pateara en el suelo.

Desde su ubicación el hombre se encontró de vista con el documento que la mujer tuvo en su mano desde el principio… El documento impreso, el texto era corto pero con letras muy grandes, solo alcanzó a entender el numero <80%>, dedujo que era el informe de las ganancias de la noche.

ā€œLas letras del informe era muy grandes, que extraƱo, que significarĆ”?ā€. DĆ­az interrumpió un instante la narración. 

La mujer regresó de dormir a Camila, y quedó un instante viendo al adolorido sujeto, entonces dijo:

ā€œLa clave, dĆ­melaā€.

En su agonĆ­a en ejecutivo pareció entender que la mujer necesitaba de el para abrir la caja fuerte, por eso le esperó y le incapacitó… con su orgullo respondió.

ā€œMaldita puta, no te dirĆ© nada!ā€.

La mujer sacó de una gaveta el arma que habĆ­a hurtado al guardia, PiƱeres apretó los ojos, pensando en su dolor, que hacer ahora?, seguro exigirĆ­a la clave a cambio de su vida…
…Pero el sujeto ante la situación sin salida, decidió proceder de manera terca, esa mujer le habĆ­a pegado en los huevos y barrido el piso con Ć©l, por honor masculino no le darĆ­a el gusto, que le matase si quiere, pero no le darĆ­a su dinero.

ā€œVete al infierno maldita zorra!ā€.

La mujer, ni siquiera alcanzó a amenazarle con el arma, la dejó sobre el escritorio, y corriendo pateo las costillas de Piñeres, el hombre se quejó pero sin soltar sus huevos que por mucho dolían mÔs que el costado.

ā€œLa claveā€¦ā€. El ejecutivo se mordió el labio desafiĆ”ndola, no hablarĆ­a.

La mujer se inclinó ante el sujeto y le propinó un puƱo en el estómago, un segundo y un tercero, la agonĆ­a del ejecutivo apenas comenzaba…
… mucho mĆ”s debilitado no pudo hacer nada ante la intromisión de una mano de la mujer en su entrepierna, 

ā€œOOOHHHH!!ā€. Expresó cuando la asaltante cerró su mano comprimiendo sus huevos.
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ā€œDEJAAAAAA!!!ā€. PiƱeres sentĆ­a como sus bolas casi se fusionaban por la persistente e intensa compresión manual.

ā€œla clave o perderĆ”s la hombrĆ­aā€. El seco comentario de la mujer era terminante. 

ā€œAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!ā€. La tortura testicular fue insoportable u el hombre habló: ā€œ257964, suĆ©ltamelas ya por favor!!!!ā€.

La ladrona liberó los testículos y se dirigió a la caja fuerte con clave electrónica.

PiƱeres se sobaba las pelotas con desesperación, estaba casi ido de la realidad, veĆ­a borroso y sentĆ­a un sudor helado recorriendo su espalda baja; De pronto recobró algo de percepción, y escuchaba al fondo el sonido de las teclas siendo presionadas, y seguidamente un ruido de error, una segunda y una tercera vez, se escuchó el error, la ladrona no lograba abrir la caja fuerte; PiƱeres que le habĆ­a dado la clave correcta, temĆ­a que frustrada por no poder abrir se vengase con Ć©l y con sus testĆ­culos, no soportarĆ­a un nuevo ataque a sus parte nobles…
…Por fin escuchó un sonido de aprobación, sintió algo de alivio.

Unos segundos después volvió a escena la asaltante, Piñeres desde el suelo no podía ni moverse, lo último que vio fue la suela del zapato de la mujer descendiendo a su rostro, la patada le dejó inconsciente.

Tras escuchar el relato, Armando no pudo dejar de tocar su entrepierna, el mismo habƭa sufrido lo que es ser golpeado en los testƭculos, y coincidenciƔlmente por una mujer, y que ocultaba su rostro.

"Tengo que hacerle una Ćŗltima pregunta, tiene algĆŗn problema marital, o una exnovia o examante celosa".

"Le serƩ sincero, estoy casado, pero tengo mis aventuras, mas no he tenido problemas con alguna mujer, porque lo pregunta?".

"La atacante se centró en sus genitales, muchas veces es significado de venganza contra el hombre, tal vez alguna mujer celosa que quería desquite".

"Y el robo?".

"Eso es lo raro, pudo ser solo para disfrazar lo personal de la agresión, me entiende?, hacerlo pasar como un robo... es demasiado extraño eso de dejar la caja fuerte abierta y sólo llevarse un porcentaje del dinero... de todas maneras ninguna teoría serÔ desechada... hallaremos a la criminal".

"Atrape a esa maldita... ATRAPELA DETECTIVE!!".

"Eso haremos seƱor PiƱeres, ya puede marcharse".

Los involucrados dejaron la comisarĆ­a con sentimientos variados, la investigación darĆ­a comienzo… Para Armando DĆ­az dos aspectos le intrigaban, el que la criminal imprimiera el documento contable con letras de mayor tamaƱo, y el que tuviera problemas en digitar la clave de la caja fuerte digital… No tardó en deducir que la mujer asaltante no tenĆ­a muy buena vista para lo pequeƱo, como letras en documentos o nĆŗmeros a oprimir en el dispositivo de la caja fuerte… Esa era una buena pista.

Lo que no se supo es que el 80% robado (44% del total) fue entregado anónimamente a un refugio de inmigrantes no muy lejos de la ubicación del club.


FIN.

Gracias.
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com

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