Sociedad Autonoma de Proteccion: La SAP - Las Bolas de Pablo

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17 ene 2019

Sociedad Autonoma de Proteccion: La SAP


CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   TobĆ­as y Luis ocupaban asientos esperando al profesor Hugo, ellos pertenecĆ­an a la Sociedad AutĆ³noma de ProtecciĆ³n tambiĆ©n conocida como SAP una escuela de formaciĆ³n para superheroes en la peligrosa ciudad de Gift acechada por mentes criminales.


   Los aspirantes a hĆ©roes estaban nerviosos de lo que Hugo iba a decirles, aquel seƱor de cincuenta y tantos aƱos era un hĆ©roe retirado que decidiĆ³ pasar el resto de su tiempo formando a las nuevas generaciones.


   Hugo llegĆ³ sonriendo al salĆ³n de trofeos donde lo aguardaban aquellos valientes muchachos.


   —JĆ³venes —sonriĆ³ mientras estrechaba la mano de cada uno—. Desde hace tiempo querĆ­a tener esta conversaciĆ³n con ustedes.


   El instructor se sentĆ³ frente a ellos, vestĆ­a pantalĆ³n y una camisa blanca. Se pasĆ³ la mano por su corto cabello castaƱo y se encogiĆ³ de hombros.


   —Es importante que siempre tengan presente que mientras el mal acecha habrĆ” una fuerza de elite dispuesta a frenarla. AhĆ­ es donde intervenimos nosotros la SAP el comando, la patrulla, poniendo la justicia a favor de los ciudadanos de Gift.


   Luis lo miraba fijamente mientras asentĆ­a, tenĆ­a el pelo rubio y su cara era bonita. Su cuerpo era mĆ”s musculoso que el de TobĆ­as.


   TobĆ­as tenĆ­a un buen cuerpo marcado. De cabellos negros, habĆ­a sido muy feliz al formar parte de SAP al tener mega fuerza.


   —Todo este tiempo he pensado mucho sobre su oportunidad de dar un paso mĆ”s en SAP —decĆ­a Hugo—. Al ser hĆ©roes obtendrĆ”n un pago y por capturar criminales una bonificaciĆ³n. Pero nuestra misiĆ³n por encima de todo es el bienestar del mundo...


   En aquel momento una alarma resonĆ³ en el lugar, y el instructor guardĆ³ silencio mirĆ”ndolos. A Luis se le erizaron los pelos y a TobĆ­as los ojos se le abrieron como platos.


   —Parece que hay una actividad para SAP —corroborĆ³ Hugo—. Muchachos, preparados o no esta misiĆ³n es suya.


   —¿QuĆ©? —saltĆ³ asustado Luis.


   Por el contrario TobĆ­as se sintiĆ³ emocionado de llevar a cabo su primera misiĆ³n.


   El instructor se dirigiĆ³ a una pantalla que habĆ­a en la sala y moviĆ³ las teclas, la imagen proyectĆ³ un viejo edificio abandonado en la ciudad. Se dio la vuelta y mirĆ³ a sus pupilos.


   —Nos estĆ”n avisando que vieron ingresar a un extraƱo encapuchado al edificio de la zona 22.


   —¿No dicen de quien se trata? —quiso saber TobĆ­as.


   El instructor Hugo negĆ³ con la cabeza.


   —SerĆ” su deber identificarlo, muchachos, y de ser posible apresarlo para la SAP. Es su debut.


   —Estoy nervioso —se atreviĆ³ a decir Luis ganĆ”ndose la mirada fulminante del profesor Hugo.


   —Preparados o no es su deber —indicĆ³ Hugo seriamente.


   —Lo acepto —dijo con orgullo Tobias. PasĆ³ su mano por el hombro de Luis—, trabajaremos en equipo y traeremos a ese desgraciado. Iremos a buscar nuestros trajes.


   —ConfĆ­o en ustedes.


   Los dos muchachos abandonaron la sala rumbo a sus espacios para buscar sus trajes que finalmente verĆ­an la luz de la calle.


   —Estoy nervioso —dijo Luis.


   —¡Aperra, hombre, Ć”nimos!


   Y tomaron caminos distintos con un objetivo en mente.


   TobĆ­as rĆ”pidamente se quitĆ³ la ropa, mostrando su cuerpo musculoso y sus grandes genitales. Se colocĆ³ el traje de lĆ”tex azul con un estampado que resaltaba una S en su pecho. Se veĆ­a absolutamente precioso. MirĆ³ su imagen frente al espejo y le gustĆ³ lo que estaba frente a Ć©l era tan grandioso lo que encontraba, se sintiĆ³ profundamente poderoso.


   Luis por su parte temeroso de fallar en el intento o morir se colocĆ³ su traje. El recuerdo orgulloso de su padre un ex hĆ©roe le devolviĆ³ el valor. Tras colocarse el uniforme rojo un antifaz cubriĆ³ sus ojos, ya habĆ­a aprendido a controlarlo, cuando quisiera el antifaz crecĆ­a cubriendo su rostro con una mĆ”scara roja. Por ahora solo lo usarĆ­a para sus ojos, se reuniĆ³ con TobĆ­as y salieron en un deportivo automĆ³vil blindado con las coordenadas indicadas por Hugo.


   Cuando llegaron al viejo edificio al detenerse en la puerta de entrada TobĆ­as tomĆ³ una importante decisiĆ³n.


   —Este edificio es muy grande. Tomemos caminos por separado hasta encontrar a ese maleante.


   Luis afirmĆ³ con la cabeza omitiendo algĆŗn comentario que lo hiciera parecer cobarde.


   Y asĆ­ se separaron con distintos rumbos.


   Luis hizo que su antifaz le cubriera el rostro con la mĆ”scara roja iba caminando con cautela por aquellos desolados y antiguos pasillos del edificio. A su criterio esa construcciĆ³n debĆ­a ser demolida para que se usara como un sitio de provecho.


   Sin darse cuenta una pesada bota subiĆ³ por detrĆ”s de sus muslos, lo cogiĆ³ por sorpresa y le clavĆ³ las gĆ³nadas en el cuerpo. Los ojos de Luis se agrandaron y dejĆ³ escapar un gemido miserable, doblĆ”ndose y agarrando sus bolas con ambas manos.


   DespuĆ©s recibiĆ³ un golpe en la nuca que le hizo perder el conocimiento.


   El sujeto que le habĆ­a golpeado usaba una tĆŗnica verde con capa y una horrenda mĆ”scara plateada. CogiĆ³ a Luis de los pies y se lo llevĆ³ arrastrando por el suelo hasta dejarlo amarrado en una alcoba. El siguiente era TobĆ­as.


   El muchacho caminaba con cautela alerta ante cualquier ataque ya que era mĆ”s consciente de la malicia que le rodeaba.


   AsĆ­ fue como detrĆ”s del umbral de una puerta un sujeto encapuchado de verde apareciĆ³ para atacarlo, ambos iniciaron una lucha voraz. Eran buenos combatientes.


   Golpe a la mandĆ­bula, puƱetazo al estĆ³mago, patada a un costado, codazo al pecho, cabezazo a la nariz asĆ­ eran los golpes de los rivales.


   Mientras uno daba golpes al aire el otro retrocedĆ­a evitĆ”ndolos.


   TobĆ­as nunca se esperĆ³ como la rodilla del villano impactĆ³ con todas sus fuerzas contra sus preciosos cojones.


   DejĆ³ escapar un profundo y gutural gruƱido.


   El encapuchado siguiĆ³ con otro rodillazo, luego otro, golpeando las bolas del pobre hĆ©roe una y otra vez. HaciĆ©ndole gruƱir y gemir en agonĆ­a.


   TobĆ­as hizo una mueca de dolor y cayĆ³ de rodillas. Se colocĆ³ en posiciĆ³n fetal mientras el enemigo sacaba un paƱuelo y proyectaba un lĆ­quido en el que colocĆ³ sobre la nariz logrĆ”ndolo adormecer.


   —¡Muy bien! —fue la voz transformada y sobrenatural del villano de verde cuando ambos hĆ©roes despertaron viĆ©ndose amarrados uno frente al otro. Se riĆ³ entre dientes—. AsĆ­ que la nueva adquisiciĆ³n de la SAP no pudo conmigo. ¡JAJAJAJA!


   —Solo tienes un profundo miedo. Como un cobarde nos amarras.


   El villano se quedĆ³ mirando a TobĆ­as por decir estupideces. Lo pateĆ³ en las bolas. Su dura bota se estrellĆ³ contra la entrepierna con un ruido sordo, provocando un largo y sibilante gemido.


   El rostro de TobĆ­as se contrajo y gritĆ³ a todo pulmĆ³n.


   El villano se riĆ³ y apuntĆ³ la mirada al silencioso Luis que le dolĆ­a la cabeza.


   Para su desgracia se detuvo frente a Ć©l


   —No te atrevas a hacerlo —indicĆ³ Luis llenĆ”ndose de valor tal y como era su padre.


   El de la tĆŗnica verde no lo escuchĆ³ y enviĆ³ su rodilla entre sus muslos con un movimiento rĆ”pido y fuerte.


   Luis chillĆ³ como un cerdo a punto de morir.


   El villano se carcajeĆ³ de risa y mirmurĆ³ «Perdedores».


   Luis estaba apretando los labios procesando el dolor.


   El villano se colocĆ³ ante Ć©l, arrodillĆ”ndose para estar al nivel de sus bolas. Luego hizo un gesto con el puƱo y le sonĆ³ los testĆ­culos con un duro y fuerte uppercut.


   Luis gritĆ³ de dolor.


   —Ustedes son una vergĆ¼enza para la SAP —dijo el encapuchado y cambiĆ³ de posiciĆ³n hacia TobĆ­as.


   El rostro de Luis se deformaba de dolor, sus ojos se mostraban vidriosos, su corto cabello rubio estaba mojado con sudor.


   —¿CĆ³mo te haces llamar? —le preguntĆ³ el villano a TobĆ­as.


   Tras cortos segundos sin responder de su boca saliĆ³ el nombre.


   —SĆŗper hombre.


   —Jajaja, dime SĆŗper hombre, ¿Quieres que te golpee las huevas o las apriete? SerĆ” tu elecciĆ³n.


   —No lo sĆ© —gruĆ±Ć³ TobĆ­as.


   —EstĆ” bien —afirmĆ³ el villano agarrando las gĆ³nadas de TobĆ­as y apretĆ”ndolas con toda la fuerza en su mano.


   La mandĆ­bula de SĆŗper Hombre se abriĆ³ mientras que sus ojos se agrandaron y sus bolas golpeadas eran aplastadas por los fuertes dedos del villano.


   El sujeto de verde envolviĆ³ los dedos alrededor del cuello del escroto, empujando los dos testĆ­culos grandes e hinchados hasta el fondo, metiendo su dedo en la carne frĆ”gil, golpeĆ”ndolos con la palma de la mano. pellizcĆ”ndolos entre el pulgar y el Ć­ndice, y moviendo cada bola.


   —¡No! ¡No! —gritĆ³ TobĆ­as, su voz se quebrĆ³ cuando el dolor recorriĆ³ todo su cuerpo.


   El villano soltĆ³ las pelotas y se le quedĆ³ mirado.


   —Ustedes son nada para la SAP.


   Con eso echĆ³ la pierna hacia atrĆ”s y le dio una patada a TobĆ­as en las bolas tan fuerte como pudo.


   TobĆ­as dejĆ³ escapar un chillido desgarrador.


   El villano volviĆ³ a reĆ­rse y agarrĆ³ los cojones de TobĆ­as apretando una vez mĆ”s esta vez brutalmente y retorciendo las pobres pelotas del hĆ©roe.


   La cara de TobĆ­as estaba profundamente roja cuando su sangre se precipitĆ³, casi tan roja como sus testĆ­culos maltratados.


   Estaba llorando de dolor, sonando como una niƱa de escuela.


   La polla de TobĆ­as palpitaba y se contraĆ­a.


   El encapuchado aplastĆ³ un testĆ­culo con la punta de sus dedos.


   TobĆ­as parecĆ­a que iba a desmayarse en cualquier momento.


   De repente, su cuerpo se convulsionĆ³ y sus bolas se contrajeron mientras empapaba su traje azul con su esperma fresca.


   DejĆ³ escapar un gemido miserable.


   El encapuchado llevĆ³ el pie con fuerza sobre las huevas de TobĆ­as.


   SĆŗper hombre gritĆ³ de sentir aquel dolor explotar desde sus bolas casi vacĆ­as.


   El encapuchado subiĆ³ hacia atrĆ”s la pierna y lanzĆ³ una patada fuerte y precisa a los huevos hinchados de TobĆ­as, golpeĆ”ndolos con fuerza y ​​provocando un chillido agudo.


   Una y otra vez, el villano dio patadas y pisoteĆ³ a los testĆ­culos del hĆ©roe, aplastĆ”ndolos con toda la fuerza que pudo reunir.


   A pesar del fuerte tratamiento a sus testĆ­culos el pene de TobĆ­as estaba duro como roca. Era como si los espermatozoides dentro de sus bolas estuvieran tratando desesperadamente de dejar su casa, temiendo que su hogar pudiera colapsar en cualquier momento, activando la Ćŗnica ruta de evacuaciĆ³n disponible y haciendo que la polla gorda de TobĆ­as se convierta en una erecciĆ³n dura como el hierro.


   El villano presionĆ³ las bolas de TobĆ­as con una mano, provocando que los dos Ć³rganos quedaran aplastados, hasta que un enorme chorro de semen saliĆ³ de su polla manchando aĆŗn mĆ”s su azul traje.


   El encapuchado se burlĆ³ de la humillante derrota de sĆŗper hombre.


   TobĆ­as se quedĆ³ gimiendo y sollozando.


   —Ustedes dos son una desgraciada vergĆ¼enza para la SAP.


   Fueron las Ćŗltimas palabras del villano antes de aplicar cloroformo a los dos valientes hĆ©roes. 

   Cuando pudieron despertar tiempo despuĆ©s Luis y TobĆ­as estaban desatados y con el orgullo hecho trizas. HabĆ­an fallado en su plan.



   Cuando llegaron a la academia recibieron otro fuerte regaƱo de parte del instructor Hugo por haber fallado en su plan volviĆ©ndose a sentir los dos muchachos con el orgullo fulminado iban a ser dĆ­as difĆ­ciles para ellos dos.


   Cuando ambos se retiraron de la sala el instructor se quedĆ³ pensativo mirando al suelo.


   «¿PodrĆ­a confiar en esos dos pupilos que fallan en una simple y estĆŗpida prueba prĆ”ctica? Hoy estĆ”n reprobados».


Luego dirigiĆ³ la mirada a un maletĆ­n que estaba tras Ć©l, ahĆ­ dentro estaba guardada su tĆŗnica verde.

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